TURISMO, CULTURA Y DEPORTE: UNA ALIANZA NECESARIA

Rethink Barcelona pone en marcha una serie de encuentros para debatir sobre cuestiones metropolitanas y les proponemos la transcripción del primero celebrado en Foment del Treball

Fèlix Riera: Hola, buenas tardes a todos y todas. Bienvenidos a este encuentro que organiza Rethink Barcelona. Quiero agradecer a todos los que nos están siguiendo por streaming, y esperamos que sea estimulante.

En el acto de hoy, hablaremos de la alianza entre cultura, turismo y deporte y hemos invitado a las siguientes personas: Miquel Molina, periodista, escritor y subdirector adjunto de La Vanguardia; Xavier Marcé, concejal de turismo y empresas creativas del Ayuntamiento de Barcelona; Llucià Homs, codirector de la publicación cultural Hänsel y Gretel; Rafel Niubó, secretario general de UAB Eurofitness; Santi Nolla, director y CEO de Mundo Deportivo y Guillermo Vallet Millet, presidente de la comisión de turismo de Fomento del Trabajo y vicepresidente ejecutivo de Hoteles Catalonia.

También quiero agradecer la presencia de la Isabel Buesa, directora general de Endesa en Catalunya.

Una de las alianzas más necesarias para la recuperación económica y anímica de la ciudad es la que puede establecerse de un modo más profundo entre los sectores del turismo, la cultura y el deporte. Quiero recordar que, a nivel estatal, la CEOE ha impulsado ya desde hace meses una comisión de trabajo que hace una muy buena faena sobre, precisamente, esta relación entre turismo, cultura y deporte.

Si esta tríada consigue mayor coordinación y colaboración entre sus actores puede ser un gran motor de atracción económica y de activación de proyectos en la ciudad. Uno de los aspectos que debemos tener muy presente es que ciudades como París y Madrid están apostando fuertemente por esta alianza. Apuestas como la de París, que en el 2024 celebrará los Juegos Olímpicos, o Madrid, que, una vez más, está promoviendo, en el municipio de Morata de Tajuña, un nuevo circuito de Fórmula 1 y moto GP que costará, aproximadamente, 12 millones de euros. La competencia entre ciudades región se dirime en el campo de activación de alianzas como la que hoy hablaremos, que después de los juegos olímpicos del ’92 se han ido diluyendo.

Se trata de indicar qué proyectos turísticos, deportivos y culturales se pueden impulsar en la región metropolitana y más allá de sus límites.

Un Ejemplo es la activación de la montaña de Montjuïc. En ella confluyen el turismo, los visitantes profesionales que acuden a la Fira, la cultura (con entidades tan importantes como la Fundació Joan Miró, el MNAC, Fundació Mies van der Rohe, el Teatre Lliure o el Institut del Teatre, entre otros, o galerías como la Taché) y el deporte (como los piscinas Picornell, el Estadi de Montjuïc o el Palau Sant Jordi), entre otras entidades deportivas que realizan su actividad en Montjuïc.

Estas áreas necesitan ser activadas para lograr un mayor impacto de atención entre los turistas y los ciudadanos.

Se activan proyectos como el que ha impulsado la Fundación Damm, que invertirá siete millones de euros en la edificación de terrenos del Club Natación Montjuïc, con una ciudad deportiva propia. Se activa también con el interés mostrado por el Fútbol Club Barcelona para utilizar el Estadi de Montjuïc mientras se ejecutan las obras de su estadio (lo cual indica la importancia de Montjuïc como un lugar donde se pueden ubicar entidades tan importantes como el FCB).

Junto a la iniciativa de recuperar la actividad en la montaña de Montjuïc, debemos añadirle otras igualmente importantes, como el impulso de una candidatura de los Juegos de Invierno, que ha estado latente en los últimos años, la posibilidad de celebrar unos mundiales de atletismo o diseñar una nueva candidatura de los Juegos Olímpicos de verano, que se podrían celebrar en 2032 o 2036. Si a estas posibles iniciativas les sumamos las exposiciones previstas durante los próximos años en la Fundació Miró sobre Picasso y Miró o las que tienen agendadas el MNAC o Caixa Forum, obtendremos una capacidad de gran interés que, debidamente coordinada con el sector turístico, puede favorecer la recuperación económica de Barcelona.

Al alcance de esta alianza, hay también la incidencia del Port de Barcelona, área donde confluye también una oferta cultural, turística y deportiva; el Velòdrom d’Horta o el Circuit de Montmeló, que, aunque no esté en Barcelona, juega una importancia determinante para los temas turísticos y para el ámbito empresarial del mundo del deporte.

Estas alianzas tendrán también un efecto positivo para el Aeroport, los ferrocarriles, el Port de Barcelona y el sector de la restauración y hotelero.

Hoy nos proponemos ver cómo podemos impulsar proyectos entre cultura, turismo y deporte.

Aprovecho para agradecer su participación a quienes hoy nos acompañan.

Lanzo una primera pregunta: ¿Creéis que es necesaria la alianza entre estos tres sectores para impulsar una más rápida recuperación económica en la ciudad de Barcelona?

Xavier Marcé: Sí, es evidente que sí. Yo creo que esta alianza se da de foma natural, pero enfatizarla, operarla desde el punto de vista de los programas, creo que sería muy bueno. Por dos razones: la primera es que, por defecto, cultura y deporte configuran los dos entornos de iconos universales más claramente constituyentes de los motivos por los que uno viaja. Y, en segundo lugar, porque cualquier cambio en el sector turístico de un entorno urbano pasará inevitablemente por pensar y repensar nuevos iconos que descentralicen y den nuevas oportunidades a eso que llamaríamos el turismo aspiracional. Por una y por otra razón estas alianzas son imprescindibles.

Rafel Niubó: yo creo que estaría bien que estos sectores no se dieran la espalda y cooperasen, aunque cada uno tiene su microsistema. Pero me parece que también podrían añadirse otros sectores. Veo con preocupación la falta de un proyecto colectivo, cada uno juega en su espacio, me da igual si es el MNAC o el Estadi Olímpic, pero no existe un proyecto conjunto. Ahora, la montaña no es identificada con nada. Cuando era pequeño, para mí, la montaña era el cuadro que un tío tenía de la expo del ’29 y lo miraba cuando iba a casa por Navidades. Para mí, aquello era Montjuïc. Ahora le dicen la “montaña olímpica”, pero puede serlo o no. Para el mundo del deporte lo es, pero, para el de la cultura, deberíamos verlo. En cualquier caso, el ’92 me parece muy lejano. Es como si el Barça estuviera pensando todavía en el gol de Koeman. 30 años más tarde me parece pura nostalgia, y creo que Montjuïc no está definido como lo que es ni tiene un proyecto conjunto. Y este es el principal problema.

Guillermo Vallet: es evidente que sí. Al fin y al cabo, Barcelona es la ciudad olímpica de referencia. Creo que han sido uno de los mejores juegos olímpicos organizados en una ciudad, y cambiaron toda la ciudad. La ciudad se identifica mucho con el deporte, evidentemente con un equipo como el Barça, que es un referente mundial. A nivel cultural también tenemos unos iconos únicos, como Gaudí, el modernismo, el románico, museos como el Miró. Además, tenemos una oferta en alojamientos muy importante y moderna. Como decía Xavier, cuando se organizan los viajes, uno de los motivos por los que la gente se desplaza es el deporte o la cultura. También estoy totalmente de acuerdo en que nos puede ayudar a descentralizar el turismo. Y no sólo a descentralizar, sino también a desestacionalizar. Que durante la temporada baja, mediante el deporte o la cultura, podamos también atraer a mucha más gente.

Llucià Homs: Definitivamente sí. Pero debemos ser conscientes de que estos tres sectores han trabajado históricamente de espaldas. Por lo tanto, hoy no es fácil plantear una estrategia para la que, de repente, empiecen a trabajar conjuntamente. Cuando planteamos a menudo la relación entre turismo y cultura, que también han sido dos sectores que no han trabajado conjuntamente de un modo específico, nos damos cuenta que la nueva incógnita en la ecuación, que es toda la parte que hace referencia al deporte, añade mucha complejidad por las dinámicas de cada uno de los sectores.

Cuando hablamos específicamente de la montaña, creo que es un deseo para muchos, pero tenemos que ver cómo hacerlo realidad. Porque diferentes equipamientos de montaña han jugado de forma descoordinada, han jugado las estrategias de formadiferente. Faltaría trabajar a nivel de alianzas entre ellos y con una estrategia clara de funcionamiento. Pienso que se puede generar un eje importante en la ciudad que, a su vez, crezca con un plan metropolitano, que crezca hacia la parte del puerto, y hacia el Maresme y, por otro lado, que pueda crecer de manera natural hacia el Baix Llobregat, irradiando esta potencia de cultura, deporte y turismo.

Es posible crear una nueva realidad, pero siempre en la medida que exista una estrategia muy clara y unas alianzas entre los diferentes equipamientos.

Miquel Molina: Evidentemente sí, creo que son tres conceptos que debemos hacer trabajar juntos. Sin ponerle nombre, que para eso están los expertos en branding, sí que podría decirse que encajan dentro de dos paraguas que podemos definir en la ciudad: uno es el de la creatividad, tanto el deporte como la cultura junto con la tecnología, la innovación, todo puede tener un paraguas de creatividad. Y, el otro, es el de la calidad de vida, que es otra forma de situar estos tres conceptos en un mismo nivel, junto a otras cuestiones como la movilidad, la salud…

A nivel promocional, esto puede funcionar muy bien. Y el gran emblema sería la montaña de Montjuïc. Pero, como decían Llucià y la gente que me ha precedido hasta ahora, son sectores que han trabajado muy de espaldas.

Creo que hay dos niveles de actuación en Montjuïc. Uno es muy básico y simple, que ya se está realizando pero debería realizarse con mayor intensidad, que es el tema seguridad, alumbrado y rotulación de espacios, que es relativamente fácil de hacer. Y, la otra, es plantearse una política más de integración de toda esta creatividad con diferentes apellidos que hay en la montaña, considerándola como una parte de todo un litoral, que arrancaría (con visión metropolitana) en Castelldefels, la Zona Franca, Montjuïc … Estoy mezclando cultura, tecnología, urbanismo, deporte … Montjuïc es una pieza clave dentro de este engranaje de nueva riqueza para Barcelona.

Santi Nolla: El Barça, 30 años después, vuelve a tener a Koeman… Han pasado 30 años y Koeman ha vuelto. Yo creo que sí, que todo se puede siempre ligar más, pero existe un vínculo natural, que ha funcionado y funciona bien. Es necesaria una mayor coordinación, pero creo que funciona de forma natural. De ello no sólo el Barça es un ejemplo capital. Los últimos datos que se publicaron señalaban que el impacto del Barça en la ciudad era alrededor de los 1.100 millones de euros y los 29.000 puestos de trabajo. Incluso calcularon los impuestos.

Recuerdo que el presidente Laporta quería que la montaña fuera del Barça. Entiendo que esto no es posible, pero si que es cierto que agrupar el FCB en un lugar concreto … Pero creo que en la montaña hay también cultura, turismo, deporte… Debería mirarse el aprovechamiento deportivo del Estadi. Hubo el proyecto del Espanyol, un buen proyecto que podría haber salido adelante y no se terminó de hacer porqué el Espanyol quería construir su campo, legítimo.

Y luego había una cuestión que siempre me había interesado y que me parecía buena… la posibilidad de que se jugara rugby en el Estadi, o que hubiera un equipo de rugby de la primera división francesa jugando en el Estadi. A mí eso me parecía realmente muy bueno para la utilización del espacio pero, además, también para el turismo.

Yo, en general, creo que hay un vínculo natural que está bien, siempre se puede ligar más, pero de momento funciona.

Fèlix Riera: Gracias por vuestra primera intervención. Yo quisiera tirar del hilo de Miquel, que en un momento determinado de su intervención ha imaginado que podría hacerse en Montjuïc, esta capacidad de fabular que se podría hacer en Montjuïc con esta tríada de turismo, cultura y deporte. Y, en este sentido, lo ligo también con la explicación de Guillermo de una idea que Xavier Marcé ha trabajado mucho desde el punto de vista del turismo, con esto de la economía del visitante, cuando ha argumentado, y ahora Guillermo hacía uso del concepto, la idea de descentralización del turismo en la ciudad. Xavier, ¿cómo imaginas sacarle a Montjuïc el máximo de potencial desde este punto de vista de turismo, deporte y cultura?

Xavier Marcé: Esta relación, que yo estoy de entrada con Santi que se da de forma natural, porque quiero recordar que Gaudí es un hecho cultural y un icono de primer orden para la gente que viene aquí, exactamente igual que lo es el Barça… Una cosa es que deporte, cultura y turismo se interrelacionen y establezcan programas conjuntos y, la otra, es que se supediten el uno al otro. Y aquí hay un debate un poco más complejo. La cultura y el deporte tienen unas reglas del juego por sí mismas que no se pueden obviar en función del turismo… Es más, no sería bueno hacerlo. Y entraríamos probablemente en crear algo que entiendo que nadie quiere, que es esta diferencia sutil pero importante entre hacer un producto pensado para el turista o construir un producto que tiene interés para todos, incluso por el visitante, ¿no? Y aquí hay una diferencia que no es menor, y que está en el debate de la ciudad, encima de la mesa, de una manera clara.

Miquel dijo tres cosas claras: en Montjuïc, en estos momentos, existe un debate sobre algo que está muy presente en la ciudad, que es eso que llamaríamos la ciudad pacificada, la ciudad amable, la ciudad pueblo, y lo digo sin ninguna doble intención.
Y, por lo tanto, significa espacios sin coches, espacios con una movilidad muy restringida, espacios con una iluminación muy controlada, espacios con una lógica acústica muy amable, que no coinciden necesariamente con los atributos que tiene la cultura. ¿Qué significa movilidad?, que significa cierta promiscuidad, y se me permite decirlo con un contenido nada sexual, para entendernos, no…

Esta combinación de elementos, ¿como se resuelve? Inevitablemente bajo tres conceptos básicos: el primero, es la movilidad, la movilidad en Montjuïc es básica. En estos momentos es complejo llegar a la Fundación Miró, y es un elemento clarísimo … evidentemente, seguridad y lo que conlleva, que son aquellas condiciones de amabilidad de un espacio: iluminación, etc.

Ahora bien, dicho esto, tampoco olvidemos que las realidades culturales y deportivas en Montjuïc tienen también sus propias problemáticas, y que se deben analizar, como decía antes, desde la lógica de cada sector. Cuando establecemos esta relación que obviamente es evidente y necesaria, no deberíamos nunca olvidar que, cada uno de los tres ámbitos de la actividad, tienen unas particularidades, unas reglas de juego, unos requerimientos y, también, unas soluciones y unos problemas que deberían abordarse desde sus propias dinámicas.

La interrelación no es la solución, es necesaria, pero no es la solución.

Rafel Niubó: Yo Montjuïc lo he utilizado mucho, porque iba a hacer atletismo en el estadio de Sarriá. Lo primero que recuerdo de joven es el miedo de bajar del Serrahima, y soy un chico. Las chicas ya no bajaban nunca, debían hacerlo en coche. Aquí todos somos hombres interpretando Montjuïc, pero la seguridad, cuando eres una mujer, tiene un plus. Da mucho respeto moverse por allí según qué horas. Un segundo problema, no voy a entrar si debe ser pacífico o no, porque puedo entender las dos situaciones, pero ir al Museu Olímpic i de l’Esport es un drama según dejes el coche. O decides subir por las escaleras mecánicas, con todo lo que significa, o te estás jugando que la grúa se te lleva el coche. Por lo tanto, el lugar más seguro donde puedes aparcar es en las piscinas Picornell. Por lo tanto, poder llegar con un vehículo es complicado. Y no hay demasiadas alternativas. Por lo tanto, a mi me gustaría imaginar, una vez se sepa a qué se quiere dedicar esta montaña, quien manda y para hacer qué. Sin un mando único que haga de director de orquesta de todos estos músicos (yo he contado las piezas y he contado 45)… El castillo por sí mismo es muy importante, pero el Poble Espanyol también. Por lo tanto, hay 45 piezas, 45 músicos que necesitan un director de orquesta. Sin un director de orquesta que decida qué música se toca y a lo que se le dedica esta montaña es difícil.

También tengo una duda con el tema turismo. Cuando hacemos esto, ¿lo hacemos porque queremos un proyecto para ir a ver desde Berlín o Puigcerdà? Porque también hay gente que le gusta bajar a Barcelona. Pero la gente de Barcelona, ¿conoce bien Montjuïc, o no sube demasiado porque existe una situación de riesgo? Por lo tanto, yo, entre las primeras cosas que haría, habría un encargo a alguna oficina pública o mixta para que decida qué debe ser esto, ya que, sin alguien que tome la responsabilidad, es muy difícil. Y no tengo la sensación que mande nadie sobre la montaña de Montjuïc. Está en manos del distrito, pero es más una oficina de llevar proyectos que autoriza o no que uno que emprenda no sé qué. Por ejemplo, si vamos a un centro comercial como La Maquinista, alguien se ocupa de promocionarlo. Y luego cada uno hace su guerra. Hablamos de la Roca Village, del Circuit de Cataluya… hay alguien ocupándose de este marketing general. Y, en Montjuïc, hace mucho tiempo que no veo quién se ocupe de ello.

Quizás me equivoque, y Xavier es más conocedor de ello, pero me da la sensación que, si quieres hacer algo, tienes que ir a Sants, en el distrito, y allí te dirá si te lo autorizan o no, Pero nadie está promocionando en Berlín la montaña de Montjuïc. Ni en Londres, ni en ninguna otra parte. Y ésto es un problema, en mi opinión.

Fèlix Riera: Si no recuerdo mal, creo que había la intención de nombrar a un comisario de la montaña de Montjuïc, o un responsable. ¿Es así?

Xavier Marcé: La ha habido, en otros momentos. Hay una figura que la coordina. Lo que pasa es que creo que hay una clara voluntad, en estos momentos, por parte del distrito, que Montjuïc funcione de una determinada manera. Pero se puede decir claramente que a uno no le gusta. Pero creo que, ahora, no es tanto un problema de falta de eficiencia o de fracaso político sino de unos objetivos determinados.

Guillermo Vallet: Yo creo que a raíz de la pandemia hay una cosa muy clara y que a lo mejor ha hecho que la ciudad tenga una visión muy clara de todos lados. Cuando antes estábamos discutiendo sobre el modelo turístico, había una cosa clara: que es que queremos que el turismo se abra, se descentralice, pivote sobre la cultura y el deporte. Hay esta visión muy clara para todos los players que sería importante llevara cabo. Yo también estoy muy de acuerdo con la reflexión que hacía Xavier, que tenemos que hacer las cosas no pensando en el turista. Si una cosa es atractiva lo es para todo el mundo. Un turista no quiere sentirse turista, sino lo que quiere es experimentar cómo vive un ciudadano en aquella ciudad. Y quiere ir a los lugares donde van los ciudadanos de aquella ciudad. Por ello, todo lo que estamos pensando para Montjuïc debemos pensarlo para que sea encantador por el ciudadano de Barcelona. Y esto hará que, después, sea encantador para la gente de alrededor y para atraer turistas y hacer un proyecto con un valor añadido.

