LA VISIÓN DE CINCO EX ALCALDES DE BARCELONA SOBRE LA POLÍTICA METROPOLITANA

Recogemos la esencia de las cuatro entrevistas con Xavier Trias, Joan Clos, Jordi Hereu y Narcís Serra y del artículo de Xavier Roig sobre Pasqual Maragall y su apuesta por la Barcelona metropolitana.
 

Xavier Trias fue el primer presidente del área Metropolitana de Barcelona (CON). Opina que falta una definición clara del territorio que debe incluir esta entidad. Aun así, defiende que se trata de una herramienta “útil”, pero señala que, a diferencia de Madrid, por ejemplo, la realidad territorial del país está basada en muchos nucleos urbanos con una personalidad propia muy fuerte, como por ejemplo Sabadell, Terrassa, Rubí o El Hospitalet. Estos municipios, además, a pesar de reconocer —opina Trias— la fuerza tractora de Barcelona, “no quieren ser Barcelona”. Aun así, destaca que hay municipios que se han beneficiado claramente de este capacidad tractora barcelonesa, como por ejemplo El Hospitalet con la Feria, o bien el Puerto, que se esparce más allá de Barcelona ciudad, sin olvidar el Aeropuerto del Prat. Al margen de una visión simplista de la AMB que a su parecer circula y según la cual la entidad es un “invento” empresarial, Trias subraya que, si un día se acaban suprimiendo las diputaciones, se establecen las «vegueries», y se crea finalmente la «vegueria» de Barcelona, esta nueva estructura será el área metropolitana ampliada. Entonces, será determinante, para el ex alcalde, decidir qué capacidad de decisión debe tener, un debate que no considera que lo deba hacer la sociedad civil, sino los propios alcaldes. Son ellos quienes, según Trias, deben escoger el presidente del AMB, “un sistema de elección directa crearía más confusión y complicación”. Con esta estructura se podrían afrontar con garantías de éxito, según Trias, los retos de la ciudad, entre los cuales destaca por encima de todo el problema de la vivienda.

Joan Clos, artífice del Foro, considera que Barcelona necesita, como continuación lógica de su evolución, un crecimiento en cantidad y calidad. También debe crecer para generar más prosperidad para el conjunto de Cataluña y, por lo tanto, resulta imprescindible una gobernanza metropolitana, que facilitaría la resolución de “tres o cuatro temas imprescindibles”. La Corporación Metropolitana de Barcelona (CMB), que desapareció a finales de la década del 1980 bajo el mandato del presidente Jordi Pujol, y contaba con una extensión de unos 600 kilómetros cuadrados, es todavía, al parecer de Clos, “demasiado pequeña”. La entidad heredera, la AMB, que se creó hace 10 años, debería ganar bastante incorporando, defiende el ex alcalde, como mínimo, los dos Vallès y el Maresme, así como el Garraf: “Los problemas del área urbana de la gran Barcelona, como por ejemplo el tema de la movilidad y el transporte colectivo, hoy en día se articulan en forma de una especie de reino de taifas completamente ineficaz”, denuncia Clos. Una Área Metropolitana reforzada podría resolver fácilmente problemas “fundamentales” como por ejemplo la carencia de integración entre Renfe y los Ferrocarriles de la Generalitat, dos sistemas ferroviarios muy diferentes, pero que necesitan, los dos “un importante esfuerzo de inversión para la mejora de sus redes”. Para Joan Clos, habría que ir a una elección directa en el territorio de la AMB, que se podría definir como la “Vegueria metropolitana”, evitando, aun así, crear demasiados niveles de administración, “pero buscando una ensambladura para que los ayuntamientos continúen teniendo un papel esencial”. Temas como por ejemplo Medio Ambiente, infraestructuras, transporte y vivienda habría que dejarlos en manos de esta autoridad metropolitana reforzada.

Por su parte, el ex alcalde Jordi Hereu insta a trabajar para crear “ciudades saludables”, lo cual tiene que ver con la vivienda y el espacio público. Con estos objetivos muy definidos, Hereu defiende que debe incorporar una mirada de región metropolitana, puesto que actualmente no está bastante consolidado. Idealmente, la región debería ir de Cubelles a Mataró, e incluir las comarcas del Maresme, el Vallès Occidental y el Oriental, Barcelonès, Baix Llobregat, el Penedès y el Garraf. Hereu defiende que “haría falta que los mapas del gobierno de Cataluña se descentralizaran y que los gobiernos locales pudieran hacer tareas de coordinación”. Hasta ahora el AMB ha funcionado como simple gestor de servicios, “pero todavía está en proceso de ser gobierno”. “Es evidente que la realidad nos ha llevado a que nuestra movilidad, nuestra economía, nuestra contaminación y nuestra desigualdad tengan una dimensión metropolitana”. A pesar de que todavía no hay “organicidad” de región metropolitana, Hereu considera que empieza a haber, aun así, cierta “conciencia”, y que su evolución dependerá de la voluntad política y de la ilusión que se ponga. Respecto a cómo se debería escoger el presidente del AMB, considera que se debería hacer por elección directa “al final de un proceso en que se haya generado una dinámica.”

