«LA CULTURA TRASPASA LAS FRONTERAS ADMINISTRATIVAS DEL ÁREA METROPOLITANA»

El concejal de Cultura e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona y concejal de Nou Barris, Xavier Marcé, hace un repaso de los temas más importantes que la ciudad tiene sobre la mesa y subraya el hecho de que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la ciudad.

Por Pep Martí

El concejal de Cultura e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona y concejal de Nou Barris, Xavier Marcé, hace un repaso de los temas más importantes que la ciudad tiene sobre la mesa y subraya el hecho de que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la ciudad.
Hay pocos ámbitos de la gestión cultural que Xavier Marcé (L’Hospitalet de Llobregat, 1957) no conozca desde que se vinculó a este sector a inicios de los años 80. Ha sido, entre otras actividades, gerente del Patronato de Cultura de L’Hospitalet y director del Plan Estratégico de Cultura de Sabadell, así como director de Recursos del ICUB y director general del Instituto Catalán de las Industrias Culturales (2004-07). Ligado a la producción escénica, fue director general estratégico de Focus SA (2001-04 y, posteriormente, entre 2008-16), presidente de la Asociación de Empresas de Teatro de Cataluña (2014-16).
En el plano académico, ha impartido las asignaturas Proyectos Audiovisuales en la UPF e Industria de la Televisión en la Universidad Ramon Llull, además de Economía Política en la UB (1993-94). Actualmente es concejal de Cultura e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona y concejal de Nou Barris. En esta entrevista pasa revista al escenario cultural de Barcelona y sus retos.

– El alcalde Collboni ha hablado de 2029 como marco de una tercera gran transformación de Barcelona. Se celebrará el centenario de la Exposición de 1929. El Plan Montjuïc 2023-29 será un elemento clave de este proyecto. Dentro de este marco se anunció la ampliación del MNAC en 30.000 metros cuadrados. ¿Cómo está el proyecto?
– No puedo ser muy preciso porque se está trabajando en ello. Pero hay fuerzas elementos que son evidentes. El primero es que el 2029 es el aniversario de la Exposición Universal. Segundo, Montjuïc es un lugar especial para la ciudad por varias razones: es una montaña que es claramente un parque metropolitano. Y, por lo tanto, es un espacio que aglutina una mirada hacia El Baix Llobregat, tal como el cauce del Bessos lo hace hacia El Maresme. En Montjuïc hay unos espacios de la Feria que hay que remodelar y hay que afrontar la ampliación del MNAC. Existe la idea, con el Pabellón Alfonso XII, de un nuevo Palacio de Congresos. Hay que conectar mejor Montjuïc y el Paralelo, y abrir un espacio que permita, por la calle Lleida, entrar de otra manera en Montjuïc. Debemos repensar todo el sistema de movilidad de la montaña para reforzar su papel como gran espacio de cultura, de deportes y de ocio.
Todo ello hace que esta mirada estratégica para la ciudad confluya en un momento como es el 2029. Yo diría, por tanto, que los operadores principales, que son la Generalitat, el Ayuntamiento y la Feria están articulando este plan y eso se verá en relativamente poco tiempo y se pondrán sobre la mesa cuáles son las ideas maestra.


