NÚRIA PARLON: “EL ÁREA METROPOLITANA DE BARCELONA DEBE MIRAR MÁS HACIA EL BESÓS»

La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet repasa el estado de la ciudad, explica los proyectos que están en marcha y cómo los fondos europeos pueden ser una oportunidad para el territorio.
 

Por Pep Martí

Núria Parlon (Barcelona, 1974) lleva doce años como alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet. Cogió el timón de la ciudad en momentos difíciles y consiguió recuperar el pulso de la política municipal. Ahora le ha tocado gestionar sobre el terreno el impacto de la COVID-19. Con esta perspectiva, Parlon repasa el estado de la ciudad, explica los proyectos que hay en marcha y cómo los fondos europeos pueden ser una oportunidad para el territorio. A la vez, la alcaldesa reclama más liderazgo metropolitano en Barcelona. No esconde, en su discurso, la satisfacción —que comparte con muchos actores— por la transformación de una Santa Coloma que ha reforzado con orgullo su personalidad.

Lleva 12 anys en la alcaldía. És una etapa que se halla entre dos crisis: el caso Pretoria —que ya se ha substanciado judicialmente— y ahora la crisi sanitaria, que no avisó. ¿Cómo ve Santa Coloma que sale de la pandemia?
En estos doce años, como dice, hemos abordado diferentes crisis. La propia de la ciudad, vinculada a la acción del anterior alcalde, que tuvo derivadas y consecuencias penales; la crisis económica, que se solapó casi en aquel momento; también la tensión entorno a la crisis territorial, que la hemos vivido de cerca, y, finalmente, porque esperamos que a partir de ahora todo sea exitoso, la crisis pandémica, que todavía ahora está afectando nuestras vidas de manera radical. Ante esto, Santa Coloma ha intentado trabajar en la lógica de las políticas de participación ciudadana, implicando la gente y dotándonos de instrumentos de gestión que nos permitan rendir cuentas, cosa que es clave.

¿Qué ejemplo pondría de estos instrumentos?
Como ejemplo, tenemos los planes de actuación municipal, que siempre se han revalidado y consensuado con la ciudadanía. Incluso en la situación de pandemia, hemos hecho un proceso participativo utilizando las nuevas tecnologías y los espacios virtuales. Esto ha sido reconocido como buena práctica por la Fundación Pi Sunyer, que hace una compilación de todas las experiencias innovadoras del mundo local. Hemos elaborado unos presupuestos que han incorporado innovación, como hemos hecho en el informe de perspectiva de género que se incorpora en el propio presupuesto. También destacaría el seguimiento que se puede hacer de todos los expedientes administrativos, a través del web, que es importante desde el punto de vista de la transparencia. En las fórmulas que después la ley de transparencia y acceso a la información ha establecido como patrón generalizado, aquí nosotros fuimos claramente innovadores. Y hay toda una vertiente relacionada con la redistribución de recursos para compensar las situaciones de vulnerabilidad, que están muy asociadas a nuestro perfil poblacional y de características de la ciudad. Hemos abocado recursos a una política social, no desde una perspectiva exclusivamente asistencial, y también en aspectos relacionados a la reactivación económica. De hecho, todo ello responde a la lógica de trabajo que actualmente debemos reforzar.

Una crisis así pone a prueba el modelo de gobernanza. ¿Cuáles fueron los problemas más graves a los cuales el Ayuntamiento tuvo que dar una respuesta rápida?
Todo lo que ha sido relacionado con el impacto de la COVID y con las normas de restricción vinculadas al propio estado de alarma, que donde se acababan dando cumplimiento era en los ayuntamientos, de un día para el otro. Y con las mismas plantillas de policías locales, las mismas plantillas de trabajadores y trabajadoras sociales, y los mismos equipos humanos. Una complejidad que en algunos momentos ha sido de difícil equilibrio. Porque, por un lado, los trabajadores y trabajadoras tenían que hacer teletrabajo, pero tú no puedes hacer una atención social a una persona vulnerable a través del teletrabajo. Esto es muy complicado. Después, hemos tenido que hacer frente a las restricciones en la movilidad y en el uso del espacio público, que también eran difíciles de hacerlas cumplir. Sin ir más lejos, recordáis que hubo un momento en que la gente salía por franjas horarias, y esto era muy difícil porque había gente que se saltaba las restricciones. De hecho, ahora, con lo que ha sucedido con la sentencia del Tribunal Constitucional, tuvimos una reunión con el Procicat y abordámos esta realidad. Había el elemento punitivo de la sanción, con la posibilidad de que un policía local podía sancionar alguien que fuera sin mascarilla. Ahora, si no pagas las multas, porque te están avalando a no hacerlo, es todavía más difícil. Esto lo que implica es que tenemos que ser capaces de apelar a la corresponsabilidad, a una responsabilidad compartida que es parte de la gobernanza. Una gobernanza que a veces, en momentos como los actuales, se puede volver muy frágil si no somos capaces de reforzar y definir entre todos la idea de bien común. Que, en este caso, es la salud y la vida. Porque, desgraciadamente, ha muerto y todavía muere mucha gente.

