LA INGLATERRA METROPOLITANA COMO GRAN MODELO
Por Xavi Casinos, periodista y escritor
El Financial Times publicó el pasado 16 de abril un importante y estratégico editorial sobre las áreas metropolitanas inglesas. El diario de la City reivindicaba, a pocos días de las elecciones locales del 2 de mayo, el éxito económico y de gobernabilidad de las 10 áreas metropolitanas desplegadas en los últimos años, y reclamaba ampliar las competencias y recursos económicos de estos entes supramunicipales y crear nuevos. La editorial, titulado El prometedor experimento de Inglaterra con los alcaldes metropolitanos,comienza así:
En poco más de tres semanas, los habitantes de diez regiones metropolitanas de Inglaterra votarán a su alcalde local. Elegidos por primera vez fuera de Londres en 2017, los alcaldes metropolitanos se han convertido en una rara historia de éxito en lo que al enfoque que tiene Gran Bretaña del crecimiento regional se refiere, por otro lado bastante apagado e inconsistente. La mayoría de estos alcaldes son actualmente más reconocibles que los líderes de las autoridades locales y los parlamentarios, según una encuesta de Centre for Cities, un think tank independiente de políticas urbanas. Y quienes viven en estas zonas también apoyan conceder un mayor poder a sus alcaldes en la toma de decisiones. Algunos líderes ya han empezado a supervisar acciones de mejora económica, como el desarrollo de redes de tranvías y sistemas de autobuses o la implantación de políticas para combatirla escasez de trabajadores para determinados puestos.
La editorial significa un importante reconocimiento a la política local y a las realidades metropolitanas, a menudo carentes de fortaleza institucional, a pesar de su importante peso en sus respectivos estados como motores económicos. De las últimas elecciones locales inglesas han salido los 10 metro mayores, todos laboristas, salvo el de la región Tees Valley, que ha quedado en manos conservadoras. Estos alcaldes de alcaldes se están consolidando como potentes figuras políticas y algunos han conseguido en los últimos años ser muy populares.
Inglaterra necesita una descentralización amplia y profunda. La formulación de políticas es más eficaz cuando está en sincronía con las necesidades locales. Pero durante décadas, las regiones inglesas han carecido de suficiente autonomía o financiación para fortalecer sus economías locales ante la estructura política altamente centralizada del país. Esto ha contribuido al flojo crecimiento de la productividad en las ciudades de segundo rango –incluidas antiguas potencias industriales, como Liverpool, Manchester y Birmingham–, especialmente en comparación con las de otras naciones avanzadas. Inglaterra depende en gran medida de su capital para el crecimiento económico pero, con mayores poderes, estas ciudades podrían convertirse en determinantes impulsoras del crecimiento regional.
Anglaterra hauria d’aprofitar l’èxit dels alcaldes metropolitans per estendre aquest model a altres àrees del país. Diverses àrees urbanes primàries, incloses Leicester, Stoke i ciutats de la costa sud, continuen sense tenir acords de transferència, segons l’Institute for Government. Els alcaldes també haurien d’obtenir més poders gradualment: un control addicional sobre el transport, el talent i la planificació ajudaria enormement al desenvolupament d’estratègies industrials locals coherents. Transferir poders policials de comissionats individuals, d’altra banda, també podria tenir sentit. I, finalment, les àrees descentralitzades necessiten un finançament predictible a llarg termini, fins i tot a través d’una retenció més gran d’impostos i més poders de recaptació d’ingressos. Això tindria com a benefici addicional poder donar als alcaldes un més gran protagonisme en l’èxit de les seves àrees locals.
El influyente rotativo económico no ahorra argumentos para afirmar que el experimento de las áreas metropolitanas ha funcionado, y por este motivo reivindica que ha llegado el momento de profundizar en el proceso llamado devolution. Fue iniciado en los tiempos en que el laborista Anthony Blair era primer ministro. Consistió en la descentralización del estado, en primera instancia con el retorno de competencias a Escocia, Irlanda del Norte y Gales.