Montjuïc tiene mucho porque tenemos toda la Fira de Montjuïc, que son muchos metros cuadrados donde poder hacer un proyecto muy interesante. Tenemos todas las instalaciones olímpicas, que se pueden utilizar mucho más. Tenemos todos los edificios de la Expo del ’29, algunos de los cuales no se utilizan. Tenemos allí muchas piezas però, como bien decía Rafel, debemos buscar una forma de hacer todo esto que la gente pueda entiender y sea un proyecto coordinado. El potencial está ahí, y la visión y necesidad de que Montjuïc juegue un papel importante para ayudar a la ciudad, también lo está. Creo que es el momento ideal para empezar un proyecto y ver qué podemos hacer en esta montaña, si lo que quiere realmente Barcelona es seguir siendo un referente a nivel internacional, porqué los otros destinos ya están pensando qué pueden hacer para seguir siendo atractivos y seguir creciendo.

Barcelona debe pensar que no estamos solos en el mundo, que estamos compitiendo con muchos otros destinos y que, si no hacemos nada, iremos perdiendo visibilidad.

Llucià Homs: La sensación es que la montaña de Montjuïc está infrautilizada. Hay muchas piezas descontextualizadas y realmente falta una gobernanza con una estrategia clara e ilusionadora hacia dónde ir. Pero aquí también tenemos un peligro, y es que esta montaña, en la medida que la empecemos a sobre-explotar, podemos acabar teniendo un problema como nos ha pasado en otras partes de Barcelona, como Ciutat Vella, donde hemos concentrado en un espacio muy concreto una hiperactividad que, a lo mejor, no sé si da tanto de sí. Yo creo que uno de los problemas que sufre Barcelona es un problema de falta de zonas verdes, de parques. Comparado con otras ciudades, como Londres, donde te encuentras parques en muchas partes de la ciudad. Si lo miramos con mirada metropolitana, está la montaña de Collserola, que es un gran pulmón para la metrópolis, pero a nivel de Barcelona ciudad no hay muchos parques y creo que esta sobreexplotación tiene el peligro de que en esta montaña no le acabamos encontrando la problemática de cómo la articulamos.

Hay dos elementos que a mi me parecen claves, y que Xavier ha identificado de una forma muy clara y acertada, que tienen que ver con la idea de la movilidad, de accesibilidad en la misma montaña. No es fácil acceder a ella. Y un tema de seguridad que es evidente que es un grave problema. Pero puede seguir siendo un problema con el devenir de los años. No es una zona donde se pueda aparcar, no es una zona donde se pueda acceder de manera fácil, no es un espacio fácil de iluminar. No es un parque limpio, sino que tiene mucha parte de bosque y esto lo hace relativamente inseguro. Y el acceso al transporte público a día de hoy es muy difícil. Creo que es un reto importante para la ciudad, que nos puede ayudar a posicionarla como una ciudad de mucho atractivo para el visitante, pero creo que se debería trabajar una estrategia muy clara e ilusionante para los propios ciudadanos.

Miquel Molina: Yo veo Montjuïc como una montaña de oportunidades perdidas. A finales del siglo pasado se tomaron una serie de decisiones muy arriesgadas y se ha demostrado que tenían más riesgo de lo que convenía. Trasladar el principal museo de Catalunya a un lugar inaccesible sin metro y que en determinadas épocas del año es un lugar que está muy aislado, y poner nuestro Estadi Olímpic y palacio de los deportes en un lugar que debía tener un metro y que finalmente, por diferentes motivos, no lo tuvo… está absolutamente aislado.

Más allá de lo comentado anteriormente, es cierto que no había dicho el tema del transporte y era muy importante, además de una serie de mejoras que se pueden hacer de manera relativamente fácil, hay una serie de actuaciones claves no unificadas como montaña de cultura y deporte pero si en cada uno de los sectores que son importantes. Para darle un sentido y una centralidad en todo el ecosistema cultural de Montjuïc es muy importante esta actuación prevista, complicada porque ahora no hay dinero para nada, pero que son los pabellones feriales de Victoria Eugènia o Alfons XIII, que permitirían que de alguna manera el MNAC bajase de la montaña y tenga una entrada un lugar más accesible, y luego esa idea de hacer el hub de arte y ciencia en otro pabellón. Esto puede dar una centralidad nueva en todo el sistema cultural de Montjuïc que puede ayudar a integrar todas las piezas; CaixaForum, la Fundación Miró, que, por otro lado, tiene un problema particular de financiación, pero si darle un sentido a todo.

Y con el tema del deporte, lo mismo. Tenemos un estadio absolutamente infrautilitzado. Es cierto que aquí, aunque sea esta una ciudad donde todo somos corredores y hagamos mucho deporte, afición al atletismo no ha habido demasiada. Los Juegos Olímpicos fueron un espejismo. Después hubo una serie de competiciones de alto nivel que ni mucho menos llenaron las instalaciones. Pero aquí sí que quizás tendría sentido una propuesta que he visto sobre concentrar allí un hub de economía del deporte, dar actividad cada día a unas instalaciones que ahora están absolutamente infrautilizadas.

Y luego hay un tercer actor, que es la Fria, que tiene sus planes también. Todos estos pabellones son conscientes de que muchos están obsoletos, infrautilizados. Ahora la Fira asume el centro de convenciones del Fòrum, el Palau de Congressos queda un poco antiguo, y aquí tiene su agenda de renovación de todo el sector, y deberá hacerlo de manera integrada. Porque una de las quejas del director del MNAC es que cuando hay una feria importante el MNAC no es que sea inaccesible, ¡sino que tienes que ir en helicóptero! Los accesos quedan cortados.

Santi Nolla: Yo creo que todos coincidimos en los problemas de movilidad y de seguridad. Pero yo me planteaba que no se debe hacer nada especial para el turista. Y yo me planteaba qué hago yo en Montjuïc. Nosotros, allí en el MNAC hacemos cada año el premio al mejor deportista del año.He subido al Estadi alguna vez. Ligar el mundo de la cultura, el deporte y el turismo es otra cuestión, pero el mundo de la cultura, en el caso de la montaña… se puede ligar. La Fundación Miró y el Estadi. Seguramente es necesario que alguien lo ligue, pero también creo que tiene su vida, y es una cuestión territorial, el territorio te da un Estadi y una Fundació Miró. Y un estadio que tenga vida propia, que haya organismos que se dediquen a la Fundación Miró y a llenar el estadio, ver qué actividad deportiva se podría hacer en el Estadi. Insisto. Me encantaría que el Estadi pudiera reencontrar el proyecto del rugby, traer algún equipo francés, que tiene una potencia excepcional …

Si el Espanyol ha replanteado que su estadio en Cornellà no es rentable y pueda pensar… se había planteado en tiempos de la presidencia de Joan Gaspart que el Sant Andreu subiera a jugar en el Estadi. Otra cuestión es qué uso tiene el Palau Sant Jordi, también a nivel deportivo, o la Foixarda.

No sé si sería interesante mezclarlo todo, cada cosa en la montaña tiene su organización propia, y si se desarrolla bien en los tres ámbitos, se puede … hasta ahora, con todos los problemas que hay de movilidad y seguridad, se puede convivir bien.

Xavier Marcé: Ya que estamos hablando de Montjuïc, me lanzo con una idea. Creo que tenemos una oportunidad extraordinaria en 2029, un contexto altamente evocativo y que nos podría poner sobre la mesa la capacidad de desarrollar un proyecto de transformación de Montjuïc.

Creo que en Montjuïc hay un par de elementos esenciales para que funcione, bajo el concepto de necesidad de un proyecto conjunto, que es evidente. De una dirección, de un comisionado de la montaña y obviamente temas de transporte y seguridad. Pero creo que la primera pieza a tratar es la que afecta a los espacios de la Fira, hay que remodelarlo por obsoleto, innecesario. Y para enlazarlo con el Paral·lel. Aquella pared es tremenda. Aquí hay un juego enormemente interesante, y que tiene mucho que ver con la apertura del MNAC y la salida hacia dos espacios muy potentes: lo que religa CaixaForum y lo que sería la Ciutat del Teatre, con el Lliure, el Institut del Teatre y el Mercat de les Flors.

El segundo tema para mí es que le falta un sistema estable de transporte, me da igual si es un trenecito, lo que queráis. Que haga algo tan simple como Rius y Taulet, la recta del Estadi y bajar por el Grec. Esto enlaza con el aéreo que te lleva al castillo, etc. Y seguramente que le hace falta otra cosa más compleja pero perfectamente plausible, y especialmente si hablamos de turismo y de descongestionar la Rambla, que es una entrada a Montjuïc desde el Puerto. Un nuevo aéreo que enlace el puerto con la parte de arriba del castillo. Estas tres piezas asegurarían algo tan importante como es que Montjuïc cambiara su color, que le diera a las distintas piezas la posibilidad de poder actuar en términos de sostenibilidad, etc. Y no ahogadas como ahora en un contexto en el que estos problemas les impiden evolucionar.

Hay algo que decía Santi que me interesa. Una reflexión que la gente del deporte seguramente podeis hacer. Es la diferencia sutil, que en la cultura no se da de una forma tan clara, entre el espacio de exhibición y el espacio de práctica. La exhibición tiene unas reglas de juego, si el Estadi Olímpic queremos que se dedique básicamente a exhibir deporte, esto tiene unas complejidades. Y, además, somos uns país en el que, y lo digo desde un punto de vista que es el de un barcelonista que no es culé, que piensa que el Barça es la virtud y el problema de muchas cosas del deporte de este país.

Visto así, encontrar una actividad que le dé sentido al Estadi Olímpic desde el punto de vista estrictamente exhibidor es muy complicado. Si no le añadimos otra realidad que es la práctica cotidiana del deporte. ¿Cómo se resuelve esto? Porque si tenemos que buscar este tipo de paloma salvadora que nos permita llenarlo cada día de una actividad… sí, podría inventarse lo del rugby, también hubo un momento que fue el rugby americano, pero es muy complicado.

Fèlix Riera: Yo quería subrayar una cuestión importante: la razón por la que es interesante conceptualizar la alianza entre turismo, cultura y deporte no es tanto en relación a cómo y de qué manera cada uno de estos sectores se puede ayudar o puede colaborar, que también, sino en el hecho de que las ciudades, para ser competitivas desde el punto de vista internacional, deben tener estas tres competencias funcionando a la vez. Pongo un ejemplo. Si en estos momentos nosotros no priorizamos el circuito de Fórmula 1 de Montmeló y dejamos que no haya Fórmula 1 en el circuito, que también se pueden hacer otras cosas, es evidente que esto lo tomará otra ciudad. Es igual si es Madrid, Lisboa u otra. Si Madrid hace una apuesta decidida por la copa Davis o tener un premio de ATP de valor 1000 y no de 500 esto es un tema de competencia. En París la apuesta del 2024, en estos momentos, no sólo ha congregado alrededor de París la voluntad de actores deportivos, ha congregado en el mundo cultural de París, que va desde el mundo de la cultura, la moda, el ocio, etc., para construir un proyecto ilusionante para el 2024. Cuando aquí dibujamos esta alianza no es (que también) lo que pueden hacer cada uno de los sectores puntualmente sino el planteamiento de decir: «nosotros podemos asumir que la montaña de Montjuïc, después de tanto tiempo de debate, como han dicho el Rafel, Xavier, Santi, Miquel o Llucià, después de tanto tiempo intentado darle forma, estamos el 2021 planteando el 2029, tiene un punto de número mágico para Barcelona. La pregunta es: ¿debemos esperar tanto para encontrar un proyecto que pueda sacar adelante esta tríada de tal modo que Barcelona se haga más competitiva como ciudad?

Pongo otro caso encima la mesa, que en Montjuïc debemos sumar otra asignatura pendiente, que es el litoral de Barcelona. En estos momentos está el proyecto del Hermitage, que está en el lugar que está, y existe el proyecto de las tres chimeneas del Besòs. Esta longitud de litoral, si la miramos desde fuera, ¿qué veremos? Una fuerte atracción turística, producto del mar, de los restaurantes, etc. Que hay una buena apuesta deportiva, hay varios clubes deportivos, como el de la Barceloneta, que tienen una gran actividad social y dinámica, y en cambio, en el ámbito de la cultura, que con el Forum de las culturas había tenido su gran proyecto, se ha quedado atascado en el tema del litoral. Volvemos a la mismo. ¿Es posible construir una posición de referencia internacional de Barcelona en un litoral donde el hecho cultural no esté presente en este litoral? Hablaría también del Port de Barcelona con el tema del IMAX…

Rafel Niubó: No tengo solución para todo. A mí me ha gustado una idea que ha expuesto Javier, que es que estamos a pocos años del centenario del 29. Si miramos el 29 veremos que ha habido personajes como Bohigas que desde el teleférico que va del puerto hasta Miramar o las fuentes de Montjuïc eran proyectos que se atrevían, aunque el teleférico lo tuvieron parado un tiempo por falta de financiación. ¿Qué hace pensar que ahora, cien años más tarde, no tendríamos la capacidad que se tenía entonces? Claro que había una excusa, a veces Barcelona ha ido mucho de excusas. Una expo, otra expo, los juegos olímpicos, el Fòrum… vamos de excusa en excusa. Yo no sé cuando visitamos otra ciudad, ya que a veces es mejor mirar las cosas desde fuera, como nos veríamos desde fuera… Cuando vamos a Berlín, que es una ciudad atractiva en estos momentos, ¿buscamos si han hecho unas olimpiadas? Seguramente no. Cuando vamos a Nueva Yoork… en Nueva York nunca ha habido una Olimpiada. La gente debe ir incluso a la zona 0. Seguro que van a la zona 0. Nosotros, ¿qué hacemos de futuro? No podemos estar pensando siempre en el pasado, en la nostalgia. Es decir, vamos a construir algo de futuro. Debemos construir algo que sea atractivo, que la gente quiera venir a verlo. Excepto Guillermo, que lo sitúo como más joven, para los demás quizá París era una referencia. A los 18 años ya querías ir a París. Pero en París cada año pasaba algo. Tenías la impresión de que cuando no era la cité de no sé qué, era la cité de no sé cuántos, o la Biblioteca Nacional, o la Georges Pompidou. O sea, ¿que hacemos nosotros de nuevo? El proyecto del 29, es decir, hay algo por hacer. Que es el teatro de aire luz, de Bohigas. Parecía una cosa espectacular. ¿Puede hacerse, este proyecto? No se puede hacer cien años más tarde? Seguramente si hablamos de dinero, no. Nunca habrá dinero. Esta es una dificultad de la que tampoco nos podemos escapar. Pero si nosotros no construimos cosas de futuro, será muy difícil que del futuro nos vengan a ver. Porque las cosas del pasado a veces las redescubrimos. Es increíble cuando la gente viene a ver el modernismo, cuando la hemos vivido todos y hemos estado de espaldas al modernismo. No lo mirábamos. Y vivimos en la ciudad. Y han venido de fuera a descubrirnos después de la campaña, que para mí fue un éxito, de «Posa’t guapa», que la gente descubriera algo a lo que nosotros no hacíamos ni caso. Montjuïc, no tengo la solución de todo, no sé si sería bueno tener un teleférico, que va desde donde llegan los barcos directamente hacia arriba para no tener que dar vueltas con los autocares.

Yo no sé si el modelo es un modelo pacífico, con trenes eléctricos que suben, o es con ruedas, porque Montjuïc también ha sido un circuito de coches, hay mucha gente que tiene coches de época y que no pueden ir a ningún sitio. Incluso no pueden circular por Barcelona. Por lo tanto tampoco pasaría nada que coches de época o de semi-época pudieran circular los fines de semana por Montjuïc. Pero si esto no puede ser, porque todo tiene que ser mucho más natural, entonces no entiendo porque, como hide park, no se pueda ir a caballo por Montjuïc. Tenemos una hípica en la Foixarda. O una cosa u otra. Lo que no puede ser es que no se pueda hacer nada. Que es con lo que nos encontramos ahora. Estamos ante un bloqueo que todo son ‘noes’. Alguna vez tendrá que haber un sí.

Fèlix Riera: Me interesa mucho tocar temas concretos. El tema del litoral, al igual que Montjuïc, es un espacio definido. Quiero recordar que, en estos momentos, existen dos proyectos culturales en marcha, y cuando digo en marcha quiero decir, como mínimo, formulados en la ciudad de Barcelona, que son el Hermitage y las tres chimeneas del Besòs. Y que hay toda una composición de este litoral en la que hay temas deportivos, obviamente ligados al mundo de la natación y el mundo del mar, que hay una fuerte integración del hoteles, de oferta turística, etc. y que, sin embargo, este litoral tiene una carencia cultural considerable.Es verdad que puedes ir al Cruïlla en un momento determinado del año a ver una serie de conciertos. Pero como lugar estable que pongo encima de la mesa, no sé cómo veis el tema del litoral. Este litoral que iría del Hotel Vela a las tres chimeneas del Besòs.

Xavier Marcé: Has puesto muchas cosas encima de la mesa. Y de naturaleza muy diferente. Primera cuestión: no somos la capital de ningún estado. A veces nos comparamos con París o con Berlín o Madrid, pero no tenemos en cuenta este aspecto, quizás algo decimonónico, que es el plus de inversión que los estados hacen en sus capitales. No quiero entrar en un debate político, pero es un hecho. Esto puede tener soluciones, o no, pero en todo caso es una realidad. Esto significa que tú debes trabajar de otra forma, y yo tengo la impresión de que nosotros debemos ser capaces, para desarrollar un proyecto cultural sólido, de aprovechar dos grandes argumentos. El primero, que somos (y aquí creo que tenemos una ventaja comparativa enorme) un gran espacio de formación de talento.
Cuando hablamos de formación de talento no me refiero únicamente a escuelas, sino a un espacio, un entorno, capaz de hacer progresar este talento hacia un determinado límite.

Es evidente que si fuéramos capaces de tener capital añadido e iniciativas finalistas como las que has dicho, una parte muy importante de este talento podría emerger de una manera mucho más clara. Pero para hacerlo, ya que no tenemos ningún estado, significa una segunda condición, que es ser capaces de trabajar en red. Es un elemento esencial. Tú has hecho referencia a dos equipamientos: Hermitage y Tres Chimeneas. Para situar a quien nos esté escuchando, un caso es un proyecto cultural que lo que hace es llegar a un acuerdo con un gran museo del mundo para traer aquí unas exposiciones que no creo que esto le permita generar elementos de producción o de nuevos contenidos, pero esencialmente es eso. Y otra que esencialmente intenta montar un hub audiovisual. Cuando hablamos de un hub audiovisual estamos hablando hoy en día donde trabajar radica en la red. Esto no se puede hacer si detrás no tengo unas televisiones, unas plataformas, etc. Y estas conexiones son aquellas que considero que Barcelona debe ser capaz de apurar al máximo. Este potencial enorme que tenemos con capacidad de general talento, ser capaces de tener los instrumentos de red suficientes como para que no se quede en un nivel de exportación de talento, que es un poco lo que nos está pasando ahora, sino que sea capaz de llevarlo hasta su máximo potencial de explosión. Yo tengo más reparo a pensar que Barcelona se tenga que comparar sistemáticamente con Londres, París o Berlín desde el punto de vista de su capacidad evocativa. Cuando hablo de evocativa, en cultura, ahí tengo más dudas.

Y respecto al deporte, para terminar, es cierto lo que dices, pero también lo es que la estructura del deporte tiene una lógica fundacional diferente. Catalunya tiene una tradición en clubes deportivos muy importantes, una fortaleza enorme del país, y tengo la impresión de que esto es un capital fundacional bastante particular de este país y que nos ha dado unas particularidades culturales y deportivas muy singulares. Es una impresión que tengo, yo no soy un experto en deporte. Y eso es lo que nos permite que con cierto tipo de deportes donde un terminaría diciendo: ‘coi, ¿que es eso del hockey hierba o el waterpolo?’, pues este es un país que tiene una singularidad extrema, no? Tengo la impresión … y eso es muy particular.