El abril pasado, los ayuntamientos de Santa Coloma, Sant Adrià de Besòs y Badalona lanzaron el manifiesto «Alianza para la recuperación de la comarca Barcelonès Nord-Besòs». ¿Cuáles son las principales reivindicaciones?
Este compromiso surgía de la necesidad de pensar que nuestro territorio tiene muchas oportunidades, que en parte pasan para aprovechar el talento de la propia población, pero a la vez también estamos amenazados por una serie de debilidades que nos pueden llevar a cronificar determinadas situaciones de vulnerabilidad que no son admisibles. Esto también se ha agudizado por la COVID. Ante esto, necesitamos liderazgo que tiene que venir en parte de la capital, que tiene que pensar en el Besòs, tiene que pasar por los instrumentos de gestión y de gobernanza metropolitana, como es la CON, que también tiene que pensar mucho en como este territorio deja de ser un espacio de vulnerabilidad, como veces se nos ha denominado, como el corredor de la pobreza. Porque, más allá de esto, hay muchas oportunidades relacionadas con el desarrollo económico que no podemos dejar pasar. Cuestiones positivas que vemos en esta línea, serían los fondos europeos Next Generetion, o proyectos de futuro como serán las Tres Chimeneas, el proyecto de reactivación económica que Santa Coloma también está impulsando, o la posibilidad de jugar con la capitalidad de la alimentación que tendrá Barcelona. Aquí tenemos el campus de la alimentación de Tor Ribera, la Escuela de Restauración, que es municipal y también está ofreciendo oportunidades de un 90% de inserción a las personas que siguen su formación, las oportunidades que se están trabajando en clave de igualdad de género. Pensamos que el impacto del paro en nuestra ciudad está claramente feminizado. Hay todas unas estrategias vinculadas con el talento y la capacitación de la ciudadanía en nuevos nichos de ocupación, medioambientales, de nuevas tecnologías, que la ciudad tiene que saber aprovechar. Y para poderlo aprovechar tendremos el instrumento de los fondos europeos, que deben jugar a nuestro favor. Pero también necesitamos un impulso en clave metropolitana porque las ciudades por separado, Badalona, San Adrià o Santa Coloma, no podrán optimizarlos por sí solas.

¿Es imprescindible un organismo supramunicipal para liderar el Barcelonès Nord? ¿El Consorcio del Besòs no puede hacer este papel?
Hay dos realidades. Una es la propiamente más pragmática, que tiene que ver con la gestión de servicios mancomunados, que gestionaba el Consejo Comarcal. Pero nos quedamos sin el Consejo Comarcal y esto nos ha generado una serie de dificultades en la gestión cotidiana de servicios. Y, por otro lado, hay una versión más estratégica de gobernanza que también es importante. El Consorcio del Besòs nosotros valoramos que puede jugar un papel en esta línea estratégica. Y el AMB también debe mirar más hacia el Besós, más allá de las inversiones de las cuales los municipios del Besós nos beneficiamos al formar parte del AMB.

¿No lo hace de manera suficient?
Lo hace, porque es verdad que hay proyectos que son estratégicos en clave de desarrollo del territorio, y que cuentan con el apoyo del área Metropolitana, pero esta visión de liderazgo, que es el que nosotros exigíamos, también a la alcaldesa de Barcelona, en su doble condición de alcaldesa y de presidenta de la AMB, creemos que se debe reforzar. En esta línea, insistimos, y hemos tenido una serie de reuniones, tanto con la alcaldesa como con el vicepresidente del AMB, para empezar a trabajar estas estrategias que estarán muy relacionadas con el despliegue de estos fondos europeos. Santa Coloma ha sido referente en políticas de rehabilitación utilizando la ley de vivienda catalana y hemos puesto en marcha una experiencia que ha sido extrapolada al funcionamiento propio del AMB y en la cual otras ciudades están trabajando. Queremos que estas potencialidades de los fondos europeos sirvan para relanzar este territorio.

