BARCELONA BIOCIUDAD

El arquitecto Vicente Guallart, director de Guallart Architects. Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, profundiza en el nuevo modelo de ciudad más respetuoso con el medio ambiente y que responde a la llamada Bioeconomia circular

Por Vicente Guallart, arquitecto. Director de Guallart Architects. Institut d’Arquitectura Avançada de Catalunya.

Desde el origen de la revolución industrial, cada cincuenta años se desarrolla un nuevo modelo de ciudad. En general estos cambios ocurren después de grandes crisis globales, guerras o pandemias. Estamos en uno de estos momentos de cambio en el que un nuevo modelo urbano debería permitir afrontar la lucha contra el cambio climático, contra la perdida de biodiversidad en el planeta y las desigualdades sociales crecientes en el mundo. Y es por tanto un momento para la innovación, para un compromiso colectivo para la acción.

Barcelona es una de las capitales mundiales de la arquitectura y del urbanismo porque siempre ha sido capaz de materializar en su estructura urbana la respuesta a los grandes retos de cada época, con el fin de mejorar la vida de sus ciudadanos y de inspirar al mundo.  Y lo ha hecho a partir de grandes acuerdos donde los diversos gobiernos, la sociedad civil y los colectivos sociales han participado de forma activa.

En este contexto, el gran reto al que se enfrenta Barcelona, su área metropolitana y Cataluña es desarrollar respuestas urbanas que impulsen la economía y que aborde los grandes retos actuales. Porque si en Europa, después de los acuerdos de Paris de 2015  se ha fijado como gran reto convertirnos en un continente de emisiones cero para el año 2050, este debería ser el objetivo a alcanzar, garantizando un progreso social y económico colectivo.

El entorno urbano del río Besós es un lugar paradigmático de la ciudad, porque puede permitir que Barcelona, que siempre ha sido una ciudad de mar, pase también a ser una ciudad de ríos, con una nueva fachada urbana, multifuncional, donde se pueda vivir, trabajar y descansar, donde se implementen nuevas formas de urbanidad propias de nuestra época a partir de su tradición productiva, y de su conectividad a las redes ecológicas que provienen del propio río.

Sin embargo, se observa en la sociedad posiciones enfrentadas entre aquellos que provienen de movimientos ecologistas bienintencionados, que ofrecen soluciones tácticas a problemas estratégicos, y aquellos que preferirían no afrontar las crisis, y volver a modelos de desarrollo y de economía industrial propios de principios del siglo 21.

Pero existe otro modelo que puede permitir afrontar de forma propositiva e inclusiva la respuesta a estos retos, desde el punto de vista económico y urbano. La Bieconomia Circular propone utilizar ecosistemas saludables, biodiversos y resilientes con el fin de proporcionar bienestar a través de la provisión de servicios ecosistémicos y la gestión sostenible de los recursos biológicos, que se transforman de manera circular en alimentos, energía y biomateriales, dentro de los límites ecológicos de los ecosistemas de los que depende. Barcelona y Cataluña deberían ser capaces de implementar este nuevo modelo de forma ejemplar que en el caso de los entornos se materializan a partir de la idea de Biociudades.

«Es fundamental impulsar la re-naturalización urbana y el aumento de los espacios naturales que fomenten la vida y la biodiversidad cambiando el paradigma de la ciudad industrial como espacio duro y artificial”

En este sentido es fundamental impulsar la re-naturalización urbana y el aumento de los espacios naturales que fomenten la vida y la biodiversidad cambiando el paradigma de la ciudad industrial como espacio duro y artificial; la reducción del trafico privado en la ciudad y el impulso de la movilidad colectiva a escala local y regional, de forma que se resuelva de manera estructural los déficits metropolitanos y regionales históricos mediante inversiones sistematizadas; la re-industrialización digital de los barrios de las ciudades, de forma que volvamos a producir bienes y servicios en las ciudades a partir de nuevas tecnologías; la descarbonización de la energía a partir de inversiones masivas de producción fotovoltaica en las cubiertas de la ciudad y en la región, superando la cultura del no a todo, pero utilizando el diseño y la planificación para preservar lo mejor de nuestro territorio; la gestión sostenible de nuestros bosques, para producir productos de alto valor, como la madera industrializada que debería utilizarse para la mayoría de las estructuras que se produzcan en las próximas décadas garantizando el derecho a un vivienda saludable y productiva.  Y otras muchas iniciativas.

Para conseguir tener un continente de emisiones cero para 2050 hay que impulsar, edificios, barrios, distritos, pueblos y ciudades de emisiones cero. Llevamos demasiado tiempo hablando de la “transición ecológica y digital” con pocos resultados y por tanto es tiempo de realizar planes que propongan metas alcanzables, definir los presupuestos necesarios, e impulsar nuevas formas de gestionar la ciudad y su economía que superen los modelos industriales obsoletos, y afronten con realismo y optimismo los cambios que afronta nuestra generación.

Todo ello será posible si se plantea como un proyecto inclusivo donde se reparta tanto el esfuerzo a realizar como los beneficios, económicos, sociales y ambientales a conseguir a partir de planes y proyectos que se puedan evaluar mes a mes y año a año de forma transparente para toda la sociedad.

Barcelona ya ha abordado retos similares con anterioridad y ahora es momento de nuevo para la acción.