– ¿Y el MNAC?
– Estamos trabajando en el proyecto de ampliación del MNAC. El MNAC está adscrito a la Generalitat, que es quien lidera el proyecto, pero nos implica como Ayuntamiento en la medida en que formamos parte del museo, al igual que el Ministerio. Ciertamente, el MNAC forma parte de esta operación Montjuïc. Estas son las piezas. Cómo se combinan y resuelven con el objetivo de actuar en un área muy relevante en la ciudad que, además, tiene una clarísima constatación metropolitana, y es en lo que ahora se está trabajando.
– De hecho, es una manera de reconectar Montjuïc con el resto de la ciudad.
– Es una manera de reconectar con él y también de darle un papel dentro de una evidente realidad metropolitana. Rethink ha destinado un tiempo a hablar del área metropolitana. La relevancia de tener en Montjuïc una parte histórica y urbana del espacio ferial también es muy importante. También, cuando hablamos del Paralelo, tenemos la tendencia a hacerlo desde el punto de vista de los espacios en torno a El Molino, Arnau y Apolo, pero hay otras vertientes del Paralelo que son muy destacadas. Una, que lo relaciona con el Puerto, y la otra, que entronca con plaza España.
– Hace unos días, en la presentación de Manifiesta 15, el alcalde Collboni habló de la voluntad de las administraciones de avanzar en una «comunidad cultural metropolitana». Esta perspectiva cada vez es más evidente. ¿Se avanza suficiente?
– Más allá de las fronteras administrativas entre las ciudades, hay ciertos elementos que las traspasan. La cultura es uno de ellos. La circulación de públicos es una evidencia. ¿Cuál es el problema? Que los públicos culturales tienden a ir de fuera hacia adentro y poco de adentro hacia fuera. Es evidente que mucha gente del área metropolitana viene a consumir cultura en Barcelona y más difícilmente la gente de Barcelona va a estos otros lugares metropolitanos. Es una realidad injusta desde el punto de vista cultural para que nos perdamos poner en valor propuestas que son muy valiosas, aunque no tengan una aparente centralidad. Esto no ayuda nada a crear espacios más estables para los artistas y creadores. Les limitas el mercado y los espacios de naturalidad. E, inevitablemente, tiendes a construir un espacio cultural que es más empresarial y de consumo, más comercial. Abrir esto es un objetivo clarísimo de una política cultural.
– ¿Han puesto en marcha iniciativas con esta finalidad?
– Nosotros empezamos hace seis años con el Festival de Danza Metropolitana, que organizan ocho o nueve ayuntamientos. La Noche de los Museos es otra acción que se expande de manera coordinada por toda la zona metropolitana. Y Manifiesta es otra propuesta que ha tenido claramente esta vocación y se plasma en doce ciudades. Esto constata una realidad y es que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la gran ciudad.
– Ha mencionado Manifiesta 15, otro proyecto ambicioso en este sentido. ¿Quiere hacer un primer balance?
– Cuando se lleva a Barcelona un gran evento, debemos analizar dos perspectivas. Qué aportará a corto plazo y qué legado dejará. A corto plazo se puede calcular: cuánta gente vendrá, cuántas habitaciones de hotel lo alquilarán, qué gasto harán en Barcelona, etc. En el caso de Copa América, por ejemplo, qué impacto de marca tendrá, cómo nos posicionamos internacionalmente, etc. Todo esto se puede calcular. En el caso de Manifesta, aparte de visualizar exposiciones de artistas importantes, en Barcelona han venido más de 300 críticos internacionales, hemos estado presentes en todas las revistas de arte del mundo, Barcelona es observada en estos momentos por la crítica internacional en términos artísticos.
Todo esto es al corto plazo. Ahora, debemos pensar a largo plazo. En el caso de Copa América, es una inversión enorme en el Puerto que termina estas sucesivas fases que ha hecho la ciudad de reencontrarse con el mar. Los Juegos Olímpicos fue una, el Foro fue otra. Si esto lo sumamos al cambio en el Puerto Olímpico, vemos que hay una transformación. ¿Cuál es el largo plazo del Manifiesta? Lo más importante es que ha permitido poner en valor un conjunto de espacios que probablemente no se hubieran abierto con tanta rapidez a la ciudadanía. El caso de las Tres Chimeneas, por ejemplo. O la Casa Juncosa del Prat, o romper las miradas estrictamente locales sobre otros espacios que tienen una lógica metropolitana, como Can Trinxet de L’Hospitalet, como la Prisión de Mataró, poner en valor Ca n’Estruch en Sabadell, etc. Nos ha permitido tomar consciència que hay grandes centros culturales fuera de Barcelona. La Copa América se irá. Manifiesta se irá. Pero esta «excusa» que ha permitido hacer cosas ha sido muy importante. Al Manifesta hay que agradecerle el coraje que ha tenido para afrontar algo muy complejo como un ámbito de trabajo metropolitano.
– Porque, de hecho, había sido un proyecto vinculado siempre a una ciudad, ¿cierto?
– Sí, tiene una tradición de trabajo en ciudades más o menos pequeñas donde su propuesta de exposiciones y debate sobre temas que preocupan a la sociedad, y a veces en ciudades pequeñas acaba siendo una propuesta muy cobijadora. Si nos ponemos en un espacio de 5 millones de habitantes, eso se diluye más. Pero haberlo afrontado nos ayuda a reforzar este discurso metropolitano. Y a que cada ayuntamiento haya hecho una inversión para poner a la luz pública estos espacios que tiene. Las Tres Chimeneas era muy importante, pero también la Casa Juncosa. En nuestro caso, la sede de la antigua editorial Gustavo Gili.
– Precisamente le queríamos preguntar por el futuro del edificio de Gustavo Gili.
– En estos momentos estamos trabajando en la idea de que tenga un espacio centrado en torno a la Capital Mundial de la Arquitectura que celebraremos en Barcelona en el año 2026. Por dos razones, porque el edificio es muy singular. La planta baja permite plasmar lo que es la evolución arquitectónica de la ciudad. Y luego porque es un edificio que se encuentra en medio de una manzana del Ensanche, está rodeada de vecinos y tienes que ir con cuidado sobre qué tipo de actividad haces. Tiene que ser algo relativamente tranquilo, más oral que musical, si me permite decirlo.
– En esta perspectiva 2029, ¿cuál será el papel del MACBA ampliado? ¿Está satisfecho de cómo se ha enfocado finalmente la ampliación?
– Sí, ahora está bien enfocado. Ha sido largo y ha generado muchas polémicas. La primera tuvo que ver con un debate sobre el espacio previsto y la necesidad de construir un nuevo CAP en el Raval. Y la segunda porque algunos colectivos veían en el arte contemporáneo una propuesta elitista poco cercana a las demandas del barrio. Pero dicho esto, nosotros planteamos opciones que permitieran la convivencia de las necesidades sociosanitarias y culturales porque ambas son importantes socialmente. El tema del CAP ya está resuelto. El MACBA es una pieza determinante para mantener la vitalidad del Raval. El Raval, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, no es un espacio que haya se haya desertizado sino que es un ámbito vivido por los ciudadanos, con ofertas culturales de primera magnitud. En el Raval tenemos la Universidad, el MACBA, el CCCB, muchos teatros, la Filmoteca, el Taller de Musics y multitud de asociaciones de todo tipo lo que le da un cojín y un equilibrio que le permite hacer las transformaciones necesarias en términos urbanísticos o de vivienda con cierta tranquilidad. Y otra cosa determinante será que la ampliación del MACBA permitirá equilibrar un juego imprescindible entre las colecciones permanentes y las temporales. Ahora, es verdad que el proceso ha generado tensiones y ha habido segmentos a los que ha costado más entrar en el consenso. Pero diría que el proyecto está bien orientado y tiene el plan de financiación hecho. En este trimestre se licitan las obras y todo avanza con normalidad.