“En momentos como los actuales, una gobernanza se puede volver muy frágil si no somos capaces de reforzar y definir entre todos la idea de bien común”

¿La supresión del Consell Comarcal del Barcelonés fué un error?
El argumento que se dio para suprimirlo era que todos los municipios que formaban parte ya estábamos en otra estructura supramunicipal, que era la AMB. Pero es cierto que en el proceso de cierre y traspaso de estos servicios de gestión compartida, desde el centro de animales de compañía a la prestación de becas de comedor, el servicio de transporte escolar, que son servicios fundamentales en el funcionamiento de estas ciudades, nos hemos encontrado con serias dificultades. Por otro lado, lo que también nos preocupa es que hemos dejado de tener un órgano que permitía articular estrategias de co gobernanza. En clave metropolitana y comarcal. Por ejemplo, hay consejos comarcales que han articulado pronunciamientos de cara a los fondos europeos. Nosotros este instrumento no lo tenemos. Tiene que ser a través del AMB. Y, por lo tanto, el área debe tener presente cuáles son las vulnerabilidades de este territorio, que tendrán un coste de oportunidades muy elevado si no las abordamos con liderazgo y recursos.

¿Se entiende bien con el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol?
Sí, tenemos buena relación. Evidentemente, pertenecemos a partidos muy diferentes. Pero en las grandes cuestiones nos entendemos bien. Tanto con el alcalde de Badalona como con la alcaldesa de Sant Adrià.

Las alianzas de ciudad son fundamentales para lograr proyectos de alcance supramunicipal.
Sí. Aquí, las fronteras entre municipios, los límites territoriales, son irreales. Una acera puede ser de Badalona y la otra de Santa Coloma. Nosotros hacemos reuniones de coordinación entre regidores. Imagínese que yo cambio el alumbrado de una acera limítrofe con Badalona o Sant Adrià. Lo podemos hacer a la vez. O el sistema de recogida de residuos. Nos tenemos que coordinar.
Durante la COVID, era importantísimo la presencia de la policía local en las calles. Por lo que decíamos antes, por el posible incumplimiento de las medidas de restricción. Los policías no se podían poner enfermos de COVID. E hicimos un acuerdo entre las tres policías para hacer esto posible y, en caso de bajas en el personal, coordinar las intervenciones en las zonas limítrofes de las ciudades.

Un ejemplo de proyecto con visión metropolitana seria Can Zam, donde el AMB ha tenido un papel destacado. ¿Cómo evoluciona el proyecto de Can Zam?
Es un proyecto complejo porque para poder ejecutar el 100% de las zonas verdes hemos tenido que hacer expropiaciones muy importantes. A día de hoy, todo es zona verde y hemos conseguido que el parque tenga financiación por parte del AMB para asumir las diversas fases acordadas por la ciudadanía, en el proceso de participación que se hizo. Este es un parque metropolitano que tiene muchos usos, sociales y familiares. Nos tiene que dar muchos tipos de coberturas, en la línea del deporte, de ocio familiar, de encuentros. Que ya es el que es hoy el parque. Además, está junto a la infraestructura verde del río Besòs, que también es un espacio de conectividad y de relación de esta realidad metropolitana que, poco a poco y gracias a la intervención pública, hemos ido ganando en espacio verde para una ciudad tan densa como es la nuestra. Ahora, el noviembre, empieza la segunda fase de transformación del parque. Dentro de aquí hay el que denominamos la clariana polivalente, que debe permitir hacer actividades variadas, como conciertos o actividades de varios tipos. Detrás de todo esto hay una historia, la de la consolidación de los ayuntamientos democráticos, el papel de Europa en la transformación de los municipios, la cohesión en los barrios y la transformación del río con fondos europeos, el cambio del Parque del Besòs, la recuperación de la cordillera de la Marina… Todo esto forma parte de una transformación que ha beneficiado la ciudad de forma clara. Una cogobernanza de muchos actores lo ha hecho posible. Nosotros nos beneficiamos, a caballo del mandato anterior, de la estrategia de desarrollo urbana y sostenible conocida como EDUSI, que hicimos las ciudades de Barcelona, Santa Coloma y otros municipios. Otra clave de vuelta de todo esto es la recuperación que haremos de la masía de Can Zam como patrimonio de las raíces vitícolas de la ciudad. Tenemos viña experimental, que también genera ocupación. Y, lo que para nosotros será capital, atraer este turismo familiar en clave de salud junto a Barcelona, que permita disfrutar de una paseada por el Besós, hacer rutas de tracking y de trade running por la parte de la montaña. Esto también son oportunidades de pequeño negocio y de autoempleo para mucha gente. Alrededor del observatorio que queremos hacer en el marco del Parque del Besós, donde haremos una renaturalización del río, con una laguna didáctica y un proyecto que será muy interesante y se hará en este mandato, nos permitirá dar este paso.

