NUEVAS AMBICIONES Y NUEVOS RETOS DE LA METRÓPOLIS BARCELONA

Rafael Pradas pone en marcha una serie consagrada a tratar diferentes cuestiones relacionadas con la educación y comienza con una entrevista a Mònica Nadal, directora de investigación de la Fundación Jaume Bofill

Por Rafael Pradas, periodista

Pronto se cumplirán 100 años de la apuesta de Barcelona, con la Exposición Internacional de 1929, por la modernidad, abriendo un nuevo período de expansión urbana, cultural y social con Montjuïc como epicentro pero que tuvo impacto en toda la ciudad y más allá, con numerosas actuaciones urbanísticas, arquitectónicas, culturales, de movilidad y de servicios. Los Juegos Olímpicos de 1992 volverían a sacudir la ciudad y su amplio entorno.

Hoy, Barcelona es impulsora o marco, también, de grandes proyectos cuyo impacto sobrepasa el ámbito estricto del término municipal para convertirse en propuestas de alcance metropolitano que están forjando una nueva realidad urbana y de toda Catalunya. Desde el Barcelona Supercomputing Center, la Ciutadella del Conocimiento o el nuevo Hospital Clínic hasta la estación de la Sagrera, la ampliación del aeropuerto o el parque audiovisual en las Tres Chimeneas. Por citar ejemplos que se encuentran en fases diversas de implementación.

A la vez que se dibujan y ejecutan grandes planes de ambición metropolitana, se ponen sobre la mesa nuevos retos que tienen que ver con las transformaciones económicas, sociales y tecnológicas que vive nuestra sociedad en campos tan diversos como la educación, la salud, la vivienda, la movilidad, el turismo, la innovación, la seguridad ciudadana, las industrias culturales, la nueva inmigración o la energía.

El desafío de la educación

La educación es uno de los grandes desafíos planteados por Barcelona y el conjunto del territorio metropolitano, con una clara incidencia sobre el futuro de nuestra sociedad. Con más de 808.000 alumnos de educación obligatoria, secundaria y FP en la región metropolitana de Barcelona, el sistema educativo debe enfrentarse a retos como los cambios en el perfil de los nuevos alumnos, el impacto de las nuevas tecnologías o las demandas del sistema productivo. Los resultados de las pruebas Pisa de 2023 provocaron un clima de preocupación en la sociedad catalana.

En el estudio “Prospectiva sobre las tendencias y visiones de la educación de los entes locales de la Provincia de Barcelona (2023)”, elaborado por el Instituto Metrópoli (consorcio entre diversas administraciones, universidades y Cámara de Comercio) para la Diputación de Barcelona,se señalan los potenciales retos educativos que los municipios de la provincia de Barcelona (coincidente a grandes rasgos con la región metropolitana) tendrán que hacer frente durante el período 2023—2027.

El informe identifica retos y hace recomendaciones en relación a tres grandes aspectos:

1. Buena parte de los retos educativos de los municipios tendrán su origen en factores de naturaleza no educativa: el cambio demográfico, la desigualdad socioeconómica y la salud mental.
2. Los cambios normativos han ofrecido nuevas herramientas de intervención municipal en los procesos de planificación educativa, la admisión de alumnado, la planificación de las enseñanzas post obligatorias, y las escuelas de nuevas oportunidades que para los ayuntamientos significa acumulación de competencias educativas, y responsabilidades institucionales, pero no se acompañan de los recursos económicos suficientes ni de dotación de personal.
3. Entre los retos propiamente educativos se incluyen la transición hacia una educación a distancia, evitando la brecha digital; la segregación escolar; el absentismo escolar; las guarderías municipales; las transiciones a las enseñanzas secundarias post obligatorias; el abandono escolar prematuro; o la gobernanza educativa.

En este número de Rethink BCN y en sucesivas ediciones abordaremos diferentes cuestiones relacionadas con la educación, especialmente con la etapa obligatoria, recogiendo opiniones de expertos y experiencias realizadas.
Mònica Nadal, directora de investigación de la Fundación Jaume Bofill, nos ofrece una mirada global sobre la escuela desde una doble perspectiva social y territorial, poniendo el acento en la necesidad de superar las desigualdades en materia de educación y en el papel de los municipios.