– Fue la primera vez que se abría al público el espacio de Las Tres Chimeneas. Subraya la trascendencia de este hecho.
– Las Tres Chimeneas es un lugar extraordinario. Pero cuando hablamos de las Tres Chimeneas no lo hacemos sólo de un edificio, sino de un espacio mucho más grande, con la posibilidad de hacer un parque empresarial delante, y también una zona residencial. Por lo tanto, es un nombre que define un polígono muy extenso. Aquí hay una idea que ha cogido fuerza, con una dotación importante de la Generalidad, que es la creación en su entorno del hub audiovisual de Cataluña. Pensamos que, hoy en día, cuando hablamos de un hub audiovisual no lo hacemos siquiera de cine o series de televisión, hablamos de videojuegos, de arte virtual, de todos los nuevos escenarios del audiovisual. Pero si el parque audiovisual acaba siendo el único argumento para las Tres Chimeneas o incluye también un espacio de exhibiciones o una zona para proyectos del Ayuntamiento de Sant Adrià, todavía está por ver porque está en work in progress.

“El Festival de Danza, la Noche de los Museos o Manifiesta constatan que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la ciudad»

Hay que decir que es un proyecto hoy por hoy en manos de la Generalitat. Es cierto que en el nuevo escenario político, probablemente compartiremos más coincidencias, pero digo esto sin ninguna queja porque no teníamos ningún problema con la consejería. Pero Barcelona no estaba en la comisión elaboradora y confío en que eso lo resolveremos. En todo caso, diría que el escenario audiovisual es determinante para el conjunto de la vida cultural de Barcelona y para mantener una posición de liderazgo global. Hoy en día el audiovisual incide directamente en todos muchos ámbitos de la cultura y de la economía en general, en la museística, en las artes escénicas, en la musica y obviamente en el mundo de la publicidad, etcétera.
– Usted es concejal de Nou Barris. Se ha referido en más de una ocasión a la necesidad de reequilibrar la política cultural que se diseña en el centro cosmopolita de Barcelona (desde el ICUB, por ejemplo) con lo que pasa en los barrios, donde se genera parte del talento creativo. ¿Esto está funcionando bastante bien?
– Conceptualmente lo tenemos todos bastante claro, pero la realidad tiene muchos desencuentros. Por razones muy diversas. La vida de barrio en Barcelona es muy intensa y a menudo es vivida como si fuera una ciudad de pueblos. Es difícil a veces que muchos centros interesantes que hay en los barrios se planteen una mirada de ciudad, como también que algunos grandes equipamientos, como el Gran Teatre del Liceu o el Palau de la Música sean vividos por estos barrios como suyos. Hay gente que no se plantea ir al Liceo no tanto por un problema de precio, sino porque no acaba de sentir que sea suyo, y al revés. Hay quien no se le pasa por la cabeza ir un día a ver un espectáculo que se hace en Ciutat Meridiana. Esta disfunción es un poco paradójica porque esto se puede entender que pase más en una ciudad como Londres o Los Ángeles, donde para ir de una punta a otra puedes estar dos horas.
– ¿Cómo corregir esto?
– Hacen falta dos cosas. Una es disponer de recursos económicos que permitan comunicar y otorgar a actividades que tienen un carácter más de barrio una cierta dimensión de ciudad. Podría poner algún ejemplo de ello. Nosotros, en Nou Barris, hacemos el Festival Desvarío de flamenco. ¿Cómo conseguimos introducir una pieza que rompa la frontera y le haga ganar dimensión de ciudad? Pues que esté dentro del Grec. Algo que hace falta es romper este tipo de fronteras internas que diferencian excesivamente lo que pasa en un barrio de lo que pasa en el centro de la ciudad y que no tienen nada que ver con la calidad de un proyecto, sino que son puramente artificiales. En Nou Barris hay actividades que pueden ser perfectamente de ciudad y me gustaría que la gente de Nou Barris tuviera la capacidad y el interés de participar en actividades de la ciudad.
– Barcelona es una ciudad de grandes festivales. Esto también genera unas problemáticas entre varias miradas de la ciudad (pensando en los vecinos), que obliga a grandes pactos. ¿Cuál es el futuro de los festivales dentro del espacio urbano?
– Barcelona es, con la dimensión que tiene, de las pocas ciudades del mundo -no pensemos en Los Ángeles, con 1.000 kilómetros cuadrados- que incluye una gran cantidad de festivales importantes. Cuando digo importantes me refiero a encuentros de 50.000 o 60.000 personas. Es evidente que esto debe gobernarse e implica pactos ciudadanos. La pandemia creo que creó una hipersensibilidad sobre los derechos individuales asociados al descanso. Estuvimos un año en el que la ciudad bajó los decibelios de manera impactante. Esto ha abierto un debate sobre los festivales y los espacios musicales en la ciudad. Todo lo que altera de alguna manera la ciudad vivienda. Aquí lo que hacemos es mantener al máximo estos pactos, mantener una frontera entre lo que es una gestión errática de los festivales y las terrazas, y lo que es un comportamiento incívico. Si una terraza tiene permiso hasta las 2 de la madrugada, es evidente que no puede estar abierta a las 3. Esto es un problema de gestión de ordenanzas. Otra cuestión es si una terraza está abierta a la 1 porque puede y los vecinos se molestan porque alguien tiene uno la musica a alto volumen. Esto es un problema de civismo. Aquí hay una corresponsabilidad con el propietario del bar. Administrar esto es complejo. Quiere decir que los festivales deben hacerse corresponsables de las obligaciones que tienen.
– Y a veces habrá que decir que no a algún festival. ¿Eso se ha hecho?
– Sí, sí. Se ha dicho que no y se han limitado horarios de festivales y la sonometría. Hay otro elemento que no es menor. ¿Cuál es el número máximo de festivales que se pueden admitir? En el Foro hemos decidido que se admiten 45 días de actividad musical de las que sólo 12 pueden rebasar la media noche. Cuando tienes definido un perímetro de actuación, que parece razonable, hay que definir qué festivales tienen acceso a ellos. Hay que valorar los que dan más sentido a la producción artística local, cuáles tienen más compromiso con los creadores de aquí. Eso nos va a permitir ir aislando qué es lo que constituye un sector y qué es simplemente lo que aprovecha un espacio público. Y otro tema es saber cuál es el perímetro de actuación, cómo implicamos ayuntamientos metropolitanos de un área más grande para que algunos festivales se puedan hacer aquí o en El Prat o en Sant Celoni, y no todo nos limite siempre a unos espacios de la ciudad que son pocos y están ya muy presionados.