¿Todavía es poco conocida Santa Coloma por la gente de Barcelona?
Ahora empieza a estar más referenciada. Pero nuestra ciudad es una grande desconocida porque estamos tocando a Barcelona y esto lo eclipsa todo. Barcelona es casi una ciudad estado. Pero esto también es beneficioso si somos capaces de encontrar nuestra singularidad dentro de este proyecto tan cosmopolita. Aquí hay otro proyecto muy interesante que es el balneario.

¿Un balneario en Santa Coloma?
Tenemos aguas termales en la ciudad, que se encontraron cuando se hicieron las perforaciones para la línea 9 del metro. Y esto lo estamos trabajando. Son aguas que, a priori, tienen propiedades químicas propias de las aguas termales. Por los estudios que se han hecho, con la dirección de Minas de la Generalitat, se podría hacer una parte lúdica, que sería este balneario en la zona de Can Zam, y de la otra, un aprovechamiento geotérmico para las instalaciones municipales.

¿Tiene una opinión definida en el debate en torno a la ampliación del Prat?
Pienso que la ampliación debe ser compatible con el entorno natural, y seguro que hay fórmulas que se pueden encontrar para que sea lo menos perjudicial posible.

En cuanto al proyecto de las Tres Chimeneas, cuando se observa la información parece que hay un proyecto, pero cuando se entra al por menor, parece que sea todavía muy general. ¿Qué opina sobre el que se quiere implementar en la zona?
La ciudad de Santa Coloma puede estar vinculada, pero hay muchos actores que están interviniendo. Conocí el proyecto inicial, que incluía un aspecto entorno a la paz y a la diplomacia, y el despliegue de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero también relacionada con la reactivación económica del territorio, y esto es capital. Ahora ha aparecido el tema del hub audiovisual. Aquí hay muchas oportunidades que un territorio como el nuestro tendría que saber aprovechar en clave de gestión de la energía. Para un territorio como el nuestro, podría ser interesante un centro de segunda oportunidad de ocupación, que pueda poner en contacto el mercado laboral y la alta capacitación tecnológica. Habrá que ver la ensambladura cómo se encuentra. Es bien cierto que cualquier apuesta seria que incida sobre estas oportunidades del territorio será bienvenida.

¿Cree que, siguiendo su análisis sobre la importancia de Barcelona como motor de tracción hacia las ciudades que lo rodean, esto tendría que plasmarse en un proyecto de región metropolitana o de ciudad-región que reúna, además de los cuarenta municipios del AMB, los 144 municipios que aparecen en el estudio que ha hecho Jordi Martí sobre la región metropolitana?
Aquí, lo que hace falta es pensar en la importancia de las grandes áreas metropolitanas. Es aquí donde tendremos un porcentaje elevadísimo de la población. Lo que debemos saber entender es que, a pesar de que somos un contínuum urbano, hay una serie de particularidades propias que no pueden quedar fagocitadas por esta capitalidad que tiene Barcelona. Lo importante es ser capaces de que esta gran región tenga en cuenta estas singularidades en clave de oportunidades. Y aquí es donde vuelven a aparecer determinados ejes, como es el caso del Besós, diferenciado del Bajo Llobregat o de los Vallesos. Yo tengo mis dudas de que haya una voluntad de liderazgo para tenerlo muy en cuenta. Y pienso que el coste de oportunidad que pagaremos en clave de cohesión territorial, si esto no se tiene en cuenta, será muy alto.

¿Cómo funciona la interlocución con el gobierno español? Conoce bien la nueva ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez?
Nos conocemos mucho. Somos de una misma generación de mujeres políticas. Con el gobierno español tenemos buena articulación. Las políticas vinculadas a la agenda urbana serán capitales, especialmente en cuanto a políticas de rehabilitación. Hace poco, ocho ayuntamientos firmamos con la ministra convenios de agenda urbana que, en el caso de Santa Coloma, incidirán en un parque de vivienda muy importante.

Doce años después, ésta ya no es la misma ciudad. ¿De que está más orgullosa? Y ¿qué espina tiene todavía clavada?
Creo que nos podemos sentir orgullosos, y aquí hablo en primera persona del plural, de la transformación del espacio público. Y más allá de la acción de gobierno y del papel de un montón de instituciones que hemos ido mencionando, gracias a la participación de la ciudadanía, que quiere decir creer que esta ciudad tiene futuro. ¿Espina clavada? Quizás es cuando te das cuenta de la lentitud con la que a veces se mueve la administración pública para poder emprender proyectos de transformación. Lo haces, pero necesitas mucho de tiempo. Y ahora vivimos en momentos de inmediatez. La manera como un alcalde se relaciona con la ciudadanía es muy diferente a cómo lo hacía en los noventa. Ahora las redes condicionan el día a día.