Mònica Nadal: «Hay que planificar los recursos educativos desde la óptica metropolitana»

Licenciada en Sociología, Mònica Nadal es directora del área de investigación de la Fundación Jaume Bofill, donde ha sido también jefe de prospectiva y directora del área de Inmigración. La Fundación Bofill, creada en 1969, centra su actividad desde hace ya algunos años en promover investigaciones y propuestas de cambio para generar más y mejores oportunidades educativas contra las desigualdades sociales.

¿Cuál es hoy el panorama escolar?
Hay un importante bajón de la natalidad que no se compensa del todo con la llegada de inmigración, es decir, menos niños y niñas, pero mucho más diversos y heterogéneos en sus orígenes culturales, sociales y económicos, lo que plantea un reto muy importante, ya que se había asumido que la escuela educaba a unos tipos de niños más o menos homogéneos en cuanto a cultura y valores. Ahora hay menos niños, pero mucho más diversos. y no se puede dar por sentado el tipo de implicación familiar ni de valores o referentes en relación con la educación. Esto significa que es necesario reforzar los recursos y capacidades de los profesionales para garantizar su aprendizaje.
A diferencia de hace unos años, las expectativas de las familias son crecientes en cuanto al futuro de sus hijos, y las traslada a la escuela, lo que tensa mucho el sistema educativo, que se ve obligado, lo digo en positivo, a dar respuesta a la diversidad de niños y niñas. Socialmente tenemos expectativas de que la población esté bien formada y que sea capaz de competir en el mundo global, pero la escuela no dispone necesariamente de los instrumentos necesarios.

En un contexto socialmente complejo…
Una cuestión muy relacionada con una potente dimensión metropolitana es el crecimiento de las desigualdades sociales. Los elevados niveles de vulnerabilidad y precariedad social no los resuelve el mercado de trabajo: hay mucha gente que trabaja, pero son trabajadores muy pobres, y esto tiene una polarización territorial muy fuerte, con territorios que concentran buena parte de la vulnerabilidad, y otros que concentran riqueza.

¿Acaso es necesario abordar los problemas educativos desde otras perspectivas territoriales?
En efecto, es una situación que tiene un fuerte impacto en el sistema educativo y hace evidente que la educación debe abordarse con visión metropolitana. En Barcelona no se polariza sólo el alumnado de la ciudad, sino también (sobre todo en la educación post obligatoria) mucho alumnado de municipios de los alrededores: muchas familias de estos municipios, si no encuentran la escuela que desean, la buscan en Barcelona, al igual que hay familias de Barcelona que viven en zonas de frontera que pueden elegir en sentido inverso. Toda la planificación de la escolarización debería realizarse teniendo en cuenta la existencia de fronteras porosas. Hoy, lo que ocurre en L’Hospitalet desde el punto de vista escolar, tiene mucho que ver con su dinámica social, pero también con la oferta existente en Barcelona, y lo mismo podría decirse de otros municipios. Normalmente, las familias que llevan a sus hijos a escuelas de Barcelona son las que tienen más capital cultural, más recursos económicos o más estudios, habitualmente escuelas concertadas, pero también públicas con mayor reputación o con vacantes.

¿Un sistema educativo con más desequilibrios, en definitiva?
Una parte importante de la escuela concertada de Barcelona no se nutre del alumnado de su barrio, sino del de todas partes, de la ciudad y de fuera, lo que indica que hacer políticas contra la segregación escolar sólo en clave de la ciudad o del municipio es claramente insuficiente, porque los flujos de población son constantes. La consecuencia es que existan municipios que, educativamente, se empobrezcan. Cuando las familias con más recursos no se escolarizan en las escuelas del barrio, en estas escuelas se acaban concentrando sólo las familias con menor capacidad, y la escuela se empobrece.

¿Pueden hacer algo, los ayuntamientos?
Los municipios, por sí solos, no consiguen que sus escuelas sean más fuertes, tengan proyectos más sólidos o atiendan a una población más heterogénea. Y por eso es evidente que es necesaria una planificación que vaya más allá del municipio concreto. En Catalunya,la segregación escolar es más alta que la residencial, los barrios son más diversos que las escuelas: hay centros con el 30% de alumnado inmigrante, pero hay otros que tienen el 70%, lo que significa que hay escuelas con un 10%, o un 15%, o nada. La dimensión metropolitana es realmente importante en el momento de planificar los recursos educativos.

