MOVILIDAD SOSTENIBLE PARA UNA REGIÓN METROPOLITANA INTELIGENTE

El especialista plantea cuáles son los cambios necesarios para reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático, y señala los diferentes caminos para llevarlos a cabo en el contexto metropolitano.

 

por Héctor Santcovsky, director del área de desarrollo social y económico del AMB
En las áreas metropolitanas como la de Barcelona la movilidad juega un papel central en la vida cotidiana. Los bienes, proyectos y artículos esenciales deben trasladarse para apoyar a la organización social. Además, la transición hacia vehículos energéticamente eficientes y de bajas emisiones es esencial, tanto en el vehículo particular como en el transporte de mercancías y buses urbanos, interurbanos y de largo recorrido, poniendo el acento en el uso eficiente de los vehículos y la adopción de modos energéticamente sostenibles.
En el ámbito metropolitano, según el IDESCAT, hay del orden de 3.028.000 vehículos (2022) y según diversas fuentes, su impacto en la generación de GEI (gases de efecto invernadero) es del orden del 25% de las emisiones.
El tema es que descarbonizar la movilidad de un territorio como el metropolitano es en evidencia prioritario, sobre todo por los efectos en la salud y el medio ambiente. Y esto requiere la electrificación del transporte y los sistemas de propulsión libres de emisiones de GEI, decisión que plantea retos en muchos aspectos: desde las infraestructuras de producción de la energía que nos interroga sobre el hecho de dónde vendría la electricidad para alimentar vehículos particulares y de pasajeros, así como de transporte de mercancías.

“No hay lugar a subterfugios ni dilaciones. El cambio climático es una realidad palpable que nos viene encima y requiere medidas valientes y de futuro para hacerle frente ante el reto más importante que tiene el planeta hoy en día.»

Pero también significa una reflexión sobre la descarbonización de los puertos y el aeropuerto, así como el suministro eléctrico del transporte ferroviario, clave en la descarbonización de la movilidad, pasando por la generación, distribución y almacenamiento de electricidad, y contando con actuaciones de apoyo a biocombustibles (especialmente el biometano) y e-fuels, realidades que requieren políticas innovadoras e inversiones sustanciales en los próximos años que afectan a la movilidad, pero inciden directamente en la logística y en la industria y los servicios.
La descarbonización del transporte es un reto. Pero también es una oportunidad para que las industrias y las empresas desarrollen y produzcan nuevos productos y servicios, que aprovechen los nuevos modelos de negocio facilitados por las tecnologías digitales y creen nuevos puestos de trabajo de alta calidad. Debemos recordar que en Cataluña hay muy poca industria vinculada a la movilidad sostenible, y este debe ser también un hito de una nueva política industrial.
En conclusión, es imprescindible un enfoque integral para abordar las políticas de movilidad derivadas de los imperativos de descarbonización, exigiendo intervenciones inmediatas y asertivas. Las medidas más importantes que pueden ayudar a la reducción del GEI derivados de la movilidad son:
• Implantación de las Zonas de Bajas Emisiones estableciendo restricciones de circulación para vehículos más contaminantes con el objetivo de mejorar la calidad del aire y la salud pública. Medida clave, que debe ir acompañada del apoyo a la reconversión de la flota de distribución de mercancías para no perjudicar a las personas trabajadoras autónomas.
• Fomentar el transporte público mejorando la frecuencia, la puntualidad y la comodidad, así como ampliar la red.
• Apostar por la política ferroviaria, pensando incluso en un tren intra urbano de velocidad alta tipo el RER de París.
• Promover la movilidad activa favoreciendo la caminata y el ciclismo mediante la creación de carriles bici seguros, zonas peatonales y aparcabicicletas.
• Impulsar la movilidad compartida fomentando el uso del coche compartido, el carsharing y el bikesharing.
• Reducir el uso del vehículo privado implementando medidas disuasivas como peajes urbanos, restricciones de circulación, aparcamientos disuasorios, y medidas de park and ride en la conurbación de la Ciudad y los centros de los municipios.
• Fomentar la movilidad eléctrica apoyando la compra de vehículos eléctricos e híbridos, así como ampliar la red de puntos de recarga.
• Repensar la planificación urbana con un modelo urbano compacto y mixto, con usos diversos y bien conectados.
• Potenciar las infraestructuras verdes para mitigar los efectos del cambio climático.
• Implicar a la ciudadanía en la toma de decisiones sobre la movilidad, con una fuerte acción pedagógica y de comunicación.
Un debate importante es si corresponde a los gobiernos municipales, metropolitanos o, si algún día existe una autoridad regional, liderar este proceso. Está claro que actualmente no se tienen competencias, pero es necesario que desde el territorio y la proximidad se hagan propuestas para que las autoridades «competentes» tomen en consideración sus recomendaciones y propuestas.
Así pues, es imprescindible establecer mecanismos de coordinación entre el Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, el AMB y eventualmente la instancia regional para la implementación de políticas de movilidad sostenible. El Ayuntamiento y el AMB deberían ser los representantes y negociadores de los temas de movilidad del territorio metropolitano, en todos los temas, que derivarían de la comisión mencionada anteriormente.
Otra de las funciones consistiría en compartir buenas prácticas y experiencias en materia de movilidad sostenible entre diferentes niveles de gobierno e impulsar políticas de diseminación y sensibilización con administraciones, empresas, organizaciones y directamente con la ciudadanía.
La colaboración entre fabricantes de vehículos, empresas, gobiernos, instituciones educativas y centros de investigación es fundamental para compartir conocimientos, experiencias y recursos para facilitar la transición. Este esquema de trabajo deberá fomentar la colaboración entre diferentes actores, el sector público, el sector privado y la sociedad civil, para impulsar la movilidad sostenible mediante concertación con plataformas y asociaciones existentes, y con cooperación directa con los partners sociales. No hay lugar a subterfugios ni dilaciones. El cambio climático es una realidad palpable que nos viene encima y requiere medidas valientes y de futuro para hacerle frente ante el reto más importante que tiene el planeta hoy en día.