Guillermo Vallet: Primero debemose hacer una reflexión como ciudad. A veces estamos hablando de debates y no estamos viendo qué pasa luego, ¿no? Hubo un momento en que existió un debate respecto al Four Seasons, se dijo que no a un proyecto de una marca muy importante que nos podría haber aportado una clientela con valor añadido y una marca muy potente y que abre mercado. Finalmente, lo que obtiene la ciudad es un proyecto de unos pisos de lujo que comprará gente que, a lo mejor, vendrá diez días al año en Barcelona. Un proyecto muy especulativo.

Ahora estamos debatiendo respecto al aeropuerto, que si ampliación, que si no… ¿Qué significa, la ampliación del aeropuerto? Luego nos llenamos la boca de que queremos ser una ciudad de innovación, pero si no tenemos un aeropuerto referente … no sólo debemos estar mirando con una mirada únicamente turística o de un problema ecológico que puede tener una solución. Creo que a veces los debates son de corta mirada, y no de mirada ancha. Ahora estamos hablando del Hermitage, llevamos muchos años hablando del Hermitage, ¿qué pasará si no viene el Hermitage? ¿Qué habrá, allí? ¿Tendremos un terreno veinte años vacío? Yo creo que debemos ser un poquito más maduros y mirar el mundo con una mirada mucho más amplia, porque, si no, estaremos perdiendo cosas constantemente. Y no sólo pierdes eso, no, sino que pierdes todo lo que te puede conseguir traer.

Yo creo que como ciudad estamos compitiendo a nivel internacional. Si vamos rechazando cosas, nos quedaremos como una capital de provincia e iremos perdiendo más oportunidades. Yo creo que el debate importante es decir: Barcelona ha conseguido algo que pocas capitales de provincia han conseguido, que es estar a un nivel internacional, compitiendo con grandes capitales. ¿Cómo podemos conseguir que esto siga siendo así y qué debemos hacer para que Barcelona todavía tenga esa proyección. Estos son los debates que debemos intentar dirigir y arreglar.

Lo que decías del litoral, igual. Cómo lo podemos hacer realmente para intentar hacer cosas atrayentes. No ya a nivel cultural, deportivo o turístico sino a nivel de ciudad, porque, finalmente, todo está interrelacionado.

Llucià Homs: La reflexión que quiero hacer de lo que ha salido ahora previamente: Habrá tres niveles de escala: internacional, local y micro.

Ha salido el tema de compararnos con otras capitales europeas y yo creo que éste es un tema que en Barcelona, con estas comparaciones, hemos sido muy engañosos, porque nos estamos comparando con grandes capitales, cuando nosotros estamos muy lejos. Y aunque siempre hemos tenido la mirada puesta en París o Londres u otras ciudades europeas, cuando uno llega a estas capitales y las conoce con más profundidad se da cuenta de que estamos a años luz. Nuestras infraestructuras o muchas de nuestras infraestructuras, sobre todo a nivel cultural, tienen unos 25 años, cuando allí tienen un siglo. Y, por tanto, hay una tradición y una potencia como capitales (y, evidentemente, son capitales de estado) que nos acaban generando mucha frustración cuando realmente nos comparamos con ellas.

Bajando un grado, hablamos de la ampliación del litoral. Yo creo que esta ampliación tiene una asignatura pendiente, que es la Barcelona metropolitana. Es difícil plantear la estructuración de un litoral que va más allá y que hace crecer Barcelona si realmente no resolvemos previamente cuál es el modelo de Barcelona metropolitana que queremos. Y no estoy pensando en esta región enorme de 5,5 millones, estoy hablando de la relación que establece Barcelona con L’Hospitalet, Esplugues o Cornellà, por poner tres ejemplos. Y estoy pensando en la Barcelona más inmediata. Ya no sólo con un planteamiento de máximos a nivel metropolitano.

Y centrándonos al caso específico del Hermitage y las tres chimeneas… hay aquí un fenómeno del que, contigo, Fèlix, hemos hablado ampliamente, que tiene que ver con esta reacción de oposición de Barcelona a todo proyecto nuevo que se plantea. Primero se plantea el debate, un debate a menudo de oposición, y después, con el tiempo, este tamiz hay veces que se pasa y hay veces que no. A veces estos proyectos se hacen realidad. Pero a veces hay un debate previo de la ciudad que es un no rotundo y que hace muy difícil plantear proyectos nuevos.

En Londres, por ejemplo, en estos momentos han inaugurado un nuevo museo del diseño, que está deslocalizado, con una mirada muy diferente, que sale de las coordenadas clásicas que tenía el antiguo museo del diseño. Esto no ha supuesto un gran debate en la ciudad, sino que se ha planteado y se ha aceptado, y se ha buscado que las sinergias que se generara alrededor de este museo fueran positivas. Y la verdad es que, a su lado, ya han empezado a salir pequeñas empresas, pequeñas start ups, que, en el mundo del diseño, han empezado a trabajar.

Yo creo que, aquí, con el aeropuerto nos está pasando algo. Lo primero es un no, una oposición y, a medida que pasen los días, veremos si se acaba reconduciendo o no.

Miquel Molina: Respondiendo a tu pregunta concreta del litoral y la cultura… Recuerdo que hace treinta años, en el entorno del puerto, se puso en marcha un modelo que ya se ha agotado. IMAX quizás es el símbolo de este final de época. Al lado, los cines Maremagnum, el Aquarium sobrevive, el World Trade Center tenía que aportar muchas cosas y finalmente no aporta tantas… Y ahora quizás sí que, en un momento en que tenemos que coger lo que es possible y tenemos a mano, hay un inversor que quiere construir un centro de arte vinculado a un museo importante, el Hermitage, pues quizás nos gustaría poner otra cosa, però lo que hay encima de la mesa es esto, y es una propuesta que yo creo que es interesante en este momento, en que la ciudad está como está.

Vinculado a esto ha aparecido la posibilidad de que el Liceu tenga también presencia en el puerto. Ellos lo llevan en la cabeza hace tiempo, lo de poder hacer ópera contemporánea en el Liceu, que por el Liceu sería un hecho diferencial respecto a otras óperas con las que compite, de ciudades importantes del mundo. Y evidentemente sería un factor único que lo pudiera hacer en algún tipo de entorno portuario, y no necesariamente en el edificio del Hermitage, sino alrededor de algún tipo de manifestación operística.

Recuperando lo que comentábamos, yo creo que marcarse misiones u objetivos como el ’29, a esta ciudad siempre le ha ido bien. De hecho, tú has comentado que quizás lo veías demasiado lejos. Yo creo que, por ejemplo, hablamos de Berlín, ya que ha salido tantas veces encima de la mesa, la isla de los museos de Berlín ha sido un proceso de una década. Durante esta década has podido ir a visitar algún museo mientras se iban abriendo después las remodelaciones, pero la idea de que en Berlín se estaba haciendo algo importante la teníamos todos. Un buen planteamiento para el ’29, con el MNAC como epicentro de esta reforma y todo el ecosistema cultural y deportivo alrededor, estaría bien.

Yo también apuntaría como fecha más posible, más factible y más necesaria en cuanto a la reactivación inmediata de Barcelona la del 2023. Este año lo pasaremos como lo pasaremos y, el próximo, será de transición, pero el 23 tenemos una feliz coincidencia de acontecimientos: 50 aniversario de la muerte de Picasso, 40 aniversario de la muerte de Miró, hay una exposición conjunta de los dos museos que luego irá a París, y otras efemérides y otros aniversarios, como los 100 años de Tàpies, 50 años de la llegada de Cruyff en Barcelona, que yo creo que es un tema que no es menor, porque por esta ciudad tiene un carácter simbólico importante, y para poner encima de la mesa otra fecha, 2036, cien años de las olimpiadas populares frustradas.

Santi Nolla: Es cierto lo que comentaba Xavier, que la organización deportiva del país se hace alrededor de un tejido asociativo y de clubes muy potente. Con el tema del deporte en concreto, hablando del litoral (porque creo que, en el tema cultural, lo habeis explicado todos muy bien), pasa un poco eso que comentabas del tema de los clubes, como el Barceloneta. A mí, con el tema del litoral me gustaría poder hacer algún tipo de apuesta, que no sé si es posible… En Barcelona hay una cultura surfera. Hay una moda surfera, hay más tiendas surferas, no te digo que en California, pero sí que existe una cultura surfera sin tener surf. Así como la Barcelona de los juegos olímpicos abrió la ciudad al mar, estaría bien mirar ahora cómo se puede ajustar o proyectar al abrir el deporte al mar, o el mar al deporte. No tenemos el viento de Tarifa ni las olas, que vienen cuando vienen… pero si que habría que tratar de potenciar de alguna forma esta cultura más surfera. Yo creo que se ha hecho alguna propuesta sobre la cual vale la pena reflexionar. sto sería una apuesta que hasta ahora no existe y que estaría bien porque entronca de alguna forma con la cultura comercial y de vivir de todo un sentido de jóvenes y de gente que tiene un buen desarrollo… No sabría cómo hacerlo, yo, pero sí que estaría bien plantearse que el mar se abriese, no sólo la montaña.

Rafel Niubó: Yo no estoy en el equipo de gobierno de la ciudad, pero conozco algunos proyectos que está haciendo el equipo de gobierno con el concejal de deportes. Existe el proyecto del pabellón azul, que es utilizar todo el mar, al igual que la recuperación del río Besòs. Si quieres iré cantando una por una todas las cosas que hay en el litoral: Club Natació Barcelona, Club Natació Barceloneta, Nàutic, Marítim, el puerto de los veleros, el puerto olímpico, la base náutica, el puerto del Fòrum… Dudo de que haya un metro cuadrado en que no haya nada, y si los hay, sólo hay que mirar por las tardes la gente que está patinando, yendo en bicicleta o corriendo por toda aquella zona. Incluso ha sido escandaloso cuando hemos visto imágenes del postcovid como la gente salía a correr. No debe de haber un metro donde no se produzca esto. Además tenemos una alta concentración de vela. Este proyecto que se está impulsando desde el Ayuntamiento del pabellón azul … además se quiere entrar hacia dentro del mar. Y no estoy de acuerdo contigo (Homs) respecto al que no hay que compararse. Mira, en nuestra organización, que es deportiva y que gestiona un equipamiento turístico, que es un albergue deportivo tematizado, cuando vamos a un congreso mundial te puedo decir de memoria las ciudades que saldrán como top para que vaya un joven: serían Amsterdam, París, Londres, Praga, Budapest, Milán, Roma y Barcelona. No hay muchas más. Por lo tanto si que competimos al máximo nivel. Estoy hablando de turismo juvenil tematizado, que busca eso, estoy hablando de hostales o albergues. Otros no están. Por supuesto, que estamos en la primera, en la Champions, en todos estos casos.

Llucià Homs: Por aclaraciones. No quiero decir que Barcelona no pueda ser un referente, y de hecho lo es en muchos aspectos puntuales. Lo que digo es que comparar la ciudad en conjunto con estas grandes capitales, y aquí Barcelona yo creo que en los ’80 y ’90 se ha tendido a hacer mucho, nos genera mucha frustración, porque no somos estas grandes capitales. Cuando tú hablabas de comparar Barcelona con París, además de aspectos muy puntuales como de educación de empresas de negocios, somos un gran referente mundial, pero si tú comparas la ciudad de Barcelona con Londres es evidente que estamos muy lejos. Y estas comparaciones están muy bien para tomarlas como referente, y eso es lo que quería decir, pero cuando nos comparamos como si fuéramos Reus, París, Londres, nos genera mucha frustración como ciudad.

Rafel Niubó: Creo que estamos por encima, incluso. Nosotros tenemos un patrimonio muy importante en Catalunya que se llama Reial Automòbil Club de Catalunya. Lo organiza todo. Rally de la Copa del Mundo, los grandes premios de motociclismo y de Fórmula 1. ¿Qué otra ciudad del mundo organiza estas tres cosas? No hay ninguna, no hay ninguna. Uno de los patrimonios muy importantes que tenemos en esta ciudad son las entidades. El Barça sería otro caso. A mí, si el estadio está en Montjuïc o está en Les Corts o en otro lugar, hoy está aquí y mañana está allí, ya llevan cinco campos. Sin embargo, la institución no. La institución es muy importante. Y tenemos muchas instituciones, podría decir más, el Racc y el Barça, o el Ateneu. U otras. Una de nuestras fortalezas es el patrimonio, el principal que tenemos son las entidades. Culturales, deportivas y de todo tipo. Yo si que no tengo este complejo de decir que hay otro que nos pase la mano por la cara. En todo no puedes ser el mejor, eso está claro. Pero en muchos temas es evidente que somos un referente. Si no, no habría muchas empresas o ejecutivos que, si pueden venir a trabajar, prefieren hacerlo aquí.

Llucià Homs: Vienen aquí, pero yo creo que el parque empresarial de Barcelona está a años luz de la City de Londres. Y si quieres entramos en materia y entramos a discutir. Si analizamos la ciudad en términos culturales y la comparamos con lo que es París o Londres, nuestro MACBA está bastante lejos de lo que puede ser la Tate o el Centro Pompidou. Sólo la reforma que están planteando y la expansión que están haciendo internacional nos deja como algo muy pequeñito. Es esto lo que yo me refería. Yo no es que desprecie Barcelona, la pongo muy en valor, lo que digo es que estas comparaciones con grandes capitales, a veces, históricamente, nos han generado cierta frustración.

Xavier Marcé: Yo no sé porque nos debemos comparar tanto. Te hablaré de una experiencia personal. Yo nunca he considerado que sea un déficit de Barcelona el hecho de que yo tenga que ir a Madrid a ver Arco. Y cuando alguien me plantea que Barcelona debería tener una gran feria de arte le digo: mire, es incompatible una feria de arte del nivel de ARCO (que no es tampoco la mejor feria del mundo) en Barcelona y una igual a Madrid. Porque hay estructuras culturales que tienen una lógica global y el mercado del arte no es un mercado local, es un mercado global. No puede haber un mercado de cine en Cannes y otro en Niza o en París. Mire, Francia ha decidido que es Cannes, qué quiere que le diga. Y cuando el Mobile se va de Amsterdam y viene a Barcelona, la centralidad del móvil deja de estar en Amsterdam (en términos feriales).

Hay una realidad que debemos mirar en términos globales. Yo siempre he considerado que París es patrimonio cultural mío, no le veo el problema. Vuelvo a insistir. Hay una especialidad cultural que tenemos aquí: que somos una enorme fábrica de potenciales creadores. A veces nos equivocamos cuando no somos capaces de hacerlos hervir lo suficiente, y nos parece que son tan buenos que los quemamos aquí mismo haciendo cosas que, en realidad, cuando sales, se demuestra que ni tan siquiera son los mejores. También ocurre. Pero en todo caso el potencial en muchos casos lo tiene … y en términos globales la fabricación de talento no es una parte esencial del constructo cultural. A mí me lo parece. Lo debería ser. Cuando en términos musicales alguien dice Seattle ha sido en muchos momentos la fábrica musical de la revolución del pop rock del mundo… ya sabemos que la maquinaria económica estaba en Nueva York o en otro lugar, ¿no? Tengo la impresión de que, a menudo, y ahora pongo un tema encima la mesa sobre el que antes he hecho una referencia, cuando he dicho sin ninguna voluntad de incidir en este tema, lo que supone a veces la falta de estado, a veces digo, por el contrario, que queremos simular un estado que no tenemos. Y hacemos algunas cosas que en cultura acaban siendo absolutamente ridículas. Pongo encima de la mesa el papel de la sociedad civil en la construcción cultural de este país. Lo podemos discutir. Daría por otro tema. Estas cosas, una ciudad, debería revisarlas. Cuando yo he dicho antes que talento y red son dos elementos que Barcelona debe asumir como intrínsecos porque la singularidad extrema será muy difícil que la conseguimos con términos generales, en cosas puntuales seguro que sí. La solución es ésta: red. Capacidad de trabajar en horizontal, y renunciar a veces a la vertical. Si se me permite decirlo con un esquema tan gráfico. El deporte creo que tiene unas características particulares. Por eso antes he querido poner un especial énfasis en algo que ha repetido, que es que la singularidad de la red asociativa catalana y barcelonesa en el mundo del deporte, según creo, le da unas particularidades que no seguramente encontrarías en muchas otro ciudades del mundo.

Fèlix Riera: Nos queda un cuarto de hora, y hay otro aspecto que yo creo que vale la pena incidir sobre esta idea que exponía hace un momento, y sobre la cual vuelvo a insistir por tercera vez, y es que no se trata tanto de introducir el factor de la importancia del deporte, del turismo y la cultura,
que obviamente lo son mucho para la ciudad, sino si somos capaces de armar un ámbito donde estos tres elementos jueguen en competencia con otras ciudades. Al final esto es importante para Barcelona. Independientemente de en qué ámbito quieras competir y cuál sea tu referente. Pero es evidente que, por ejemplo, años atrás, una ciudad que dedicase mucha competencia en el tema cultural y no hiciera tanta enmienda al tema deportivo, tenía una incidencia menor en la capacidad de atracción del turismo, no? En este sentido hay ciudades paradigmáticas. Venecia sería un caso extremo en este sentido, ya que es precisamente una ciudad que su apuesta es cultura, cultura y cultura. Cultura a todas horas y en todo tipo de formatos. En cambio, en los últimos años se está demostrando que como los Players son a nivel global y no sólo actúan en el ámbito europeo sino que actúan en el ámbito asiático, el norte de África, en Estados Unidos, en el mundo anglosajón, en el mundo atlántico, cada vez se hace más evidente que las ciudades necesitan incorporar nuevas competencias, bien articuladas, bien armonizadas, bien pactadas entre ellas. Y una de ellas es la aparición del fenómeno del deporte. Cuando tú miras la historia de la Olimpiada del ’92, y miras bien el hilo que estira los grandes proyectos de ciudad, te das cuenta que el proyecto deportivo del ’92 es imposible de explicar sin el hecho cultural. O sea, el gol más importante que marcó Catalunya o España, es igual, en aquella Olimpiada fue el de la cultura. Traducida en arquitectura, en nuevos equipamientos culturales, en una forma mucho más contemporánea de ver el mundo que nos rodeaba. La Olimpiada, y simplemente lo dejo encima de la mesa, se produce al mismo tiempo en que Barcelona dice que no al calcetín de Tàpies en el MNAC. Al mismo momento se producen los dos hechos. Que se hace una olimpiada que es una apertura al mundo internacional y otro hecho que es precisamente todo lo contrario. Al mismo tiempo, a la misma hora, Barcelona tomó una decisión. Y esta decisión fue curativa en la medida que introdujo el factor cultural, deportivo y del turismo como un elemento de competencia de la ciudad en relación a otras.

¿Cuáles serían estos acontecimientos? Se ha hablado mucho de los juegos olímpicos de invierno, que llevan tiempo encima de la mesa. El otro día, Miquel hablaba del tema del mundial de atletismo que podría celebrarse en Barcelona. O los juegos de verano, que ya se habían celebrado en Tarragona pero que no tiene por qué perderse la oportunidad de que se vuelvan a producir o proyectar en la ciudad de Barcelona. Yo pongo sobre la mesa qué proyectos creéis vosotros que hoy podrían armar este ámbito de competencia entre cultura, turismo y deporte.

