ESTRATEGIAS PARA UNA ECONOMÍA METROPOLITANA POST-COVID-19

La pandemia ha provocado un replanteamiento del modelo económico, productivo y sociosanitario que tiene que abrir, sin embargo, una ventana de oportunidades para la acción política y el diálogo social</h6

 

Por Montserrat Ballarín, vice Presidenta Área de Desarrollo Social y Económico del AMB

, i Héctor Santcovsky, director del área de desarrollo social y económico del AMB.

El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) representa el mayor eje económico de Cataluña con un 43% de la población, un 55% del PIB y un 52% de la ocupación. Así mismo, con 164 municipios y 5 millones de habitantes, es también la unidad territorial más significativa de un área funcional más grande: la Región Metropolitana de Barcelona (RMB).

Teniendo en cuenta a corto plazo los efectos de la crisis provocada por la pandemia y otros factores sistémicos a abordar en un futuro —como por ejemplo la necesidad de promover el empleo de calidad, los efectos del cambio tecnológico o la disminución de los efectos de la actividad económica sobre el medio ambiente—, se puede detectar todo un proceso de cambios con múltiples afectaciones sobre la economía metropolitana.

Concretamente, la COVID-19 ha provocado un replanteamiento del modelo económico, productivo y sociosanitario. Sin embargo, esto debe abrir una ventana de oportunidades para la acción política y el diálogo social, con el punto de mira hacia una transición justa y una reconstrucción socioeconómica que genere una estructura de gobernanza duradera y resiliente.

En esta línea, la Mesa de Reactivación Económica y Reindustrialización del Área Metropolitana de Barcelona ha generado una deliberación para identificar los aspectos que configuran la realidad de la actividad económica en el territorio metropolitano. A tal fin, se han valorado factores como el impacto de la COVID-19 y se han identificado 420 actuaciones con el objetivo de impulsar la economía y buscar oportunidades de crecimiento económico y mejoras en el empleo, todas ellas recogidas en el documento de Estrategias para una economía metropolitana pot-Covid19. Para hacer efectivos estos retos y medidas será necesario el trabajo coordinado entre instituciones locales y los principales agentes sociales, además de la implicación íntegra del AMB.

Cabe destacar que las propuestas vinculadas con ámbitos transversales que garantizan un desarrollo económico sostenible y justo –como, por ejemplo, el medio ambiente, la energía, la movilidad, la formación profesional, la innovación, los recursos humanos o el urbanismo– también se han incluido en esta deliberación. Del mismo modo, el turismo y el comercio han sido dos ejes de relevancia por su peso dentro de la economía metropolitana.

El ámbito metropolitano debe consolidarse como espacio de diálogo social para afrontar los principales retos del modelo económico y productivo, como la evolución del modelo industrial y de producción de servicios, un mercado laboral inclusivo y de calidad, el impacto de la economía 4.0, la transición y la brecha digital y la perspectiva de género.

Además, tal y como se apunta en líneas anteriores, es necesario tener en cuenta el comercio y el turismo como motores económicos que se han resentido durante el transcurso de la pandemia. Es necesario generar mecanismos para fortalecer estos sectores y garantizar su rápida recuperación.

Es en este sentido que debe ponerse en valor la importancia del turismo a nivel estructural y promoverlo dentro de las economías locales, sobre todo en el ámbito metropolitano, ya que genera muchos recursos y tiene potencial para reanimar el mercado laboral. El modo de abordar los retos del turismo debe ser desde una mirada holística y entendiendo el territorio metropolitano como un espacio de gestión coordinado. Esto es así por la naturaleza transversal y la incidencia del turismo en otros ámbitos -servicios, restauración, alojamiento, etc.-, de los que destaca el comercio.

De hecho, el sector del comercio ha sido otro de los ámbitos clave de reflexión de la Mesa. El aumento del comercio electrónico, el fomento del comercio de proximidad o el crecimiento del comercio alimenticio, han sido algunos de los cambios que se han intensificado en el ámbito del comercio desde la llegada de la pandemia. Por este motivo resulta imprescindible realizar una tarea de diagnosis hacia la situación de la distribución y el consumo, para planificar el futuro del comercio y la restauración a la vez que se configura y se construye el nuevo modelo turístico.

“Hay que poner en valor la importancia del turismo a nivel estructural y promoverlo dentro de las economías locales, sobre todo en el ámbito metropolitano.”

La Mesa también ha puesto en valor el papel central del trinomio conocimiento-innovación-formación en la situación actual. La innovación y el conocimiento están directamente relacionados con las políticas de desarrollo humano y pueden servir de base para el fomento del diálogo social. Del mismo modo, la innovación y sus implicaciones en los diferentes ámbitos se han convertido en un instrumento para superar los efectos de la pandemia.

