¿CÓMO VE USTED EL FUTURO DEL ÁMBITO METROPOLITANO (ÁREA Y REGIÓN) DE BARCELONA?
La economista Carme Poveda, el director del Idescat, Xavier Cuadras Morató, y el exconsejero de Cultura, el catedrático Joan Manuel Tresserras, responden la pregunta por el porvenir de la Metrópoli en la última entrega de la encuesta del ciclo BCN Diálogos.
Por Pep Martí
Carme Poveda: «Muchas oportunidades que actualmente no tienen cabida en la ciudad de Barcelona pueden ser revulsivos para el entorno metropolitano»
Economista y Jefe de Análisis Económico de la Cámara de Comercio de Barcelona
La cohesión es uno de los principales objetivos para reducir las desigualdades y la segregación en el territorio. En el actual contexto de emergencia climática y de transformación digital, esto pasa por priorizar tres políticas con visión metropolitana: el acceso a la vivienda; las infraestructuras de movilidad, y la apuesta por la formación y la innovación.
La gobernanza actual de estos retos es compleja, atomizada y poco coordinada entre municipios. Habría que aumentar la identidad territorial y la conciencia metropolitana entre la población, y al mismo tiempo crear una organización administrativa que permita afrontar los retos señalados.
Además, es imprescindible la visión global del ámbito metropolitano. En el siglo XXI resulta evidente que sólo la escala metropolitana ofrece la dimensión necesaria para ser relevante en el entorno de competitividad mundial en el que vivimos. En Europa solo podremos competir con Berlín, París o Amsterdam si somos una metrópoli compacta. Barcelona tiene 1,6 millones habitantes, mientras que Berlín tiene 3,5 M. El AMB tiene 3,2 M (36 municipios) y la Región Metropolitana (164 municipios) casi 5 M. El dilema que se plantea en la ciudad de Barcelona es si seremos capaces de avanzar en la carrera de la globalización de las metrópolis tecnológicas (atrayendo talento, empresas y tecnología), o si nos quedaremos encasillados como lugar turístico, pero sin influencia real. Muchas oportunidades que actualmente no tienen cabida en la ciudad de Barcelona, a menudo congestionada, pueden ser revulsivos para el entorno metropolitano. Un ejemplo podría ser el parque audiovisual Tres Xemeneies en Badalona o la ciudad del motor alrededor del Circuito de Cataluña en El Vallès. Una agenda de oportunidades de inversión compartida a nivel metropolitano podría hacer de catalizadora de esta nueva metrópoli global.
Xavier Cuadras Morató: «Es necesario que la Barcelona metropolitana sea un espacio muy acogedor para universitarios, investigadores y emprendedores de todo el mundo»
Profesor del Departamento de Economía y Empresa de la UPF. Director del Idescat (Instituto de Estadística de Cataluña)
Tres ideas: El futuro de la región y el área metropolitana de Barcelona pasa necesariamente por una mejora radical de su transporte público, que permita mejorar la integración de los diferentes espacios de manera sostenible a nivel social y ambiental. Asimismo, es imprescindible que la economía de la Barcelona metropolitana se mantenga bien diversificada mientras que, al mismo tiempo, aumenta su especialización en uno o dos sectores de elevado valor añadido que le permitan ser líder a nivel europeo o, mejor aún, mundial.
Finalmente, es necesario que la Barcelona metropolitana sea un espacio muy acogedor para universitarios, investigadores y emprendedores de todo el mundo y sepa contener la tentación, a corto plazo casi irresistible, de la excesiva dependencia de un sector turístico que, demasiado a menudo, no genera beneficios para cubrir los costes sociales que genera.
Joan Manuel Tresserras: «La gran Barcelona, la de los 5 millones de habitantes, a pesar de graves carencias, cuenta con activos que le aseguran un gran reconocimiento y atractivo»
Exconsejero de Cultura. Catedrático en el Departamento de Periodismo y Ciencias de la Información de la UAB
Cada ciudad global se proyecta como un conglomerado de oportunidades y propuestas de estilos de vida, configurados históricamente a partir de una ubicación geográfica, una posición en la división internacional de la actividad económica y el trabajo, un patrimonio cultural, unas determinadas políticas públicas, a veces un carácter distintivo, una tradición o unas cualidades. De todos modos, a lo largo del tiempo, resulta una determinada reputación, una fisonomía urbana, unas características, una atmósfera, una marca reconocida. Una manera de estar en el mundo, de ser identificable y de ser puesta en valor.
La gran Barcelona -la de los 5 millones de habitantes-, a pesar de graves carencias, cuenta con activos que le aseguran un gran reconocimiento y atractivo. Pero debe afrontar en el futuro inmediato retos como estos: reducir inmediatamente la dependencia energética en las condiciones que impone la descarbonización; completar urgentemente la red pública interior de transporte y comunicaciones para hacerla eficiente; integrar los diversos niveles de administración y toma de decisiones; acelerar el empleo. actualización de las infraestructuras básicas y la reindustrialización vinculada al triángulo: digitalización, robotización, inteligencia artificial; redimensionar el modelo turístico y calificar la oferta cultural; subrayar la función de capitalidad –económica, política cultural– del Mediterráneo occidental; asumir definitivamente que la relación con Madrid es más de competencia que de complementariedad, y que el Estado nunca ha dudado de cuál es su apuesta estratégica principal; contribuir, en consecuencia y sin ambigüedades, a la redefinición y potenciación del espacio nacional catalán, conectándolo a los parámetros del entorno global.