Rafel Niubó: Podemos ir de oca en oca y de juegos olímpicos en Juegos Olímpicos. En Los Ángeles ha pasado cada 30 años, en París ha pasado cada 30 años, por lo tanto podríamos ir de oca en oca. Ya nos tocaría presentarnos. Pero yo no sé si nos tocan estos o tocan los de invierno. Lo que si que quería decir es que cuando se hicieron los juegos olímpicos entre un 8 y un 11% del presupuesto fue a deporte, sólo esa cantidad. El 90% fue a otras cosas, a transformar la ciudad, que es la ciudad que tenemos. Pero si que se ha producido algo importante: no sé exactamente en qué momento se produce, seguramente lo sabrá más el concejal, pero el hecho de que pagara un consorcio público-privado de turismo de Barcelona si que ha sido determinante, porque alguien se ha ocupado de este tema, de situar en el mapa. Es tan de éxito, este tema, que cuando yo estaba la Generalitat se repitió el modelo. Turisme de Catalunya, sabiendo que imitábamos a Turisme de Barcelona. Has preguntado: ¿hay una alianza? Todos hemos sacado las conclusiones finales. Sí. Pero seguramente también deberíamos analizar cuáles son los problemas que tenemos, y yo creo que la falta de cooperación entre los sectores, también lo podemos señalar como un tema en negativo.

Diganos, por ejemplo, Circuit de Catalunya, que es otra cosa que conozco. El Circuit de Catalunya significaba que alguien se comía (y se come) el déficit de la gestión, normalmente una institución pública, pero, sin embargo, no es quien hace el business. Sabíamos perfectamente que desde el Maresme hasta Sitges, y en punta hasta Vic, los hoteles estarían llenos.
Pero el déficit se lo comía la institución pública. Ahora seguirá pasando. Por lo tanto, o todos comemos jamón o todos chupamos hueso. Nunca se logró que hubiera hoteles oficiales de la Fórmula 1, que hubiera podido ser. En otros eventos, cuando se hacen congresos, se dice: estos hoteles, que son los que participan con la gestión, son los oficiales. El resto, ya haréis lo que os plazca. Uno de los conflictos que podemos exponer si queremos mejorar es cuáles son las debilidades que tenemos. Y la falta de cooperación lo es. Entre instituciones. Pero la falta de cooperación pública-privada también puede serlo. Yo creo en estos mecanismos, como el consorcio que se hizo de turismo, porque, de una manera u otra, sabe vender, sabe situar en el mapa. Si no hay nadie que se preocupe de ese tema, no funciona.

Yo domino deportes y hablo de deportes. Las tres ciudades más importantes del mundo en práctica deportiva son Boston, San Diego y Barcelona. Esta ciudad también ha pasado por unos juegos olímpicos, tiene un nivel de práctica deportiva tremenda. Sólo de instalaciones públicas que hagan deporte hay 200.000, y de privadas otras 100.000. Por lo tanto, 300.000 personas practican deporte en centros deportivos, la mayoría públicos, de una calidad altísima, mayor, a veces, que en centros privados de otras ciudades. Yo quizá lo tengo muy interiorizado, que es así, y me lo creo.

Guillermo Vallet: El tema de los consorcios públicos – privados ya apuntaba a este debate. Yo creo que el mundo público es quien tiene que poner las normas y el mundo privado quien debe poner el dinero y apostarse el patrimonio.

Yo creo que ahora hay una falta de esta relación porque hemos vivido una pandemia impresionante pero el mundo tiene un exceso de liquidez. Hay mucho dinero encima de la mesa. Mucho dinero buscando proyectos interesantes y que tengan un buen retorno. Yo creo que es una muy buena oportunidad de si realmente queremos tener una visión grande de ciudad y queremos tener… al fin y al cabo, ¿qué buscamos, como ciudad?
Pues, obviamente, que nuestros ciudadanos puedan vivir bien. E intentar que haya una redistribución de la riqueza. Creo que con esto estamos todos de acuerdo. Pero no está contrapuesto decir que quiero hacer unas actuaciones públicas muy concretas de vivienda pública, o quiero favorecer un colectivo que lo está pasando muy mal, con hacer cosas grandes en el mundo privado.
Al final toda esta riqueza que se genera seguramente hará que los ciudadanos al final vivan mejor y haya una mejor redistribución de la riqueza.

Yo creo que tenemos un problema de entendimiento entre el mundo público y el privado para realmente poder hacer que la ciudad siga creciendo y que se puedan cubrir todos los objetivos, tanto los públicos como los privados. Yo creo que es ahí donde realmente deberíamos tener un debate para ver cómo logramos que haya un mejor entendimiento para poder plantear proyectos muy interesantes que puede hacer la ciudad y que ahora no puede por una falta de liderazgo. No sé si es primero el huevo o la gallina pero hay una falta de liderazgo en este sentido. O no hay interés para que hayan estos grandes proyectos que pueden hacer que la ciudad pueda seguir creciendo.

Llucià Homs: ¿Cuáles son los proyectos de futuro? Barcelona es una ciudad que ha crecido incluso urbanísticamente en base a excusas. Pero hay un elemento sobre las capacidades de la ciudad, que son muchas, que tienen que ver con esta doble mirada entre la colaboración público-privada, que apuntaba el Guillermo, al mismo tiempo que la colaboración entre los diferentes equipamientos. Yo creo que aquí tenemos un ejemplo claro, que es el tema de Apertura Barcelona, que en un momento determinado se ponen de acuerdo una serie de instituciones (unas públicas, otras con mirada más privada) capaces de articular un proyecto común para trascender en un momento concreto. Y yo creo que esto ha sido un ejemplo de éxito. Con todo el tema musical pone Barcelona en el mapa durante unos momentos concretos. Creo que es una fórmula que nosotros deberíamos saber aplicar en otros campos de la cultura o el deporte o el turismo.

Miquel Molina: Yo quisiera hablar de una serie de fechas, he puesto sobre la mesa la del ’23 como la más factible, y es algo que Barcelona puede considerar que se ha de celebrar y celebrarlo. Hablo un poco en un mundo ideal, al margen de si, en cada momento, el nivel de confrontación política y la situación económica lo permite. Pero en un mundo ideal hablamos de lo que tenemos sobre la mesa, tenemos una candidatura a los juegos de invierno de 2030, que hoy ha sido refrendada por el presidente del gobierno. Yo creo que es una candidatura que es buena en el sentido de recoser la relación Barcelona-territorio, que ha sido muy cuestionada y que ha sufrido mucho todos estos años de conflicto político. Es una buena candidatura para los Pirineos, para mejorar infraestructuras, tengo dudas con el tema del cambio climático, cómo evolucionará y que nos podemos encontrar dentro de unos años, pero creo que, para Barcelona, quizás sea interesante en este sentido, pero no creo que tengan un gran impacto ciudadano, unos juegos de invierno en Barcelona.

Ligándolo con el del ’29, cien años de la exposición, este gran relanzamiento del MNAC, he estado mirando fechas y el primer mundial de atletismo que parece que no tiene candidatos que lo soliciten es el ’29, podría ser una feliz coincidencia. El ’27 parece que Londres lo quiere celebrar y el ’25 debía ser en Kenia. A nivel europeo también tenemos libre la fecha del ’30. Deberíamos pedirlo con tiempo, porque todos se han espabilado y hay ciudades que hemos citado aquí, como París, Roma o Londres, que están metidas dentro de estas candidaturas. Luego está el tema de los juegos olímpicos de verano, 2032, parece que sería Brisbane, que es la que parece que el COI está interesado que sean allí, pero el ’36 son los cien años de esta frustrada Olimpiada popular. Con un horizonte como este, yo creo que incluso, al margen de que fuéramos a por esta candidatura de los juegos olímpicos, podríamos aspirar a estos juegos, al menos para presentar una buena candidatura y que sirviera para alinear esfuerzos. Luego te los pueden dar o no, pero si la candidatura es buena, se alinean esfuerzos y se provocan consensos y defensas dignamente la candidatura. Y aunque no la consigas, es positivo.

Santi Nolla: Yo, Miquel, los juegos de verano en Barcelona por segunda vez antes que en Madrid, lo veo bastante complicado. Es cojonudo intentarlo, pero lo veo un poco complicado.

Tú decías, Fèlix, que los juegos del ’92 fueron un éxito cultural y es cierto. La ciudad se transformó y fueron un éxito deportivo. Porque fueron un éxito económico. Por primera vez hubo una inversión económica realmente potente en el mundo del deporte. Se crearon los CARS, donde podía haber una formación específica y concreta para deportes que seguramente no hubieran tenido desarrollo y fueron un éxito brutal. Yo recuerdo que en Seúl fueron cuatro medallas, y en los juegos de Barcelona, 22. Y luego no se han conseguido 22 pero no han bajado de 15 o 16.

Hubo un antes y un después en el mundo del deporte con los Juegos Olímpicos. Y hablábamos antes de la necesidad de ponerse de acuerdo. Todo el mundo se puso de acuerdo. Y mira que era difícil. Y salieron bien a todos los niveles. Para la ciudad, para la transformación, para el tema cultural y deportivo…

Yo creo en los juegos de Pirineos Barcelona, me parecen una muy buena propuesta y, desde el punto de vista del deporte, por una cuestión.

Si estos juegos deben servir para que haya un AVE en Puigcerdà está bien, pero si sirven realmente para que el territorio se aproxime a Barcelona o Barcelona vaya al territorio … y sea más cómplice… Y el mundo del deporte suba un escalón, el mundo del deporte de invierno, que tiene un nivel de practicantes y de licencias brutal y, en cambio, de competición no tiene un baremo que puedas decir, es más o menos igualado. Hay muchísima gente que practica, por ejemplo, esquí y resultados deportivos de esquí son muy escasos. Si sirve para que se pueda dar un salto deportivo, yo creo que serían una buena idea.

Xavier, de qué club eres?

Xavier Marcé: Del Barça.

Santi Nolla: Ah, había entendido “yo soy barcelonés, pero no del Barça”.

Xavier Marcé: Soy barcelonista pero no culé. Quiere decir que, si gana el Madrid, no me suicido. Y quiero que el Espanyol esté en primera.

Lo público-privado es fundamental. Pero es una relación que no debería cuestionarse, porque ¿como se construye una ciudad, sino? Quién lo cuestiona es que está planteándose un modelo que yo creo que está algo superado, en estos momentos. Dicho esto, creo que en las Olimpiadas o en el Fòrum el deporte era lo de menos. Tú has dicho algo muy eufemístico, un 10% al deporte, el resto en otras cosas… En realidad, para que sirve un evento? Para transformar la ciudad de tal manera que haga posible que pase todo lo que tiene que pasar. Y en este sentido la secuencia Olimpiadas-Fòrum, un caso con éxito y otro con muy poco éxito, mata definitivamente el ? en esta ciudad y da juego a aquellos informes que, por otra parte, Serra y Maragall que eran funcionarios del prosiulisme, habían elaborado, que era el Plan de la Ribera, etc. Por lo tanto, que estamos pasando, matando etapas, para que la ciudad pueda dar los saltos que debe dar. Claro que tuvo impacto cultural, porque permite desarrollar toda la red de equipamientos de la ciudad.

También quisiera recordar algo muy importante. Antes lo ha dicho Llucià muy acertadamente. Es difícil juzgar la trayectoria de un equipamiento cuando, en algunos casos, sólo lleva dos directores o directoras. En Francia o Alemania llevan 20 o 30 y, por tanto, la trayectoria y la masa crítica es de otra naturaleza. Pero a mí me parece que cuando hablamos de la necesidad de crear eventos, es porque las ciudades que no tienen una estructura estable de inversión permanente o proyección constante necesitan a veces elementos que generen consensos que permitan transformar la ciudad para que pase lo que tiene que pasar. Porque, sino, no pasa. En este sentido quisiera recordar algo. Cuando hablaba del ’29 estoy hablando de una idea que pasa el ’29 pero que se debe planificar el ’23. La Barcelona del ’29 se planificará el ’23, en septiembre del ’23.

Rafel Niubó: Hemos terminado yendo a los juegos olímpicos, por lo tanto lo estamos deportivizado todo. Es un terreno cómodo.

Si miramos Río o México, cuando se hacen los juegos olímpicos coincide con una situación económica muy complicada para estos países, donde se llega a la conclusión de que, mientras no hay dinero para atender la ciudadanía, hay dinero para hacer un estadio para hacer un gran evento. No fue el caso de Barcelona, y había una situación de crisis económica y de paro muy importante, en aquellos momentos.

Las críticas de construir grandes estadios y hacer grandes cosas cuando no hay dinero es un problema para la población. Aquí no fue el caso. Aquí había otro criterio, de algo que se llamaba nueva centralidad, los distritos que se construían y una red de equipamientos que luego sirvió toda para la ciudadanía. Se construyeron unos equipamientos que servían para los juegos olímpicos, los paralímpicos e inmediatamente para que el ciudadano … por ejemplo, la gente conoce el anillo olímpico. Pues en Barcelona hay dos, de anillos olímpicos. Uno en el anillo olímpico y una réplica del segundo anillo olímpico que iba de Fabra i Puig a Río de Janeiro. En Can Dragó. Se quiso replicar porque a los ciudadanos se les acercara la práctica del deporte. Y muchos de los atletas que iban al estadio, hacían los entrenamientos olímpicos en Can Dragó.

La red de equipamientos fue una red de equipamientos muy inteligente, distrito a distrito, casi barrio a barrio.

Yo creo en los juegos olímpicos de invierno. En el último trabajo que hizo el anterior equipo de gobierno cifraba en muy poco dinero para la ciudad de Barcelona. Muy poco dinero significaba 3 o 5 millones de euros. Hacerlos. Había otras infraestructuras, pero hay algunas que están contabilizadas y que hacen un poco de vergüenza. Yo recuerdo que en las segundas elecciones que hubo en Catalunya se hizo una exposición en el Palau Robert que hablaba del Eje del Llobregat, que debía llegar hasta el Túnel del Cadí. Todavía faltan 12 km para terminar, después de 30 años largos, la conexión con el Túnel del Cadí. Hay veces que como país hace un poco de vergüenza. O sea, que no puedas terminar 12 km para conectar el Eje del Llobregat con el Túnel del Cadí … todos habréis pasado alguna vez … ¿Cuántos años hacen falta para terminar algo?. ¿30? ¿40?

Guillermo Vallet: En relación a lo que estábamos comentando de organizar eventos para transformar la ciudad, yo creo que en este sentido es obvio que Barcelona aprovechó muy bien los juegos olímpicos para hacer una transformación y que los ciudadanos lo aprovecharan. Sin embargo, tenemos la misma fecha un acontecimiento que es la Expo de Sevilla que es totalmente lo contrario. Al final aquellas infraestructuras casi han quedado abandonadas y no las han podido capitalizar. La reflexión es: si tenemos que aprovechar estos eventos para hacer una transformación, pensemos muy bien qué haremos después para que realmente sea una inversión muy rentable. O lo que ha pasado después en la expo de Zaragoza de 2008. Se han hecho inversiones muy importantes que después quedan totalmente abandonadas y que no se ha pensado qué hacer con ellas.

Santi Nolla: Con los juegos de Pirineos se plantea, no se plantea como antes se planteaba construir una pista de box. No habrá pista de box, se irá a Albertville a hacer los box. No hay problema. El hielo se hará en el Palau Sant Jordi, si se puede. Pero no son los juegos de antes, absolutamente faraónicos y monumentales, donde toda la carga económica estaba en la ciudad. Aquí si que ha cambiado.

Xavier Marcé: A mí lo que me preocupa es que plantea un modelo de hacer grandes eventos deportivos que obligará a ciertas reflexiones. Porque está funcionando desde el punto de vista deportivo. Y es un evento absolutamente descentralizado. Mucho más sostenible, seguramente, e igual de eficiente desde el punto de vista deportivo.

Fèlix Riera: Tenemos que dar por terminado este primer encuentro sobre turismo, cultura y deporte. Hoy salimos, o estamos a punto de salir, o tenemos la impresión de que salimos, de una pandemia. Las ciudades y todos los países del mundo se encuentran redefiniendo sus estrategias. En estos momentos, las ciudades que mejor están investigando su potencial no está en contar lo que tienen sino en ver cómo y de qué manera establecen alianzas que, por diferentes motivos, han quedado perdidas en el tiempo o poco articuladas. Por lo tanto, desde el punto de vista de las ciudades, las que en un futuro tendrán más potencialidad (y esto se está viendo en París con el tema de los juegos olímpicos del ’24, previendo qué personas o instituciones participan) es la necesidad de ver que podemos salir de la pandemia si volvemos a recomponer nuestro mapa estratégico. Como podemos sacar adelante un proyecto de ciudad cuando, en estos momentos, hay esta idea de la ciudad-región, de eso que llamamos la región metropolitana, que necesita poner en valor una serie de potencialidades que, si no se ponen en valor, muchas veces no tiene sentido dedicar esfuerzos.

Seguimos con el ejemplo de que tenemos mucha gente que practica deporte de invierno y tenemos poca traducción de sus resultados. Pero la cuestión sería: ¿es posible hoy, en una ciudad del siglo XXI, poder orientar un proyecto de ciudad atractivo cuando la ciudad yatiene un potencial de turismo tan grande como Barcelona sin volver a poner en valor el deporte, la cultura y el turismo? Y probablemente llegaremos a la conclusión de que no es posible. Y entonces vendría la segunda pregunta: ¿Y si no es posible, como es posible que no tengamos un plan de ciudad donde este potencial se identifique a partir de una serie de fechas que tú has puesto sobre la mesa, y que ayudan a ordenar algunas prioridades en términos dónde podríamos incidir?

Para terminar, y cuando muchas veces se plantea cómo y de qué manera el tema del turismo puede ser entendido en positivo, a menudo deberíamos hacer el esfuerzo de entender que el turismo es positivo en la medida en que se identifica en un momento dado como una cuestión que es un motor de atracción para otras áreas, como es la cultura y el deporte. Y que se pueda beneficiar de ello. Como se ha beneficiado en su momento del tema del modernismo. Se decía que la ciudad de Barcelona descubre el modernismo. Yo quiero recordar que el tema del modernismo se actualiza porque Gerald Miracle hace una gran exposición de Gaudí y hace algo muy sencillo: 1 / hace un proyecto de altísima calidad intelectual, de una gran honestidad intelectual y hace un proyecto que ocupa un espacio en el ámbito del debate internacional artístico que nadie había desarrollado. Lo lleva a Japón, lo lleva al mundo y la gente queda deslumbrada ante el potencial del modernismo.

Se trata de volver a poner en marcha lo que nos lleva a tener una singularidad como ciudad. E insisto, ciudades como Madrid, París o Londres juegan decididamente la carta del turismo, el deporte y la cultura como una tríada que genera un nuevo marco de competencias de ciudad. La cuestión es si la ciudad de Barcelona, o las ciudades en general, lo asumirán como una demanda, como un imperativo para desarrollar su potencial de cara al futuro.

Agradecer al Santi Nolla su presencia, de verdad. Además, me consta que en estos momentos hay un partido muy importante.

A Miquel Molina, que siempre tiene la deferencia de ayudar al proyecto de Rethink con sus aportaciones.

A Llucià, que también lo hace desde el ámbito de la cultura con sus aportaciones.

A Guillermo, que me parece que, desde su posición en el ámbito del turismo y del mundo de la restauración y de los hoteles, siempre nos ayuda a entender un poco mejor cuál es el papel económico de estos actores.

A Rafel, quién no conocía personalmente, me ha parecido muy interesante alguna reflexión, como la que decías de la inversión del 11% en las olimpiadas en temas de deporte, indicativo de la capacidad que tuvieron las olimpiadas para generar una sinergia con el ámbito de la cultura y de la sociedad en general.

Y a Xavier Marcé, des el ámbito de la concejalía de turismo y empresas creativas, porque creo que desde su área se está haciendo un trabajo excelente en reactualizar alguno de los debates y, con su aportación de la economía del visitante, creo que nos ayuda a perfilar mejor algunas de las cuestiones que hemos hablado hoy.

