EL ENTORNO ECONÓMICO DE LA MARIHUANA
Carles Vivancos analiza la evolución de la legalización de la marihuana en el marco europeo y advierte que es necesario reflexionar sobre la necesidad de adaptar el tejido económico de la metrópolis a los cambios previsibles políticos y legislativos
por Carles Vivancos
Carles Vivancos es analista de política independiente y publica en diversos medios de comunicación. En RethinkBCN ha publicado un artículo anterior sobre la temática de la evolución del mercado de la marihuana a nivel internacional y su impacto a nivel nacional, un texto que pueden leer clicando aquí.
El consejo de ministros de la República Federal de Alemania aprobó, el pasado 16 de agosto, su esperado proyecto de ley para regular el autocultivo y el consumo recreativo de la marihuana. En paralelo, la prensa catalana se hacía eco, casi a diario, de numerosas noticias en torno a la marihuana y su consumo en Cataluña. Hemos leído sobre el descubrimiento de miles de plantas cultivadas ilegalmente, tanto en cultivos interiores (con sistemas de iluminación conectados ilegalmente a la red eléctrica), como exteriores (en muchos casos, regados con agua extraída sin permiso de la red hídrica). También nos han explicado la nueva doctrina del Tribunal Supremo, mucho más restrictiva sobre el papel, sobre el funcionamiento de los clubes cannábicos para que puedan ser considerados legales. Y hemos conocido el importante papel que la autopista A-7, actualmente libre de peajes, juega en la distribución ilegal de la marihuana cultivada en Cataluña, hacia los países vecinos.
También hemos asistido, a lo largo de los últimos meses, a la veloz proliferación de tiendas dedicadas a la venta de productos basados en el CBD (o cannabidiol, el segundo principio activo presente en las plantas de marihuana) que hoy podemos encontrar en muchas de las calles principales de la mayoría de ciudades que integran el área metropolitana de Barcelona. El CBD sólo se puede obtener de las plantas de cáñamo. Un tipo de cultivo sometido históricamente a controles, restricciones y permisos en toda la UE.
Será interesante seguir de cerca el recorrido parlamentario y el contenido final de esta iniciativa legislativa alemana por su impacto político, social y económico en el resto de los países de la UE. Sobre todo, a la luz de los datos económicos que ya conocemos de la evolución del consumo de marihuana (y sus derivados) en aquellos mercados donde su consumo ya cuenta con un marco normativo claro. Debido a su volumen económico, nos referiremos principalmente a los mercados de los EE. UU. y Canadá.
Previamente vale la pena que demos una ojeada a dos tipologías de productos que, siendo ambos casos mercancías de venta controlada, tienen alguna proximidad con la marihuana para consumo recreativo. Examinemos las cifras de los mercados del tabaco y de las bebidas alcohólicas.
En el primer caso, nos encontramos ante un mercado mundial estimado de 867.550 MUSD/año en 2022. Con una tasa de crecimiento compuesto anual (CAGR) de entre 1,6% y 2,3%, en función de los analistas, hasta el año 2030. Momento en que el volumen mundial de la venta de tabaco superaría los 1.130.000 MUSD/año, según las fuentes más pesimistas. La OMS nos indicaba, en 2020, que el uso del tabaco es prevalente en un 22,3% de la población mundial, y que el crecimiento previsible de su consumo se dará, fundamentalmente, en los países en vías de desarrollo de África y de Asia.
”Conviene reflexionar sobre la necesidad de preparar nuestro tejido económico para que acompañe los previsibles cambios, legislativos y políticos, que próximamente se generalizarán en el consumo recreativo” |
En Estados Unidos se prevé que este año el volumen de negocio generado por el tabaco superará los 80.000 MUSD (es decir, sobre un 11% del negocio mundial), con un consumo medio per cápita de 238 USD/año en 2022. Según Phillip-Morris International (el principal operador del sector en 38 países), el tabaco genera, anualmente, unos ingresos fiscales del orden de 329.000 MUSD, en impuestos al consumo, y de 70.000 MUSD, en IVA. Todo ello a pesar de la estimación de que entre un 11% y un 13% del total del negocio se hace por vías ilegales.
