EL PLAN CLIMA ESCUELA DEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA, «UN RETO QUE HA FUNCIONADO»
El concejal de Educación, Lluís Rabell, explica la intervención en 24 centros escolares para hacer frente al cambio climático: «El potencial turístico de la ciudad nos ha permitido disponer de suficiente musculatura financiera para poner en marcha el plan»
Por Pep Martí
Lluís Rabell ha tenido trabajo este verano. Histórico del movimiento vecinal, expresidente de la FAVB 2011-15, es actualmente el concejal de Horta-Vallès y responsable de Educación, Personas Mayores y Plan de Barrios en el Ayuntamiento de Barcelona. Él ha pilotado el Plan Clima Escuela con el que la ciudad ha abordado los retos del cambio climático en los centros educativos de Barcelona. ¿Cómo se ha gestado? ¿Cómo ha funcionado el plan? El regidor nos recibe en su despacho del Ayuntamiento y nos lo explica con detalle.
«Este problema ha venido para quedarse. Todos los modelos nos indican que tendremos veranos calurosos, con episodios muy intensos y prolongados. Por lo tanto, tenemos que adecuar las instalaciones educativas para adaptarnos a esta situación», explica. El año pasado, hubo escuelas donde fue prácticamente imposible para los educadores y los niños trabajar con normalidad. Esto decidió al Ayuntamiento de Barcelona a poner en marcha un plan de choque de cinco años que se desarrollará en dos fases. La primera hasta 2026 y la segunda hasta 2029. Este año se ha comenzado con la instalación de placas solares. Es un sistema aerotérmico que pretende mantener una temperatura adecuada con un circuito basado en agua.
Este verano se ha comenzado en 24 escuelas con el objetivo de llegar a 80 en 2026. El criterio que se ha seguido -explica Rabell- es la factibilidad de la instalación, iniciando la intervención en aquellos centros que requieren menos actuación, sin necesidad de obras previas a la escuela, que permitan la instalación de las placas solares en los techos sin complicaciones. Se ha hecho un convenio marco para facilitar las licitaciones, pero cada escuela necesita un proyecto diferente adaptado a sus dimensiones y características, con complejidad diferente. Pero lo que se ha querido es poner en marcha la maquinaria lo antes posible y no detenerse hasta alcanzar el objetivo: que el plan llegue a las 170 escuelas que forman parte de la red de centros de titularidad municipal.
El regidor considera que el plan debe ser «inspirador» para el Departament d’Educació y se financia «a pulmón», exclusivamente de las arcas municipales, a cuenta de una parte del recargo turístico. «Esto representará un gasto de unos 100 millones de euros», detalla Lluís Rabell, que califica el plan de «proyecto ambicioso, pero que no es un lujo dada la situación». Un plan que se inscribe dentro de otras medidas de adecuación de los espacios urbanos fruto del cambio climático, como el arreglo de los patios escolares e instalación de sistemas de climatización en equipamientos públicos desde centros cívicos a centros de ancianos, tejiendo toda una red de lo que se ha llamado refugios climáticos.
«Estamos avanzando hacia el objetivo de que todos los patios escolares dispongan de espacios adecuados, con zonas de sombra, en zona verde o bajo toldo», señala el regidor, que califica el plan de «pionero». Rabell explica que las escuelas hacen una propuesta de transformación de los patios desde una perspectiva integral y cada año se hacen 3 o 4 intervenciones.
Los proyectos vinculados al plan se elaboran durante el curso con participación de toda la comunidad educativa y responde, por tanto, a una tarea coral, sin la cual no tendría sentido. Desde la concejalía subrayan que el conjunto de proyectos en torno al plan Clima Escuela se ha presentado en la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, donde ha tenido buena acogida.
Aprovechar el potencial turístico
Rabell explica que el Departament d’Educació ha recibido con buenos ojos el plan y «no tenemos la voluntad de quedarnos solos, al contrario, queríamos que todas las administraciones nos acompañaran». El regidor, que no tiene noticia de que se esté haciendo un proyecto similar en otros lugares, subraya que «el potencial turístico de Barcelona nos ha permitido disponer de suficiente musculatura financiera para poner en marcha el plan». «El turismo tiene sus externalidades negativas, pero si sabemos gobernarlo bien, es una fuente de ingresos que nos permite hacer políticas sociales. De hecho, el sentido de la tasa turística es revertir en la ciudad los impactos que tiene el turismo, darle una derivada social».