– Usted es un hombre que conoce a fondo la realidad teatral. En alguna ocasión se ha referido a la situación de la escena en Madrid, con una buena red de teatros públicos, en comparación a que aquí tenemos un gran talento, pero con pocos escenarios. ¿Cómo se puede abordar este reto?
– En Barcelona hay 47 espacios teatrales pero solo hay dos públicos. En Madrid hay once o doce de teatros públicos. En Madrid tienes diez teatros de mil plazas con escenarios grandes. Esto hace que sea muy difícil un cierto tipo de espectáculos para todos o que lleven a grandes éxitos. Tiene una virtud y es que el teatro alternativo o de investigación aquí ha sido más exitoso que en Madrid. Pero al no ser una capital de estado, ese poso patrimonial que el tiempo ha dejado en grandes teatros aquí no lo tenemos, o lo hemos ido perdiendo. En el Paralelo había algunos y también algunos cines habían sido teatros. Alguno se ha recuperado, como el Coliseum. En estos momentos, tenemos una falta de espacios donde la caja escénica y el número de butacas permita un tipo de actividad teatral que probablemente crearía mucho más público. El interés por el teatro existe. Es el año que se han vendido más entradas en toda la historia: tres millones.
– ¿Se notará un cambio en este ámbito en su mandato?
– Que habrá nuevos teatros, eso le puedo afirmar con toda seguridad. Acabamos de abrir El Molino. Iniciaremos las obras en el antiguo Teatro Arnau. Hay un par de teatros cerrados en estos momentos que estoy convencido de que se volverán a abrir en los próximos meses. Uno es la Sala Muntaner. Y hay un debate sobre si alguna de las grandes infraestructuras históricas podría tener una función de este tipo. Hay un proyecto en torno al Teatro Principal. Ahora, yo tengo la impresión de que el problema de grandes escenarios -que quiere decir de mil plazas- con una caja grande es más complejo. Implica disponer de un solar, de toda una vertiente económica. Y tampoco vamos sobrados de solares. Pero es un problema que nos interesa y nos preocupa de manera especial.
– La Feria del Libro de Guadalajara tiene el año 2025 Barcelona como invitada. ¿Es una oportunidad importante?
– El liderazgo de Barcelona en el mundo editorial es de una evidencia meridiana. Tenemos más del 60% de producción editorial española. El tema se reequilibra con Madrid en cuanto a libros de texto. Pero somos muy potentes en ficción y ensayo. Además, esto tiene un imaginario que nos conecta con aquella generación que sacó adelante el boom de la literatura latinoamericana, desde Barral a Carme Juncosa. Por lo tanto, estar en Guadalajara tenía interés por nosotros. Tiene la particularidad de que es la primera vez que una ciudad es invitada. Siempre han sido estados o comunidades. Que Guadalajara acepte este reto tiene una voluntad clara de afianzar este papel central de Barcelona en este ámbito. Y estamos muy contentos de cómo está yendo porque esto va más allá del libro: quiere decir actividades musicales, exposiciones, cine. De hecho, es un aterrizaje de la vida cultural de Barcelona en Guadalajara con un impacto muy importante en el conjunto de México.