Muchas gracias.

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Fèlix Riera: Hola, buenas tardes a todos y todas. Bienvenidos a este encuentro que organiza Rethink Barcelona. Quiero agradecer a todos los que nos están siguiendo por streaming, y esperamos que sea estimulante.

En el acto de hoy, hablaremos de la alianza entre cultura, turismo y deporte y hemos invitado a las siguientes personas: Miquel Molina, periodista, escritor y subdirector adjunto de La Vanguardia; Xavier Marcé, concejal de turismo y empresas creativas del Ayuntamiento de Barcelona; Llucià Homs, codirector de la publicación cultural Hänsel y Gretel; Rafel Niubó, secretario general de UAB Eurofitness; Santi Nolla, director y CEO de Mundo Deportivo y Guillermo Vallet Millet, presidente de la comisión de turismo de Fomento del Trabajo y vicepresidente ejecutivo de Hoteles Catalonia.

También quiero agradecer la presencia de la Isabel Buesa, directora general de Endesa en Catalunya.

Una de las alianzas más necesarias para la recuperación económica y anímica de la ciudad es la que puede establecerse de un modo más profundo entre los sectores del turismo, la cultura y el deporte. Quiero recordar que, a nivel estatal, la CEOE ha impulsado ya desde hace meses una comisión de trabajo que hace una muy buena faena sobre, precisamente, esta relación entre turismo, cultura y deporte.

Si esta tríada consigue mayor coordinación y colaboración entre sus actores puede ser un gran motor de atracción económica y de activación de proyectos en la ciudad. Uno de los aspectos que debemos tener muy presente es que ciudades como París y Madrid están apostando fuertemente por esta alianza. Apuestas como la de París, que en el 2024 celebrará los Juegos Olímpicos, o Madrid, que, una vez más, está promoviendo, en el municipio de Morata de Tajuña, un nuevo circuito de Fórmula 1 y moto GP que costará, aproximadamente, 12 millones de euros. La competencia entre ciudades región se dirime en el campo de activación de alianzas como la que hoy hablaremos, que después de los juegos olímpicos del ’92 se han ido diluyendo.

Se trata de indicar qué proyectos turísticos, deportivos y culturales se pueden impulsar en la región metropolitana y más allá de sus límites.

Un Ejemplo es la activación de la montaña de Montjuïc. En ella confluyen el turismo, los visitantes profesionales que acuden a la Fira, la cultura (con entidades tan importantes como la Fundació Joan Miró, el MNAC, Fundació Mies van der Rohe, el Teatre Lliure o el Institut del Teatre, entre otros, o galerías como la Taché) y el deporte (como los piscinas Picornell, el Estadi de Montjuïc o el Palau Sant Jordi), entre otras entidades deportivas que realizan su actividad en Montjuïc.

Estas áreas necesitan ser activadas para lograr un mayor impacto de atención entre los turistas y los ciudadanos.

Se activan proyectos como el que ha impulsado la Fundación Damm, que invertirá siete millones de euros en la edificación de terrenos del Club Natación Montjuïc, con una ciudad deportiva propia. Se activa también con el interés mostrado por el Fútbol Club Barcelona para utilizar el Estadi de Montjuïc mientras se ejecutan las obras de su estadio (lo cual indica la importancia de Montjuïc como un lugar donde se pueden ubicar entidades tan importantes como el FCB).

Junto a la iniciativa de recuperar la actividad en la montaña de Montjuïc, debemos añadirle otras igualmente importantes, como el impulso de una candidatura de los Juegos de Invierno, que ha estado latente en los últimos años, la posibilidad de celebrar unos mundiales de atletismo o diseñar una nueva candidatura de los Juegos Olímpicos de verano, que se podrían celebrar en 2032 o 2036. Si a estas posibles iniciativas les sumamos las exposiciones previstas durante los próximos años en la Fundació Miró sobre Picasso y Miró o las que tienen agendadas el MNAC o Caixa Forum, obtendremos una capacidad de gran interés que, debidamente coordinada con el sector turístico, puede favorecer la recuperación económica de Barcelona.

Al alcance de esta alianza, hay también la incidencia del Port de Barcelona, área donde confluye también una oferta cultural, turística y deportiva; el Velòdrom d’Horta o el Circuit de Montmeló, que, aunque no esté en Barcelona, juega una importancia determinante para los temas turísticos y para el ámbito empresarial del mundo del deporte.

Estas alianzas tendrán también un efecto positivo para el Aeroport, los ferrocarriles, el Port de Barcelona y el sector de la restauración y hotelero.

Hoy nos proponemos ver cómo podemos impulsar proyectos entre cultura, turismo y deporte.

Aprovecho para agradecer su participación a quienes hoy nos acompañan.

Lanzo una primera pregunta: ¿Creéis que es necesaria la alianza entre estos tres sectores para impulsar una más rápida recuperación económica en la ciudad de Barcelona?

Xavier Marcé: Sí, es evidente que sí. Yo creo que esta alianza se da de foma natural, pero enfatizarla, operarla desde el punto de vista de los programas, creo que sería muy bueno. Por dos razones: la primera es que, por defecto, cultura y deporte configuran los dos entornos de iconos universales más claramente constituyentes de los motivos por los que uno viaja. Y, en segundo lugar, porque cualquier cambio en el sector turístico de un entorno urbano pasará inevitablemente por pensar y repensar nuevos iconos que descentralicen y den nuevas oportunidades a eso que llamaríamos el turismo aspiracional. Por una y por otra razón estas alianzas son imprescindibles.

Rafel Niubó: yo creo que estaría bien que estos sectores no se dieran la espalda y cooperasen, aunque cada uno tiene su microsistema. Pero me parece que también podrían añadirse otros sectores. Veo con preocupación la falta de un proyecto colectivo, cada uno juega en su espacio, me da igual si es el MNAC o el Estadi Olímpic, pero no existe un proyecto conjunto. Ahora, la montaña no es identificada con nada. Cuando era pequeño, para mí, la montaña era el cuadro que un tío tenía de la expo del ’29 y lo miraba cuando iba a casa por Navidades. Para mí, aquello era Montjuïc. Ahora le dicen la “montaña olímpica”, pero puede serlo o no. Para el mundo del deporte lo es, pero, para el de la cultura, deberíamos verlo. En cualquier caso, el ’92 me parece muy lejano. Es como si el Barça estuviera pensando todavía en el gol de Koeman. 30 años más tarde me parece pura nostalgia, y creo que Montjuïc no está definido como lo que es ni tiene un proyecto conjunto. Y este es el principal problema.

Guillermo Vallet: es evidente que sí. Al fin y al cabo, Barcelona es la ciudad olímpica de referencia. Creo que han sido uno de los mejores juegos olímpicos organizados en una ciudad, y cambiaron toda la ciudad. La ciudad se identifica mucho con el deporte, evidentemente con un equipo como el Barça, que es un referente mundial. A nivel cultural también tenemos unos iconos únicos, como Gaudí, el modernismo, el románico, museos como el Miró. Además, tenemos una oferta en alojamientos muy importante y moderna. Como decía Xavier, cuando se organizan los viajes, uno de los motivos por los que la gente se desplaza es el deporte o la cultura. También estoy totalmente de acuerdo en que nos puede ayudar a descentralizar el turismo. Y no sólo a descentralizar, sino también a desestacionalizar. Que durante la temporada baja, mediante el deporte o la cultura, podamos también atraer a mucha más gente.

Llucià Homs: Definitivamente sí. Pero debemos ser conscientes de que estos tres sectores han trabajado históricamente de espaldas. Por lo tanto, hoy no es fácil plantear una estrategia para la que, de repente, empiecen a trabajar conjuntamente. Cuando planteamos a menudo la relación entre turismo y cultura, que también han sido dos sectores que no han trabajado conjuntamente de un modo específico, nos damos cuenta que la nueva incógnita en la ecuación, que es toda la parte que hace referencia al deporte, añade mucha complejidad por las dinámicas de cada uno de los sectores.

Cuando hablamos específicamente de la montaña, creo que es un deseo para muchos, pero tenemos que ver cómo hacerlo realidad. Porque diferentes equipamientos de montaña han jugado de forma descoordinada, han jugado las estrategias de formadiferente. Faltaría trabajar a nivel de alianzas entre ellos y con una estrategia clara de funcionamiento. Pienso que se puede generar un eje importante en la ciudad que, a su vez, crezca con un plan metropolitano, que crezca hacia la parte del puerto, y hacia el Maresme y, por otro lado, que pueda crecer de manera natural hacia el Baix Llobregat, irradiando esta potencia de cultura, deporte y turismo.

Es posible crear una nueva realidad, pero siempre en la medida que exista una estrategia muy clara y unas alianzas entre los diferentes equipamientos.

Miquel Molina: Evidentemente sí, creo que son tres conceptos que debemos hacer trabajar juntos. Sin ponerle nombre, que para eso están los expertos en branding, sí que podría decirse que encajan dentro de dos paraguas que podemos definir en la ciudad: uno es el de la creatividad, tanto el deporte como la cultura junto con la tecnología, la innovación, todo puede tener un paraguas de creatividad. Y, el otro, es el de la calidad de vida, que es otra forma de situar estos tres conceptos en un mismo nivel, junto a otras cuestiones como la movilidad, la salud…

A nivel promocional, esto puede funcionar muy bien. Y el gran emblema sería la montaña de Montjuïc. Pero, como decían Llucià y la gente que me ha precedido hasta ahora, son sectores que han trabajado muy de espaldas.

Creo que hay dos niveles de actuación en Montjuïc. Uno es muy básico y simple, que ya se está realizando pero debería realizarse con mayor intensidad, que es el tema seguridad, alumbrado y rotulación de espacios, que es relativamente fácil de hacer. Y, la otra, es plantearse una política más de integración de toda esta creatividad con diferentes apellidos que hay en la montaña, considerándola como una parte de todo un litoral, que arrancaría (con visión metropolitana) en Castelldefels, la Zona Franca, Montjuïc … Estoy mezclando cultura, tecnología, urbanismo, deporte … Montjuïc es una pieza clave dentro de este engranaje de nueva riqueza para Barcelona.

Santi Nolla: El Barça, 30 años después, vuelve a tener a Koeman… Han pasado 30 años y Koeman ha vuelto. Yo creo que sí, que todo se puede siempre ligar más, pero existe un vínculo natural, que ha funcionado y funciona bien. Es necesaria una mayor coordinación, pero creo que funciona de forma natural. De ello no sólo el Barça es un ejemplo capital. Los últimos datos que se publicaron señalaban que el impacto del Barça en la ciudad era alrededor de los 1.100 millones de euros y los 29.000 puestos de trabajo. Incluso calcularon los impuestos.

Recuerdo que el presidente Laporta quería que la montaña fuera del Barça. Entiendo que esto no es posible, pero si que es cierto que agrupar el FCB en un lugar concreto … Pero creo que en la montaña hay también cultura, turismo, deporte… Debería mirarse el aprovechamiento deportivo del Estadi. Hubo el proyecto del Espanyol, un buen proyecto que podría haber salido adelante y no se terminó de hacer porqué el Espanyol quería construir su campo, legítimo.

Y luego había una cuestión que siempre me había interesado y que me parecía buena… la posibilidad de que se jugara rugby en el Estadi, o que hubiera un equipo de rugby de la primera división francesa jugando en el Estadi. A mí eso me parecía realmente muy bueno para la utilización del espacio pero, además, también para el turismo.

Yo, en general, creo que hay un vínculo natural que está bien, siempre se puede ligar más, pero de momento funciona.

Fèlix Riera: Gracias por vuestra primera intervención. Yo quisiera tirar del hilo de Miquel, que en un momento determinado de su intervención ha imaginado que podría hacerse en Montjuïc, esta capacidad de fabular que se podría hacer en Montjuïc con esta tríada de turismo, cultura y deporte. Y, en este sentido, lo ligo también con la explicación de Guillermo de una idea que Xavier Marcé ha trabajado mucho desde el punto de vista del turismo, con esto de la economía del visitante, cuando ha argumentado, y ahora Guillermo hacía uso del concepto, la idea de descentralización del turismo en la ciudad. Xavier, ¿cómo imaginas sacarle a Montjuïc el máximo de potencial desde este punto de vista de turismo, deporte y cultura?

Xavier Marcé: Esta relación, que yo estoy de entrada con Santi que se da de forma natural, porque quiero recordar que Gaudí es un hecho cultural y un icono de primer orden para la gente que viene aquí, exactamente igual que lo es el Barça… Una cosa es que deporte, cultura y turismo se interrelacionen y establezcan programas conjuntos y, la otra, es que se supediten el uno al otro. Y aquí hay un debate un poco más complejo. La cultura y el deporte tienen unas reglas del juego por sí mismas que no se pueden obviar en función del turismo… Es más, no sería bueno hacerlo. Y entraríamos probablemente en crear algo que entiendo que nadie quiere, que es esta diferencia sutil pero importante entre hacer un producto pensado para el turista o construir un producto que tiene interés para todos, incluso por el visitante, ¿no? Y aquí hay una diferencia que no es menor, y que está en el debate de la ciudad, encima de la mesa, de una manera clara.

Miquel dijo tres cosas claras: en Montjuïc, en estos momentos, existe un debate sobre algo que está muy presente en la ciudad, que es eso que llamaríamos la ciudad pacificada, la ciudad amable, la ciudad pueblo, y lo digo sin ninguna doble intención.
Y, por lo tanto, significa espacios sin coches, espacios con una movilidad muy restringida, espacios con una iluminación muy controlada, espacios con una lógica acústica muy amable, que no coinciden necesariamente con los atributos que tiene la cultura. ¿Qué significa movilidad?, que significa cierta promiscuidad, y se me permite decirlo con un contenido nada sexual, para entendernos, no…

Esta combinación de elementos, ¿como se resuelve? Inevitablemente bajo tres conceptos básicos: el primero, es la movilidad, la movilidad en Montjuïc es básica. En estos momentos es complejo llegar a la Fundación Miró, y es un elemento clarísimo … evidentemente, seguridad y lo que conlleva, que son aquellas condiciones de amabilidad de un espacio: iluminación, etc.

Ahora bien, dicho esto, tampoco olvidemos que las realidades culturales y deportivas en Montjuïc tienen también sus propias problemáticas, y que se deben analizar, como decía antes, desde la lógica de cada sector. Cuando establecemos esta relación que obviamente es evidente y necesaria, no deberíamos nunca olvidar que, cada uno de los tres ámbitos de la actividad, tienen unas particularidades, unas reglas de juego, unos requerimientos y, también, unas soluciones y unos problemas que deberían abordarse desde sus propias dinámicas.

La interrelación no es la solución, es necesaria, pero no es la solución.

Rafel Niubó: Yo Montjuïc lo he utilizado mucho, porque iba a hacer atletismo en el estadio de Sarriá. Lo primero que recuerdo de joven es el miedo de bajar del Serrahima, y soy un chico. Las chicas ya no bajaban nunca, debían hacerlo en coche. Aquí todos somos hombres interpretando Montjuïc, pero la seguridad, cuando eres una mujer, tiene un plus. Da mucho respeto moverse por allí según qué horas. Un segundo problema, no voy a entrar si debe ser pacífico o no, porque puedo entender las dos situaciones, pero ir al Museu Olímpic i de l’Esport es un drama según dejes el coche. O decides subir por las escaleras mecánicas, con todo lo que significa, o te estás jugando que la grúa se te lleva el coche. Por lo tanto, el lugar más seguro donde puedes aparcar es en las piscinas Picornell. Por lo tanto, poder llegar con un vehículo es complicado. Y no hay demasiadas alternativas. Por lo tanto, a mi me gustaría imaginar, una vez se sepa a qué se quiere dedicar esta montaña, quien manda y para hacer qué. Sin un mando único que haga de director de orquesta de todos estos músicos (yo he contado las piezas y he contado 45)… El castillo por sí mismo es muy importante, pero el Poble Espanyol también. Por lo tanto, hay 45 piezas, 45 músicos que necesitan un director de orquesta. Sin un director de orquesta que decida qué música se toca y a lo que se le dedica esta montaña es difícil.

También tengo una duda con el tema turismo. Cuando hacemos esto, ¿lo hacemos porque queremos un proyecto para ir a ver desde Berlín o Puigcerdà? Porque también hay gente que le gusta bajar a Barcelona. Pero la gente de Barcelona, ¿conoce bien Montjuïc, o no sube demasiado porque existe una situación de riesgo? Por lo tanto, yo, entre las primeras cosas que haría, habría un encargo a alguna oficina pública o mixta para que decida qué debe ser esto, ya que, sin alguien que tome la responsabilidad, es muy difícil. Y no tengo la sensación que mande nadie sobre la montaña de Montjuïc. Está en manos del distrito, pero es más una oficina de llevar proyectos que autoriza o no que uno que emprenda no sé qué. Por ejemplo, si vamos a un centro comercial como La Maquinista, alguien se ocupa de promocionarlo. Y luego cada uno hace su guerra. Hablamos de la Roca Village, del Circuit de Cataluya… hay alguien ocupándose de este marketing general. Y, en Montjuïc, hace mucho tiempo que no veo quién se ocupe de ello.

Quizás me equivoque, y Xavier es más conocedor de ello, pero me da la sensación que, si quieres hacer algo, tienes que ir a Sants, en el distrito, y allí te dirá si te lo autorizan o no, Pero nadie está promocionando en Berlín la montaña de Montjuïc. Ni en Londres, ni en ninguna otra parte. Y ésto es un problema, en mi opinión.

Fèlix Riera: Si no recuerdo mal, creo que había la intención de nombrar a un comisario de la montaña de Montjuïc, o un responsable. ¿Es así?

Xavier Marcé: La ha habido, en otros momentos. Hay una figura que la coordina. Lo que pasa es que creo que hay una clara voluntad, en estos momentos, por parte del distrito, que Montjuïc funcione de una determinada manera. Pero se puede decir claramente que a uno no le gusta. Pero creo que, ahora, no es tanto un problema de falta de eficiencia o de fracaso político sino de unos objetivos determinados.

Guillermo Vallet: Yo creo que a raíz de la pandemia hay una cosa muy clara y que a lo mejor ha hecho que la ciudad tenga una visión muy clara de todos lados. Cuando antes estábamos discutiendo sobre el modelo turístico, había una cosa clara: que es que queremos que el turismo se abra, se descentralice, pivote sobre la cultura y el deporte. Hay esta visión muy clara para todos los players que sería importante llevara cabo. Yo también estoy muy de acuerdo con la reflexión que hacía Xavier, que tenemos que hacer las cosas no pensando en el turista. Si una cosa es atractiva lo es para todo el mundo. Un turista no quiere sentirse turista, sino lo que quiere es experimentar cómo vive un ciudadano en aquella ciudad. Y quiere ir a los lugares donde van los ciudadanos de aquella ciudad. Por ello, todo lo que estamos pensando para Montjuïc debemos pensarlo para que sea encantador por el ciudadano de Barcelona. Y esto hará que, después, sea encantador para la gente de alrededor y para atraer turistas y hacer un proyecto con un valor añadido.

Montjuïc tiene mucho porque tenemos toda la Fira de Montjuïc, que son muchos metros cuadrados donde poder hacer un proyecto muy interesante. Tenemos todas las instalaciones olímpicas, que se pueden utilizar mucho más. Tenemos todos los edificios de la Expo del ’29, algunos de los cuales no se utilizan. Tenemos allí muchas piezas però, como bien decía Rafel, debemos buscar una forma de hacer todo esto que la gente pueda entiender y sea un proyecto coordinado. El potencial está ahí, y la visión y necesidad de que Montjuïc juegue un papel importante para ayudar a la ciudad, también lo está. Creo que es el momento ideal para empezar un proyecto y ver qué podemos hacer en esta montaña, si lo que quiere realmente Barcelona es seguir siendo un referente a nivel internacional, porqué los otros destinos ya están pensando qué pueden hacer para seguir siendo atractivos y seguir creciendo.