En el mercado de las bebidas alcohólicas, las cifras —a pesar de ser más contundentes—, contienen más disparidades. Las estimaciones sobre el volumen de negocios del sector, a nivel mundial, varían entre los 1.624.000 MUSD y los 1.949.200 MUSD, para el año 2021. Las proyecciones para el 2030 también son dispares: entre los 2.036.000 MUSD y los 4.102.300 MUSD, según las fuentes. Y todo ello derivado de una CAGR que varios autores estiman entre el 2,2% y el 9,78%. También en este segmento de consumo la mayor expectativa de crecimiento se sitúa en los países en vías de desarrollo y con una previsión, en la que coinciden las diferentes estimaciones, de que las bebidas alcohólicas de mayor graduación, con un volumen de negocio actual del 38% puede superar las ventas de cerveza (45% del total mundial actual) al final de la presente década. En Estados Unidos, las ventas anuales de alcohol eran de unos 250.000 MUSD en el año 2021. Es decir, entre un 13% y un 15,4% (según las estimaciones) del total mundial.
Por razones obvias, los datos disponibles sobre el mercado de la marihuana son mucho menos congruentes y cumplidos. Básicamente, las que hay provienen de Canadá y de los EE. UU. (donde un 60% de los Estados ha legalizado alguna forma del consumo recreativo de los derivados del cannabis). Lo que sabemos hasta ahora es que, en 2021, el mercado norteamericano era de 27.500 MUSD/año, en 2022 las cifras fueron de 35.760 MUSD y para 2023 se espera alcanzar un techo de 51.270 MUSD. La CAGR prevista hasta 2028 es del 14,9% lo que llevaría el volumen de negocios hasta los 102.900 MUSD al final del periodo considerado (2021-2028). Para este año, el consumo medio per cápita en EE. UU. se estima a las 100 USD/año. El consumo medio per cápita estimado para la UE, también para este año, es de 77,13 USD (una cifra difícil de contrastar si no es por extrapolación: un usuario medio de EE. UU. tendría un consumo anual superior a los 3.000 USD. Es decir, unos 60 USD/semanales. Una cifra superior a las conocidas de consumo medio de los usuarios de la UE). De los datos de América del Norte, sabemos que el 66% del gasto se hace en derivados del CBD, el 16% en productos con THC y el resto en otros tipos de productos derivados del cáñamo.
Para finalizar, la reciente legalización del cultivo del kif en Marruecos (en 2022) llevó a la creación de una agencia estatal (ANRAC). Según los datos de su primer año de funcionamiento, unas 400.000 personas están directamente relacionadas con el cultivo y procesamiento de los derivados cannábicos en Marruecos. La gran mayoría de ellas se encuentran en el Rif, en los alrededores de las poblaciones de Chauen y Alhucemas. A pesar de las dificultades del cambio cultural —de pasar de la marginalidad a la legalidad— el ANRAC explica que ha concedido ya 400 licencias de cultivo para el cáñamo rifeño y 75 licencias para su manipulación y procesamiento. El paso de legalizarse les permitirá triplicar la participación en el volumen final de las operaciones económicas, pasando del 4% al 12% el beneficio obtenido por los cultivadores y operadores primarios sobre las ventas finales del producto, según datos de la agencia estatal marroquí.
A pesar de la fragmentación de los datos presentados, conviene reflexionar serenamente sobre la necesidad de preparar nuestro tejido económico para que éste acompañe los previsibles cambios, legislativos y políticos, que próximamente se generalizarán en el consumo recreativo, distribución y cultivo del cannabis y de sus derivados a la UE.
No parece previsible que estos cambios conviertan la marihuana y sus derivados en productos de venta libre. Más bien debemos pensar que, como en el caso del alcohol y del tabaco, se tratará de sustancias de venta controlada. El mayor número de datos médico-científicas disponibles actualmente apuntan a diferentes riesgos sociales y sanitarios en el uso y consumo de los derivados cannábicos que contengan CBD y/o THC.