Por Pep Martí

Núria Parlon (Barcelona, 1974) lleva doce años como alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet. Cogió el timón de la ciudad en momentos difíciles y consiguió recuperar el pulso de la política municipal. Ahora le ha tocado gestionar sobre el terreno el impacto de la COVID-19. Con esta perspectiva, Parlon repasa el estado de la ciudad, explica los proyectos que hay en marcha y cómo los fondos europeos pueden ser una oportunidad para el territorio. A la vez, la alcaldesa reclama más liderazgo metropolitano en Barcelona. No esconde, en su discurso, la satisfacción —que comparte con muchos actores— por la transformación de una Santa Coloma que ha reforzado con orgullo su personalidad.

Lleva 12 anys en la alcaldía. És una etapa que se halla entre dos crisis: el caso Pretoria —que ya se ha substanciado judicialmente— y ahora la crisi sanitaria, que no avisó. ¿Cómo ve Santa Coloma que sale de la pandemia?
En estos doce años, como dice, hemos abordado diferentes crisis. La propia de la ciudad, vinculada a la acción del anterior alcalde, que tuvo derivadas y consecuencias penales; la crisis económica, que se solapó casi en aquel momento; también la tensión entorno a la crisis territorial, que la hemos vivido de cerca, y, finalmente, porque esperamos que a partir de ahora todo sea exitoso, la crisis pandémica, que todavía ahora está afectando nuestras vidas de manera radical. Ante esto, Santa Coloma ha intentado trabajar en la lógica de las políticas de participación ciudadana, implicando la gente y dotándonos de instrumentos de gestión que nos permitan rendir cuentas, cosa que es clave.

¿Qué ejemplo pondría de estos instrumentos?
Como ejemplo, tenemos los planes de actuación municipal, que siempre se han revalidado y consensuado con la ciudadanía. Incluso en la situación de pandemia, hemos hecho un proceso participativo utilizando las nuevas tecnologías y los espacios virtuales. Esto ha sido reconocido como buena práctica por la Fundación Pi Sunyer, que hace una compilación de todas las experiencias innovadoras del mundo local. Hemos elaborado unos presupuestos que han incorporado innovación, como hemos hecho en el informe de perspectiva de género que se incorpora en el propio presupuesto. También destacaría el seguimiento que se puede hacer de todos los expedientes administrativos, a través del web, que es importante desde el punto de vista de la transparencia. En las fórmulas que después la ley de transparencia y acceso a la información ha establecido como patrón generalizado, aquí nosotros fuimos claramente innovadores. Y hay toda una vertiente relacionada con la redistribución de recursos para compensar las situaciones de vulnerabilidad, que están muy asociadas a nuestro perfil poblacional y de características de la ciudad. Hemos abocado recursos a una política social, no desde una perspectiva exclusivamente asistencial, y también en aspectos relacionados a la reactivación económica. De hecho, todo ello responde a la lógica de trabajo que actualmente debemos reforzar.

Una crisis así pone a prueba el modelo de gobernanza. ¿Cuáles fueron los problemas más graves a los cuales el Ayuntamiento tuvo que dar una respuesta rápida?
Todo lo que ha sido relacionado con el impacto de la COVID y con las normas de restricción vinculadas al propio estado de alarma, que donde se acababan dando cumplimiento era en los ayuntamientos, de un día para el otro. Y con las mismas plantillas de policías locales, las mismas plantillas de trabajadores y trabajadoras sociales, y los mismos equipos humanos. Una complejidad que en algunos momentos ha sido de difícil equilibrio. Porque, por un lado, los trabajadores y trabajadoras tenían que hacer teletrabajo, pero tú no puedes hacer una atención social a una persona vulnerable a través del teletrabajo. Esto es muy complicado. Después, hemos tenido que hacer frente a las restricciones en la movilidad y en el uso del espacio público, que también eran difíciles de hacerlas cumplir. Sin ir más lejos, recordáis que hubo un momento en que la gente salía por franjas horarias, y esto era muy difícil porque había gente que se saltaba las restricciones. De hecho, ahora, con lo que ha sucedido con la sentencia del Tribunal Constitucional, tuvimos una reunión con el Procicat y abordámos esta realidad. Había el elemento punitivo de la sanción, con la posibilidad de que un policía local podía sancionar alguien que fuera sin mascarilla. Ahora, si no pagas las multas, porque te están avalando a no hacerlo, es todavía más difícil. Esto lo que implica es que tenemos que ser capaces de apelar a la corresponsabilidad, a una responsabilidad compartida que es parte de la gobernanza. Una gobernanza que a veces, en momentos como los actuales, se puede volver muy frágil si no somos capaces de reforzar y definir entre todos la idea de bien común. Que, en este caso, es la salud y la vida. Porque, desgraciadamente, ha muerto y todavía muere mucha gente.