Barcelona debe pensar que no estamos solos en el mundo, que estamos compitiendo con muchos otros destinos y que, si no hacemos nada, iremos perdiendo visibilidad.

Llucià Homs: La sensación es que la montaña de Montjuïc está infrautilizada. Hay muchas piezas descontextualizadas y realmente falta una gobernanza con una estrategia clara e ilusionadora hacia dónde ir. Pero aquí también tenemos un peligro, y es que esta montaña, en la medida que la empecemos a sobre-explotar, podemos acabar teniendo un problema como nos ha pasado en otras partes de Barcelona, como Ciutat Vella, donde hemos concentrado en un espacio muy concreto una hiperactividad que, a lo mejor, no sé si da tanto de sí. Yo creo que uno de los problemas que sufre Barcelona es un problema de falta de zonas verdes, de parques. Comparado con otras ciudades, como Londres, donde te encuentras parques en muchas partes de la ciudad. Si lo miramos con mirada metropolitana, está la montaña de Collserola, que es un gran pulmón para la metrópolis, pero a nivel de Barcelona ciudad no hay muchos parques y creo que esta sobreexplotación tiene el peligro de que en esta montaña no le acabamos encontrando la problemática de cómo la articulamos.

Hay dos elementos que a mi me parecen claves, y que Xavier ha identificado de una forma muy clara y acertada, que tienen que ver con la idea de la movilidad, de accesibilidad en la misma montaña. No es fácil acceder a ella. Y un tema de seguridad que es evidente que es un grave problema. Pero puede seguir siendo un problema con el devenir de los años. No es una zona donde se pueda aparcar, no es una zona donde se pueda acceder de manera fácil, no es un espacio fácil de iluminar. No es un parque limpio, sino que tiene mucha parte de bosque y esto lo hace relativamente inseguro. Y el acceso al transporte público a día de hoy es muy difícil. Creo que es un reto importante para la ciudad, que nos puede ayudar a posicionarla como una ciudad de mucho atractivo para el visitante, pero creo que se debería trabajar una estrategia muy clara e ilusionante para los propios ciudadanos.

Miquel Molina: Yo veo Montjuïc como una montaña de oportunidades perdidas. A finales del siglo pasado se tomaron una serie de decisiones muy arriesgadas y se ha demostrado que tenían más riesgo de lo que convenía. Trasladar el principal museo de Catalunya a un lugar inaccesible sin metro y que en determinadas épocas del año es un lugar que está muy aislado, y poner nuestro Estadi Olímpic y palacio de los deportes en un lugar que debía tener un metro y que finalmente, por diferentes motivos, no lo tuvo… está absolutamente aislado.

Más allá de lo comentado anteriormente, es cierto que no había dicho el tema del transporte y era muy importante, además de una serie de mejoras que se pueden hacer de manera relativamente fácil, hay una serie de actuaciones claves no unificadas como montaña de cultura y deporte pero si en cada uno de los sectores que son importantes. Para darle un sentido y una centralidad en todo el ecosistema cultural de Montjuïc es muy importante esta actuación prevista, complicada porque ahora no hay dinero para nada, pero que son los pabellones feriales de Victoria Eugènia o Alfons XIII, que permitirían que de alguna manera el MNAC bajase de la montaña y tenga una entrada un lugar más accesible, y luego esa idea de hacer el hub de arte y ciencia en otro pabellón. Esto puede dar una centralidad nueva en todo el sistema cultural de Montjuïc que puede ayudar a integrar todas las piezas; CaixaForum, la Fundación Miró, que, por otro lado, tiene un problema particular de financiación, pero si darle un sentido a todo.

Y con el tema del deporte, lo mismo. Tenemos un estadio absolutamente infrautilitzado. Es cierto que aquí, aunque sea esta una ciudad donde todo somos corredores y hagamos mucho deporte, afición al atletismo no ha habido demasiada. Los Juegos Olímpicos fueron un espejismo. Después hubo una serie de competiciones de alto nivel que ni mucho menos llenaron las instalaciones. Pero aquí sí que quizás tendría sentido una propuesta que he visto sobre concentrar allí un hub de economía del deporte, dar actividad cada día a unas instalaciones que ahora están absolutamente infrautilizadas.

Y luego hay un tercer actor, que es la Fria, que tiene sus planes también. Todos estos pabellones son conscientes de que muchos están obsoletos, infrautilizados. Ahora la Fira asume el centro de convenciones del Fòrum, el Palau de Congressos queda un poco antiguo, y aquí tiene su agenda de renovación de todo el sector, y deberá hacerlo de manera integrada. Porque una de las quejas del director del MNAC es que cuando hay una feria importante el MNAC no es que sea inaccesible, ¡sino que tienes que ir en helicóptero! Los accesos quedan cortados.

Santi Nolla: Yo creo que todos coincidimos en los problemas de movilidad y de seguridad. Pero yo me planteaba que no se debe hacer nada especial para el turista. Y yo me planteaba qué hago yo en Montjuïc. Nosotros, allí en el MNAC hacemos cada año el premio al mejor deportista del año.He subido al Estadi alguna vez. Ligar el mundo de la cultura, el deporte y el turismo es otra cuestión, pero el mundo de la cultura, en el caso de la montaña… se puede ligar. La Fundación Miró y el Estadi. Seguramente es necesario que alguien lo ligue, pero también creo que tiene su vida, y es una cuestión territorial, el territorio te da un Estadi y una Fundació Miró. Y un estadio que tenga vida propia, que haya organismos que se dediquen a la Fundación Miró y a llenar el estadio, ver qué actividad deportiva se podría hacer en el Estadi. Insisto. Me encantaría que el Estadi pudiera reencontrar el proyecto del rugby, traer algún equipo francés, que tiene una potencia excepcional …

Si el Espanyol ha replanteado que su estadio en Cornellà no es rentable y pueda pensar… se había planteado en tiempos de la presidencia de Joan Gaspart que el Sant Andreu subiera a jugar en el Estadi. Otra cuestión es qué uso tiene el Palau Sant Jordi, también a nivel deportivo, o la Foixarda.

No sé si sería interesante mezclarlo todo, cada cosa en la montaña tiene su organización propia, y si se desarrolla bien en los tres ámbitos, se puede … hasta ahora, con todos los problemas que hay de movilidad y seguridad, se puede convivir bien.

Xavier Marcé: Ya que estamos hablando de Montjuïc, me lanzo con una idea. Creo que tenemos una oportunidad extraordinaria en 2029, un contexto altamente evocativo y que nos podría poner sobre la mesa la capacidad de desarrollar un proyecto de transformación de Montjuïc.

Creo que en Montjuïc hay un par de elementos esenciales para que funcione, bajo el concepto de necesidad de un proyecto conjunto, que es evidente. De una dirección, de un comisionado de la montaña y obviamente temas de transporte y seguridad. Pero creo que la primera pieza a tratar es la que afecta a los espacios de la Fira, hay que remodelarlo por obsoleto, innecesario. Y para enlazarlo con el Paral·lel. Aquella pared es tremenda. Aquí hay un juego enormemente interesante, y que tiene mucho que ver con la apertura del MNAC y la salida hacia dos espacios muy potentes: lo que religa CaixaForum y lo que sería la Ciutat del Teatre, con el Lliure, el Institut del Teatre y el Mercat de les Flors.

El segundo tema para mí es que le falta un sistema estable de transporte, me da igual si es un trenecito, lo que queráis. Que haga algo tan simple como Rius y Taulet, la recta del Estadi y bajar por el Grec. Esto enlaza con el aéreo que te lleva al castillo, etc. Y seguramente que le hace falta otra cosa más compleja pero perfectamente plausible, y especialmente si hablamos de turismo y de descongestionar la Rambla, que es una entrada a Montjuïc desde el Puerto. Un nuevo aéreo que enlace el puerto con la parte de arriba del castillo. Estas tres piezas asegurarían algo tan importante como es que Montjuïc cambiara su color, que le diera a las distintas piezas la posibilidad de poder actuar en términos de sostenibilidad, etc. Y no ahogadas como ahora en un contexto en el que estos problemas les impiden evolucionar.

Hay algo que decía Santi que me interesa. Una reflexión que la gente del deporte seguramente podeis hacer. Es la diferencia sutil, que en la cultura no se da de una forma tan clara, entre el espacio de exhibición y el espacio de práctica. La exhibición tiene unas reglas de juego, si el Estadi Olímpic queremos que se dedique básicamente a exhibir deporte, esto tiene unas complejidades. Y, además, somos uns país en el que, y lo digo desde un punto de vista que es el de un barcelonista que no es culé, que piensa que el Barça es la virtud y el problema de muchas cosas del deporte de este país.

Visto así, encontrar una actividad que le dé sentido al Estadi Olímpic desde el punto de vista estrictamente exhibidor es muy complicado. Si no le añadimos otra realidad que es la práctica cotidiana del deporte. ¿Cómo se resuelve esto? Porque si tenemos que buscar este tipo de paloma salvadora que nos permita llenarlo cada día de una actividad… sí, podría inventarse lo del rugby, también hubo un momento que fue el rugby americano, pero es muy complicado.

Fèlix Riera: Yo quería subrayar una cuestión importante: la razón por la que es interesante conceptualizar la alianza entre turismo, cultura y deporte no es tanto en relación a cómo y de qué manera cada uno de estos sectores se puede ayudar o puede colaborar, que también, sino en el hecho de que las ciudades, para ser competitivas desde el punto de vista internacional, deben tener estas tres competencias funcionando a la vez. Pongo un ejemplo. Si en estos momentos nosotros no priorizamos el circuito de Fórmula 1 de Montmeló y dejamos que no haya Fórmula 1 en el circuito, que también se pueden hacer otras cosas, es evidente que esto lo tomará otra ciudad. Es igual si es Madrid, Lisboa u otra. Si Madrid hace una apuesta decidida por la copa Davis o tener un premio de ATP de valor 1000 y no de 500 esto es un tema de competencia. En París la apuesta del 2024, en estos momentos, no sólo ha congregado alrededor de París la voluntad de actores deportivos, ha congregado en el mundo cultural de París, que va desde el mundo de la cultura, la moda, el ocio, etc., para construir un proyecto ilusionante para el 2024. Cuando aquí dibujamos esta alianza no es (que también) lo que pueden hacer cada uno de los sectores puntualmente sino el planteamiento de decir: «nosotros podemos asumir que la montaña de Montjuïc, después de tanto tiempo de debate, como han dicho el Rafel, Xavier, Santi, Miquel o Llucià, después de tanto tiempo intentado darle forma, estamos el 2021 planteando el 2029, tiene un punto de número mágico para Barcelona. La pregunta es: ¿debemos esperar tanto para encontrar un proyecto que pueda sacar adelante esta tríada de tal modo que Barcelona se haga más competitiva como ciudad?

Pongo otro caso encima la mesa, que en Montjuïc debemos sumar otra asignatura pendiente, que es el litoral de Barcelona. En estos momentos está el proyecto del Hermitage, que está en el lugar que está, y existe el proyecto de las tres chimeneas del Besòs. Esta longitud de litoral, si la miramos desde fuera, ¿qué veremos? Una fuerte atracción turística, producto del mar, de los restaurantes, etc. Que hay una buena apuesta deportiva, hay varios clubes deportivos, como el de la Barceloneta, que tienen una gran actividad social y dinámica, y en cambio, en el ámbito de la cultura, que con el Forum de las culturas había tenido su gran proyecto, se ha quedado atascado en el tema del litoral. Volvemos a la mismo. ¿Es posible construir una posición de referencia internacional de Barcelona en un litoral donde el hecho cultural no esté presente en este litoral? Hablaría también del Port de Barcelona con el tema del IMAX…

Rafel Niubó: No tengo solución para todo. A mí me ha gustado una idea que ha expuesto Javier, que es que estamos a pocos años del centenario del 29. Si miramos el 29 veremos que ha habido personajes como Bohigas que desde el teleférico que va del puerto hasta Miramar o las fuentes de Montjuïc eran proyectos que se atrevían, aunque el teleférico lo tuvieron parado un tiempo por falta de financiación. ¿Qué hace pensar que ahora, cien años más tarde, no tendríamos la capacidad que se tenía entonces? Claro que había una excusa, a veces Barcelona ha ido mucho de excusas. Una expo, otra expo, los juegos olímpicos, el Fòrum… vamos de excusa en excusa. Yo no sé cuando visitamos otra ciudad, ya que a veces es mejor mirar las cosas desde fuera, como nos veríamos desde fuera… Cuando vamos a Berlín, que es una ciudad atractiva en estos momentos, ¿buscamos si han hecho unas olimpiadas? Seguramente no. Cuando vamos a Nueva Yoork… en Nueva York nunca ha habido una Olimpiada. La gente debe ir incluso a la zona 0. Seguro que van a la zona 0. Nosotros, ¿qué hacemos de futuro? No podemos estar pensando siempre en el pasado, en la nostalgia. Es decir, vamos a construir algo de futuro. Debemos construir algo que sea atractivo, que la gente quiera venir a verlo. Excepto Guillermo, que lo sitúo como más joven, para los demás quizá París era una referencia. A los 18 años ya querías ir a París. Pero en París cada año pasaba algo. Tenías la impresión de que cuando no era la cité de no sé qué, era la cité de no sé cuántos, o la Biblioteca Nacional, o la Georges Pompidou. O sea, ¿que hacemos nosotros de nuevo? El proyecto del 29, es decir, hay algo por hacer. Que es el teatro de aire luz, de Bohigas. Parecía una cosa espectacular. ¿Puede hacerse, este proyecto? No se puede hacer cien años más tarde? Seguramente si hablamos de dinero, no. Nunca habrá dinero. Esta es una dificultad de la que tampoco nos podemos escapar. Pero si nosotros no construimos cosas de futuro, será muy difícil que del futuro nos vengan a ver. Porque las cosas del pasado a veces las redescubrimos. Es increíble cuando la gente viene a ver el modernismo, cuando la hemos vivido todos y hemos estado de espaldas al modernismo. No lo mirábamos. Y vivimos en la ciudad. Y han venido de fuera a descubrirnos después de la campaña, que para mí fue un éxito, de «Posa’t guapa», que la gente descubriera algo a lo que nosotros no hacíamos ni caso. Montjuïc, no tengo la solución de todo, no sé si sería bueno tener un teleférico, que va desde donde llegan los barcos directamente hacia arriba para no tener que dar vueltas con los autocares.

Yo no sé si el modelo es un modelo pacífico, con trenes eléctricos que suben, o es con ruedas, porque Montjuïc también ha sido un circuito de coches, hay mucha gente que tiene coches de época y que no pueden ir a ningún sitio. Incluso no pueden circular por Barcelona. Por lo tanto tampoco pasaría nada que coches de época o de semi-época pudieran circular los fines de semana por Montjuïc. Pero si esto no puede ser, porque todo tiene que ser mucho más natural, entonces no entiendo porque, como hide park, no se pueda ir a caballo por Montjuïc. Tenemos una hípica en la Foixarda. O una cosa u otra. Lo que no puede ser es que no se pueda hacer nada. Que es con lo que nos encontramos ahora. Estamos ante un bloqueo que todo son ‘noes’. Alguna vez tendrá que haber un sí.

Fèlix Riera: Me interesa mucho tocar temas concretos. El tema del litoral, al igual que Montjuïc, es un espacio definido. Quiero recordar que, en estos momentos, existen dos proyectos culturales en marcha, y cuando digo en marcha quiero decir, como mínimo, formulados en la ciudad de Barcelona, que son el Hermitage y las tres chimeneas del Besòs. Y que hay toda una composición de este litoral en la que hay temas deportivos, obviamente ligados al mundo de la natación y el mundo del mar, que hay una fuerte integración del hoteles, de oferta turística, etc. y que, sin embargo, este litoral tiene una carencia cultural considerable.Es verdad que puedes ir al Cruïlla en un momento determinado del año a ver una serie de conciertos. Pero como lugar estable que pongo encima de la mesa, no sé cómo veis el tema del litoral. Este litoral que iría del Hotel Vela a las tres chimeneas del Besòs.

Xavier Marcé: Has puesto muchas cosas encima de la mesa. Y de naturaleza muy diferente. Primera cuestión: no somos la capital de ningún estado. A veces nos comparamos con París o con Berlín o Madrid, pero no tenemos en cuenta este aspecto, quizás algo decimonónico, que es el plus de inversión que los estados hacen en sus capitales. No quiero entrar en un debate político, pero es un hecho. Esto puede tener soluciones, o no, pero en todo caso es una realidad. Esto significa que tú debes trabajar de otra forma, y yo tengo la impresión de que nosotros debemos ser capaces, para desarrollar un proyecto cultural sólido, de aprovechar dos grandes argumentos. El primero, que somos (y aquí creo que tenemos una ventaja comparativa enorme) un gran espacio de formación de talento.
Cuando hablamos de formación de talento no me refiero únicamente a escuelas, sino a un espacio, un entorno, capaz de hacer progresar este talento hacia un determinado límite.

Es evidente que si fuéramos capaces de tener capital añadido e iniciativas finalistas como las que has dicho, una parte muy importante de este talento podría emerger de una manera mucho más clara. Pero para hacerlo, ya que no tenemos ningún estado, significa una segunda condición, que es ser capaces de trabajar en red. Es un elemento esencial. Tú has hecho referencia a dos equipamientos: Hermitage y Tres Chimeneas. Para situar a quien nos esté escuchando, un caso es un proyecto cultural que lo que hace es llegar a un acuerdo con un gran museo del mundo para traer aquí unas exposiciones que no creo que esto le permita generar elementos de producción o de nuevos contenidos, pero esencialmente es eso. Y otra que esencialmente intenta montar un hub audiovisual. Cuando hablamos de un hub audiovisual estamos hablando hoy en día donde trabajar radica en la red. Esto no se puede hacer si detrás no tengo unas televisiones, unas plataformas, etc. Y estas conexiones son aquellas que considero que Barcelona debe ser capaz de apurar al máximo. Este potencial enorme que tenemos con capacidad de general talento, ser capaces de tener los instrumentos de red suficientes como para que no se quede en un nivel de exportación de talento, que es un poco lo que nos está pasando ahora, sino que sea capaz de llevarlo hasta su máximo potencial de explosión. Yo tengo más reparo a pensar que Barcelona se tenga que comparar sistemáticamente con Londres, París o Berlín desde el punto de vista de su capacidad evocativa. Cuando hablo de evocativa, en cultura, ahí tengo más dudas.

Y respecto al deporte, para terminar, es cierto lo que dices, pero también lo es que la estructura del deporte tiene una lógica fundacional diferente. Catalunya tiene una tradición en clubes deportivos muy importantes, una fortaleza enorme del país, y tengo la impresión de que esto es un capital fundacional bastante particular de este país y que nos ha dado unas particularidades culturales y deportivas muy singulares. Es una impresión que tengo, yo no soy un experto en deporte. Y eso es lo que nos permite que con cierto tipo de deportes donde un terminaría diciendo: ‘coi, ¿que es eso del hockey hierba o el waterpolo?’, pues este es un país que tiene una singularidad extrema, no? Tengo la impresión … y eso es muy particular.