El cambio sustancial que pueden conllevar, en el volumen económico asociado a los derivados cannábicos, cambios en la situación legal del comercio de la marihuana los podemos ver en el crecimiento de los mercados interiores de EEUU y Canadá de los últimos años. No actuar a tiempo, dentro de la UE, y con concertación y entendimiento público-privado puede dejar en manos de los actuales (y poco escrupulosos) una actividad económica que cuenta con unos pronósticos de crecimiento excepcionales.
por Carles Vivancos
Carles Vivancos es analista de política independiente y publica en diversos medios de comunicación. En RethinkBCN ha publicado un artículo anterior sobre la temática de la evolución del mercado de la marihuana a nivel internacional y su impacto a nivel nacional, un texto que pueden leer clicando aquí.
El consejo de ministros de la República Federal de Alemania aprobó, el pasado 16 de agosto, su esperado proyecto de ley para regular el autocultivo y el consumo recreativo de la marihuana. En paralelo, la prensa catalana se hacía eco, casi a diario, de numerosas noticias en torno a la marihuana y su consumo en Cataluña. Hemos leído sobre el descubrimiento de miles de plantas cultivadas ilegalmente, tanto en cultivos interiores (con sistemas de iluminación conectados ilegalmente a la red eléctrica), como exteriores (en muchos casos, regados con agua extraída sin permiso de la red hídrica). También nos han explicado la nueva doctrina del Tribunal Supremo, mucho más restrictiva sobre el papel, sobre el funcionamiento de los clubes cannábicos para que puedan ser considerados legales. Y hemos conocido el importante papel que la autopista A-7, actualmente libre de peajes, juega en la distribución ilegal de la marihuana cultivada en Cataluña, hacia los países vecinos.
También hemos asistido, a lo largo de los últimos meses, a la veloz proliferación de tiendas dedicadas a la venta de productos basados en el CBD (o cannabidiol, el segundo principio activo presente en las plantas de marihuana) que hoy podemos encontrar en muchas de las calles principales de la mayoría de ciudades que integran el área metropolitana de Barcelona. El CBD sólo se puede obtener de las plantas de cáñamo. Un tipo de cultivo sometido históricamente a controles, restricciones y permisos en toda la UE.
Será interesante seguir de cerca el recorrido parlamentario y el contenido final de esta iniciativa legislativa alemana por su impacto político, social y económico en el resto de los países de la UE. Sobre todo, a la luz de los datos económicos que ya conocemos de la evolución del consumo de marihuana (y sus derivados) en aquellos mercados donde su consumo ya cuenta con un marco normativo claro. Debido a su volumen económico, nos referiremos principalmente a los mercados de los EE. UU. y Canadá.
Previamente vale la pena que demos una ojeada a dos tipologías de productos que, siendo ambos casos mercancías de venta controlada, tienen alguna proximidad con la marihuana para consumo recreativo. Examinemos las cifras de los mercados del tabaco y de las bebidas alcohólicas.
En el primer caso, nos encontramos ante un mercado mundial estimado de 867.550 MUSD/año en 2022. Con una tasa de crecimiento compuesto anual (CAGR) de entre 1,6% y 2,3%, en función de los analistas, hasta el año 2030. Momento en que el volumen mundial de la venta de tabaco superaría los 1.130.000 MUSD/año, según las fuentes más pesimistas. La OMS nos indicaba, en 2020, que el uso del tabaco es prevalente en un 22,3% de la población mundial, y que el crecimiento previsible de su consumo se dará, fundamentalmente, en los países en vías de desarrollo de África y de Asia.
“Conviene reflexionar sobre la necesidad de preparar nuestro tejido económico para que acompañe los previsibles cambios, legislativos y políticos, que próximamente se generalizarán en el consumo recreativo” |
En Estados Unidos se prevé que este año el volumen de negocio generado por el tabaco superará los 80.000 MUSD (es decir, sobre un 11% del negocio mundial), con un consumo medio per cápita de 238 USD/año en 2022. Según Phillip-Morris International (el principal operador del sector en 38 países), el tabaco genera, anualmente, unos ingresos fiscales del orden de 329.000 MUSD, en impuestos al consumo, y de 70.000 MUSD, en IVA. Todo ello a pesar de la estimación de que entre un 11% y un 13% del total del negocio se hace por vías ilegales.