El abril pasado, los ayuntamientos de Santa Coloma, Sant Adrià de Besòs y Badalona lanzaron el manifiesto «Alianza para la recuperación de la comarca Barcelonès Nord-Besòs». ¿Cuáles son las principales reivindicaciones?
Este compromiso surgía de la necesidad de pensar que nuestro territorio tiene muchas oportunidades, que en parte pasan para aprovechar el talento de la propia población, pero a la vez también estamos amenazados por una serie de debilidades que nos pueden llevar a cronificar determinadas situaciones de vulnerabilidad que no son admisibles. Esto también se ha agudizado por la COVID. Ante esto, necesitamos liderazgo que tiene que venir en parte de la capital, que tiene que pensar en el Besòs, tiene que pasar por los instrumentos de gestión y de gobernanza metropolitana, como es la CON, que también tiene que pensar mucho en como este territorio deja de ser un espacio de vulnerabilidad, como veces se nos ha denominado, como el corredor de la pobreza. Porque, más allá de esto, hay muchas oportunidades relacionadas con el desarrollo económico que no podemos dejar pasar. Cuestiones positivas que vemos en esta línea, serían los fondos europeos Next Generetion, o proyectos de futuro como serán las Tres Chimeneas, el proyecto de reactivación económica que Santa Coloma también está impulsando, o la posibilidad de jugar con la capitalidad de la alimentación que tendrá Barcelona. Aquí tenemos el campus de la alimentación de Tor Ribera, la Escuela de Restauración, que es municipal y también está ofreciendo oportunidades de un 90% de inserción a las personas que siguen su formación, las oportunidades que se están trabajando en clave de igualdad de género. Pensamos que el impacto del paro en nuestra ciudad está claramente feminizado. Hay todas unas estrategias vinculadas con el talento y la capacitación de la ciudadanía en nuevos nichos de ocupación, medioambientales, de nuevas tecnologías, que la ciudad tiene que saber aprovechar. Y para poderlo aprovechar tendremos el instrumento de los fondos europeos, que deben jugar a nuestro favor. Pero también necesitamos un impulso en clave metropolitana porque las ciudades por separado, Badalona, San Adrià o Santa Coloma, no podrán optimizarlos por sí solas.

¿Es imprescindible un organismo supramunicipal para liderar el Barcelonès Nord? ¿El Consorcio del Besòs no puede hacer este papel?
Hay dos realidades. Una es la propiamente más pragmática, que tiene que ver con la gestión de servicios mancomunados, que gestionaba el Consejo Comarcal. Pero nos quedamos sin el Consejo Comarcal y esto nos ha generado una serie de dificultades en la gestión cotidiana de servicios. Y, por otro lado, hay una versión más estratégica de gobernanza que también es importante. El Consorcio del Besòs nosotros valoramos que puede jugar un papel en esta línea estratégica. Y el AMB también debe mirar más hacia el Besós, más allá de las inversiones de las cuales los municipios del Besós nos beneficiamos al formar parte del AMB.

¿No lo hace de manera suficient?
Lo hace, porque es verdad que hay proyectos que son estratégicos en clave de desarrollo del territorio, y que cuentan con el apoyo del área Metropolitana, pero esta visión de liderazgo, que es el que nosotros exigíamos, también a la alcaldesa de Barcelona, en su doble condición de alcaldesa y de presidenta de la AMB, creemos que se debe reforzar. En esta línea, insistimos, y hemos tenido una serie de reuniones, tanto con la alcaldesa como con el vicepresidente del AMB, para empezar a trabajar estas estrategias que estarán muy relacionadas con el despliegue de estos fondos europeos. Santa Coloma ha sido referente en políticas de rehabilitación utilizando la ley de vivienda catalana y hemos puesto en marcha una experiencia que ha sido extrapolada al funcionamiento propio del AMB y en la cual otras ciudades están trabajando. Queremos que estas potencialidades de los fondos europeos sirvan para relanzar este territorio.