En julio han comenzado las obras en los 24 centros previstos de este año, durante el periodo no lectivo, en la idea de no interferir el ciclo escolar. En el Ayuntamiento de Barcelona se desea que el plan sea «el inicio de una gran amistad, que genere una dinámica por parte de todas las administraciones para adecuar todos los espacios educativos a una época de cambio que ya tenemos encima». Rabell advierte de «no dejarse engañar por los breves periodos de tregua climática, como el que hubo en primavera, o las lluvias sobrevenidas que han salvado la situación de sequía momentáneamente. Afrontamos un problema crónico».
«Lo que queremos, más allá del plan Clima Escuela -detalla el concejal-, es que todo lo que hacemos tenga un horizonte estratégico. Por eso somos tan insistentes hablando de Plan Arregla o del Plan Vivir, porque pensamos las medidas en una cierta perspectiva. El Plan Vivir genera todo tipo de medidas que hagan accesible la vivienda. El Plan de Barrios intenta hacer una serie de inversiones en las zonas más desfavorecidas de la ciudad. Que la gente visualice una transformación de la ciudad, que se quiere llegar en un lugar».
Rabell: «Era un reto y ha funcionado»
Pasado el verano y ya al inicio del nuevo curso escolar, Rabell hace un balance positivo de este primer esfuerzo, una verdadera prueba piloto. «Este agosto se han acabado las obras en el interior de los centros, para evitar toda interferencia con las horas lectivas, unas instalaciones complejas, no estándares, ya que cada escuela requería una actuación diferente, que implica tuberías y perforaciones. No hablamos de una refrigeración sólo, sino de una completa climatización», señala el regidor.
Una quincena de los centros escolares ya puede disfrutar de unas instalaciones completamente climatizadas. El resto verán culminadas a comienzos de octubre las obras en el exterior, con la instalación de las placas solares. «Era un reto y ha funcionado», explica este septiembre Lluís Rabell. En breve se anunciarán los 30 nuevos centros donde se continuará el plan.
Por Pep Martí
Lluís Rabell ha tenido trabajo este verano. Histórico del movimiento vecinal, expresidente de la FAVB 2011-15, es actualmente el concejal de Horta-Vallès y responsable de Educación, Personas Mayores y Plan de Barrios en el Ayuntamiento de Barcelona. Él ha pilotado el Plan Clima Escuela con el que la ciudad ha abordado los retos del cambio climático en los centros educativos de Barcelona. ¿Cómo se ha gestado? ¿Cómo ha funcionado el plan? El regidor nos recibe en su despacho del Ayuntamiento y nos lo explica con detalle.
«Este problema ha venido para quedarse. Todos los modelos nos indican que tendremos veranos calurosos, con episodios muy intensos y prolongados. Por lo tanto, tenemos que adecuar las instalaciones educativas para adaptarnos a esta situación», explica. El año pasado, hubo escuelas donde fue prácticamente imposible para los educadores y los niños trabajar con normalidad. Esto decidió al Ayuntamiento de Barcelona a poner en marcha un plan de choque de cinco años que se desarrollará en dos fases. La primera hasta 2026 y la segunda hasta 2029. Este año se ha comenzado con la instalación de placas solares. Es un sistema aerotérmico que pretende mantener una temperatura adecuada con un circuito basado en agua.
Este verano se ha comenzado en 24 escuelas con el objetivo de llegar a 80 en 2026. El criterio que se ha seguido -explica Rabell- es la factibilidad de la instalación, iniciando la intervención en aquellos centros que requieren menos actuación, sin necesidad de obras previas a la escuela, que permitan la instalación de las placas solares en los techos sin complicaciones. Se ha hecho un convenio marco para facilitar las licitaciones, pero cada escuela necesita un proyecto diferente adaptado a sus dimensiones y características, con complejidad diferente. Pero lo que se ha querido es poner en marcha la maquinaria lo antes posible y no detenerse hasta alcanzar el objetivo: que el plan llegue a las 170 escuelas que forman parte de la red de centros de titularidad municipal.