Narcís Serra, el primer alcalde democrático de Barcelona después de la dictadura el 1979 y la persona que pidió, como alcalde, los Juegos Olímpicos para Barcelona 1992, opina que hasta que Cataluña no encuentre objetivos políticos compartidos por una gran mayoría de catalanes, será muy difícil hacer políticas estables y potentes en la ciudad. Muchos proyectos de gran alcance se deben enfocar, opina Serra, desde las realidades inmediatas y partiendo de una aproximación metropolitana. Pone de ejemplo la gestión de los cementerios, el transporte, el puerto y el aeropuerto, entre otras cuestiones. En este contexto, tiene claro que: “Hace falta un esfuerzo colectivo, privado y público” para poder dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía. Gran defensor del área metropolitana, pues, está convencido que ésta se debe hacer “de bajo arriba, del área metropolitana en la región metropolitana”. Barcelona se debe entender como una plataforma de servicios y el gobierno de Cataluña “tiene una necesidad imperiosa de potenciarla”. Ahora bien, también es muy crítico con la clase política del país: “Cataluña tiene una gran carencia de liderazgo, de personas que puedan sacar adelante proyectos unificadores de la sociedad catalana. Se trata de una carencia política y también económica. También pasa en el terreno económico, cultural y académico.”

 

Finalmente, Pasqual Maragall, fue uno de los alcaldes que más trabajó para definir una estrategia de acción metropolitana, tal como evoca el cronista y escritor Xavier Roig. “Para Pasqual Maragall la batalla metropolitana fue un compromiso casi personal”. Estrechamente ligado al objetivo olímpico, Maragall concibió la dimensión metropolitana para poder competir a nivel internacional. Esta área se debía extender al margen de cualquier frontera administrativa, sobre todo para dar respuesta a las necesidades residenciales, laborales, de estudio, de ocio y recreo, asistenciales o comerciales. Uno de los “retos” de la extinguida Corporación Metropolitana era mejorar la vida en las periferias municipales, sobre todo las zonas más degradadas, y esto se impulsó en el marco del proyecto olímpico. Según Roig, algunos debates actuales están relacionados con el impulso metropolitano de Maragall, como por ejemplo el crecimiento y la modernización del Puerto, del Puerto viejo y de los cruceros que empezaron a venir a Barcelona con los Juegos Olímpicos. Además, también apunta la potenciación del Consorcio de la Zona franca o el impulso del Parque Tecnológico del Vallès, entre otros.

Xavier Trias fue el primer presidente del área Metropolitana de Barcelona (CON). Opina que falta una definición clara del territorio que debe incluir esta entidad. Aun así, defiende que se trata de una herramienta “útil”, pero señala que, a diferencia de Madrid, por ejemplo, la realidad territorial del país está basada en muchos nucleos urbanos con una personalidad propia muy fuerte, como por ejemplo Sabadell, Terrassa, Rubí o El Hospitalet. Estos municipios, además, a pesar de reconocer —opina Trias— la fuerza tractora de Barcelona, “no quieren ser Barcelona”. Aun así, destaca que hay municipios que se han beneficiado claramente de este capacidad tractora barcelonesa, como por ejemplo El Hospitalet con la Feria, o bien el Puerto, que se esparce más allá de Barcelona ciudad, sin olvidar el Aeropuerto del Prat. Al margen de una visión simplista de la AMB que a su parecer circula y según la cual la entidad es un “invento” empresarial, Trias subraya que, si un día se acaban suprimiendo las diputaciones, se establecen las «vegueries», y se crea finalmente la «vegueria» de Barcelona, esta nueva estructura será el área metropolitana ampliada. Entonces, será determinante, para el ex alcalde, decidir qué capacidad de decisión debe tener, un debate que no considera que lo deba hacer la sociedad civil, sino los propios alcaldes. Son ellos quienes, según Trias, deben escoger el presidente del AMB, “un sistema de elección directa crearía más confusión y complicación”. Con esta estructura se podrían afrontar con garantías de éxito, según Trias, los retos de la ciudad, entre los cuales destaca por encima de todo el problema de la vivienda.

Joan Clos, artífice del Foro, considera que Barcelona necesita, como continuación lógica de su evolución, un crecimiento en cantidad y calidad. También debe crecer para generar más prosperidad para el conjunto de Cataluña y, por lo tanto, resulta imprescindible una gobernanza metropolitana, que facilitaría la resolución de “tres o cuatro temas imprescindibles”. La Corporación Metropolitana de Barcelona (CMB), que desapareció a finales de la década del 1980 bajo el mandato del presidente Jordi Pujol, y contaba con una extensión de unos 600 kilómetros cuadrados, es todavía, al parecer de Clos, “demasiado pequeña”. La entidad heredera, la AMB, que se creó hace 10 años, debería ganar bastante incorporando, defiende el ex alcalde, como mínimo, los dos Vallès y el Maresme, así como el Garraf: “Los problemas del área urbana de la gran Barcelona, como por ejemplo el tema de la movilidad y el transporte colectivo, hoy en día se articulan en forma de una especie de reino de taifas completamente ineficaz”, denuncia Clos. Una Área Metropolitana reforzada podría resolver fácilmente problemas “fundamentales” como por ejemplo la carencia de integración entre Renfe y los Ferrocarriles de la Generalitat, dos sistemas ferroviarios muy diferentes, pero que necesitan, los dos “un importante esfuerzo de inversión para la mejora de sus redes”. Para Joan Clos, habría que ir a una elección directa en el territorio de la AMB, que se podría definir como la “Vegueria metropolitana”, evitando, aun así, crear demasiados niveles de administración, “pero buscando una ensambladura para que los ayuntamientos continúen teniendo un papel esencial”. Temas como por ejemplo Medio Ambiente, infraestructuras, transporte y vivienda habría que dejarlos en manos de esta autoridad metropolitana reforzada.

Por su parte, el ex alcalde Jordi Hereu insta a trabajar para crear “ciudades saludables”, lo cual tiene que ver con la vivienda y el espacio público. Con estos objetivos muy definidos, Hereu defiende que debe incorporar una mirada de región metropolitana, puesto que actualmente no está bastante consolidado. Idealmente, la región debería ir de Cubelles a Mataró, e incluir las comarcas del Maresme, el Vallès Occidental y el Oriental, Barcelonès, Baix Llobregat, el Penedès y el Garraf. Hereu defiende que “haría falta que los mapas del gobierno de Cataluña se descentralizaran y que los gobiernos locales pudieran hacer tareas de coordinación”. Hasta ahora el AMB ha funcionado como simple gestor de servicios, “pero todavía está en proceso de ser gobierno”. “Es evidente que la realidad nos ha llevado a que nuestra movilidad, nuestra economía, nuestra contaminación y nuestra desigualdad tengan una dimensión metropolitana”. A pesar de que todavía no hay “organicidad” de región metropolitana, Hereu considera que empieza a haber, aun así, cierta “conciencia”, y que su evolución dependerá de la voluntad política y de la ilusión que se ponga. Respecto a cómo se debería escoger el presidente del AMB, considera que se debería hacer por elección directa “al final de un proceso en que se haya generado una dinámica.”

La cuestión de la vivienda y el reto de luchar contra el cambio climático son algunas de las preocupaciones principales de los ex alcaldes de Barcelona, que apuestan en bloque para desarrollar una área metropolitana fuerte

 

 

 

Narcís Serra, el primer alcalde democrático de Barcelona después de la dictadura el 1979 y la persona que pidió, como alcalde, los Juegos Olímpicos para Barcelona 1992, opina que hasta que Cataluña no encuentre objetivos políticos compartidos por una gran mayoría de catalanes, será muy difícil hacer políticas estables y potentes en la ciudad. Muchos proyectos de gran alcance se deben enfocar, opina Serra, desde las realidades inmediatas y partiendo de una aproximación metropolitana. Pone de ejemplo la gestión de los cementerios, el transporte, el puerto y el aeropuerto, entre otras cuestiones. En este contexto, tiene claro que: “Hace falta un esfuerzo colectivo, privado y público” para poder dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía. Gran defensor del área metropolitana, pues, está convencido que ésta se debe hacer “de bajo arriba, del área metropolitana en la región metropolitana”. Barcelona se debe entender como una plataforma de servicios y el gobierno de Cataluña “tiene una necesidad imperiosa de potenciarla”. Ahora bien, también es muy crítico con la clase política del país: “Cataluña tiene una gran carencia de liderazgo, de personas que puedan sacar adelante proyectos unificadores de la sociedad catalana. Se trata de una carencia política y también económica. También pasa en el terreno económico, cultural y académico.”

 

Finalmente, Pasqual Maragall, fue uno de los alcaldes que más trabajó para definir una estrategia de acción metropolitana, tal como evoca el cronista y escritor Xavier Roig. “Para Pasqual Maragall la batalla metropolitana fue un compromiso casi personal”. Estrechamente ligado al objetivo olímpico, Maragall concibió la dimensión metropolitana para poder competir a nivel internacional. Esta área se debía extender al margen de cualquier frontera administrativa, sobre todo para dar respuesta a las necesidades residenciales, laborales, de estudio, de ocio y recreo, asistenciales o comerciales. Uno de los “retos” de la extinguida Corporación Metropolitana era mejorar la vida en las periferias municipales, sobre todo las zonas más degradadas, y esto se impulsó en el marco del proyecto olímpico. Según Roig, algunos debates actuales están relacionados con el impulso metropolitano de Maragall, como por ejemplo el crecimiento y la modernización del Puerto, del Puerto viejo y de los cruceros que empezaron a venir a Barcelona con los Juegos Olímpicos. Además, también apunta la potenciación del Consorcio de la Zona franca o el impulso del Parque Tecnológico del Vallès, entre otros.

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