No puedes apostar por instituciones de poder que te ven como una amenaza y que, como mucho, te permitirán quedar segundo, un papel subordinado. Si quieres deshacerte de tropiezos sobreros y de tratos discriminatorios, ayuda a articular un poder efectivo a tu alrededor, que tenga tus intereses y los de tu gente como prioridad.
Por Pep Martí
Carme Poveda: «Muchas oportunidades que actualmente no tienen cabida en la ciudad de Barcelona pueden ser revulsivos para el entorno metropolitano»
Economista y Jefe de Análisis Económico de la Cámara de Comercio de Barcelona
La cohesión es uno de los principales objetivos para reducir las desigualdades y la segregación en el territorio. En el actual contexto de emergencia climática y de transformación digital, esto pasa por priorizar tres políticas con visión metropolitana: el acceso a la vivienda; las infraestructuras de movilidad, y la apuesta por la formación y la innovación.
La gobernanza actual de estos retos es compleja, atomizada y poco coordinada entre municipios. Habría que aumentar la identidad territorial y la conciencia metropolitana entre la población, y al mismo tiempo crear una organización administrativa que permita afrontar los retos señalados.
Además, es imprescindible la visión global del ámbito metropolitano. En el siglo XXI resulta evidente que sólo la escala metropolitana ofrece la dimensión necesaria para ser relevante en el entorno de competitividad mundial en el que vivimos. En Europa solo podremos competir con Berlín, París o Amsterdam si somos una metrópoli compacta. Barcelona tiene 1,6 millones habitantes, mientras que Berlín tiene 3,5 M. El AMB tiene 3,2 M (36 municipios) y la Región Metropolitana (164 municipios) casi 5 M. El dilema que se plantea en la ciudad de Barcelona es si seremos capaces de avanzar en la carrera de la globalización de las metrópolis tecnológicas (atrayendo talento, empresas y tecnología), o si nos quedaremos encasillados como lugar turístico, pero sin influencia real. Muchas oportunidades que actualmente no tienen cabida en la ciudad de Barcelona, a menudo congestionada, pueden ser revulsivos para el entorno metropolitano. Un ejemplo podría ser el parque audiovisual Tres Xemeneies en Badalona o la ciudad del motor alrededor del Circuito de Cataluña en El Vallès. Una agenda de oportunidades de inversión compartida a nivel metropolitano podría hacer de catalizadora de esta nueva metrópoli global.
Xavier Cuadras Morató: «Es necesario que la Barcelona metropolitana sea un espacio muy acogedor para universitarios, investigadores y emprendedores de todo el mundo»
Profesor del Departamento de Economía y Empresa de la UPF. Director del Idescat (Instituto de Estadística de Cataluña)
Tres ideas: El futuro de la región y el área metropolitana de Barcelona pasa necesariamente por una mejora radical de su transporte público, que permita mejorar la integración de los diferentes espacios de manera sostenible a nivel social y ambiental. Asimismo, es imprescindible que la economía de la Barcelona metropolitana se mantenga bien diversificada mientras que, al mismo tiempo, aumenta su especialización en uno o dos sectores de elevado valor añadido que le permitan ser líder a nivel europeo o, mejor aún, mundial.
Finalmente, es necesario que la Barcelona metropolitana sea un espacio muy acogedor para universitarios, investigadores y emprendedores de todo el mundo y sepa contener la tentación, a corto plazo casi irresistible, de la excesiva dependencia de un sector turístico que, demasiado a menudo, no genera beneficios para cubrir los costes sociales que genera.
Joan Manuel Tresserras: «La gran Barcelona, la de los 5 millones de habitantes, a pesar de graves carencias, cuenta con activos que le aseguran un gran reconocimiento y atractivo»
Exconsejero de Cultura. Catedrático en el Departamento de Periodismo y Ciencias de la Información de la UAB
Cada ciudad global se proyecta como un conglomerado de oportunidades y propuestas de estilos de vida, configurados históricamente a partir de una ubicación geográfica, una posición en la división internacional de la actividad económica y el trabajo, un patrimonio cultural, unas determinadas políticas públicas, a veces un carácter distintivo, una tradición o unas cualidades. De todos modos, a lo largo del tiempo, resulta una determinada reputación, una fisonomía urbana, unas características, una atmósfera, una marca reconocida. Una manera de estar en el mundo, de ser identificable y de ser puesta en valor.
La gran Barcelona -la de los 5 millones de habitantes-, a pesar de graves carencias, cuenta con activos que le aseguran un gran reconocimiento y atractivo. Pero debe afrontar en el futuro inmediato retos como estos: reducir inmediatamente la dependencia energética en las condiciones que impone la descarbonización; completar urgentemente la red pública interior de transporte y comunicaciones para hacerla eficiente; integrar los diversos niveles de administración y toma de decisiones; acelerar el empleo. actualización de las infraestructuras básicas y la reindustrialización vinculada al triángulo: digitalización, robotización, inteligencia artificial; redimensionar el modelo turístico y calificar la oferta cultural; subrayar la función de capitalidad –económica, política cultural– del Mediterráneo occidental; asumir definitivamente que la relación con Madrid es más de competencia que de complementariedad, y que el Estado nunca ha dudado de cuál es su apuesta estratégica principal; contribuir, en consecuencia y sin ambigüedades, a la redefinición y potenciación del espacio nacional catalán, conectándolo a los parámetros del entorno global.
No puedes apostar por instituciones de poder que te ven como una amenaza y que, como mucho, te permitirán quedar segundo, un papel subordinado. Si quieres deshacerte de tropiezos sobreros y de tratos discriminatorios, ayuda a articular un poder efectivo a tu alrededor, que tenga tus intereses y los de tu gente como prioridad.
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