Por Pep Martí

El concejal de Cultura e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona y concejal de Nou Barris, Xavier Marcé, hace un repaso de los temas más importantes que la ciudad tiene sobre la mesa y subraya el hecho de que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la ciudad.
Hay pocos ámbitos de la gestión cultural que Xavier Marcé (L’Hospitalet de Llobregat, 1957) no conozca desde que se vinculó a este sector a inicios de los años 80. Ha sido, entre otras actividades, gerente del Patronato de Cultura de L’Hospitalet y director del Plan Estratégico de Cultura de Sabadell, así como director de Recursos del ICUB y director general del Instituto Catalán de las Industrias Culturales (2004-07). Ligado a la producción escénica, fue director general estratégico de Focus SA (2001-04 y, posteriormente, entre 2008-16), presidente de la Asociación de Empresas de Teatro de Cataluña (2014-16).
En el plano académico, ha impartido las asignaturas Proyectos Audiovisuales en la UPF e Industria de la Televisión en la Universidad Ramon Llull, además de Economía Política en la UB (1993-94). Actualmente es concejal de Cultura e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona y concejal de Nou Barris. En esta entrevista pasa revista al escenario cultural de Barcelona y sus retos.

– El alcalde Collboni ha hablado de 2029 como marco de una tercera gran transformación de Barcelona. Se celebrará el centenario de la Exposición de 1929. El Plan Montjuïc 2023-29 será un elemento clave de este proyecto. Dentro de este marco se anunció la ampliación del MNAC en 30.000 metros cuadrados. ¿Cómo está el proyecto?
– No puedo ser muy preciso porque se está trabajando en ello. Pero hay fuerzas elementos que son evidentes. El primero es que el 2029 es el aniversario de la Exposición Universal. Segundo, Montjuïc es un lugar especial para la ciudad por varias razones: es una montaña que es claramente un parque metropolitano. Y, por lo tanto, es un espacio que aglutina una mirada hacia El Baix Llobregat, tal como el cauce del Bessos lo hace hacia El Maresme. En Montjuïc hay unos espacios de la Feria que hay que remodelar y hay que afrontar la ampliación del MNAC. Existe la idea, con el Pabellón Alfonso XII, de un nuevo Palacio de Congresos. Hay que conectar mejor Montjuïc y el Paralelo, y abrir un espacio que permita, por la calle Lleida, entrar de otra manera en Montjuïc. Debemos repensar todo el sistema de movilidad de la montaña para reforzar su papel como gran espacio de cultura, de deportes y de ocio.
Todo ello hace que esta mirada estratégica para la ciudad confluya en un momento como es el 2029. Yo diría, por tanto, que los operadores principales, que son la Generalitat, el Ayuntamiento y la Feria están articulando este plan y eso se verá en relativamente poco tiempo y se pondrán sobre la mesa cuáles son las ideas maestra.