Esto tiene importancia teniendo en cuenta que uno de los aspectos más afectados por la pandemia ha sido el aumento de personas en riesgo de exclusión social por motivos laborales. Nos encontramos ante un grave aumento de situaciones de vulnerabilidad e inequidad que son necesarias abordar, entre otros, a través de las políticas de formación y la innovación.

La Mesa también ha puesto en el centro de sus debates los aspectos relacionados con el mundo laboral -formación profesional, I+D+i, las perspectivas de impacto del 4.0 en el desarrollo del conocimiento y del modelo productivo industrial, etc.- dado que la crisis provocada por la pandemia ha evidenciado la importancia de los perfiles profesionales con elevada capacitación técnica.

En cuanto al ámbito de territorio -urbanismo, medio ambiente, energía y telecomunicaciones- la Mesa ha determinado que es necesario reexaminar los retos de futuro y revisar las medidas y las actuaciones relacionadas. O sea, es necesario buscar la forma más efectiva de abordar el nuevo paradigma ya que la normativa no está capacitada actualmente para hacerlo.

Algunos de los ejemplos a los que se enfrenta la planificación urbanística son la digitalización, la evolución de las comunicaciones, la eficiencia energética, los polígonos de actividad económica desempleados o la movilidad -que tiene un gran impacto medioambiental y en la calidad de vida de las personas. En esta línea, es necesario dar importancia al fuerte aumento del uso del vehículo privado, el crecimiento del concepto de última milla o el planteamiento del coche eléctrico, entre otros. Además, es importante destacar que se ha producido un cambio en el uso y consumo de fuentes de energía que habrá que aprovechar para reducir el transporte marítimo y promover la descarbonización.

Así pues, resulta lógico que aspectos como la planificación urbanística, las infraestructuras de movilidad, transporte, energéticas y de telecomunicaciones, la logística, la sostenibilidad y la transición energética, hayan sido centrales en la deliberación de la Mesa.

En resumen, el AMB debe ser capaz de convertirse en un actor aún más proactivo para dar respuestas integrales a una nueva realidad compleja, con implicaciones a diferentes niveles y que plantea múltiples retos. Es necesario que el territorio metropolitano se convierta en un centro de oportunidades sustentado por pilares fundamentados en la igualdad de oportunidades, la cohesión social y el desarrollo económico inclusivo, innovador y sostenible.

Por Montserrat Ballarín, vice Presidenta Área de Desarrollo Social y Económico del AMB

, i Héctor Santcovsky, director del área de desarrollo social y económico del AMB.

El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) representa el mayor eje económico de Cataluña con un 43% de la población, un 55% del PIB y un 52% de la ocupación. Así mismo, con 164 municipios y 5 millones de habitantes, es también la unidad territorial más significativa de un área funcional más grande: la Región Metropolitana de Barcelona (RMB).

Teniendo en cuenta a corto plazo los efectos de la crisis provocada por la pandemia y otros factores sistémicos a abordar en un futuro —como por ejemplo la necesidad de promover el empleo de calidad, los efectos del cambio tecnológico o la disminución de los efectos de la actividad económica sobre el medio ambiente—, se puede detectar todo un proceso de cambios con múltiples afectaciones sobre la economía metropolitana.

Concretamente, la COVID-19 ha provocado un replanteamiento del modelo económico, productivo y sociosanitario. Sin embargo, esto debe abrir una ventana de oportunidades para la acción política y el diálogo social, con el punto de mira hacia una transición justa y una reconstrucción socioeconómica que genere una estructura de gobernanza duradera y resiliente.

En esta línea, la Mesa de Reactivación Económica y Reindustrialización del Área Metropolitana de Barcelona ha generado una deliberación para identificar los aspectos que configuran la realidad de la actividad económica en el territorio metropolitano. A tal fin, se han valorado factores como el impacto de la COVID-19 y se han identificado 420 actuaciones con el objetivo de impulsar la economía y buscar oportunidades de crecimiento económico y mejoras en el empleo, todas ellas recogidas en el documento de Estrategias para una economía metropolitana pot-Covid19. Para hacer efectivos estos retos y medidas será necesario el trabajo coordinado entre instituciones locales y los principales agentes sociales, además de la implicación íntegra del AMB.

Cabe destacar que las propuestas vinculadas con ámbitos transversales que garantizan un desarrollo económico sostenible y justo –como, por ejemplo, el medio ambiente, la energía, la movilidad, la formación profesional, la innovación, los recursos humanos o el urbanismo– también se han incluido en esta deliberación. Del mismo modo, el turismo y el comercio han sido dos ejes de relevancia por su peso dentro de la economía metropolitana.