Un problema realmente grave es el abandono escolar…
Sí. Catalunya tiene un serio problema con las elevadas tasas de abandono escolar prematuro, las más altas de toda España y unas de las más elevadas de Europa. Según la UE, el 90% de la población entre 18 y 24 años debería tener un título post obligatorio, ya que parece evidente que un título de ESO habilita para poco, y que abandonar los estudios en cuarto de ESO puede suponer abrir la puerta a situaciones de paro de larga duración, problemas de salud o dependencia de los servicios sociales. Los chicos y chicas que abandonan los estudios al terminar la etapa obligatoria difícilmente se vuelven a reenganchar y, cuando lo hacen, muchos fracasan. El abandono es elevado en todas partes, pero se concentra en algunos centros: un 25% de los centros de Calalunya, normalmente de territorios empobrecidos del área metropolitana, concentran más del 50% del abandono escolar prematuro.

Parece que la solución es realmente difícil…
Parece claro que son necesarias políticas focalizadas en estos centros. Un cambio importante que debería ocurrir en los próximos años es el de dejar de financiar y poner recursos en el sistema educativo como si todos los centros fueran iguales, recibiendo dinero en función únicamente del tamaño. Es necesario pasar a un sistema de financiación que otorgue recursos diferentes a los centros en función del alumnado que reciben y del territorio en el que se encuentran. Deben ser recursos adicionales de forma sólida, consistente, robusta, previsible, sostenible en el tiempo. Es un trabajo de planificación y gestión y responsabilidad del sistema que tiene la administración.

Entramos en el ámbito que afecta a la organización del sistema educativo…
Del mismo modo que la planificación debe realizarse con perspectiva metropolitana para saber dónde están los flujos, debe abordarse también la gobernanza del sistema educativo que ahora se encuentra extremadamente centralizada en el departamento de Educación, mientras que el papel de los ayuntamientos es muy residual, auxiliar, lo que genera desigualdades territoriales porque hay ayuntamientos que hacen muchas cosas, que invierten recursos en compensar carencias como el desarrollo comunitario, programas extraescolares, programas de orientación contra el abandono o escuelas de segunda oportunidad, ayuntamientos que no tienen capacidad económica para actuar y otros que no hacen nada porque no sienten que les corresponda.

De hecho volvemos a interrogarnos sobre el papel de los municipios…
Tiene que haber recursos, programas y ayuda para que los ayuntamientos puedan desarrollar políticas de apoyo educativo. Es necesario un sistema sólido de becas, programas de apoyo al alumnado que se queda atrás, de orientación, de capacitación para los padres; desarrollar políticas que tengan valor educativo, claves para garantizar el éxito como lo son ya los comedores escolares, que son más que una garantía alimenticia, son espacios educativos y de socialización y buenos hábitos. En los países que han logrado mejorar los resultados educativos, se ve claramente que la garantía del comedor escolar es un elemento clave, ya que, aunque por la tarde no haya clases, abre la puerta a ir a la biblioteca, a tener un espacio para hacer deberes, educador social… Con equipamientos abiertos, y programas de apoyo escolar, la experiencia educativa de chicos y chicas es más rica y más sólida y da más frutos.

¿Y a todo esto qué papel debería jugar el entorno urbano, el barrio?
Hace falta también una política de fortalecimiento comunitario, porque es muy importante que el barrio, el territorio, sea educativamente rico, con centros de barrio, esplais, una biblioteca dinámica… A un niño o niña se le pueden enseñar competencias lectoras, pero si sólo lee en la escuela difícilmente será un lector competente. Corremos el riesgo de que aquellas rendijas que la escuela intenta cerrar se abran fuera, porque hay niños y niñas que tienen más oportunidades de poner en práctica lo aprendido y enriquecerlo.
Cabe decir que la ciudad de Barcelona tiene una política muy buena con muchas actividades en los centros educativos, práctica deportiva, precios bonificados, muchas becas… de hecho, en la ciudad, la mayoría de chicos y chicas realizan alguna actividad extraescolar. Esta es una de las políticas de futuro que deben tratarse también desde el punto de vista metropolitano como una forma de encarar problemas relacionados con la prevención de la salud mental, la obesidad, el aislamiento o el abuso de las tecnologías.