Para ver la conferencia en el canal de RETHINKBCN clicar aquí.

Por Vicente Guallart, arquitecto. Director de Guallart Architects. Institut d’Arquitectura Avançada de Catalunya.

Desde el origen de la revolución industrial, cada cincuenta años se desarrolla un nuevo modelo de ciudad. En general estos cambios ocurren después de grandes crisis globales, guerras o pandemias. Estamos en uno de estos momentos de cambio en el que un nuevo modelo urbano debería permitir afrontar la lucha contra el cambio climático, contra la perdida de biodiversidad en el planeta y las desigualdades sociales crecientes en el mundo. Y es por tanto un momento para la innovación, para un compromiso colectivo para la acción.

Barcelona es una de las capitales mundiales de la arquitectura y del urbanismo porque siempre ha sido capaz de materializar en su estructura urbana la respuesta a los grandes retos de cada época, con el fin de mejorar la vida de sus ciudadanos y de inspirar al mundo.  Y lo ha hecho a partir de grandes acuerdos donde los diversos gobiernos, la sociedad civil y los colectivos sociales han participado de forma activa.

En este contexto, el gran reto al que se enfrenta Barcelona, su área metropolitana y Cataluña es desarrollar respuestas urbanas que impulsen la economía y que aborde los grandes retos actuales. Porque si en Europa, después de los acuerdos de Paris de 2015  se ha fijado como gran reto convertirnos en un continente de emisiones cero para el año 2050, este debería ser el objetivo a alcanzar, garantizando un progreso social y económico colectivo.

El entorno urbano del río Besós es un lugar paradigmático de la ciudad, porque puede permitir que Barcelona, que siempre ha sido una ciudad de mar, pase también a ser una ciudad de ríos, con una nueva fachada urbana, multifuncional, donde se pueda vivir, trabajar y descansar, donde se implementen nuevas formas de urbanidad propias de nuestra época a partir de su tradición productiva, y de su conectividad a las redes ecológicas que provienen del propio río.

Sin embargo, se observa en la sociedad posiciones enfrentadas entre aquellos que provienen de movimientos ecologistas bienintencionados, que ofrecen soluciones tácticas a problemas estratégicos, y aquellos que preferirían no afrontar las crisis, y volver a modelos de desarrollo y de economía industrial propios de principios del siglo 21.

Pero existe otro modelo que puede permitir afrontar de forma propositiva e inclusiva la respuesta a estos retos, desde el punto de vista económico y urbano. La Bieconomia Circular propone utilizar ecosistemas saludables, biodiversos y resilientes con el fin de proporcionar bienestar a través de la provisión de servicios ecosistémicos y la gestión sostenible de los recursos biológicos, que se transforman de manera circular en alimentos, energía y biomateriales, dentro de los límites ecológicos de los ecosistemas de los que depende. Barcelona y Cataluña deberían ser capaces de implementar este nuevo modelo de forma ejemplar que en el caso de los entornos se materializan a partir de la idea de Biociudades.

“Es fundamental impulsar la re-naturalización urbana y el aumento de los espacios naturales que fomenten la vida y la biodiversidad cambiando el paradigma de la ciudad industrial como espacio duro y artificial»

 

 

En este sentido es fundamental impulsar la re-naturalización urbana y el aumento de los espacios naturales que fomenten la vida y la biodiversidad cambiando el paradigma de la ciudad industrial como espacio duro y artificial; la reducción del trafico privado en la ciudad y el impulso de la movilidad colectiva a escala local y regional, de forma que se resuelva de manera estructural los déficits metropolitanos y regionales históricos mediante inversiones sistematizadas; la re-industrialización digital de los barrios de las ciudades, de forma que volvamos a producir bienes y servicios en las ciudades a partir de nuevas tecnologías; la descarbonización de la energía a partir de inversiones masivas de producción fotovoltaica en las cubiertas de la ciudad y en la región, superando la cultura del no a todo, pero utilizando el diseño y la planificación para preservar lo mejor de nuestro territorio; la gestión sostenible de nuestros bosques, para producir productos de alto valor, como la madera industrializada que debería utilizarse para la mayoría de las estructuras que se produzcan en las próximas décadas garantizando el derecho a un vivienda saludable y productiva.  Y otras muchas iniciativas.

Para conseguir tener un continente de emisiones cero para 2050 hay que impulsar, edificios, barrios, distritos, pueblos y ciudades de emisiones cero. Llevamos demasiado tiempo hablando de la “transición ecológica y digital” con pocos resultados y por tanto es tiempo de realizar planes que propongan metas alcanzables, definir los presupuestos necesarios, e impulsar nuevas formas de gestionar la ciudad y su economía que superen los modelos industriales obsoletos, y afronten con realismo y optimismo los cambios que afronta nuestra generación.

Todo ello será posible si se plantea como un proyecto inclusivo donde se reparta tanto el esfuerzo a realizar como los beneficios, económicos, sociales y ambientales a conseguir a partir de planes y proyectos que se puedan evaluar mes a mes y año a año de forma transparente para toda la sociedad.

Barcelona ya ha abordado retos similares con anterioridad y ahora es momento de nuevo para la acción.

Para ver la conferencia en el canal de RETHINKBCN clicar aquí.

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