En Inglaterra, la devolution se centró en la restitución del Greater London, el gobierno supramunicipal de la capital británica y el conjunto de municipios que la rodean. Este había sido liquidado en los años 80 por Margaret Thatcher, la conservadora Dama de Hierro, que lo consideraba un contrapoder en manos de los laboristas en su modelo de estado hipercentralizado.
Es esperanzador que tanto el Partido Conservador como el Laborista vean a los alcaldes metropolitanos como una parte central de sus planes de transferencia de competencias. Pero también es relevante cómo las dan a conocer. Si bien regiones como el Gran Manchester, con Andy Burnham, y las West Midlands, con Andy Street, son mayoritariamente consideradas casos de éxito, el alcalde de Tees Valley, Ben Houchen, se ha visto presionado después de que un comité independiente encontrara medida de protección insuficientes para garantizar la relación calidad-precio de los contribuyentes en un proyecto de reurbanización de una fábrica de acero. Es crucial hacer balance, pues, de las lecciones aprendidas hasta el momento.
El modelo del Greater London se ha ido ampliando en los últimos años a otras 10 áreas metropolitanas, nueve de las cuales tienen la potestad de escoger su metro mayor. Se trata de las regiones del Greater Manchester, el West Midlands —incluye Birmingham—, Liverpool City Region, Tees Valley, West of Englang, Cambridshire and Peterborough, South Yorkshire, North of Tyne y West Yorkshire.
Entre los derrotados por la abrumadora victoria de los laboristas destaca el metro mayor de West Midlands, Andy Street, que se había incluso desmarcado del primer ministro tory Rishi Sunak, que ha quedado muy debilitado. En total, los laboristas han conseguido 1.017 representantes municipales, 199 más de los que tenían hasta ahora. Los conservadores han perdido 348 y se han quedado con solo 427.
En primer lugar, la devolución debe ser un proceso incremental. Muchas áreas locales han sido devastadas por años de austeridad, y no todas las regiones tienen la capacidad institucional para asumir de inmediato responsabilidades adicionales, incluidos poderes fiscales. La devolución escalonada puede tener ventajas. Por ejemplo, el Institute for Government recomienda que el próximo gobierno ponga a prueba modelos de reparto de ingresos fiscales en regiones más competentes como primer paso hacia una mayor devolución fiscal.
En segundo lugar, centrarse en lograr más acuerdos de transferencia no debe pasar por alto la importancia de fomentar primero la colaboración y el compromiso de las autoridades locales que forman parte del proceso. En tercer lugar, es importante que las cuentas y las políticas sean examinadas por un organismo de auditoría.
El Financial Times cree que ha llegado el momento de ir más lejos en este modelo, al considerarlo más efectivo para gestionar las necesidades locales de los ciudadanos. Una vez pasadas las elecciones locales en Inglaterra, habrá que seguir este proceso y cómo puede influir en la futura institucionalización de otras regiones metropolitanas en Europa.
El gobierno central seguirá desempeñando un papel vital en el desarrollo de las estrategias e infraestructuras nacionales generales. También necesita sortear las difíciles decisiones sobre cuánto poder e ingresos fiscales transferir. Los alcaldes metropolitanos no serán adecuados para todos los lugares y habrá buenos líderes y también malos. Pero el experimento está funcionando. Es hora, pues, de incrementar esfuerzos.