Por Rafael Pradas, periodista

Pronto se cumplirán 100 años de la apuesta de Barcelona, con la Exposición Internacional de 1929, por la modernidad, abriendo un nuevo período de expansión urbana, cultural y social con Montjuïc como epicentro pero que tuvo impacto en toda la ciudad y más allá, con numerosas actuaciones urbanísticas, arquitectónicas, culturales, de movilidad y de servicios. Los Juegos Olímpicos de 1992 volverían a sacudir la ciudad y su amplio entorno.

Hoy, Barcelona es impulsora o marco, también, de grandes proyectos cuyo impacto sobrepasa el ámbito estricto del término municipal para convertirse en propuestas de alcance metropolitano que están forjando una nueva realidad urbana y de toda Catalunya. Desde el Barcelona Supercomputing Center, la Ciutadella del Conocimiento o el nuevo Hospital Clínic hasta la estación de la Sagrera, la ampliación del aeropuerto o el parque audiovisual en las Tres Chimeneas. Por citar ejemplos que se encuentran en fases diversas de implementación.

A la vez que se dibujan y ejecutan grandes planes de ambición metropolitana, se ponen sobre la mesa nuevos retos que tienen que ver con las transformaciones económicas, sociales y tecnológicas que vive nuestra sociedad en campos tan diversos como la educación, la salud, la vivienda, la movilidad, el turismo, la innovación, la seguridad ciudadana, las industrias culturales, la nueva inmigración o la energía.

El desafío de la educación

La educación es uno de los grandes desafíos planteados por Barcelona y el conjunto del territorio metropolitano, con una clara incidencia sobre el futuro de nuestra sociedad. Con más de 808.000 alumnos de educación obligatoria, secundaria y FP en la región metropolitana de Barcelona, el sistema educativo debe enfrentarse a retos como los cambios en el perfil de los nuevos alumnos, el impacto de las nuevas tecnologías o las demandas del sistema productivo. Los resultados de las pruebas Pisa de 2023 provocaron un clima de preocupación en la sociedad catalana.

En el estudio “Prospectiva sobre las tendencias y visiones de la educación de los entes locales de la Provincia de Barcelona (2023)”, elaborado por el Instituto Metrópoli (consorcio entre diversas administraciones, universidades y Cámara de Comercio) para la Diputación de Barcelona,se señalan los potenciales retos educativos que los municipios de la provincia de Barcelona (coincidente a grandes rasgos con la región metropolitana) tendrán que hacer frente durante el período 2023—2027.

El informe identifica retos y hace recomendaciones en relación a tres grandes aspectos:

1. Buena parte de los retos educativos de los municipios tendrán su origen en factores de naturaleza no educativa: el cambio demográfico, la desigualdad socioeconómica y la salud mental.
2. Los cambios normativos han ofrecido nuevas herramientas de intervención municipal en los procesos de planificación educativa, la admisión de alumnado, la planificación de las enseñanzas post obligatorias, y las escuelas de nuevas oportunidades que para los ayuntamientos significa acumulación de competencias educativas, y responsabilidades institucionales, pero no se acompañan de los recursos económicos suficientes ni de dotación de personal.
3. Entre los retos propiamente educativos se incluyen la transición hacia una educación a distancia, evitando la brecha digital; la segregación escolar; el absentismo escolar; las guarderías municipales; las transiciones a las enseñanzas secundarias post obligatorias; el abandono escolar prematuro; o la gobernanza educativa.

En este número de Rethink BCN y en sucesivas ediciones abordaremos diferentes cuestiones relacionadas con la educación, especialmente con la etapa obligatoria, recogiendo opiniones de expertos y experiencias realizadas.
Mònica Nadal, directora de investigación de la Fundación Jaume Bofill, nos ofrece una mirada global sobre la escuela desde una doble perspectiva social y territorial, poniendo el acento en la necesidad de superar las desigualdades en materia de educación y en el papel de los municipios.