 

por Héctor Santcovsky, director del área de desarrollo social y económico del AMB
En las áreas metropolitanas como la de Barcelona la movilidad juega un papel central en la vida cotidiana. Los bienes, proyectos y artículos esenciales deben trasladarse para apoyar a la organización social. Además, la transición hacia vehículos energéticamente eficientes y de bajas emisiones es esencial, tanto en el vehículo particular como en el transporte de mercancías y buses urbanos, interurbanos y de largo recorrido, poniendo el acento en el uso eficiente de los vehículos y la adopción de modos energéticamente sostenibles.
En el ámbito metropolitano, según el IDESCAT, hay del orden de 3.028.000 vehículos (2022) y según diversas fuentes, su impacto en la generación de GEI (gases de efecto invernadero) es del orden del 25% de las emisiones.
El tema es que descarbonizar la movilidad de un territorio como el metropolitano es en evidencia prioritario, sobre todo por los efectos en la salud y el medio ambiente. Y esto requiere la electrificación del transporte y los sistemas de propulsión libres de emisiones de GEI, decisión que plantea retos en muchos aspectos: desde las infraestructuras de producción de la energía que nos interroga sobre el hecho de dónde vendría la electricidad para alimentar vehículos particulares y de pasajeros, así como de transporte de mercancías.

”No hay lugar a subterfugios ni dilaciones. El cambio climático es una realidad palpable que nos viene encima y requiere medidas valientes  para hacerle frente ante el reto más importante que tiene el planeta hoy en día.»