– ¿Y el MNAC?
– Estamos trabajando en el proyecto de ampliación del MNAC. El MNAC está adscrito a la Generalitat, que es quien lidera el proyecto, pero nos implica como Ayuntamiento en la medida en que formamos parte del museo, al igual que el Ministerio. Ciertamente, el MNAC forma parte de esta operación Montjuïc. Estas son las piezas. Cómo se combinan y resuelven con el objetivo de actuar en un área muy relevante en la ciudad que, además, tiene una clarísima constatación metropolitana, y es en lo que ahora se está trabajando.
– De hecho, es una manera de reconectar Montjuïc con el resto de la ciudad.
– Es una manera de reconectar con él y también de darle un papel dentro de una evidente realidad metropolitana. Rethink ha destinado un tiempo a hablar del área metropolitana. La relevancia de tener en Montjuïc una parte histórica y urbana del espacio ferial también es muy importante. También, cuando hablamos del Paralelo, tenemos la tendencia a hacerlo desde el punto de vista de los espacios en torno a El Molino, Arnau y Apolo, pero hay otras vertientes del Paralelo que son muy destacadas. Una, que lo relaciona con el Puerto, y la otra, que entronca con plaza España.
– Hace unos días, en la presentación de Manifiesta 15, el alcalde Collboni habló de la voluntad de las administraciones de avanzar en una «comunidad cultural metropolitana». Esta perspectiva cada vez es más evidente. ¿Se avanza suficiente?
– Más allá de las fronteras administrativas entre las ciudades, hay ciertos elementos que las traspasan. La cultura es uno de ellos. La circulación de públicos es una evidencia. ¿Cuál es el problema? Que los públicos culturales tienden a ir de fuera hacia adentro y poco de adentro hacia fuera. Es evidente que mucha gente del área metropolitana viene a consumir cultura en Barcelona y más difícilmente la gente de Barcelona va a estos otros lugares metropolitanos. Es una realidad injusta desde el punto de vista cultural para que nos perdamos poner en valor propuestas que son muy valiosas, aunque no tengan una aparente centralidad. Esto no ayuda nada a crear espacios más estables para los artistas y creadores. Les limitas el mercado y los espacios de naturalidad. E, inevitablemente, tiendes a construir un espacio cultural que es más empresarial y de consumo, más comercial. Abrir esto es un objetivo clarísimo de una política cultural.
– ¿Han puesto en marcha iniciativas con esta finalidad?
– Nosotros empezamos hace seis años con el Festival de Danza Metropolitana, que organizan ocho o nueve ayuntamientos. La Noche de los Museos es otra acción que se expande de manera coordinada por toda la zona metropolitana. Y Manifiesta es otra propuesta que ha tenido claramente esta vocación y se plasma en doce ciudades. Esto constata una realidad y es que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la gran ciudad.
– Ha mencionado Manifiesta 15, otro proyecto ambicioso en este sentido. ¿Quiere hacer un primer balance?
– Cuando se lleva a Barcelona un gran evento, debemos analizar dos perspectivas. Qué aportará a corto plazo y qué legado dejará. A corto plazo se puede calcular: cuánta gente vendrá, cuántas habitaciones de hotel lo alquilarán, qué gasto harán en Barcelona, etc. En el caso de Copa América, por ejemplo, qué impacto de marca tendrá, cómo nos posicionamos internacionalmente, etc. Todo esto se puede calcular. En el caso de Manifesta, aparte de visualizar exposiciones de artistas importantes, en Barcelona han venido más de 300 críticos internacionales, hemos estado presentes en todas las revistas de arte del mundo, Barcelona es observada en estos momentos por la crítica internacional en términos artísticos.
Todo esto es al corto plazo. Ahora, debemos pensar a largo plazo. En el caso de Copa América, es una inversión enorme en el Puerto que termina estas sucesivas fases que ha hecho la ciudad de reencontrarse con el mar. Los Juegos Olímpicos fue una, el Foro fue otra. Si esto lo sumamos al cambio en el Puerto Olímpico, vemos que hay una transformación. ¿Cuál es el largo plazo del Manifiesta? Lo más importante es que ha permitido poner en valor un conjunto de espacios que probablemente no se hubieran abierto con tanta rapidez a la ciudadanía. El caso de las Tres Chimeneas, por ejemplo. O la Casa Juncosa del Prat, o romper las miradas estrictamente locales sobre otros espacios que tienen una lógica metropolitana, como Can Trinxet de L’Hospitalet, como la Prisión de Mataró, poner en valor Ca n’Estruch en Sabadell, etc. Nos ha permitido tomar consciència que hay grandes centros culturales fuera de Barcelona. La Copa América se irá. Manifiesta se irá. Pero esta «excusa» que ha permitido hacer cosas ha sido muy importante. Al Manifesta hay que agradecerle el coraje que ha tenido para afrontar algo muy complejo como un ámbito de trabajo metropolitano.
– Porque, de hecho, había sido un proyecto vinculado siempre a una ciudad, ¿cierto?
– Sí, tiene una tradición de trabajo en ciudades más o menos pequeñas donde su propuesta de exposiciones y debate sobre temas que preocupan a la sociedad, y a veces en ciudades pequeñas acaba siendo una propuesta muy cobijadora. Si nos ponemos en un espacio de 5 millones de habitantes, eso se diluye más. Pero haberlo afrontado nos ayuda a reforzar este discurso metropolitano. Y a que cada ayuntamiento haya hecho una inversión para poner a la luz pública estos espacios que tiene. Las Tres Chimeneas era muy importante, pero también la Casa Juncosa. En nuestro caso, la sede de la antigua editorial Gustavo Gili.
– Precisamente le queríamos preguntar por el futuro del edificio de Gustavo Gili.
– En estos momentos estamos trabajando en la idea de que tenga un espacio centrado en torno a la Capital Mundial de la Arquitectura que celebraremos en Barcelona en el año 2026. Por dos razones, porque el edificio es muy singular. La planta baja permite plasmar lo que es la evolución arquitectónica de la ciudad. Y luego porque es un edificio que se encuentra en medio de una manzana del Ensanche, está rodeada de vecinos y tienes que ir con cuidado sobre qué tipo de actividad haces. Tiene que ser algo relativamente tranquilo, más oral que musical, si me permite decirlo.
– En esta perspectiva 2029, ¿cuál será el papel del MACBA ampliado? ¿Está satisfecho de cómo se ha enfocado finalmente la ampliación?
– Sí, ahora está bien enfocado. Ha sido largo y ha generado muchas polémicas. La primera tuvo que ver con un debate sobre el espacio previsto y la necesidad de construir un nuevo CAP en el Raval. Y la segunda porque algunos colectivos veían en el arte contemporáneo una propuesta elitista poco cercana a las demandas del barrio. Pero dicho esto, nosotros planteamos opciones que permitieran la convivencia de las necesidades sociosanitarias y culturales porque ambas son importantes socialmente. El tema del CAP ya está resuelto. El MACBA es una pieza determinante para mantener la vitalidad del Raval. El Raval, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, no es un espacio que haya se haya desertizado sino que es un ámbito vivido por los ciudadanos, con ofertas culturales de primera magnitud. En el Raval tenemos la Universidad, el MACBA, el CCCB, muchos teatros, la Filmoteca, el Taller de Musics y multitud de asociaciones de todo tipo lo que le da un cojín y un equilibrio que le permite hacer las transformaciones necesarias en términos urbanísticos o de vivienda con cierta tranquilidad. Y otra cosa determinante será que la ampliación del MACBA permitirá equilibrar un juego imprescindible entre las colecciones permanentes y las temporales. Ahora, es verdad que el proceso ha generado tensiones y ha habido segmentos a los que ha costado más entrar en el consenso. Pero diría que el proyecto está bien orientado y tiene el plan de financiación hecho. En este trimestre se licitan las obras y todo avanza con normalidad.