Mònica Nadal: «Hay que planificar los recursos educativos desde la óptica metropolitana»

Licenciada en Sociología, Mònica Nadal es directora del área de investigación de la Fundación Jaume Bofill, donde ha sido también jefe de prospectiva y directora del área de Inmigración. La Fundación Bofill, creada en 1969, centra su actividad desde hace ya algunos años en promover investigaciones y propuestas de cambio para generar más y mejores oportunidades educativas contra las desigualdades sociales.

¿Cuál es hoy el panorama escolar?
Hay un importante bajón de la natalidad que no se compensa del todo con la llegada de inmigración, es decir, menos niños y niñas, pero mucho más diversos y heterogéneos en sus orígenes culturales, sociales y económicos, lo que plantea un reto muy importante, ya que se había asumido que la escuela educaba a unos tipos de niños más o menos homogéneos en cuanto a cultura y valores. Ahora hay menos niños, pero mucho más diversos. y no se puede dar por sentado el tipo de implicación familiar ni de valores o referentes en relación con la educación. Esto significa que es necesario reforzar los recursos y capacidades de los profesionales para garantizar su aprendizaje.
A diferencia de hace unos años, las expectativas de las familias son crecientes en cuanto al futuro de sus hijos, y las traslada a la escuela, lo que tensa mucho el sistema educativo, que se ve obligado, lo digo en positivo, a dar respuesta a la diversidad de niños y niñas. Socialmente tenemos expectativas de que la población esté bien formada y que sea capaz de competir en el mundo global, pero la escuela no dispone necesariamente de los instrumentos necesarios.

En un contexto socialmente complejo…
Una cuestión muy relacionada con una potente dimensión metropolitana es el crecimiento de las desigualdades sociales. Los elevados niveles de vulnerabilidad y precariedad social no los resuelve el mercado de trabajo: hay mucha gente que trabaja, pero son trabajadores muy pobres, y esto tiene una polarización territorial muy fuerte, con territorios que concentran buena parte de la vulnerabilidad, y otros que concentran riqueza.

¿Acaso es necesario abordar los problemas educativos desde otras perspectivas territoriales?
En efecto, es una situación que tiene un fuerte impacto en el sistema educativo y hace evidente que la educación debe abordarse con visión metropolitana. En Barcelona no se polariza sólo el alumnado de la ciudad, sino también (sobre todo en la educación post obligatoria) mucho alumnado de municipios de los alrededores: muchas familias de estos municipios, si no encuentran la escuela que desean, la buscan en Barcelona, al igual que hay familias de Barcelona que viven en zonas de frontera que pueden elegir en sentido inverso. Toda la planificación de la escolarización debería realizarse teniendo en cuenta la existencia de fronteras porosas. Hoy, lo que ocurre en L’Hospitalet desde el punto de vista escolar, tiene mucho que ver con su dinámica social, pero también con la oferta existente en Barcelona, y lo mismo podría decirse de otros municipios. Normalmente, las familias que llevan a sus hijos a escuelas de Barcelona son las que tienen más capital cultural, más recursos económicos o más estudios, habitualmente escuelas concertadas, pero también públicas con mayor reputación o con vacantes.

¿Un sistema educativo con más desequilibrios, en definitiva?
Una parte importante de la escuela concertada de Barcelona no se nutre del alumnado de su barrio, sino del de todas partes, de la ciudad y de fuera, lo que indica que hacer políticas contra la segregación escolar sólo en clave de la ciudad o del municipio es claramente insuficiente, porque los flujos de población son constantes. La consecuencia es que existan municipios que, educativamente, se empobrezcan. Cuando las familias con más recursos no se escolarizan en las escuelas del barrio, en estas escuelas se acaban concentrando sólo las familias con menor capacidad, y la escuela se empobrece.

¿Pueden hacer algo, los ayuntamientos?
Los municipios, por sí solos, no consiguen que sus escuelas sean más fuertes, tengan proyectos más sólidos o atiendan a una población más heterogénea. Y por eso es evidente que es necesaria una planificación que vaya más allá del municipio concreto. En Catalunya,la segregación escolar es más alta que la residencial, los barrios son más diversos que las escuelas: hay centros con el 30% de alumnado inmigrante, pero hay otros que tienen el 70%, lo que significa que hay escuelas con un 10%, o un 15%, o nada. La dimensión metropolitana es realmente importante en el momento de planificar los recursos educativos.