Guillermo Vallet: Primero debemose hacer una reflexión como ciudad. A veces estamos hablando de debates y no estamos viendo qué pasa luego, ¿no? Hubo un momento en que existió un debate respecto al Four Seasons, se dijo que no a un proyecto de una marca muy importante que nos podría haber aportado una clientela con valor añadido y una marca muy potente y que abre mercado. Finalmente, lo que obtiene la ciudad es un proyecto de unos pisos de lujo que comprará gente que, a lo mejor, vendrá diez días al año en Barcelona. Un proyecto muy especulativo.

Ahora estamos debatiendo respecto al aeropuerto, que si ampliación, que si no… ¿Qué significa, la ampliación del aeropuerto? Luego nos llenamos la boca de que queremos ser una ciudad de innovación, pero si no tenemos un aeropuerto referente … no sólo debemos estar mirando con una mirada únicamente turística o de un problema ecológico que puede tener una solución. Creo que a veces los debates son de corta mirada, y no de mirada ancha. Ahora estamos hablando del Hermitage, llevamos muchos años hablando del Hermitage, ¿qué pasará si no viene el Hermitage? ¿Qué habrá, allí? ¿Tendremos un terreno veinte años vacío? Yo creo que debemos ser un poquito más maduros y mirar el mundo con una mirada mucho más amplia, porque, si no, estaremos perdiendo cosas constantemente. Y no sólo pierdes eso, no, sino que pierdes todo lo que te puede conseguir traer.

Yo creo que como ciudad estamos compitiendo a nivel internacional. Si vamos rechazando cosas, nos quedaremos como una capital de provincia e iremos perdiendo más oportunidades. Yo creo que el debate importante es decir: Barcelona ha conseguido algo que pocas capitales de provincia han conseguido, que es estar a un nivel internacional, compitiendo con grandes capitales. ¿Cómo podemos conseguir que esto siga siendo así y qué debemos hacer para que Barcelona todavía tenga esa proyección. Estos son los debates que debemos intentar dirigir y arreglar.

Lo que decías del litoral, igual. Cómo lo podemos hacer realmente para intentar hacer cosas atrayentes. No ya a nivel cultural, deportivo o turístico sino a nivel de ciudad, porque, finalmente, todo está interrelacionado.

Llucià Homs: La reflexión que quiero hacer de lo que ha salido ahora previamente: Habrá tres niveles de escala: internacional, local y micro.

Ha salido el tema de compararnos con otras capitales europeas y yo creo que éste es un tema que en Barcelona, con estas comparaciones, hemos sido muy engañosos, porque nos estamos comparando con grandes capitales, cuando nosotros estamos muy lejos. Y aunque siempre hemos tenido la mirada puesta en París o Londres u otras ciudades europeas, cuando uno llega a estas capitales y las conoce con más profundidad se da cuenta de que estamos a años luz. Nuestras infraestructuras o muchas de nuestras infraestructuras, sobre todo a nivel cultural, tienen unos 25 años, cuando allí tienen un siglo. Y, por tanto, hay una tradición y una potencia como capitales (y, evidentemente, son capitales de estado) que nos acaban generando mucha frustración cuando realmente nos comparamos con ellas.

Bajando un grado, hablamos de la ampliación del litoral. Yo creo que esta ampliación tiene una asignatura pendiente, que es la Barcelona metropolitana. Es difícil plantear la estructuración de un litoral que va más allá y que hace crecer Barcelona si realmente no resolvemos previamente cuál es el modelo de Barcelona metropolitana que queremos. Y no estoy pensando en esta región enorme de 5,5 millones, estoy hablando de la relación que establece Barcelona con L’Hospitalet, Esplugues o Cornellà, por poner tres ejemplos. Y estoy pensando en la Barcelona más inmediata. Ya no sólo con un planteamiento de máximos a nivel metropolitano.

Y centrándonos al caso específico del Hermitage y las tres chimeneas… hay aquí un fenómeno del que, contigo, Fèlix, hemos hablado ampliamente, que tiene que ver con esta reacción de oposición de Barcelona a todo proyecto nuevo que se plantea. Primero se plantea el debate, un debate a menudo de oposición, y después, con el tiempo, este tamiz hay veces que se pasa y hay veces que no. A veces estos proyectos se hacen realidad. Pero a veces hay un debate previo de la ciudad que es un no rotundo y que hace muy difícil plantear proyectos nuevos.

En Londres, por ejemplo, en estos momentos han inaugurado un nuevo museo del diseño, que está deslocalizado, con una mirada muy diferente, que sale de las coordenadas clásicas que tenía el antiguo museo del diseño. Esto no ha supuesto un gran debate en la ciudad, sino que se ha planteado y se ha aceptado, y se ha buscado que las sinergias que se generara alrededor de este museo fueran positivas. Y la verdad es que, a su lado, ya han empezado a salir pequeñas empresas, pequeñas start ups, que, en el mundo del diseño, han empezado a trabajar.

Yo creo que, aquí, con el aeropuerto nos está pasando algo. Lo primero es un no, una oposición y, a medida que pasen los días, veremos si se acaba reconduciendo o no.

Miquel Molina: Respondiendo a tu pregunta concreta del litoral y la cultura… Recuerdo que hace treinta años, en el entorno del puerto, se puso en marcha un modelo que ya se ha agotado. IMAX quizás es el símbolo de este final de época. Al lado, los cines Maremagnum, el Aquarium sobrevive, el World Trade Center tenía que aportar muchas cosas y finalmente no aporta tantas… Y ahora quizás sí que, en un momento en que tenemos que coger lo que es possible y tenemos a mano, hay un inversor que quiere construir un centro de arte vinculado a un museo importante, el Hermitage, pues quizás nos gustaría poner otra cosa, però lo que hay encima de la mesa es esto, y es una propuesta que yo creo que es interesante en este momento, en que la ciudad está como está.

Vinculado a esto ha aparecido la posibilidad de que el Liceu tenga también presencia en el puerto. Ellos lo llevan en la cabeza hace tiempo, lo de poder hacer ópera contemporánea en el Liceu, que por el Liceu sería un hecho diferencial respecto a otras óperas con las que compite, de ciudades importantes del mundo. Y evidentemente sería un factor único que lo pudiera hacer en algún tipo de entorno portuario, y no necesariamente en el edificio del Hermitage, sino alrededor de algún tipo de manifestación operística.

Recuperando lo que comentábamos, yo creo que marcarse misiones u objetivos como el ’29, a esta ciudad siempre le ha ido bien. De hecho, tú has comentado que quizás lo veías demasiado lejos. Yo creo que, por ejemplo, hablamos de Berlín, ya que ha salido tantas veces encima de la mesa, la isla de los museos de Berlín ha sido un proceso de una década. Durante esta década has podido ir a visitar algún museo mientras se iban abriendo después las remodelaciones, pero la idea de que en Berlín se estaba haciendo algo importante la teníamos todos. Un buen planteamiento para el ’29, con el MNAC como epicentro de esta reforma y todo el ecosistema cultural y deportivo alrededor, estaría bien.

Yo también apuntaría como fecha más posible, más factible y más necesaria en cuanto a la reactivación inmediata de Barcelona la del 2023. Este año lo pasaremos como lo pasaremos y, el próximo, será de transición, pero el 23 tenemos una feliz coincidencia de acontecimientos: 50 aniversario de la muerte de Picasso, 40 aniversario de la muerte de Miró, hay una exposición conjunta de los dos museos que luego irá a París, y otras efemérides y otros aniversarios, como los 100 años de Tàpies, 50 años de la llegada de Cruyff en Barcelona, que yo creo que es un tema que no es menor, porque por esta ciudad tiene un carácter simbólico importante, y para poner encima de la mesa otra fecha, 2036, cien años de las olimpiadas populares frustradas.

Santi Nolla: Es cierto lo que comentaba Xavier, que la organización deportiva del país se hace alrededor de un tejido asociativo y de clubes muy potente. Con el tema del deporte en concreto, hablando del litoral (porque creo que, en el tema cultural, lo habeis explicado todos muy bien), pasa un poco eso que comentabas del tema de los clubes, como el Barceloneta. A mí, con el tema del litoral me gustaría poder hacer algún tipo de apuesta, que no sé si es posible… En Barcelona hay una cultura surfera. Hay una moda surfera, hay más tiendas surferas, no te digo que en California, pero sí que existe una cultura surfera sin tener surf. Así como la Barcelona de los juegos olímpicos abrió la ciudad al mar, estaría bien mirar ahora cómo se puede ajustar o proyectar al abrir el deporte al mar, o el mar al deporte. No tenemos el viento de Tarifa ni las olas, que vienen cuando vienen… pero si que habría que tratar de potenciar de alguna forma esta cultura más surfera. Yo creo que se ha hecho alguna propuesta sobre la cual vale la pena reflexionar. sto sería una apuesta que hasta ahora no existe y que estaría bien porque entronca de alguna forma con la cultura comercial y de vivir de todo un sentido de jóvenes y de gente que tiene un buen desarrollo… No sabría cómo hacerlo, yo, pero sí que estaría bien plantearse que el mar se abriese, no sólo la montaña.

Rafel Niubó: Yo no estoy en el equipo de gobierno de la ciudad, pero conozco algunos proyectos que está haciendo el equipo de gobierno con el concejal de deportes. Existe el proyecto del pabellón azul, que es utilizar todo el mar, al igual que la recuperación del río Besòs. Si quieres iré cantando una por una todas las cosas que hay en el litoral: Club Natació Barcelona, Club Natació Barceloneta, Nàutic, Marítim, el puerto de los veleros, el puerto olímpico, la base náutica, el puerto del Fòrum… Dudo de que haya un metro cuadrado en que no haya nada, y si los hay, sólo hay que mirar por las tardes la gente que está patinando, yendo en bicicleta o corriendo por toda aquella zona. Incluso ha sido escandaloso cuando hemos visto imágenes del postcovid como la gente salía a correr. No debe de haber un metro donde no se produzca esto. Además tenemos una alta concentración de vela. Este proyecto que se está impulsando desde el Ayuntamiento del pabellón azul … además se quiere entrar hacia dentro del mar. Y no estoy de acuerdo contigo (Homs) respecto al que no hay que compararse. Mira, en nuestra organización, que es deportiva y que gestiona un equipamiento turístico, que es un albergue deportivo tematizado, cuando vamos a un congreso mundial te puedo decir de memoria las ciudades que saldrán como top para que vaya un joven: serían Amsterdam, París, Londres, Praga, Budapest, Milán, Roma y Barcelona. No hay muchas más. Por lo tanto si que competimos al máximo nivel. Estoy hablando de turismo juvenil tematizado, que busca eso, estoy hablando de hostales o albergues. Otros no están. Por supuesto, que estamos en la primera, en la Champions, en todos estos casos.

Llucià Homs: Por aclaraciones. No quiero decir que Barcelona no pueda ser un referente, y de hecho lo es en muchos aspectos puntuales. Lo que digo es que comparar la ciudad en conjunto con estas grandes capitales, y aquí Barcelona yo creo que en los ’80 y ’90 se ha tendido a hacer mucho, nos genera mucha frustración, porque no somos estas grandes capitales. Cuando tú hablabas de comparar Barcelona con París, además de aspectos muy puntuales como de educación de empresas de negocios, somos un gran referente mundial, pero si tú comparas la ciudad de Barcelona con Londres es evidente que estamos muy lejos. Y estas comparaciones están muy bien para tomarlas como referente, y eso es lo que quería decir, pero cuando nos comparamos como si fuéramos Reus, París, Londres, nos genera mucha frustración como ciudad.

Rafel Niubó: Creo que estamos por encima, incluso. Nosotros tenemos un patrimonio muy importante en Catalunya que se llama Reial Automòbil Club de Catalunya. Lo organiza todo. Rally de la Copa del Mundo, los grandes premios de motociclismo y de Fórmula 1. ¿Qué otra ciudad del mundo organiza estas tres cosas? No hay ninguna, no hay ninguna. Uno de los patrimonios muy importantes que tenemos en esta ciudad son las entidades. El Barça sería otro caso. A mí, si el estadio está en Montjuïc o está en Les Corts o en otro lugar, hoy está aquí y mañana está allí, ya llevan cinco campos. Sin embargo, la institución no. La institución es muy importante. Y tenemos muchas instituciones, podría decir más, el Racc y el Barça, o el Ateneu. U otras. Una de nuestras fortalezas es el patrimonio, el principal que tenemos son las entidades. Culturales, deportivas y de todo tipo. Yo si que no tengo este complejo de decir que hay otro que nos pase la mano por la cara. En todo no puedes ser el mejor, eso está claro. Pero en muchos temas es evidente que somos un referente. Si no, no habría muchas empresas o ejecutivos que, si pueden venir a trabajar, prefieren hacerlo aquí.

Llucià Homs: Vienen aquí, pero yo creo que el parque empresarial de Barcelona está a años luz de la City de Londres. Y si quieres entramos en materia y entramos a discutir. Si analizamos la ciudad en términos culturales y la comparamos con lo que es París o Londres, nuestro MACBA está bastante lejos de lo que puede ser la Tate o el Centro Pompidou. Sólo la reforma que están planteando y la expansión que están haciendo internacional nos deja como algo muy pequeñito. Es esto lo que yo me refería. Yo no es que desprecie Barcelona, la pongo muy en valor, lo que digo es que estas comparaciones con grandes capitales, a veces, históricamente, nos han generado cierta frustración.

Xavier Marcé: Yo no sé porque nos debemos comparar tanto. Te hablaré de una experiencia personal. Yo nunca he considerado que sea un déficit de Barcelona el hecho de que yo tenga que ir a Madrid a ver Arco. Y cuando alguien me plantea que Barcelona debería tener una gran feria de arte le digo: mire, es incompatible una feria de arte del nivel de ARCO (que no es tampoco la mejor feria del mundo) en Barcelona y una igual a Madrid. Porque hay estructuras culturales que tienen una lógica global y el mercado del arte no es un mercado local, es un mercado global. No puede haber un mercado de cine en Cannes y otro en Niza o en París. Mire, Francia ha decidido que es Cannes, qué quiere que le diga. Y cuando el Mobile se va de Amsterdam y viene a Barcelona, la centralidad del móvil deja de estar en Amsterdam (en términos feriales).

Hay una realidad que debemos mirar en términos globales. Yo siempre he considerado que París es patrimonio cultural mío, no le veo el problema. Vuelvo a insistir. Hay una especialidad cultural que tenemos aquí: que somos una enorme fábrica de potenciales creadores. A veces nos equivocamos cuando no somos capaces de hacerlos hervir lo suficiente, y nos parece que son tan buenos que los quemamos aquí mismo haciendo cosas que, en realidad, cuando sales, se demuestra que ni tan siquiera son los mejores. También ocurre. Pero en todo caso el potencial en muchos casos lo tiene … y en términos globales la fabricación de talento no es una parte esencial del constructo cultural. A mí me lo parece. Lo debería ser. Cuando en términos musicales alguien dice Seattle ha sido en muchos momentos la fábrica musical de la revolución del pop rock del mundo… ya sabemos que la maquinaria económica estaba en Nueva York o en otro lugar, ¿no? Tengo la impresión de que, a menudo, y ahora pongo un tema encima la mesa sobre el que antes he hecho una referencia, cuando he dicho sin ninguna voluntad de incidir en este tema, lo que supone a veces la falta de estado, a veces digo, por el contrario, que queremos simular un estado que no tenemos. Y hacemos algunas cosas que en cultura acaban siendo absolutamente ridículas. Pongo encima de la mesa el papel de la sociedad civil en la construcción cultural de este país. Lo podemos discutir. Daría por otro tema. Estas cosas, una ciudad, debería revisarlas. Cuando yo he dicho antes que talento y red son dos elementos que Barcelona debe asumir como intrínsecos porque la singularidad extrema será muy difícil que la conseguimos con términos generales, en cosas puntuales seguro que sí. La solución es ésta: red. Capacidad de trabajar en horizontal, y renunciar a veces a la vertical. Si se me permite decirlo con un esquema tan gráfico. El deporte creo que tiene unas características particulares. Por eso antes he querido poner un especial énfasis en algo que ha repetido, que es que la singularidad de la red asociativa catalana y barcelonesa en el mundo del deporte, según creo, le da unas particularidades que no seguramente encontrarías en muchas otro ciudades del mundo.

Fèlix Riera: Nos queda un cuarto de hora, y hay otro aspecto que yo creo que vale la pena incidir sobre esta idea que exponía hace un momento, y sobre la cual vuelvo a insistir por tercera vez, y es que no se trata tanto de introducir el factor de la importancia del deporte, del turismo y la cultura,
que obviamente lo son mucho para la ciudad, sino si somos capaces de armar un ámbito donde estos tres elementos jueguen en competencia con otras ciudades. Al final esto es importante para Barcelona. Independientemente de en qué ámbito quieras competir y cuál sea tu referente. Pero es evidente que, por ejemplo, años atrás, una ciudad que dedicase mucha competencia en el tema cultural y no hiciera tanta enmienda al tema deportivo, tenía una incidencia menor en la capacidad de atracción del turismo, no? En este sentido hay ciudades paradigmáticas. Venecia sería un caso extremo en este sentido, ya que es precisamente una ciudad que su apuesta es cultura, cultura y cultura. Cultura a todas horas y en todo tipo de formatos. En cambio, en los últimos años se está demostrando que como los Players son a nivel global y no sólo actúan en el ámbito europeo sino que actúan en el ámbito asiático, el norte de África, en Estados Unidos, en el mundo anglosajón, en el mundo atlántico, cada vez se hace más evidente que las ciudades necesitan incorporar nuevas competencias, bien articuladas, bien armonizadas, bien pactadas entre ellas. Y una de ellas es la aparición del fenómeno del deporte. Cuando tú miras la historia de la Olimpiada del ’92, y miras bien el hilo que estira los grandes proyectos de ciudad, te das cuenta que el proyecto deportivo del ’92 es imposible de explicar sin el hecho cultural. O sea, el gol más importante que marcó Catalunya o España, es igual, en aquella Olimpiada fue el de la cultura. Traducida en arquitectura, en nuevos equipamientos culturales, en una forma mucho más contemporánea de ver el mundo que nos rodeaba. La Olimpiada, y simplemente lo dejo encima de la mesa, se produce al mismo tiempo en que Barcelona dice que no al calcetín de Tàpies en el MNAC. Al mismo momento se producen los dos hechos. Que se hace una olimpiada que es una apertura al mundo internacional y otro hecho que es precisamente todo lo contrario. Al mismo tiempo, a la misma hora, Barcelona tomó una decisión. Y esta decisión fue curativa en la medida que introdujo el factor cultural, deportivo y del turismo como un elemento de competencia de la ciudad en relación a otras.

¿Cuáles serían estos acontecimientos? Se ha hablado mucho de los juegos olímpicos de invierno, que llevan tiempo encima de la mesa. El otro día, Miquel hablaba del tema del mundial de atletismo que podría celebrarse en Barcelona. O los juegos de verano, que ya se habían celebrado en Tarragona pero que no tiene por qué perderse la oportunidad de que se vuelvan a producir o proyectar en la ciudad de Barcelona. Yo pongo sobre la mesa qué proyectos creéis vosotros que hoy podrían armar este ámbito de competencia entre cultura, turismo y deporte.