El ámbito metropolitano debe consolidarse como espacio de diálogo social para afrontar los principales retos del modelo económico y productivo, como la evolución del modelo industrial y de producción de servicios, un mercado laboral inclusivo y de calidad, el impacto de la economía 4.0, la transición y la brecha digital y la perspectiva de género.

Además, tal y como se apunta en líneas anteriores, es necesario tener en cuenta el comercio y el turismo como motores económicos que se han resentido durante el transcurso de la pandemia. Es necesario generar mecanismos para fortalecer estos sectores y garantizar su rápida recuperación.

Es en este sentido que debe ponerse en valor la importancia del turismo a nivel estructural y promoverlo dentro de las economías locales, sobre todo en el ámbito metropolitano, ya que genera muchos recursos y tiene potencial para reanimar el mercado laboral. El modo de abordar los retos del turismo debe ser desde una mirada holística y entendiendo el territorio metropolitano como un espacio de gestión coordinado. Esto es así por la naturaleza transversal y la incidencia del turismo en otros ámbitos -servicios, restauración, alojamiento, etc.-, de los que destaca el comercio.

De hecho, el sector del comercio ha sido otro de los ámbitos clave de reflexión de la Mesa. El aumento del comercio electrónico, el fomento del comercio de proximidad o el crecimiento del comercio alimenticio, han sido algunos de los cambios que se han intensificado en el ámbito del comercio desde la llegada de la pandemia. Por este motivo resulta imprescindible realizar una tarea de diagnosis hacia la situación de la distribución y el consumo, para planificar el futuro del comercio y la restauración a la vez que se configura y se construye el nuevo modelo turístico.

La Mesa también ha puesto en valor el papel central del trinomio conocimiento-innovación-formación en la situación actual. La innovación y el conocimiento están directamente relacionados con las políticas de desarrollo humano y pueden servir de base para el fomento del diálogo social. Del mismo modo, la innovación y sus implicaciones en los diferentes ámbitos se han convertido en un instrumento para superar los efectos de la pandemia.

Esto tiene importancia teniendo en cuenta que uno de los aspectos más afectados por la pandemia ha sido el aumento de personas en riesgo de exclusión social por motivos laborales. Nos encontramos ante un grave aumento de situaciones de vulnerabilidad e inequidad que son necesarias abordar, entre otros, a través de las políticas de formación y la innovación.

La Mesa también ha puesto en el centro de sus debates los aspectos relacionados con el mundo laboral -formación profesional, I+D+i, las perspectivas de impacto del 4.0 en el desarrollo del conocimiento y del modelo productivo industrial, etc.- dado que la crisis provocada por la pandemia ha evidenciado la importancia de los perfiles profesionales con elevada capacitación técnica.

«Cal posar en valor la importància del turisme a nivell estructural i promoure’l dins de les economies locals, sobretot en l’àmbit metropolità.”

 

En cuanto al ámbito de territorio -urbanismo, medio ambiente, energía y telecomunicaciones- la Mesa ha determinado que es necesario reexaminar los retos de futuro y revisar las medidas y las actuaciones relacionadas. O sea, es necesario buscar la forma más efectiva de abordar el nuevo paradigma ya que la normativa no está capacitada actualmente para hacerlo.

Algunos de los ejemplos a los que se enfrenta la planificación urbanística son la digitalización, la evolución de las comunicaciones, la eficiencia energética, los polígonos de actividad económica desempleados o la movilidad -que tiene un gran impacto medioambiental y en la calidad de vida de las personas. En esta línea, es necesario dar importancia al fuerte aumento del uso del vehículo privado, el crecimiento del concepto de última milla o el planteamiento del coche eléctrico, entre otros. Además, es importante destacar que se ha producido un cambio en el uso y consumo de fuentes de energía que habrá que aprovechar para reducir el transporte marítimo y promover la descarbonización.

Así pues, resulta lógico que aspectos como la planificación urbanística, las infraestructuras de movilidad, transporte, energéticas y de telecomunicaciones, la logística, la sostenibilidad y la transición energética, hayan sido centrales en la deliberación de la Mesa.

En resumen, el AMB debe ser capaz de convertirse en un actor aún más proactivo para dar respuestas integrales a una nueva realidad compleja, con implicaciones a diferentes niveles y que plantea múltiples retos. Es necesario que el territorio metropolitano se convierta en un centro de oportunidades sustentado por pilares fundamentados en la igualdad de oportunidades, la cohesión social y el desarrollo económico inclusivo, innovador y sostenible.

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