«En momentos como los actuales, una gobernanza se puede volver muy frágil si no somos capaces de reforzar y definir entre todos la idea de bien común»

 

¿La supresión del Consell Comarcal del Barcelonés fué un error?
El argumento que se dio para suprimirlo era que todos los municipios que formaban parte ya estábamos en otra estructura supramunicipal, que era la AMB. Pero es cierto que en el proceso de cierre y traspaso de estos servicios de gestión compartida, desde el centro de animales de compañía a la prestación de becas de comedor, el servicio de transporte escolar, que son servicios fundamentales en el funcionamiento de estas ciudades, nos hemos encontrado con serias dificultades. Por otro lado, lo que también nos preocupa es que hemos dejado de tener un órgano que permitía articular estrategias de co gobernanza. En clave metropolitana y comarcal. Por ejemplo, hay consejos comarcales que han articulado pronunciamientos de cara a los fondos europeos. Nosotros este instrumento no lo tenemos. Tiene que ser a través del AMB. Y, por lo tanto, el área debe tener presente cuáles son las vulnerabilidades de este territorio, que tendrán un coste de oportunidades muy elevado si no las abordamos con liderazgo y recursos.

¿Se entiende bien con el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol?
Sí, tenemos buena relación. Evidentemente, pertenecemos a partidos muy diferentes. Pero en las grandes cuestiones nos entendemos bien. Tanto con el alcalde de Badalona como con la alcaldesa de Sant Adrià.

Las alianzas de ciudad son fundamentales para lograr proyectos de alcance supramunicipal.
Sí. Aquí, las fronteras entre municipios, los límites territoriales, son irreales. Una acera puede ser de Badalona y la otra de Santa Coloma. Nosotros hacemos reuniones de coordinación entre regidores. Imagínese que yo cambio el alumbrado de una acera limítrofe con Badalona o Sant Adrià. Lo podemos hacer a la vez. O el sistema de recogida de residuos. Nos tenemos que coordinar.
Durante la COVID, era importantísimo la presencia de la policía local en las calles. Por lo que decíamos antes, por el posible incumplimiento de las medidas de restricción. Los policías no se podían poner enfermos de COVID. E hicimos un acuerdo entre las tres policías para hacer esto posible y, en caso de bajas en el personal, coordinar las intervenciones en las zonas limítrofes de las ciudades.

Un ejemplo de proyecto con visión metropolitana seria Can Zam, donde el AMB ha tenido un papel destacado. ¿Cómo evoluciona el proyecto de Can Zam?
Es un proyecto complejo porque para poder ejecutar el 100% de las zonas verdes hemos tenido que hacer expropiaciones muy importantes. A día de hoy, todo es zona verde y hemos conseguido que el parque tenga financiación por parte del AMB para asumir las diversas fases acordadas por la ciudadanía, en el proceso de participación que se hizo. Este es un parque metropolitano que tiene muchos usos, sociales y familiares. Nos tiene que dar muchos tipos de coberturas, en la línea del deporte, de ocio familiar, de encuentros. Que ya es el que es hoy el parque. Además, está junto a la infraestructura verde del río Besòs, que también es un espacio de conectividad y de relación de esta realidad metropolitana que, poco a poco y gracias a la intervención pública, hemos ido ganando en espacio verde para una ciudad tan densa como es la nuestra. Ahora, el noviembre, empieza la segunda fase de transformación del parque. Dentro de aquí hay el que denominamos la clariana polivalente, que debe permitir hacer actividades variadas, como conciertos o actividades de varios tipos. Detrás de todo esto hay una historia, la de la consolidación de los ayuntamientos democráticos, el papel de Europa en la transformación de los municipios, la cohesión en los barrios y la transformación del río con fondos europeos, el cambio del Parque del Besòs, la recuperación de la cordillera de la Marina… Todo esto forma parte de una transformación que ha beneficiado la ciudad de forma clara. Una cogobernanza de muchos actores lo ha hecho posible. Nosotros nos beneficiamos, a caballo del mandato anterior, de la estrategia de desarrollo urbana y sostenible conocida como EDUSI, que hicimos las ciudades de Barcelona, Santa Coloma y otros municipios. Otra clave de vuelta de todo esto es la recuperación que haremos de la masía de Can Zam como patrimonio de las raíces vitícolas de la ciudad. Tenemos viña experimental, que también genera ocupación. Y, lo que para nosotros será capital, atraer este turismo familiar en clave de salud junto a Barcelona, que permita disfrutar de una paseada por el Besós, hacer rutas de tracking y de trade running por la parte de la montaña. Esto también son oportunidades de pequeño negocio y de autoempleo para mucha gente. Alrededor del observatorio que queremos hacer en el marco del Parque del Besós, donde haremos una renaturalización del río, con una laguna didáctica y un proyecto que será muy interesante y se hará en este mandato, nos permitirá dar este paso.