Rafel Niubó: Podemos ir de oca en oca y de juegos olímpicos en Juegos Olímpicos. En Los Ángeles ha pasado cada 30 años, en París ha pasado cada 30 años, por lo tanto podríamos ir de oca en oca. Ya nos tocaría presentarnos. Pero yo no sé si nos tocan estos o tocan los de invierno. Lo que si que quería decir es que cuando se hicieron los juegos olímpicos entre un 8 y un 11% del presupuesto fue a deporte, sólo esa cantidad. El 90% fue a otras cosas, a transformar la ciudad, que es la ciudad que tenemos. Pero si que se ha producido algo importante: no sé exactamente en qué momento se produce, seguramente lo sabrá más el concejal, pero el hecho de que pagara un consorcio público-privado de turismo de Barcelona si que ha sido determinante, porque alguien se ha ocupado de este tema, de situar en el mapa. Es tan de éxito, este tema, que cuando yo estaba la Generalitat se repitió el modelo. Turisme de Catalunya, sabiendo que imitábamos a Turisme de Barcelona. Has preguntado: ¿hay una alianza? Todos hemos sacado las conclusiones finales. Sí. Pero seguramente también deberíamos analizar cuáles son los problemas que tenemos, y yo creo que la falta de cooperación entre los sectores, también lo podemos señalar como un tema en negativo.

Diganos, por ejemplo, Circuit de Catalunya, que es otra cosa que conozco. El Circuit de Catalunya significaba que alguien se comía (y se come) el déficit de la gestión, normalmente una institución pública, pero, sin embargo, no es quien hace el business. Sabíamos perfectamente que desde el Maresme hasta Sitges, y en punta hasta Vic, los hoteles estarían llenos.
Pero el déficit se lo comía la institución pública. Ahora seguirá pasando. Por lo tanto, o todos comemos jamón o todos chupamos hueso. Nunca se logró que hubiera hoteles oficiales de la Fórmula 1, que hubiera podido ser. En otros eventos, cuando se hacen congresos, se dice: estos hoteles, que son los que participan con la gestión, son los oficiales. El resto, ya haréis lo que os plazca. Uno de los conflictos que podemos exponer si queremos mejorar es cuáles son las debilidades que tenemos. Y la falta de cooperación lo es. Entre instituciones. Pero la falta de cooperación pública-privada también puede serlo. Yo creo en estos mecanismos, como el consorcio que se hizo de turismo, porque, de una manera u otra, sabe vender, sabe situar en el mapa. Si no hay nadie que se preocupe de ese tema, no funciona.

Yo domino deportes y hablo de deportes. Las tres ciudades más importantes del mundo en práctica deportiva son Boston, San Diego y Barcelona. Esta ciudad también ha pasado por unos juegos olímpicos, tiene un nivel de práctica deportiva tremenda. Sólo de instalaciones públicas que hagan deporte hay 200.000, y de privadas otras 100.000. Por lo tanto, 300.000 personas practican deporte en centros deportivos, la mayoría públicos, de una calidad altísima, mayor, a veces, que en centros privados de otras ciudades. Yo quizá lo tengo muy interiorizado, que es así, y me lo creo.

Guillermo Vallet: El tema de los consorcios públicos – privados ya apuntaba a este debate. Yo creo que el mundo público es quien tiene que poner las normas y el mundo privado quien debe poner el dinero y apostarse el patrimonio.

Yo creo que ahora hay una falta de esta relación porque hemos vivido una pandemia impresionante pero el mundo tiene un exceso de liquidez. Hay mucho dinero encima de la mesa. Mucho dinero buscando proyectos interesantes y que tengan un buen retorno. Yo creo que es una muy buena oportunidad de si realmente queremos tener una visión grande de ciudad y queremos tener… al fin y al cabo, ¿qué buscamos, como ciudad?
Pues, obviamente, que nuestros ciudadanos puedan vivir bien. E intentar que haya una redistribución de la riqueza. Creo que con esto estamos todos de acuerdo. Pero no está contrapuesto decir que quiero hacer unas actuaciones públicas muy concretas de vivienda pública, o quiero favorecer un colectivo que lo está pasando muy mal, con hacer cosas grandes en el mundo privado.
Al final toda esta riqueza que se genera seguramente hará que los ciudadanos al final vivan mejor y haya una mejor redistribución de la riqueza.

Yo creo que tenemos un problema de entendimiento entre el mundo público y el privado para realmente poder hacer que la ciudad siga creciendo y que se puedan cubrir todos los objetivos, tanto los públicos como los privados. Yo creo que es ahí donde realmente deberíamos tener un debate para ver cómo logramos que haya un mejor entendimiento para poder plantear proyectos muy interesantes que puede hacer la ciudad y que ahora no puede por una falta de liderazgo. No sé si es primero el huevo o la gallina pero hay una falta de liderazgo en este sentido. O no hay interés para que hayan estos grandes proyectos que pueden hacer que la ciudad pueda seguir creciendo.

Llucià Homs: ¿Cuáles son los proyectos de futuro? Barcelona es una ciudad que ha crecido incluso urbanísticamente en base a excusas. Pero hay un elemento sobre las capacidades de la ciudad, que son muchas, que tienen que ver con esta doble mirada entre la colaboración público-privada, que apuntaba el Guillermo, al mismo tiempo que la colaboración entre los diferentes equipamientos. Yo creo que aquí tenemos un ejemplo claro, que es el tema de Apertura Barcelona, que en un momento determinado se ponen de acuerdo una serie de instituciones (unas públicas, otras con mirada más privada) capaces de articular un proyecto común para trascender en un momento concreto. Y yo creo que esto ha sido un ejemplo de éxito. Con todo el tema musical pone Barcelona en el mapa durante unos momentos concretos. Creo que es una fórmula que nosotros deberíamos saber aplicar en otros campos de la cultura o el deporte o el turismo.

Miquel Molina: Yo quisiera hablar de una serie de fechas, he puesto sobre la mesa la del ’23 como la más factible, y es algo que Barcelona puede considerar que se ha de celebrar y celebrarlo. Hablo un poco en un mundo ideal, al margen de si, en cada momento, el nivel de confrontación política y la situación económica lo permite. Pero en un mundo ideal hablamos de lo que tenemos sobre la mesa, tenemos una candidatura a los juegos de invierno de 2030, que hoy ha sido refrendada por el presidente del gobierno. Yo creo que es una candidatura que es buena en el sentido de recoser la relación Barcelona-territorio, que ha sido muy cuestionada y que ha sufrido mucho todos estos años de conflicto político. Es una buena candidatura para los Pirineos, para mejorar infraestructuras, tengo dudas con el tema del cambio climático, cómo evolucionará y que nos podemos encontrar dentro de unos años, pero creo que, para Barcelona, quizás sea interesante en este sentido, pero no creo que tengan un gran impacto ciudadano, unos juegos de invierno en Barcelona.

Ligándolo con el del ’29, cien años de la exposición, este gran relanzamiento del MNAC, he estado mirando fechas y el primer mundial de atletismo que parece que no tiene candidatos que lo soliciten es el ’29, podría ser una feliz coincidencia. El ’27 parece que Londres lo quiere celebrar y el ’25 debía ser en Kenia. A nivel europeo también tenemos libre la fecha del ’30. Deberíamos pedirlo con tiempo, porque todos se han espabilado y hay ciudades que hemos citado aquí, como París, Roma o Londres, que están metidas dentro de estas candidaturas. Luego está el tema de los juegos olímpicos de verano, 2032, parece que sería Brisbane, que es la que parece que el COI está interesado que sean allí, pero el ’36 son los cien años de esta frustrada Olimpiada popular. Con un horizonte como este, yo creo que incluso, al margen de que fuéramos a por esta candidatura de los juegos olímpicos, podríamos aspirar a estos juegos, al menos para presentar una buena candidatura y que sirviera para alinear esfuerzos. Luego te los pueden dar o no, pero si la candidatura es buena, se alinean esfuerzos y se provocan consensos y defensas dignamente la candidatura. Y aunque no la consigas, es positivo.

Santi Nolla: Yo, Miquel, los juegos de verano en Barcelona por segunda vez antes que en Madrid, lo veo bastante complicado. Es cojonudo intentarlo, pero lo veo un poco complicado.

Tú decías, Fèlix, que los juegos del ’92 fueron un éxito cultural y es cierto. La ciudad se transformó y fueron un éxito deportivo. Porque fueron un éxito económico. Por primera vez hubo una inversión económica realmente potente en el mundo del deporte. Se crearon los CARS, donde podía haber una formación específica y concreta para deportes que seguramente no hubieran tenido desarrollo y fueron un éxito brutal. Yo recuerdo que en Seúl fueron cuatro medallas, y en los juegos de Barcelona, 22. Y luego no se han conseguido 22 pero no han bajado de 15 o 16.

Hubo un antes y un después en el mundo del deporte con los Juegos Olímpicos. Y hablábamos antes de la necesidad de ponerse de acuerdo. Todo el mundo se puso de acuerdo. Y mira que era difícil. Y salieron bien a todos los niveles. Para la ciudad, para la transformación, para el tema cultural y deportivo…

Yo creo en los juegos de Pirineos Barcelona, me parecen una muy buena propuesta y, desde el punto de vista del deporte, por una cuestión.

Si estos juegos deben servir para que haya un AVE en Puigcerdà está bien, pero si sirven realmente para que el territorio se aproxime a Barcelona o Barcelona vaya al territorio … y sea más cómplice… Y el mundo del deporte suba un escalón, el mundo del deporte de invierno, que tiene un nivel de practicantes y de licencias brutal y, en cambio, de competición no tiene un baremo que puedas decir, es más o menos igualado. Hay muchísima gente que practica, por ejemplo, esquí y resultados deportivos de esquí son muy escasos. Si sirve para que se pueda dar un salto deportivo, yo creo que serían una buena idea.

Xavier, de qué club eres?

Xavier Marcé: Del Barça.

Santi Nolla: Ah, había entendido “yo soy barcelonés, pero no del Barça”.

Xavier Marcé: Soy barcelonista pero no culé. Quiere decir que, si gana el Madrid, no me suicido. Y quiero que el Espanyol esté en primera.

Lo público-privado es fundamental. Pero es una relación que no debería cuestionarse, porque ¿como se construye una ciudad, sino? Quién lo cuestiona es que está planteándose un modelo que yo creo que está algo superado, en estos momentos. Dicho esto, creo que en las Olimpiadas o en el Fòrum el deporte era lo de menos. Tú has dicho algo muy eufemístico, un 10% al deporte, el resto en otras cosas… En realidad, para que sirve un evento? Para transformar la ciudad de tal manera que haga posible que pase todo lo que tiene que pasar. Y en este sentido la secuencia Olimpiadas-Fòrum, un caso con éxito y otro con muy poco éxito, mata definitivamente el ? en esta ciudad y da juego a aquellos informes que, por otra parte, Serra y Maragall que eran funcionarios del prosiulisme, habían elaborado, que era el Plan de la Ribera, etc. Por lo tanto, que estamos pasando, matando etapas, para que la ciudad pueda dar los saltos que debe dar. Claro que tuvo impacto cultural, porque permite desarrollar toda la red de equipamientos de la ciudad.

También quisiera recordar algo muy importante. Antes lo ha dicho Llucià muy acertadamente. Es difícil juzgar la trayectoria de un equipamiento cuando, en algunos casos, sólo lleva dos directores o directoras. En Francia o Alemania llevan 20 o 30 y, por tanto, la trayectoria y la masa crítica es de otra naturaleza. Pero a mí me parece que cuando hablamos de la necesidad de crear eventos, es porque las ciudades que no tienen una estructura estable de inversión permanente o proyección constante necesitan a veces elementos que generen consensos que permitan transformar la ciudad para que pase lo que tiene que pasar. Porque, sino, no pasa. En este sentido quisiera recordar algo. Cuando hablaba del ’29 estoy hablando de una idea que pasa el ’29 pero que se debe planificar el ’23. La Barcelona del ’29 se planificará el ’23, en septiembre del ’23.

Rafel Niubó: Hemos terminado yendo a los juegos olímpicos, por lo tanto lo estamos deportivizado todo. Es un terreno cómodo.

Si miramos Río o México, cuando se hacen los juegos olímpicos coincide con una situación económica muy complicada para estos países, donde se llega a la conclusión de que, mientras no hay dinero para atender la ciudadanía, hay dinero para hacer un estadio para hacer un gran evento. No fue el caso de Barcelona, y había una situación de crisis económica y de paro muy importante, en aquellos momentos.

Las críticas de construir grandes estadios y hacer grandes cosas cuando no hay dinero es un problema para la población. Aquí no fue el caso. Aquí había otro criterio, de algo que se llamaba nueva centralidad, los distritos que se construían y una red de equipamientos que luego sirvió toda para la ciudadanía. Se construyeron unos equipamientos que servían para los juegos olímpicos, los paralímpicos e inmediatamente para que el ciudadano … por ejemplo, la gente conoce el anillo olímpico. Pues en Barcelona hay dos, de anillos olímpicos. Uno en el anillo olímpico y una réplica del segundo anillo olímpico que iba de Fabra i Puig a Río de Janeiro. En Can Dragó. Se quiso replicar porque a los ciudadanos se les acercara la práctica del deporte. Y muchos de los atletas que iban al estadio, hacían los entrenamientos olímpicos en Can Dragó.

La red de equipamientos fue una red de equipamientos muy inteligente, distrito a distrito, casi barrio a barrio.

Yo creo en los juegos olímpicos de invierno. En el último trabajo que hizo el anterior equipo de gobierno cifraba en muy poco dinero para la ciudad de Barcelona. Muy poco dinero significaba 3 o 5 millones de euros. Hacerlos. Había otras infraestructuras, pero hay algunas que están contabilizadas y que hacen un poco de vergüenza. Yo recuerdo que en las segundas elecciones que hubo en Catalunya se hizo una exposición en el Palau Robert que hablaba del Eje del Llobregat, que debía llegar hasta el Túnel del Cadí. Todavía faltan 12 km para terminar, después de 30 años largos, la conexión con el Túnel del Cadí. Hay veces que como país hace un poco de vergüenza. O sea, que no puedas terminar 12 km para conectar el Eje del Llobregat con el Túnel del Cadí … todos habréis pasado alguna vez … ¿Cuántos años hacen falta para terminar algo?. ¿30? ¿40?

Guillermo Vallet: En relación a lo que estábamos comentando de organizar eventos para transformar la ciudad, yo creo que en este sentido es obvio que Barcelona aprovechó muy bien los juegos olímpicos para hacer una transformación y que los ciudadanos lo aprovecharan. Sin embargo, tenemos la misma fecha un acontecimiento que es la Expo de Sevilla que es totalmente lo contrario. Al final aquellas infraestructuras casi han quedado abandonadas y no las han podido capitalizar. La reflexión es: si tenemos que aprovechar estos eventos para hacer una transformación, pensemos muy bien qué haremos después para que realmente sea una inversión muy rentable. O lo que ha pasado después en la expo de Zaragoza de 2008. Se han hecho inversiones muy importantes que después quedan totalmente abandonadas y que no se ha pensado qué hacer con ellas.

Santi Nolla: Con los juegos de Pirineos se plantea, no se plantea como antes se planteaba construir una pista de box. No habrá pista de box, se irá a Albertville a hacer los box. No hay problema. El hielo se hará en el Palau Sant Jordi, si se puede. Pero no son los juegos de antes, absolutamente faraónicos y monumentales, donde toda la carga económica estaba en la ciudad. Aquí si que ha cambiado.

Xavier Marcé: A mí lo que me preocupa es que plantea un modelo de hacer grandes eventos deportivos que obligará a ciertas reflexiones. Porque está funcionando desde el punto de vista deportivo. Y es un evento absolutamente descentralizado. Mucho más sostenible, seguramente, e igual de eficiente desde el punto de vista deportivo.

Fèlix Riera: Tenemos que dar por terminado este primer encuentro sobre turismo, cultura y deporte. Hoy salimos, o estamos a punto de salir, o tenemos la impresión de que salimos, de una pandemia. Las ciudades y todos los países del mundo se encuentran redefiniendo sus estrategias. En estos momentos, las ciudades que mejor están investigando su potencial no está en contar lo que tienen sino en ver cómo y de qué manera establecen alianzas que, por diferentes motivos, han quedado perdidas en el tiempo o poco articuladas. Por lo tanto, desde el punto de vista de las ciudades, las que en un futuro tendrán más potencialidad (y esto se está viendo en París con el tema de los juegos olímpicos del ’24, previendo qué personas o instituciones participan) es la necesidad de ver que podemos salir de la pandemia si volvemos a recomponer nuestro mapa estratégico. Como podemos sacar adelante un proyecto de ciudad cuando, en estos momentos, hay esta idea de la ciudad-región, de eso que llamamos la región metropolitana, que necesita poner en valor una serie de potencialidades que, si no se ponen en valor, muchas veces no tiene sentido dedicar esfuerzos.

Seguimos con el ejemplo de que tenemos mucha gente que practica deporte de invierno y tenemos poca traducción de sus resultados. Pero la cuestión sería: ¿es posible hoy, en una ciudad del siglo XXI, poder orientar un proyecto de ciudad atractivo cuando la ciudad yatiene un potencial de turismo tan grande como Barcelona sin volver a poner en valor el deporte, la cultura y el turismo? Y probablemente llegaremos a la conclusión de que no es posible. Y entonces vendría la segunda pregunta: ¿Y si no es posible, como es posible que no tengamos un plan de ciudad donde este potencial se identifique a partir de una serie de fechas que tú has puesto sobre la mesa, y que ayudan a ordenar algunas prioridades en términos dónde podríamos incidir?

Para terminar, y cuando muchas veces se plantea cómo y de qué manera el tema del turismo puede ser entendido en positivo, a menudo deberíamos hacer el esfuerzo de entender que el turismo es positivo en la medida en que se identifica en un momento dado como una cuestión que es un motor de atracción para otras áreas, como es la cultura y el deporte. Y que se pueda beneficiar de ello. Como se ha beneficiado en su momento del tema del modernismo. Se decía que la ciudad de Barcelona descubre el modernismo. Yo quiero recordar que el tema del modernismo se actualiza porque Gerald Miracle hace una gran exposición de Gaudí y hace algo muy sencillo: 1 / hace un proyecto de altísima calidad intelectual, de una gran honestidad intelectual y hace un proyecto que ocupa un espacio en el ámbito del debate internacional artístico que nadie había desarrollado. Lo lleva a Japón, lo lleva al mundo y la gente queda deslumbrada ante el potencial del modernismo.

Se trata de volver a poner en marcha lo que nos lleva a tener una singularidad como ciudad. E insisto, ciudades como Madrid, París o Londres juegan decididamente la carta del turismo, el deporte y la cultura como una tríada que genera un nuevo marco de competencias de ciudad. La cuestión es si la ciudad de Barcelona, o las ciudades en general, lo asumirán como una demanda, como un imperativo para desarrollar su potencial de cara al futuro.

Agradecer al Santi Nolla su presencia, de verdad. Además, me consta que en estos momentos hay un partido muy importante.

A Miquel Molina, que siempre tiene la deferencia de ayudar al proyecto de Rethink con sus aportaciones.

A Llucià, que también lo hace desde el ámbito de la cultura con sus aportaciones.

A Guillermo, que me parece que, desde su posición en el ámbito del turismo y del mundo de la restauración y de los hoteles, siempre nos ayuda a entender un poco mejor cuál es el papel económico de estos actores.

A Rafel, quién no conocía personalmente, me ha parecido muy interesante alguna reflexión, como la que decías de la inversión del 11% en las olimpiadas en temas de deporte, indicativo de la capacidad que tuvieron las olimpiadas para generar una sinergia con el ámbito de la cultura y de la sociedad en general.

Y a Xavier Marcé, des el ámbito de la concejalía de turismo y empresas creativas, porque creo que desde su área se está haciendo un trabajo excelente en reactualizar alguno de los debates y, con su aportación de la economía del visitante, creo que nos ayuda a perfilar mejor algunas de las cuestiones que hemos hablado hoy.

Muchas gracias.

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