En el mercado de las bebidas alcohólicas, las cifras —a pesar de ser más contundentes—, contienen más disparidades. Las estimaciones sobre el volumen de negocios del sector, a nivel mundial, varían entre los 1.624.000 MUSD y los 1.949.200 MUSD, para el año 2021. Las proyecciones para el 2030 también son dispares: entre los 2.036.000 MUSD y los 4.102.300 MUSD, según las fuentes. Y todo ello derivado de una CAGR que varios autores estiman entre el 2,2% y el 9,78%. También en este segmento de consumo la mayor expectativa de crecimiento se sitúa en los países en vías de desarrollo y con una previsión, en la que coinciden las diferentes estimaciones, de que las bebidas alcohólicas de mayor graduación, con un volumen de negocio actual del 38% puede superar las ventas de cerveza (45% del total mundial actual) al final de la presente década. En Estados Unidos, las ventas anuales de alcohol eran de unos 250.000 MUSD en el año 2021. Es decir, entre un 13% y un 15,4% (según las estimaciones) del total mundial.
Por razones obvias, los datos disponibles sobre el mercado de la marihuana son mucho menos congruentes y cumplidos. Básicamente, las que hay provienen de Canadá y de los EE. UU. (donde un 60% de los Estados ha legalizado alguna forma del consumo recreativo de los derivados del cannabis). Lo que sabemos hasta ahora es que, en 2021, el mercado norteamericano era de 27.500 MUSD/año, en 2022 las cifras fueron de 35.760 MUSD y para 2023 se espera alcanzar un techo de 51.270 MUSD. La CAGR prevista hasta 2028 es del 14,9% lo que llevaría el volumen de negocios hasta los 102.900 MUSD al final del periodo considerado (2021-2028). Para este año, el consumo medio per cápita en EE. UU. se estima a las 100 USD/año. El consumo medio per cápita estimado para la UE, también para este año, es de 77,13 USD (una cifra difícil de contrastar si no es por extrapolación: un usuario medio de EE. UU. tendría un consumo anual superior a los 3.000 USD. Es decir, unos 60 USD/semanales. Una cifra superior a las conocidas de consumo medio de los usuarios de la UE). De los datos de América del Norte, sabemos que el 66% del gasto se hace en derivados del CBD, el 16% en productos con THC y el resto en otros tipos de productos derivados del cáñamo.
Para finalizar, la reciente legalización del cultivo del kif en Marruecos (en 2022) llevó a la creación de una agencia estatal (ANRAC). Según los datos de su primer año de funcionamiento, unas 400.000 personas están directamente relacionadas con el cultivo y procesamiento de los derivados cannábicos en Marruecos. La gran mayoría de ellas se encuentran en el Rif, en los alrededores de las poblaciones de Chauen y Alhucemas. A pesar de las dificultades del cambio cultural —de pasar de la marginalidad a la legalidad— el ANRAC explica que ha concedido ya 400 licencias de cultivo para el cáñamo rifeño y 75 licencias para su manipulación y procesamiento. El paso de legalizarse les permitirá triplicar la participación en el volumen final de las operaciones económicas, pasando del 4% al 12% el beneficio obtenido por los cultivadores y operadores primarios sobre las ventas finales del producto, según datos de la agencia estatal marroquí.
A pesar de la fragmentación de los datos presentados, conviene reflexionar serenamente sobre la necesidad de preparar nuestro tejido económico para que éste acompañe los previsibles cambios, legislativos y políticos, que próximamente se generalizarán en el consumo recreativo, distribución y cultivo del cannabis y de sus derivados a la UE.
No parece previsible que estos cambios conviertan la marihuana y sus derivados en productos de venta libre. Más bien debemos pensar que, como en el caso del alcohol y del tabaco, se tratará de sustancias de venta controlada. El mayor número de datos médico-científicas disponibles actualmente apuntan a diferentes riesgos sociales y sanitarios en el uso y consumo de los derivados cannábicos que contengan CBD y/o THC.
El cambio sustancial que pueden conllevar, en el volumen económico asociado a los derivados cannábicos, cambios en la situación legal del comercio de la marihuana los podemos ver en el crecimiento de los mercados interiores de EEUU y Canadá de los últimos años. No actuar a tiempo, dentro de la UE, y con concertación y entendimiento público-privado puede dejar en manos de los actuales (y poco escrupulosos) una actividad económica que cuenta con unos pronósticos de crecimiento excepcionales.
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