GERARD ESTEVA: «A LA BARCELONA DE ADA COLAU LE MOLESTA EL DEPORTE»

El presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña (UFEC) considera que el deporte tendría que ligarse a la cultura y al turismo de calidad y proyectar una imagen internacional que haga de Barcelona una de las ciudades mundiales con más atractivo
 

por Manel Manchón

Gerard Esteva i Viladecans (Barcelona, 1984) comunica a toda velocidad. Sabe qué quiere transmitir y lo hace con convicción. Es abogado y músico, y el presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña (UFEC). Considera que el deporte debería unirse a la cultura y al turismo de calidad y proyectar una imagen internacional que haga de Barcelona una de las ciudades mundiales con más atractivo. Y entiende que esto no se puede dar ahora con el equipo municipal que gobierna la capital catalana. “En Barcelona hay una persecución ideológica a todo el que representa el deporte”, afirma sin dudar.

¿Donde está ahora Barcelona en el terreno del deporte; teniendo en cuenta lo que supusieron los Juegos Olímpicos de 1992 y la idea que se ha impuesto de que se vive muy todavía de la inercia que se creó entonces?
A Barcelona le ha ido bien cuando ha estado ligada al deporte, como con los Juegos Olímpicos del 92. También posteriormente apostando por la organización de acontecimientos internacionales. La marca Barcelona y la ciudad fueron referentes en materia deportiva aportando valor social, cultural y económico por el público que captaba. El 2012 éramos la segunda ciudad del mundo en el ranking mundial, posición que hace años que hemos perdido. Esto ha pasado porque la Barcelona de Ada Colau no cree en el deporte. Ha pasado de un presupuesto de 43,8 millones de euros el 2021 a 27 millones el 2018. Por otro lado, hay otros factores que explican este cambio como la falta de liderazgo de la alcaldesa. Barcelona ha renunciado a liderar un mundo que nos ha dado mucha proyección y que ha sido capital por el progreso de la ciudad. No lidera acontecimientos internacionales, ni los JJ. OO. de invierno y esto tiene consecuencias muy negativas para la economía, la salud y la ocupación de la ciudad.

¿Es el Ayuntamiento, por lo tanto, el obstáculo?
El gobierno de Ada Colau ha demostrado que no tiene interés en el mundo del deporte. Es la ciudad de su entorno europeo con la proporción más baja de instalaciones deportivas por habitante. Esto ha provocado la expulsión de la gente del deporte, de entidades y equipos de baloncesto, de patinaje, de muchas modalidades, que han emigrado de Barcelona porque el consistorio no ofrece las respuestas adecuadas. Nosotros mismos tenemos propuestas que no se escuchan como la conversión el recinto del zoo marino en instalaciones deportivas, o una propuesta para aprovechar el cubrimiento de las rondas con equipamientos deportivos. Pero el Ayuntamiento, en cambio, ha apostado por cargarse las pistas deportivas en los centros de enseñanza públicos para plantar árboles. Qué mensaje ofrecemos a nuestros niños y niñas? En estos momentos la obesidad infantil es un gravísimo problema que llevará consecuencias de carácter estructural a medio y largo plazo para la salud de la población. El deporte es parte de la solución, y por eso no entendemos por qué en la Barcelona de Ada Colau le molesta todo lo que representa el deporte.

Me habla del Ayuntamiento, pero ¿qué hace el sector privado? ¿Debe colaborar mucho más para conseguir proyectos deportivos de envergadura?
En la actividad deportiva necesitas la complicidad de la administración pública. Nosotros hemos hecho propuestas para organizar competiciones Internacionales, pero la decisión es del Ayuntamiento, en este caso de Barcelona. Queríamos que el mundial de balonmano femenino del próximo año, que organiza Cataluña y València, con las respectivas federaciones española e internacional, tuviera su final en el Palau Sant Jordi. Los valores que se podían transmitir eran claros. Todo el mundo apuesta por el deporte femenino. Pero finalmente no se hará. La iniciativa privada ha sido la que ha mantenido viva, por ejemplo, la candidatura de los JJ. OO. de invierno. Ahora es la mejor opción que tienen Barcelona y Cataluña para reactivarse.

Estos juegos, ¿realmente tienen una posibilidad real de hacerse en Barcelona?
Sí, hay muchas posibilidades. Hay acuerdo entre el Gobierno central y el Gobierno de la Generalitat, como se ha visto en la entrevista que celebraron Sánchez y Aragonés. La decisión se tomará el próximo año, y los Juegos se harán el 2030. Desde el punto de vista de la sostenibilidad ecológica no hay trabas. Serán sostenibles, tan socialmente como económicamente. El COI ofrece 1.200 millones de euros, que cubrirán, junto con los sponsors y la venta de entradas, el presupuesto que se necesita. No tendrá un coste para el ciudadano. Y supone una muy buena estrategia para transformar la ciudad y abrirla a la montaña. Ya se abrió al mar con los Juegos de 1992. Además, no será una transformación de cara a los turistas extranjeros, sino para los propios ciudadanos, porque no puede ser que se tarde lo mismo que hace cien años para llegar en tren a Puigcerdá. Y en Barcelona también se deben hacer nuevas infraestructuras. Por ejemplo, ¿tiene sentido que en Barcelona no tengamos una pista de hielo?