Pueden leer el artículo Financial Times entero:
El prometedor experimento de Inglaterra con los alcaldes metropolitanos
Conceder poderes más amplios a los líderes locales podría ayudar a estimular el crecimiento regional
En poco más de tres semanas, los habitantes de diez regiones metropolitanas de Inglaterra votarán a su alcalde local. Elegidos por primera vez fuera de Londres en 2017, los alcaldes metropolitanos se han convertido en una rara historia de éxito en lo que al enfoque que tiene Gran Bretaña del crecimiento regional se refiere, por otro lado bastante apagado e inconsistente. La mayoría de estos alcaldes son actualmente más reconocibles que los líderes de las autoridades locales y los parlamentarios, según una encuesta de Centre for Cities, un think tank independiente de políticas urbanas. Y quienes viven en estas zonas también apoyan conceder un mayor poder a sus alcaldes en la toma de decisiones. Algunos líderes ya han empezado a supervisar acciones de mejora económica, como el desarrollo de redes de tranvías y sistemas de autobuses o la implantación de políticas para combatirla escasez de trabajadores para determinados puestos.
Inglaterra necesita una descentralización amplia y profunda. La formulación de políticas es más eficaz cuando está en sincronía con las necesidades locales. Pero durante décadas, las regiones inglesas han carecido de suficiente autonomía o financiación para fortalecer sus economías locales ante la estructura política altamente centralizada del país. Esto ha contribuido al flojo crecimiento de la productividad en las ciudades de segundo rango –incluidas antiguas potencias industriales, como Liverpool, Manchester y Birmingham–, especialmente en comparación con las de otras naciones avanzadas. Inglaterra depende en gran medida de su capital para el crecimiento económico pero, con mayores poderes, estas ciudades podrían convertirse en determinantes impulsoras del crecimiento regional.
Inglaterra debería aprovechar los éxitos de los alcaldes metropolitanos para extender este modelo a otras áreas del país. Varias áreas urbanas primarias, incluidas Leicester, Stoke y ciudades de la costa sur, siguen sin tener acuerdos de transferencia, según el Institute for Government. Los alcaldes también deberían obtener gradualmente más poderes: un control adicional sobre el transporte, el talento y la planificación ayudaría enormemente al desarrollo de estrategias industriales locales coherentes. Transferir poderes policiales de comisionados individuales, por otro lado, también podría tenir sentido. Y, por último, las áreas descentralizadas necesitan una financiación predecible a largo plazo, incluso a través de una mayor retención de impuestos y más poderes de recaudación de ingresos. Esto tendría como beneficio adicional poder dar a los alcaldes un mayor protagonismo en el éxito de sus áreas locales.
Es esperanzador que tanto el Partido Conservador como el Laborista vean a los alcaldes metropolitanos como una parte central de sus planes de transferencia de competencias. Pero también es relevante cómo las dan a conocer. Si bien regiones como el Gran Manchester, con Andy Burnham, y las West Midlands, con Andy Street, son mayoritariamente consideradas casos de éxito, el alcalde de Tees Valley, Ben Houchen, se ha visto presionado después de que un comité independiente encontrara medida de protección insuficientes para garantizar la relación calidad-precio de los contribuyentes en un proyecto de reurbanización de una fábrica de acero. Es crucial hacer balance, pues, de las lecciones aprendidas hasta el momento.
En primer lugar, la devolución debe ser un proceso incremental. Muchas áreas locales han sido devastadas por años de austeridad, y no todas las regiones tienen la capacidad institucional para asumir de inmediato responsabilidades adicionales, incluidos poderes fiscales. La devolución escalonada puede tener ventajas. Por ejemplo, el Institute for Government recomienda que el próximo gobierno ponga a prueba modelos de reparto de ingresos fiscales en regiones más competentes como primer paso hacia una mayor devolución fiscal.
En segundo lugar, centrarse en lograr más acuerdos de transferencia no debe pasar por alto la importancia de fomentar primero la colaboración y el compromiso de las autoridades locales que forman parte del proceso. En tercer lugar, es importante que las cuentas y las políticas sean examinadas por un organismo de auditoría.
El gobierno central seguirá desempeñando un papel vital en el desarrollo de las estrategias e infraestructuras nacionales generales. También necesita sortear las difíciles decisiones sobre cuánto poder e ingresos fiscales transferir. Los alcaldes metropolitanos no serán adecuados para todos los lugares y habrá buenos líderes y también malos. Pero el experimento está funcionando. Es hora, pues, de incrementar esfuerzos.