El regidor considera que el plan debe ser «inspirador» para el Departament d’Educació y se financia «a pulmón», exclusivamente de las arcas municipales, a cuenta de una parte del recargo turístico. «Esto representará un gasto de unos 100 millones de euros», detalla Lluís Rabell, que califica el plan de «proyecto ambicioso, pero que no es un lujo dada la situación». Un plan que se inscribe dentro de otras medidas de adecuación de los espacios urbanos fruto del cambio climático, como el arreglo de los patios escolares e instalación de sistemas de climatización en equipamientos públicos desde centros cívicos a centros de ancianos, tejiendo toda una red de lo que se ha llamado refugios climáticos.
«Estamos avanzando hacia el objetivo de que todos los patios escolares dispongan de espacios adecuados, con zonas de sombra, en zona verde o bajo toldo», señala el regidor, que califica el plan de «pionero». Rabell explica que las escuelas hacen una propuesta de transformación de los patios desde una perspectiva integral y cada año se hacen 3 o 4 intervenciones.
Los proyectos vinculados al plan se elaboran durante el curso con participación de toda la comunidad educativa y responde, por tanto, a una tarea coral, sin la cual no tendría sentido. Desde la concejalía subrayan que el conjunto de proyectos en torno al plan Clima Escuela se ha presentado en la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, donde ha tenido buena acogida.
Aprovechar el potencial turístico
Rabell explica que el Departament d’Educació ha recibido con buenos ojos el plan y «no tenemos la voluntad de quedarnos solos, al contrario, queríamos que todas las administraciones nos acompañaran». El regidor, que no tiene noticia de que se esté haciendo un proyecto similar en otros lugares, subraya que «el potencial turístico de Barcelona nos ha permitido disponer de suficiente musculatura financiera para poner en marcha el plan». «El turismo tiene sus externalidades negativas, pero si sabemos gobernarlo bien, es una fuente de ingresos que nos permite hacer políticas sociales. De hecho, el sentido de la tasa turística es revertir en la ciudad los impactos que tiene el turismo, darle una derivada social».
En julio han comenzado las obras en los 24 centros previstos de este año, durante el periodo no lectivo, en la idea de no interferir el ciclo escolar. En el Ayuntamiento de Barcelona se desea que el plan sea «el inicio de una gran amistad, que genere una dinámica por parte de todas las administraciones para adecuar todos los espacios educativos a una época de cambio que ya tenemos encima». Rabell advierte de «no dejarse engañar por los breves periodos de tregua climática, como el que hubo en primavera, o las lluvias sobrevenidas que han salvado la situación de sequía momentáneamente. Afrontamos un problema crónico».
«Lo que queremos, más allá del plan Clima Escuela -detalla el concejal-, es que todo lo que hacemos tenga un horizonte estratégico. Por eso somos tan insistentes hablando de Plan Arregla o del Plan Vivir, porque pensamos las medidas en una cierta perspectiva. El Plan Vivir genera todo tipo de medidas que hagan accesible la vivienda. El Plan de Barrios intenta hacer una serie de inversiones en las zonas más desfavorecidas de la ciudad. Que la gente visualice una transformación de la ciudad, que se quiere llegar en un lugar».
Rabell: «Era un reto y ha funcionado»
Pasado el verano y ya al inicio del nuevo curso escolar, Rabell hace un balance positivo de este primer esfuerzo, una verdadera prueba piloto. «Este agosto se han acabado las obras en el interior de los centros, para evitar toda interferencia con las horas lectivas, unas instalaciones complejas, no estándares, ya que cada escuela requería una actuación diferente, que implica tuberías y perforaciones. No hablamos de una refrigeración sólo, sino de una completa climatización», señala el regidor.
Una quincena de los centros escolares ya puede disfrutar de unas instalaciones completamente climatizadas. El resto verán culminadas a comienzos de octubre las obras en el exterior, con la instalación de las placas solares. «Era un reto y ha funcionado», explica este septiembre Lluís Rabell. En breve se anunciarán los 30 nuevos centros donde se continuará el plan.
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