¿Para todo el año?
Sí, es fundamental para preparar los futuros deportistas que puedan competir, los programas de tecnificación necesitan estas instalaciones propias.

Un proyecto que no acaba de salir bien es la transformación de la montaña de Montjuic en un gran complejo deportivo y cultural. ¿Cómo se debería hacer?
La oferta es enorme y muy atractiva, pero hasta que no se solucione la movilidad no habrá nada que hacer, y no podrá arrancar ningún proyecto ambicioso. Si quieres promocionar el lugar, primero tienes que facilitar el acceso.

Las dificultades que explica sobre el Ayuntamiento de Barcelona, ¿no se pueden compensar con un interés más grande por parte del área metropolitana?
El resto del área metropolitana hace lo que no quiere Barcelona. Pero los grandes acontecimientos se marchan a Madrid, que ha copiado el modelo que teníamos de Barcelona. Se debería establecer un gran pacto estratégico para optar a los grandes acontecimientos internacionales, con el impulso de la sociedad civil y las federaciones deportivas. Debemos hacer ofertas adecuadas y contar con la complicidad de las administraciones. Aportaría capilaridad e influencia. Los ciudadanos de Barcelona están perdiendo oportunidades. Todavía vivimos del trabajo que hizo Samaranch, pero un día esto se acabará. Por eso, lo  que reclamamos es una cooperación por parte de todo el mundo, sabiendo que tendríamos a la vez una gran cooperación internacional.

¿Lo que me dice es que en el área metropolitana tampoco hay liderazgos importantes para potenciar el ámbito deportivo?
Está más desdibujado. De hecho, el área metropolitana debería actuar como una sola entidad, no tiene ningún sentido que todo lo deba asumir una ciudad. Si la planificación global de un acontecimiento se hiciera con una visión metropolitana seriamos mucho más eficientes y eficaces en todas las políticas públicas y aumentarían el rendimiento ecológico, de justicia social y económico de la grand Barcelona.

¿Clubes deportivos como el F.C.Barcelona deberían hacer más, implicarse más?
El Barça ya lo hace. Es un planeta propio. Pero es verdad que con una estrategia conjunta se podría aprovechar mucho más su capacidad.

¿Y el R.C.D. Español, que a veces parece que no sea un equipo de la ciudad, a pesar de estar físicamente en Cornellà?
Ahora todos los clubes están concentrados en su propia supervivencia, después de la pandemia. Pero es cierto que son clubes fundamentales para la proyección internacional de la ciudad y que se deberían aprovechar mucho más.

¿El deporte tiene que unirse a la cultura y al turismo de calidad, por lo tanto? ¿Y cómo se hace?
Se trata de un vínculo necesario, que puede dar muchos proyectos de enorme envergadura. Hay muchas modalidades diferentes al deporte que lo tienen. La esgrima, por ejemplo, siempre ha estado vinculado a la música, es un binomio indisociable. La motivación deportiva se debe complementar con la cultura.

¿Com se debería hacer?
Nosotros tenemos vínculos con el Ateneo barcelonès, con el Museo Marítimo, con diferentes entidades culturales y centros de bellas artes. La Unión de Federaciones Deportivas tiene una gran tradición en Cataluña, ya con nuestro primer presidente, Pompeu Fabra, que quiso catalanitzar la sociedad a partir del deporte. Es una herramienta magnífica, porque llega a muchas capas sociales y de una forma amable y respetuosa. Desde los inicios apostamos para ligar cultura, lengua y deporte.

¿Hasta qué punto el Circuito de Montmeló es una pieza central para Barcelona?
Desde una perspectiva económica es esencial. Hay una oportunidad inmobiliaria para convertir Montmeló en un hub del motor, edificando terrenos del alrededor, con hoteles y parkings. Se trataría de un atractivo para practicar la velocidad al circuito, y ofrecer alojamientos y talleres a este turismo de calidad. Y que enlazaría con la tradición del motor en Cataluña. Pero si perdemos la Fórmula 1 no se podrá hacer nada de todo esto, y será una auténtica bajada económica, social y ocupacional en el área del Vallès que no nos podemos permitir.