Por Xavi Casinos, periodista y escritor
El Financial Times publicó el pasado 16 de abril un importante y estratégico editorial sobre las áreas metropolitanas inglesas. El diario de la City reivindicaba, a pocos días de las elecciones locales del 2 de mayo, el éxito económico y de gobernabilidad de las 10 áreas metropolitanas desplegadas en los últimos años, y reclamaba ampliar las competencias y recursos económicos de estos entes supramunicipales y crear nuevos. La editorial, titulado El prometedor experimento de Inglaterra con los alcaldes metropolitanos,comienza así:
En poco más de tres semanas, los habitantes de diez regiones metropolitanas de Inglaterra votarán a su alcalde local. Elegidos por primera vez fuera de Londres en 2017, los alcaldes metropolitanos se han convertido en una rara historia de éxito en lo que al enfoque que tiene Gran Bretaña del crecimiento regional se refiere, por otro lado bastante apagado e inconsistente. La mayoría de estos alcaldes son actualmente más reconocibles que los líderes de las autoridades locales y los parlamentarios, según una encuesta de Centre for Cities, un think tank independiente de políticas urbanas. Y quienes viven en estas zonas también apoyan conceder un mayor poder a sus alcaldes en la toma de decisiones. Algunos líderes ya han empezado a supervisar acciones de mejora económica, como el desarrollo de redes de tranvías y sistemas de autobuses o la implantación de políticas para combatirla escasez de trabajadores para determinados puestos.
La editorial significa un importante reconocimiento a la política local y a las realidades metropolitanas, a menudo carentes de fortaleza institucional, a pesar de su importante peso en sus respectivos estados como motores económicos. De las últimas elecciones locales inglesas han salido los 10 metro mayores, todos laboristas, salvo el de la región Tees Valley, que ha quedado en manos conservadoras. Estos alcaldes de alcaldes se están consolidando como potentes figuras políticas y algunos han conseguido en los últimos años ser muy populares.
Inglaterra necesita una descentralización amplia y profunda. La formulación de políticas es más eficaz cuando está en sincronía con las necesidades locales. Pero durante décadas, las regiones inglesas han carecido de suficiente autonomía o financiación para fortalecer sus economías locales ante la estructura política altamente centralizada del país. Esto ha contribuido al flojo crecimiento de la productividad en las ciudades de segundo rango –incluidas antiguas potencias industriales, como Liverpool, Manchester y Birmingham–, especialmente en comparación con las de otras naciones avanzadas. Inglaterra depende en gran medida de su capital para el crecimiento económico pero, con mayores poderes, estas ciudades podrían convertirse en determinantes impulsoras del crecimiento regional.
Anglaterra hauria d’aprofitar l’èxit dels alcaldes metropolitans per estendre aquest model a altres àrees del país. Diverses àrees urbanes primàries, incloses Leicester, Stoke i ciutats de la costa sud, continuen sense tenir acords de transferència, segons l’Institute for Government. Els alcaldes també haurien d’obtenir més poders gradualment: un control addicional sobre el transport, el talent i la planificació ajudaria enormement al desenvolupament d’estratègies industrials locals coherents. Transferir poders policials de comissionats individuals, d’altra banda, també podria tenir sentit. I, finalment, les àrees descentralitzades necessiten un finançament predictible a llarg termini, fins i tot a través d’una retenció més gran d’impostos i més poders de recaptació d’ingressos. Això tindria com a benefici addicional poder donar als alcaldes un més gran protagonisme en l’èxit de les seves àrees locals.
El influyente rotativo económico no ahorra argumentos para afirmar que el experimento de las áreas metropolitanas ha funcionado, y por este motivo reivindica que ha llegado el momento de profundizar en el proceso llamado devolution. Fue iniciado en los tiempos en que el laborista Anthony Blair era primer ministro. Consistió en la descentralización del estado, en primera instancia con el retorno de competencias a Escocia, Irlanda del Norte y Gales.