 

 

 

Pero también significa una reflexión sobre la descarbonización de los puertos y el aeropuerto, así como el suministro eléctrico del transporte ferroviario, clave en la descarbonización de la movilidad, pasando por la generación, distribución y almacenamiento de electricidad, y contando con actuaciones de apoyo a biocombustibles (especialmente el biometano) y e-fuels, realidades que requieren políticas innovadoras e inversiones sustanciales en los próximos años que afectan a la movilidad, pero inciden directamente en la logística y en la industria y los servicios.
La descarbonización del transporte es un reto. Pero también es una oportunidad para que las industrias y las empresas desarrollen y produzcan nuevos productos y servicios, que aprovechen los nuevos modelos de negocio facilitados por las tecnologías digitales y creen nuevos puestos de trabajo de alta calidad. Debemos recordar que en Cataluña hay muy poca industria vinculada a la movilidad sostenible, y este debe ser también un hito de una nueva política industrial.
En conclusión, es imprescindible un enfoque integral para abordar las políticas de movilidad derivadas de los imperativos de descarbonización, exigiendo intervenciones inmediatas y asertivas. Las medidas más importantes que pueden ayudar a la reducción del GEI derivados de la movilidad son:
• Implantación de las Zonas de Bajas Emisiones estableciendo restricciones de circulación para vehículos más contaminantes con el objetivo de mejorar la calidad del aire y la salud pública. Medida clave, que debe ir acompañada del apoyo a la reconversión de la flota de distribución de mercancías para no perjudicar a las personas trabajadoras autónomas.
• Fomentar el transporte público mejorando la frecuencia, la puntualidad y la comodidad, así como ampliar la red.
• Apostar por la política ferroviaria, pensando incluso en un tren intra urbano de velocidad alta tipo el RER de París.
• Promover la movilidad activa favoreciendo la caminata y el ciclismo mediante la creación de carriles bici seguros, zonas peatonales y aparcabicicletas.
• Impulsar la movilidad compartida fomentando el uso del coche compartido, el carsharing y el bikesharing.
• Reducir el uso del vehículo privado implementando medidas disuasivas como peajes urbanos, restricciones de circulación, aparcamientos disuasorios, y medidas de park and ride en la conurbación de la Ciudad y los centros de los municipios.
• Fomentar la movilidad eléctrica apoyando la compra de vehículos eléctricos e híbridos, así como ampliar la red de puntos de recarga.
• Repensar la planificación urbana con un modelo urbano compacto y mixto, con usos diversos y bien conectados.
• Potenciar las infraestructuras verdes para mitigar los efectos del cambio climático.
• Implicar a la ciudadanía en la toma de decisiones sobre la movilidad, con una fuerte acción pedagógica y de comunicación.
Un debate importante es si corresponde a los gobiernos municipales, metropolitanos o, si algún día existe una autoridad regional, liderar este proceso. Está claro que actualmente no se tienen competencias, pero es necesario que desde el territorio y la proximidad se hagan propuestas para que las autoridades «competentes» tomen en consideración sus recomendaciones y propuestas.
Así pues, es imprescindible establecer mecanismos de coordinación entre el Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, el AMB y eventualmente la instancia regional para la implementación de políticas de movilidad sostenible. El Ayuntamiento y el AMB deberían ser los representantes y negociadores de los temas de movilidad del territorio metropolitano, en todos los temas, que derivarían de la comisión mencionada anteriormente.
Otra de las funciones consistiría en compartir buenas prácticas y experiencias en materia de movilidad sostenible entre diferentes niveles de gobierno e impulsar políticas de diseminación y sensibilización con administraciones, empresas, organizaciones y directamente con la ciudadanía.
La colaboración entre fabricantes de vehículos, empresas, gobiernos, instituciones educativas y centros de investigación es fundamental para compartir conocimientos, experiencias y recursos para facilitar la transición. Este esquema de trabajo deberá fomentar la colaboración entre diferentes actores, el sector público, el sector privado y la sociedad civil, para impulsar la movilidad sostenible mediante concertación con plataformas y asociaciones existentes, y con cooperación directa con los partners sociales. No hay lugar a subterfugios ni dilaciones. El cambio climático es una realidad palpable que nos viene encima y requiere medidas valientes y de futuro para hacerle frente ante el reto más importante que tiene el planeta hoy en día.

 

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