¿Se debe contar con el Gobierno central para favorecer todo el que apunta sobre Barcelona? ¿Tendría que apostar el Estado por Barcelona como ciudad del deporte?
En el caso de los Juegos de invierno ya se ha producido el acuerdo. Los únicos que dicen que ‘no’ son los responsables del gobierno del Ayuntamiento de Barcelona.

por Manel Manchón

Gerard Esteva i Viladecans (Barcelona, 1984) comunica a toda velocidad. Sabe qué quiere transmitir y lo hace con convicción. Es abogado y músico, y el presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña (UFEC). Considera que el deporte debería unirse a la cultura y al turismo de calidad y proyectar una imagen internacional que haga de Barcelona una de las ciudades mundiales con más atractivo. Y entiende que esto no se puede dar ahora con el equipo municipal que gobierna la capital catalana. “En Barcelona hay una persecución ideológica a todo el que representa el deporte”, afirma sin dudar.

¿Donde está ahora Barcelona en el terreno del deporte; teniendo en cuenta lo que supusieron los Juegos Olímpicos de 1992 y la idea que se ha impuesto de que se vive muy todavía de la inercia que se creó entonces?
A Barcelona le ha ido bien cuando ha estado ligada al deporte, como con los Juegos Olímpicos del 92. También posteriormente apostando por la organización de acontecimientos internacionales. La marca Barcelona y la ciudad fueron referentes en materia deportiva aportando valor social, cultural y económico por el público que captaba. El 2012 éramos la segunda ciudad del mundo en el ranking mundial, posición que hace años que hemos perdido. Esto ha pasado porque la Barcelona de Ada Colau no cree en el deporte. Ha pasado de un presupuesto de 43,8 millones de euros el 2021 a 27 millones el 2018. Por otro lado, hay otros factores que explican este cambio como la falta de liderazgo de la alcaldesa. Barcelona ha renunciado a liderar un mundo que nos ha dado mucha proyección y que ha sido capital por el progreso de la ciudad. No lidera acontecimientos internacionales, ni los JJ. OO. de invierno y esto tiene consecuencias muy negativas para la economía, la salud y la ocupación de la ciudad.

¿Es el Ayuntamiento, por lo tanto, el obstáculo?
El gobierno de Ada Colau ha demostrado que no tiene interés en el mundo del deporte. Es la ciudad de su entorno europeo con la proporción más baja de instalaciones deportivas por habitante. Esto ha provocado la expulsión de la gente del deporte, de entidades y equipos de baloncesto, de patinaje, de muchas modalidades, que han emigrado de Barcelona porque el consistorio no ofrece las respuestas adecuadas. Nosotros mismos tenemos propuestas que no se escuchan como la conversión el recinto del zoo marino en instalaciones deportivas, o una propuesta para aprovechar el cubrimiento de las rondas con equipamientos deportivos. Pero el Ayuntamiento, en cambio, ha apostado por cargarse las pistas deportivas en los centros de enseñanza públicos para plantar árboles. Qué mensaje ofrecemos a nuestros niños y niñas? En estos momentos la obesidad infantil es un gravísimo problema que llevará consecuencias de carácter estructural a medio y largo plazo para la salud de la población. El deporte es parte de la solución, y por eso no entendemos por qué en la Barcelona de Ada Colau le molesta todo lo que representa el deporte.

Me habla del Ayuntamiento, pero ¿qué hace el sector privado? ¿Debe colaborar mucho más para conseguir proyectos deportivos de envergadura?
En la actividad deportiva necesitas la complicidad de la administración pública. Nosotros hemos hecho propuestas para organizar competiciones Internacionales, pero la decisión es del Ayuntamiento, en este caso de Barcelona. Queríamos que el mundial de balonmano femenino del próximo año, que organiza Cataluña y València, con las respectivas federaciones española e internacional, tuviera su final en el Palau Sant Jordi. Los valores que se podían transmitir eran claros. Todo el mundo apuesta por el deporte femenino. Pero finalmente no se hará. La iniciativa privada ha sido la que ha mantenido viva, por ejemplo, la candidatura de los JJ. OO. de invierno. Ahora es la mejor opción que tienen Barcelona y Cataluña para reactivarse.

Estos juegos, ¿realmente tienen una posibilidad real de hacerse en Barcelona?
Sí, hay muchas posibilidades. Hay acuerdo entre el Gobierno central y el Gobierno de la Generalitat, como se ha visto en la entrevista que celebraron Sánchez y Aragonés. La decisión se tomará el próximo año, y los Juegos se harán el 2030. Desde el punto de vista de la sostenibilidad ecológica no hay trabas. Serán sostenibles, tan socialmente como económicamente. El COI ofrece 1.200 millones de euros, que cubrirán, junto con los sponsors y la venta de entradas, el presupuesto que se necesita. No tendrá un coste para el ciudadano. Y supone una muy buena estrategia para transformar la ciudad y abrirla a la montaña. Ya se abrió al mar con los Juegos de 1992. Además, no será una transformación de cara a los turistas extranjeros, sino para los propios ciudadanos, porque no puede ser que se tarde lo mismo que hace cien años para llegar en tren a Puigcerdá. Y en Barcelona también se deben hacer nuevas infraestructuras. Por ejemplo, ¿tiene sentido que en Barcelona no tengamos una pista de hielo?