En Inglaterra, la devolution se centró en la restitución del Greater London, el gobierno supramunicipal de la capital británica y el conjunto de municipios que la rodean. Este había sido liquidado en los años 80 por Margaret Thatcher, la conservadora Dama de Hierro, que lo consideraba un contrapoder en manos de los laboristas en su modelo de estado hipercentralizado.
Es esperanzador que tanto el Partido Conservador como el Laborista vean a los alcaldes metropolitanos como una parte central de sus planes de transferencia de competencias. Pero también es relevante cómo las dan a conocer. Si bien regiones como el Gran Manchester, con Andy Burnham, y las West Midlands, con Andy Street, son mayoritariamente consideradas casos de éxito, el alcalde de Tees Valley, Ben Houchen, se ha visto presionado después de que un comité independiente encontrara medida de protección insuficientes para garantizar la relación calidad-precio de los contribuyentes en un proyecto de reurbanización de una fábrica de acero. Es crucial hacer balance, pues, de las lecciones aprendidas hasta el momento.
El modelo del Greater London se ha ido ampliando en los últimos años a otras 10 áreas metropolitanas, nueve de las cuales tienen la potestad de escoger su metro mayor. Se trata de las regiones del Greater Manchester, el West Midlands —incluye Birmingham—, Liverpool City Region, Tees Valley, West of Englang, Cambridshire and Peterborough, South Yorkshire, North of Tyne y West Yorkshire.
Entre los derrotados por la abrumadora victoria de los laboristas destaca el metro mayor de West Midlands, Andy Street, que se había incluso desmarcado del primer ministro tory Rishi Sunak, que ha quedado muy debilitado. En total, los laboristas han conseguido 1.017 representantes municipales, 199 más de los que tenían hasta ahora. Los conservadores han perdido 348 y se han quedado con solo 427.
En primer lugar, la devolución debe ser un proceso incremental. Muchas áreas locales han sido devastadas por años de austeridad, y no todas las regiones tienen la capacidad institucional para asumir de inmediato responsabilidades adicionales, incluidos poderes fiscales. La devolución escalonada puede tener ventajas. Por ejemplo, el Institute for Government recomienda que el próximo gobierno ponga a prueba modelos de reparto de ingresos fiscales en regiones más competentes como primer paso hacia una mayor devolución fiscal.
En segundo lugar, centrarse en lograr más acuerdos de transferencia no debe pasar por alto la importancia de fomentar primero la colaboración y el compromiso de las autoridades locales que forman parte del proceso. En tercer lugar, es importante que las cuentas y las políticas sean examinadas por un organismo de auditoría.
El Financial Times cree que ha llegado el momento de ir más lejos en este modelo, al considerarlo más efectivo para gestionar las necesidades locales de los ciudadanos. Una vez pasadas las elecciones locales en Inglaterra, habrá que seguir este proceso y cómo puede influir en la futura institucionalización de otras regiones metropolitanas en Europa.
El gobierno central seguirá desempeñando un papel vital en el desarrollo de las estrategias e infraestructuras nacionales generales. También necesita sortear las difíciles decisiones sobre cuánto poder e ingresos fiscales transferir. Los alcaldes metropolitanos no serán adecuados para todos los lugares y habrá buenos líderes y también malos. Pero el experimento está funcionando. Es hora, pues, de incrementar esfuerzos.
Pueden leer el artículo Financial Times entero:
El prometedor experimento de Inglaterra con los alcaldes metropolitanos
Conceder poderes más amplios a los líderes locales podría ayudar a estimular el crecimiento regional
En poco más de tres semanas, los habitantes de diez regiones metropolitanas de Inglaterra votarán a su alcalde local. Elegidos por primera vez fuera de Londres en 2017, los alcaldes metropolitanos se han convertido en una rara historia de éxito en lo que al enfoque que tiene Gran Bretaña del crecimiento regional se refiere, por otro lado bastante apagado e inconsistente. La mayoría de estos alcaldes son actualmente más reconocibles que los líderes de las autoridades locales y los parlamentarios, según una encuesta de Centre for Cities, un think tank independiente de políticas urbanas. Y quienes viven en estas zonas también apoyan conceder un mayor poder a sus alcaldes en la toma de decisiones. Algunos líderes ya han empezado a supervisar acciones de mejora económica, como el desarrollo de redes de tranvías y sistemas de autobuses o la implantación de políticas para combatirla escasez de trabajadores para determinados puestos.