¿Todavía es poco conocida Santa Coloma por la gente de Barcelona?
Ahora empieza a estar más referenciada. Pero nuestra ciudad es una grande desconocida porque estamos tocando a Barcelona y esto lo eclipsa todo. Barcelona es casi una ciudad estado. Pero esto también es beneficioso si somos capaces de encontrar nuestra singularidad dentro de este proyecto tan cosmopolita. Aquí hay otro proyecto muy interesante que es el balneario.

¿Un balneario en Santa Coloma?
Tenemos aguas termales en la ciudad, que se encontraron cuando se hicieron las perforaciones para la línea 9 del metro. Y esto lo estamos trabajando. Son aguas que, a priori, tienen propiedades químicas propias de las aguas termales. Por los estudios que se han hecho, con la dirección de Minas de la Generalitat, se podría hacer una parte lúdica, que sería este balneario en la zona de Can Zam, y de la otra, un aprovechamiento geotérmico para las instalaciones municipales.

¿Tiene una opinión definida en el debate en torno a la ampliación del Prat?
Pienso que la ampliación debe ser compatible con el entorno natural, y seguro que hay fórmulas que se pueden encontrar para que sea lo menos perjudicial posible.

En cuanto al proyecto de las Tres Chimeneas, cuando se observa la información parece que hay un proyecto, pero cuando se entra al por menor, parece que sea todavía muy general. ¿Qué opina sobre el que se quiere implementar en la zona?
La ciudad de Santa Coloma puede estar vinculada, pero hay muchos actores que están interviniendo. Conocí el proyecto inicial, que incluía un aspecto entorno a la paz y a la diplomacia, y el despliegue de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero también relacionada con la reactivación económica del territorio, y esto es capital. Ahora ha aparecido el tema del hub audiovisual. Aquí hay muchas oportunidades que un territorio como el nuestro tendría que saber aprovechar en clave de gestión de la energía. Para un territorio como el nuestro, podría ser interesante un centro de segunda oportunidad de ocupación, que pueda poner en contacto el mercado laboral y la alta capacitación tecnológica. Habrá que ver la ensambladura cómo se encuentra. Es bien cierto que cualquier apuesta seria que incida sobre estas oportunidades del territorio será bienvenida.

¿Cree que, siguiendo su análisis sobre la importancia de Barcelona como motor de tracción hacia las ciudades que lo rodean, esto tendría que plasmarse en un proyecto de región metropolitana o de ciudad-región que reúna, además de los cuarenta municipios del AMB, los 144 municipios que aparecen en el estudio que ha hecho Jordi Martí sobre la región metropolitana?
Aquí, lo que hace falta es pensar en la importancia de las grandes áreas metropolitanas. Es aquí donde tendremos un porcentaje elevadísimo de la población. Lo que debemos saber entender es que, a pesar de que somos un contínuum urbano, hay una serie de particularidades propias que no pueden quedar fagocitadas por esta capitalidad que tiene Barcelona. Lo importante es ser capaces de que esta gran región tenga en cuenta estas singularidades en clave de oportunidades. Y aquí es donde vuelven a aparecer determinados ejes, como es el caso del Besós, diferenciado del Bajo Llobregat o de los Vallesos. Yo tengo mis dudas de que haya una voluntad de liderazgo para tenerlo muy en cuenta. Y pienso que el coste de oportunidad que pagaremos en clave de cohesión territorial, si esto no se tiene en cuenta, será muy alto.

¿Cómo funciona la interlocución con el gobierno español? Conoce bien la nueva ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez?
Nos conocemos mucho. Somos de una misma generación de mujeres políticas. Con el gobierno español tenemos buena articulación. Las políticas vinculadas a la agenda urbana serán capitales, especialmente en cuanto a políticas de rehabilitación. Hace poco, ocho ayuntamientos firmamos con la ministra convenios de agenda urbana que, en el caso de Santa Coloma, incidirán en un parque de vivienda muy importante.

Doce años después, ésta ya no es la misma ciudad. ¿De que está más orgullosa? Y ¿qué espina tiene todavía clavada?
Creo que nos podemos sentir orgullosos, y aquí hablo en primera persona del plural, de la transformación del espacio público. Y más allá de la acción de gobierno y del papel de un montón de instituciones que hemos ido mencionando, gracias a la participación de la ciudadanía, que quiere decir creer que esta ciudad tiene futuro. ¿Espina clavada? Quizás es cuando te das cuenta de la lentitud con la que a veces se mueve la administración pública para poder emprender proyectos de transformación. Lo haces, pero necesitas mucho de tiempo. Y ahora vivimos en momentos de inmediatez. La manera como un alcalde se relaciona con la ciudadanía es muy diferente a cómo lo hacía en los noventa. Ahora las redes condicionan el día a día.

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