Un problema realmente grave es el abandono escolar…
Sí. Catalunya tiene un serio problema con las elevadas tasas de abandono escolar prematuro, las más altas de toda España y unas de las más elevadas de Europa. Según la UE, el 90% de la población entre 18 y 24 años debería tener un título post obligatorio, ya que parece evidente que un título de ESO habilita para poco, y que abandonar los estudios en cuarto de ESO puede suponer abrir la puerta a situaciones de paro de larga duración, problemas de salud o dependencia de los servicios sociales. Los chicos y chicas que abandonan los estudios al terminar la etapa obligatoria difícilmente se vuelven a reenganchar y, cuando lo hacen, muchos fracasan. El abandono es elevado en todas partes, pero se concentra en algunos centros: un 25% de los centros de Calalunya, normalmente de territorios empobrecidos del área metropolitana, concentran más del 50% del abandono escolar prematuro.

Parece que la solución es realmente difícil…
Parece claro que son necesarias políticas focalizadas en estos centros. Un cambio importante que debería ocurrir en los próximos años es el de dejar de financiar y poner recursos en el sistema educativo como si todos los centros fueran iguales, recibiendo dinero en función únicamente del tamaño. Es necesario pasar a un sistema de financiación que otorgue recursos diferentes a los centros en función del alumnado que reciben y del territorio en el que se encuentran. Deben ser recursos adicionales de forma sólida, consistente, robusta, previsible, sostenible en el tiempo. Es un trabajo de planificación y gestión y responsabilidad del sistema que tiene la administración.

Entramos en el ámbito que afecta a la organización del sistema educativo…
Del mismo modo que la planificación debe realizarse con perspectiva metropolitana para saber dónde están los flujos, debe abordarse también la gobernanza del sistema educativo que ahora se encuentra extremadamente centralizada en el departamento de Educación, mientras que el papel de los ayuntamientos es muy residual, auxiliar, lo que genera desigualdades territoriales porque hay ayuntamientos que hacen muchas cosas, que invierten recursos en compensar carencias como el desarrollo comunitario, programas extraescolares, programas de orientación contra el abandono o escuelas de segunda oportunidad, ayuntamientos que no tienen capacidad económica para actuar y otros que no hacen nada porque no sienten que les corresponda.

De hecho volvemos a interrogarnos sobre el papel de los municipios…
Tiene que haber recursos, programas y ayuda para que los ayuntamientos puedan desarrollar políticas de apoyo educativo. Es necesario un sistema sólido de becas, programas de apoyo al alumnado que se queda atrás, de orientación, de capacitación para los padres; desarrollar políticas que tengan valor educativo, claves para garantizar el éxito como lo son ya los comedores escolares, que son más que una garantía alimenticia, son espacios educativos y de socialización y buenos hábitos. En los países que han logrado mejorar los resultados educativos, se ve claramente que la garantía del comedor escolar es un elemento clave, ya que, aunque por la tarde no haya clases, abre la puerta a ir a la biblioteca, a tener un espacio para hacer deberes, educador social… Con equipamientos abiertos, y programas de apoyo escolar, la experiencia educativa de chicos y chicas es más rica y más sólida y da más frutos.

¿Y a todo esto qué papel debería jugar el entorno urbano, el barrio?
Hace falta también una política de fortalecimiento comunitario, porque es muy importante que el barrio, el territorio, sea educativamente rico, con centros de barrio, esplais, una biblioteca dinámica… A un niño o niña se le pueden enseñar competencias lectoras, pero si sólo lee en la escuela difícilmente será un lector competente. Corremos el riesgo de que aquellas rendijas que la escuela intenta cerrar se abran fuera, porque hay niños y niñas que tienen más oportunidades de poner en práctica lo aprendido y enriquecerlo.
Cabe decir que la ciudad de Barcelona tiene una política muy buena con muchas actividades en los centros educativos, práctica deportiva, precios bonificados, muchas becas… de hecho, en la ciudad, la mayoría de chicos y chicas realizan alguna actividad extraescolar. Esta es una de las políticas de futuro que deben tratarse también desde el punto de vista metropolitano como una forma de encarar problemas relacionados con la prevención de la salud mental, la obesidad, el aislamiento o el abuso de las tecnologías.

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