Inglaterra necesita una descentralización amplia y profunda. La formulación de políticas es más eficaz cuando está en sincronía con las necesidades locales. Pero durante décadas, las regiones inglesas han carecido de suficiente autonomía o financiación para fortalecer sus economías locales ante la estructura política altamente centralizada del país. Esto ha contribuido al flojo crecimiento de la productividad en las ciudades de segundo rango –incluidas antiguas potencias industriales, como Liverpool, Manchester y Birmingham–, especialmente en comparación con las de otras naciones avanzadas. Inglaterra depende en gran medida de su capital para el crecimiento económico pero, con mayores poderes, estas ciudades podrían convertirse en determinantes impulsoras del crecimiento regional.
Inglaterra debería aprovechar los éxitos de los alcaldes metropolitanos para extender este modelo a otras áreas del país. Varias áreas urbanas primarias, incluidas Leicester, Stoke y ciudades de la costa sur, siguen sin tener acuerdos de transferencia, según el Institute for Government. Los alcaldes también deberían obtener gradualmente más poderes: un control adicional sobre el transporte, el talento y la planificación ayudaría enormemente al desarrollo de estrategias industriales locales coherentes. Transferir poderes policiales de comisionados individuales, por otro lado, también podría tenir sentido. Y, por último, las áreas descentralizadas necesitan una financiación predecible a largo plazo, incluso a través de una mayor retención de impuestos y más poderes de recaudación de ingresos. Esto tendría como beneficio adicional poder dar a los alcaldes un mayor protagonismo en el éxito de sus áreas locales.
Es esperanzador que tanto el Partido Conservador como el Laborista vean a los alcaldes metropolitanos como una parte central de sus planes de transferencia de competencias. Pero también es relevante cómo las dan a conocer. Si bien regiones como el Gran Manchester, con Andy Burnham, y las West Midlands, con Andy Street, son mayoritariamente consideradas casos de éxito, el alcalde de Tees Valley, Ben Houchen, se ha visto presionado después de que un comité independiente encontrara medida de protección insuficientes para garantizar la relación calidad-precio de los contribuyentes en un proyecto de reurbanización de una fábrica de acero. Es crucial hacer balance, pues, de las lecciones aprendidas hasta el momento.
En primer lugar, la devolución debe ser un proceso incremental. Muchas áreas locales han sido devastadas por años de austeridad, y no todas las regiones tienen la capacidad institucional para asumir de inmediato responsabilidades adicionales, incluidos poderes fiscales. La devolución escalonada puede tener ventajas. Por ejemplo, el Institute for Government recomienda que el próximo gobierno ponga a prueba modelos de reparto de ingresos fiscales en regiones más competentes como primer paso hacia una mayor devolución fiscal.
En segundo lugar, centrarse en lograr más acuerdos de transferencia no debe pasar por alto la importancia de fomentar primero la colaboración y el compromiso de las autoridades locales que forman parte del proceso. En tercer lugar, es importante que las cuentas y las políticas sean examinadas por un organismo de auditoría.
El gobierno central seguirá desempeñando un papel vital en el desarrollo de las estrategias e infraestructuras nacionales generales. También necesita sortear las difíciles decisiones sobre cuánto poder e ingresos fiscales transferir. Los alcaldes metropolitanos no serán adecuados para todos los lugares y habrá buenos líderes y también malos. Pero el experimento está funcionando. Es hora, pues, de incrementar esfuerzos.
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