– Fue la primera vez que se abría al público el espacio de Las Tres Chimeneas. Subraya la trascendencia de este hecho.
– Las Tres Chimeneas es un lugar extraordinario. Pero cuando hablamos de las Tres Chimeneas no lo hacemos sólo de un edificio, sino de un espacio mucho más grande, con la posibilidad de hacer un parque empresarial delante, y también una zona residencial. Por lo tanto, es un nombre que define un polígono muy extenso. Aquí hay una idea que ha cogido fuerza, con una dotación importante de la Generalidad, que es la creación en su entorno del hub audiovisual de Cataluña. Pensamos que, hoy en día, cuando hablamos de un hub audiovisual no lo hacemos siquiera de cine o series de televisión, hablamos de videojuegos, de arte virtual, de todos los nuevos escenarios del audiovisual. Pero si el parque audiovisual acaba siendo el único argumento para las Tres Chimeneas o incluye también un espacio de exhibiciones o una zona para proyectos del Ayuntamiento de Sant Adrià, todavía está por ver porque está en work in progress.

«El Festival de Danza, la Noche de los Museos o Manifiesta constatan que la vida cultural del área metropolitana no está limitada a la ciudad.”

 

 

 

Hay que decir que es un proyecto hoy por hoy en manos de la Generalitat. Es cierto que en el nuevo escenario político, probablemente compartiremos más coincidencias, pero digo esto sin ninguna queja porque no teníamos ningún problema con la consejería. Pero Barcelona no estaba en la comisión elaboradora y confío en que eso lo resolveremos. En todo caso, diría que el escenario audiovisual es determinante para el conjunto de la vida cultural de Barcelona y para mantener una posición de liderazgo global. Hoy en día el audiovisual incide directamente en todos muchos ámbitos de la cultura y de la economía en general, en la museística, en las artes escénicas, en la musica y obviamente en el mundo de la publicidad, etcétera.
– Usted es concejal de Nou Barris. Se ha referido en más de una ocasión a la necesidad de reequilibrar la política cultural que se diseña en el centro cosmopolita de Barcelona (desde el ICUB, por ejemplo) con lo que pasa en los barrios, donde se genera parte del talento creativo. ¿Esto está funcionando bastante bien?
– Conceptualmente lo tenemos todos bastante claro, pero la realidad tiene muchos desencuentros. Por razones muy diversas. La vida de barrio en Barcelona es muy intensa y a menudo es vivida como si fuera una ciudad de pueblos. Es difícil a veces que muchos centros interesantes que hay en los barrios se planteen una mirada de ciudad, como también que algunos grandes equipamientos, como el Gran Teatre del Liceu o el Palau de la Música sean vividos por estos barrios como suyos. Hay gente que no se plantea ir al Liceo no tanto por un problema de precio, sino porque no acaba de sentir que sea suyo, y al revés. Hay quien no se le pasa por la cabeza ir un día a ver un espectáculo que se hace en Ciutat Meridiana. Esta disfunción es un poco paradójica porque esto se puede entender que pase más en una ciudad como Londres o Los Ángeles, donde para ir de una punta a otra puedes estar dos horas.
– ¿Cómo corregir esto?
– Hacen falta dos cosas. Una es disponer de recursos económicos que permitan comunicar y otorgar a actividades que tienen un carácter más de barrio una cierta dimensión de ciudad. Podría poner algún ejemplo de ello. Nosotros, en Nou Barris, hacemos el Festival Desvarío de flamenco. ¿Cómo conseguimos introducir una pieza que rompa la frontera y le haga ganar dimensión de ciudad? Pues que esté dentro del Grec. Algo que hace falta es romper este tipo de fronteras internas que diferencian excesivamente lo que pasa en un barrio de lo que pasa en el centro de la ciudad y que no tienen nada que ver con la calidad de un proyecto, sino que son puramente artificiales. En Nou Barris hay actividades que pueden ser perfectamente de ciudad y me gustaría que la gente de Nou Barris tuviera la capacidad y el interés de participar en actividades de la ciudad.
– Barcelona es una ciudad de grandes festivales. Esto también genera unas problemáticas entre varias miradas de la ciudad (pensando en los vecinos), que obliga a grandes pactos. ¿Cuál es el futuro de los festivales dentro del espacio urbano?
– Barcelona es, con la dimensión que tiene, de las pocas ciudades del mundo -no pensemos en Los Ángeles, con 1.000 kilómetros cuadrados- que incluye una gran cantidad de festivales importantes. Cuando digo importantes me refiero a encuentros de 50.000 o 60.000 personas. Es evidente que esto debe gobernarse e implica pactos ciudadanos. La pandemia creo que creó una hipersensibilidad sobre los derechos individuales asociados al descanso. Estuvimos un año en el que la ciudad bajó los decibelios de manera impactante. Esto ha abierto un debate sobre los festivales y los espacios musicales en la ciudad. Todo lo que altera de alguna manera la ciudad vivienda. Aquí lo que hacemos es mantener al máximo estos pactos, mantener una frontera entre lo que es una gestión errática de los festivales y las terrazas, y lo que es un comportamiento incívico. Si una terraza tiene permiso hasta las 2 de la madrugada, es evidente que no puede estar abierta a las 3. Esto es un problema de gestión de ordenanzas. Otra cuestión es si una terraza está abierta a la 1 porque puede y los vecinos se molestan porque alguien tiene uno la musica a alto volumen. Esto es un problema de civismo. Aquí hay una corresponsabilidad con el propietario del bar. Administrar esto es complejo. Quiere decir que los festivales deben hacerse corresponsables de las obligaciones que tienen.
– Y a veces habrá que decir que no a algún festival. ¿Eso se ha hecho?
– Sí, sí. Se ha dicho que no y se han limitado horarios de festivales y la sonometría. Hay otro elemento que no es menor. ¿Cuál es el número máximo de festivales que se pueden admitir? En el Foro hemos decidido que se admiten 45 días de actividad musical de las que sólo 12 pueden rebasar la media noche. Cuando tienes definido un perímetro de actuación, que parece razonable, hay que definir qué festivales tienen acceso a ellos. Hay que valorar los que dan más sentido a la producción artística local, cuáles tienen más compromiso con los creadores de aquí. Eso nos va a permitir ir aislando qué es lo que constituye un sector y qué es simplemente lo que aprovecha un espacio público. Y otro tema es saber cuál es el perímetro de actuación, cómo implicamos ayuntamientos metropolitanos de un área más grande para que algunos festivales se puedan hacer aquí o en El Prat o en Sant Celoni, y no todo nos limite siempre a unos espacios de la ciudad que son pocos y están ya muy presionados.