¿Para todo el año?
Sí, es fundamental para preparar los futuros deportistas que puedan competir, los programas de tecnificación necesitan estas instalaciones propias.

Un proyecto que no acaba de salir bien es la transformación de la montaña de Montjuic en un gran complejo deportivo y cultural. ¿Cómo se debería hacer?
La oferta es enorme y muy atractiva, pero hasta que no se solucione la movilidad no habrá nada que hacer, y no podrá arrancar ningún proyecto ambicioso. Si quieres promocionar el lugar, primero tienes que facilitar el acceso.

Las dificultades que explica sobre el Ayuntamiento de Barcelona, ¿no se pueden compensar con un interés más grande por parte del área metropolitana?
El resto del área metropolitana hace lo que no quiere Barcelona. Pero los grandes acontecimientos se marchan a Madrid, que ha copiado el modelo que teníamos de Barcelona. Se debería establecer un gran pacto estratégico para optar a los grandes acontecimientos internacionales, con el impulso de la sociedad civil y las federaciones deportivas. Debemos hacer ofertas adecuadas y contar con la complicidad de las administraciones. Aportaría capilaridad e influencia. Los ciudadanos de Barcelona están perdiendo oportunidades. Todavía vivimos del trabajo que hizo Samaranch, pero un día esto se acabará. Por eso, lo  que reclamamos es una cooperación por parte de todo el mundo, sabiendo que tendríamos a la vez una gran cooperación internacional.

¿Lo que me dice es que en el área metropolitana tampoco hay liderazgos importantes para potenciar el ámbito deportivo?
Está más desdibujado. De hecho, el área metropolitana debería actuar como una sola entidad, no tiene ningún sentido que todo lo deba asumir una ciudad. Si la planificación global de un acontecimiento se hiciera con una visión metropolitana seriamos mucho más eficientes y eficaces en todas las políticas públicas y aumentarían el rendimiento ecológico, de justicia social y económico de la grand Barcelona.

¿Clubes deportivos como el F.C.Barcelona deberían hacer más, implicarse más?
El Barça ya lo hace. Es un planeta propio. Pero es verdad que con una estrategia conjunta se podría aprovechar mucho más su capacidad.

¿Y el R.C.D. Español, que a veces parece que no sea un equipo de la ciudad, a pesar de estar físicamente en Cornellà?
Ahora todos los clubes están concentrados en su propia supervivencia, después de la pandemia. Pero es cierto que son clubes fundamentales para la proyección internacional de la ciudad y que se deberían aprovechar mucho más.

¿El deporte tiene que unirse a la cultura y al turismo de calidad, por lo tanto? ¿Y cómo se hace?
Se trata de un vínculo necesario, que puede dar muchos proyectos de enorme envergadura. Hay muchas modalidades diferentes al deporte que lo tienen. La esgrima, por ejemplo, siempre ha estado vinculado a la música, es un binomio indisociable. La motivación deportiva se debe complementar con la cultura.

¿Com se debería hacer?
Nosotros tenemos vínculos con el Ateneo barcelonès, con el Museo Marítimo, con diferentes entidades culturales y centros de bellas artes. La Unión de Federaciones Deportivas tiene una gran tradición en Cataluña, ya con nuestro primer presidente, Pompeu Fabra, que quiso catalanitzar la sociedad a partir del deporte. Es una herramienta magnífica, porque llega a muchas capas sociales y de una forma amable y respetuosa. Desde los inicios apostamos para ligar cultura, lengua y deporte.

¿Hasta qué punto el Circuito de Montmeló es una pieza central para Barcelona?
Desde una perspectiva económica es esencial. Hay una oportunidad inmobiliaria para convertir Montmeló en un hub del motor, edificando terrenos del alrededor, con hoteles y parkings. Se trataría de un atractivo para practicar la velocidad al circuito, y ofrecer alojamientos y talleres a este turismo de calidad. Y que enlazaría con la tradición del motor en Cataluña. Pero si perdemos la Fórmula 1 no se podrá hacer nada de todo esto, y será una auténtica bajada económica, social y ocupacional en el área del Vallès que no nos podemos permitir.

¿Se debe contar con el Gobierno central para favorecer todo el que apunta sobre Barcelona? ¿Tendría que apostar el Estado por Barcelona como ciudad del deporte?
En el caso de los Juegos de invierno ya se ha producido el acuerdo. Los únicos que dicen que ‘no’ son los responsables del gobierno del Ayuntamiento de Barcelona.

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