– Usted es un hombre que conoce a fondo la realidad teatral. En alguna ocasión se ha referido a la situación de la escena en Madrid, con una buena red de teatros públicos, en comparación a que aquí tenemos un gran talento, pero con pocos escenarios. ¿Cómo se puede abordar este reto?
– En Barcelona hay 47 espacios teatrales pero solo hay dos públicos. En Madrid hay once o doce de teatros públicos. En Madrid tienes diez teatros de mil plazas con escenarios grandes. Esto hace que sea muy difícil un cierto tipo de espectáculos para todos o que lleven a grandes éxitos. Tiene una virtud y es que el teatro alternativo o de investigación aquí ha sido más exitoso que en Madrid. Pero al no ser una capital de estado, ese poso patrimonial que el tiempo ha dejado en grandes teatros aquí no lo tenemos, o lo hemos ido perdiendo. En el Paralelo había algunos y también algunos cines habían sido teatros. Alguno se ha recuperado, como el Coliseum. En estos momentos, tenemos una falta de espacios donde la caja escénica y el número de butacas permita un tipo de actividad teatral que probablemente crearía mucho más público. El interés por el teatro existe. Es el año que se han vendido más entradas en toda la historia: tres millones.
– ¿Se notará un cambio en este ámbito en su mandato?
– Que habrá nuevos teatros, eso le puedo afirmar con toda seguridad. Acabamos de abrir El Molino. Iniciaremos las obras en el antiguo Teatro Arnau. Hay un par de teatros cerrados en estos momentos que estoy convencido de que se volverán a abrir en los próximos meses. Uno es la Sala Muntaner. Y hay un debate sobre si alguna de las grandes infraestructuras históricas podría tener una función de este tipo. Hay un proyecto en torno al Teatro Principal. Ahora, yo tengo la impresión de que el problema de grandes escenarios -que quiere decir de mil plazas- con una caja grande es más complejo. Implica disponer de un solar, de toda una vertiente económica. Y tampoco vamos sobrados de solares. Pero es un problema que nos interesa y nos preocupa de manera especial.
– La Feria del Libro de Guadalajara tiene el año 2025 Barcelona como invitada. ¿Es una oportunidad importante?
– El liderazgo de Barcelona en el mundo editorial es de una evidencia meridiana. Tenemos más del 60% de producción editorial española. El tema se reequilibra con Madrid en cuanto a libros de texto. Pero somos muy potentes en ficción y ensayo. Además, esto tiene un imaginario que nos conecta con aquella generación que sacó adelante el boom de la literatura latinoamericana, desde Barral a Carme Juncosa. Por lo tanto, estar en Guadalajara tenía interés por nosotros. Tiene la particularidad de que es la primera vez que una ciudad es invitada. Siempre han sido estados o comunidades. Que Guadalajara acepte este reto tiene una voluntad clara de afianzar este papel central de Barcelona en este ámbito. Y estamos muy contentos de cómo está yendo porque esto va más allá del libro: quiere decir actividades musicales, exposiciones, cine. De hecho, es un aterrizaje de la vida cultural de Barcelona en Guadalajara con un impacto muy importante en el conjunto de México.

share: