LAIA BONET: «EL ÁREA DEL BESÒS ES UNA DE LAS DEUDAS MÁS GRANDES QUE BARCELONA TIENE CON SU ENTORNO»

La primera teniente de Alcaldía cree que la vivienda es el principal problema de Barcelona y que sólo se podrá resolver desde una perspectiva metropolitana. La ciudad debe crear más espacios verdes no únicamente en el Ensanche. Hay consenso en conseguir que Barcelona salga adelante, que se imponga el orgullo de la ciudadanía

Por Rafael Pradas

Licenciada en Derecho, Laia Bonet ha sido profesora en las universidades Pompeu Fabra y Ramon Llull. Fue secretaria del Gobierno de la Generalitat entre 2007 y 2010, también diputada en el Parlament, y desde 2019 es concejala del Ayuntamiento de Barcelona, pero ya se había presentado a las primarias abiertas del PSC para escoger al cabeza de lista de Barcelona de las elecciones municipales de 2015, designación que ganó Jaume Collboni. Fue tercera teniente de alcalde en el gobierno de coalición entre Barcelona en Comú y PSC en 2019 y desde las elecciones de 2023 es primera teniente de alcaldía del Área de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras, Movilidad, Espacio Público y Vivienda. Preside también Transportes Metropolitanos de Barcelona.

-¿Barcelona es una ciudad de consensos?
-Creo que lo ha sido históricamente. El consenso forma parte de una manera de ser en que Barcelona se ha sentido cómodo; ha sabido construir consensos a lo largo de la historia. Hablo de la política municipal, pero también de otros ámbitos y actores. Creo que la última década, no obstante, no ha sido especialmente buena para los acuerdos, ni a nivel de país ni de ciudad, y probablemente la dinámica de un nuevo espacio político que llegaba con voluntad de afirmación, de querer hacer las cosas de otra manera, cambió un poco esta dimensión. Muchas personas acostumbradas a buscar consensos se habían sentido fuera de la mesa a la hora de generarlos. Desde junio pasado estamos intentando reconstruir puentes y estamos encontrando muy buena sintonía por todas partes, en colectivos muy diferentes.

-¿Cómo se expresan estas ganas de encontrar consensos?
-Pienso que hay ganas de hacer valer Barcelona y siempre me encuentro la misma actitud al otro lado de la mesa, la idea de que tenemos que conseguir que Barcelona se salga, que el orgullo de ser barcelonés vuelva a estar mucho más presente. Estoy segura de que hay consenso sobre la necesidad de políticas que impacten sobre Barcelona en positivo; otra cosa es cómo conseguirlas porque, sin duda, hay miradas diferentes, y por lo tanto propuestas políticas también diferentes. Creo que existe cierta sensación de que durante unos años se ha estado más preocupado, digámoslo así, porque la imagen de Barcelona fuera positiva, más que porque lo fuera la propia dinámica de la ciudad en su día a día. En el «cómo hacer» es donde probablemente hay divergencias, pero diría que uno de los grandes consensos radica en hacer valer Barcelona como un ámbito que es más que la ciudad. Hay acuerdo en que Barcelona vuelva a ser, a lucir, en que la gente se sienta orgullosa.

-Ya no se habla mucho de la marca Barcelona y se había hablado mucho…
-Creo que se habla menos y probablemente está bien. Hay quien ha trabajado más quizás para hablar de «modelo Barcelona» en lugar de «marca Barcelona», pero tampoco sé muy bien qué es el modelo Barcelona. Creo que el modelo Barcelona es el que está en el ADN de la ciudad, y seguramente tiene mucho más que ver con los intangibles que comentábamos de avanzar generando consensos y, por lo tanto, buscar grandes espacios de acuerdo más que polarizando e imponiendo.

-Un ámbito siempre controvertido es el de la movilidad…
-Como en los últimos tiempos se ha ido polarizando el debate a nivel de país y de ciudad se han visto afectadas también políticas que probablemente no lo estaban tanto ocho años atrás como es el caso de la movilidad. Si se observa la realidad se verá que en las discusiones se ha divergido, pero se ha avanzado seguramente de una manera mucho más consensuada de lo que se podría pensar fijándose en la propia discusión.

-¿Funciona la movilidad en Barcelona?
-Se ha incrementado bastante la movilidad a pie y el transporte público y ha decrecido mucho el coche, pero acompañando esta evolución de cómo nos movemos han aparecido la bicicleta y los patinetes eléctricos. Hemos sido muy claros al decir que si no tenemos arreglada la movilidad de la ciudad no podemos añadir los patinetes compartidos. Barcelona es una ciudad muy compacta, muy densa y no nos podemos permitir lo que hemos visto en tantos otros lugares: patinetes tirados en medio de la acera. Necesitamos repensar bien el espacio para hacer más sencilla la convivencia entre los usos de la movilidad tradicional y los nuevos usos.

-En este entorno complejo están también las superislas…
-De hecho, son superislas transformadas en ejes verdes, porque las superestrellas como tal vienen de un proyecto bastante más anterior. Creo que todo el mundo está de acuerdo en pacificar la ciudad, en acomodar la manera de movernos con ella, y trabajar por la calidad del espacio público. Está claro que tenemos que mejorar esta calidad del espacio público con más ámbitos de estancia, más vegetación, más espacios de juego, pero eso se puede hacer de muchas maneras. Los ejes verdes ofrecen un determinado diseño en un determinado espacio que es la trama del Ensanche, pero la ciudad debe poder evolucionar hacia más pacificaciones de calles y, en este sentido, se han incrementado las calles con la velocidad limitada a 30, 20 y 10 km, distinguiendo progresivamente entre red básica y secundaria. La movilidad barcelonesa está acompañando esta transformación porque casi el 80% de movimientos son a pie o en transporte público o bicicleta y sólo resta un 20% de movilidad en coche. Buena parte del tráfico que hay en el centro viene de fuera, y eso nos señala que el reto lo tenemos en la movilidad del área y de la región metropolitana y no en políticas que se puedan hacer exclusivamente a nivel de ciudad.

-Un espacio público a medida de las personas parece en principio una opción indiscutible…
Tenemos que continuar en esta línea, pero tenemos que saber acertar con un diseño que tenga en cuenta la multiplicidad de usos de determinadas calles y para ello no sirve la misma fórmula para el Ensanche que para un barrio y menos aún valdría una fórmula que firmara una inversión de recursos que impidiera que este proyecto de islas verdes no se pudiera atajar más allá de una veintena de calles. Cuando hablamos de la mejora del espacio público, debemos pensar en el conjunto de Barcelona. Está claro que tenemos que invertir en más verde, pero no quiere decir necesariamente más verde en la vía pública, sino que puede ser en interiores de manzana, en espacios entre bloques, o ejecutar zonas verdes que están dibujadas en el planeamiento pero que no se han llevado a cabo nunca y de estas tenemos muchas.

-Esta no es buena época para las zonas verdes…
Me refiero a un verde diferente. Debemos tener en cuenta que somos una ciudad mediterránea y necesitamos introducir un verde que sea muy resiliente. Desgraciadamente se echa en falta la falta de inversión en la generación de recursos hídricos, durante los últimos diez años o más. Desde 2010 casi la única gran inversión en la red de las cuencas internas ha sido la desaladora de El Prat a pesar de que había muchos proyectos dibujados que no se han desarrollado. Quizá por el contexto de país que teníamos y donde en el debate nos dedicábamos a otras cosas.

-Un sector que consume agua es el turismo. Se vive un momento ciertamente singular cuando el propio sector se interroga sobre una posible saturación.
Se está empezando a hablar mucho más claramente y de forma mucho más compartida de la necesidad de gestionar mejor el turismo. Esto es cierto como lo es también que en Barcelona hace tiempo que se toman decisiones para gestionarlo, pero no podemos caer en una crisis de decir que «no queremos turistas». Creo que, entre los diversos temas vinculados a cómo gestionamos el turismo en Barcelona, hay uno que es importante y es el impacto que tiene sobre la vivienda y que tenemos que intentar reducir. En los últimos años el número de visitantes alojados en pisos de uso turístico ha crecido muchísimo y también vemos como tras la aprobación de la Ley de la Vivienda por el Congreso de los Diputados, estableciendo un tope de los precios del alquiler, se ha producido un viraje hacia otra realidad que son los alquileres de temporada. Por una vía o por la otra, espacios que están pensados para vivir en ella acaban en un uso vacacional o de breve estancia y, por lo tanto, no sirven como vivienda permanente.

-Pensar en una solución para la falta de vivienda no parece nada fácil…
Había una realidad que hemos empezado a trabajar para cambiarla y es que la Generalitat no actuaba en Barcelona en materia de promoción de vivienda pública. Todo lo hacía el ayuntamiento. Ahora se está yendo a máximos y eso quiere decir la perspectiva de construir 5.000 viviendas, que es mucho, pero el problema es tan enorme que hay que continuar a este ritmo, hay que acelerar la producción del poco suelo que queda y tenemos que invitar a todo el mundo a que haga vivienda, y por eso hablamos con Generalitat, con el Estado y obviamente y estamos hablando con el sector privado que se había sentido señalado, digámoslo así, como el culpable de la crisis de la vivienda.

-¿Se podría resolver la cuestión de la vivienda sin una perspectiva metropolitana?
No. Nos lleva necesariamente a una mirada metropolitana. Lo mismo que se hizo en su momento en el ámbito del transporte público es donde debe estar la solución en materia de vivienda. El AMB ya tiene una empresa mixta para la construcción de vivienda, es evidente que necesitamos estrategias a nivel metropolitano. Todavía hay muchas desigualdades porque la realidad metropolitana es muy diversa, con algunos ayuntamientos, como es el caso de Barcelona, con musculatura para sacar adelante una política propia, pero hay muchos otros que no tienen recursos para hacerlo. Necesitamos indudablemente estrategias de vivienda a nivel metropolitano por no decir más allá, a nivel regional metropolitano. Es un problema que tienen todas las grandes ciudades y para el que no hay soluciones mágicas, necesitamos un abanico muy amplio de herramientas y de actores que sumen y remen todos en el mismo sentido.
-El alcalde de Barcelona Jaume Collboni hizo al inicio de mandato un claro pronunciamiento a favor de la región metropolitana pero no parece fácil avanzar.
Creo que tenemos muchas cosas que hacer antes no la vemos convertida en realidad, pero la verdad que es que tenemos que trabajar en ella si queremos encontrar soluciones y respuestas a los retos que tenemos actualmente, y los tenemos a nivel de región metropolitana. Hay un área metropolitana estructurada con un conjunto de municipios, pero la realidad metropolitana va más allá y dentro de esta área hay servicios que tienen incluso una dimensión diferente a la de su propia extensión.

Un ámbito de una complejidad extraordinaria donde actúan cuatro o cinco administraciones diferentes…
Sí, y también la necesidad de tener presentes los municipios que no están en esta área metropolitana, pero reciben las consecuencias de decisiones que se toman a nivel de ciudad o de área metropolitana o más allá y que a menudo manifiestan que quieren sentarse a la mesa cuando se tengan que tomar determinadas resoluciones que les acabarán impactando. Es evidente que todos los retos que no resolvemos a nivel de ciudad de Barcelona rebotan en la primera corona y en la segunda y en la tercera o en la cuarta y a la vez rebotan sobre el conjunto del territorio. Para entendernos: los jóvenes que se van de Barcelona cada vez tienen que marcharse más lejos porque lo determina el precio de la vivienda; antes quizás se podían quedar a veinte kilómetros, luego a cuarenta y ahora ya tienen que hacer una hora de viaje. Eso acaba haciendo también que tengamos una Barcelona y no otra y creo que necesitamos poder trabajar todos juntos para dar un poco más de coherencia y de mirada larga a estos retos que al final son compartidos.

-La desigualdad es también preocupante…
Hay una realidad de desigualdad creciente, de nuevas desigualdades, con perfiles cada vez más de clases medias que nunca habrían podido pensar que tenían que marcharse de Barcelona porque no se pueden permitir pagar un techo y al mismo tiempo también cada vez tenemos más en nuestra ciudad la capa más débil de la sociedad porque es aquí donde tenemos la mayor partida en programas sociales para los más vulnerables empezando por los que no tienen casa.

-Como se dice a veces, hay un sector de ciudadanía que es demasiado rico para ser pobre y por eso no tiene opciones a algunas ayudas sociales…
-Tenemos las dos realidades, es decir acaban marchando personas que deberían poder quedarse y se atiende a los más vulnerables con un listón muy bajo que no encuentran el mismo nivel de cobertura en municipios de alrededor y el problema se acaba asumiendo y resolviendo desde Barcelona. Todos los municipios deberían poder prestar el mismo nivel de ayudas a las personas que los necesitan.

-¿El tranvía ya tiene consenso definitivo?
-Hay una mayoría importante del consejo plenario de Barcelona a favor de la conexión del tranvía por la Diagonal. Si que es cierto que hay una posición diferente por parte de Junts, aunque se da la paradoja de que quien condujo este proyecto a nivel de Generalitat fue un consejero de esta formación. Creo que tiene todo el sentido unir el tranvía por la Diagonal y tenemos que ver en qué momento se hace la conexión. Tenemos que dar coherencia a una red que no se explicaría que quedara cortada por unos pocos centenares de metros y no se podía conectar desde el Llobregat.

-¿Hablamos del Besòs precisamente, como gran asignatura pendiente de Barcelona?
Es una de las mayores deudas que tiene Barcelona con su entorno, es el gran ámbito, de Badalona hasta Montcada, olvidado, lo que tiene mucho que ver con una determinada dinámica a nivel de área metropolitana. Jaume Collboni ha dicho desde el principio que quiere ser un alcalde del Besòs y en eso trabajamos, intentando dar mucho más impulso a una de las herramientas que había sido poco utilizada como es el Consorcio del Besòs que puede ayudar a transformar, a que haya inversiones y a que se generen oportunidades. En el último tiempo en el consorcio, además de los municipios, se han integrado el Área Metropolitana y la Generalitat, muy interesada en estar encima del proyecto de las Tres Chimeneas.

-¿Qué es lo que más preocupa a la teniente de alcalde Bonet?
-Sin lugar a dudas la vivienda y también la manera de seguir desinflamando para que podamos abordar con naturalidad los debates de la vivienda, la movilidad, del urbanismo y la transformación del espacio público, el turismo…

-¿Barcelona tendrá gobierno más amplio que el propio grupo socialista?
-Si, estamos comprometidos para que sea así y más templo mejor que tarde.

Per Rafael Pradas

Llicenciada en Dret, Laia Bonet ha sigut professora a les universitats Pompeu Fabra i Ramon Llull. Va ser secretaria del Govern de la Generalitat entre 2007 i 2010, també diputada al Parlament, i des de 2019 és regidora de l’Ajuntament de Barcelona, però ja s’havia presentat a les primàries obertes del PSC per a escollir el cap de llista de Barcelona de les eleccions municipals de 2015, designació que va guanyar Jaume Collboni. Va ser tercera tinenta d’alcalde en el govern de coalició entre Barcelona en Comú i PSC el 2019 i des de les eleccions de 2023 és primera tinenta d’alcaldia de l’Àrea d’Ecologia, Urbanisme, Infraestructures, Mobilitat, Espai Públic i Habitatge. Presideix també Transports Metropolitans de Barcelona.

-Barcelona és una ciutat de consensos?
-Crec que ho ha estat històricament. El consens forma part d’una manera de ser en què Barcelona s’hi ha sentit còmode; ha sabut construir consensos al llarg de la història. Parlo de la política municipal, però també d’altres àmbits i actors. Crec que l’última dècada, no obstant, no ha estat especialment bona per als acords, ni a nivell de país ni de ciutat, i probablement la dinàmica d’un nou espai polític que arribava amb voluntat d’afirmació, de voler fer les coses d’una altra manera, va canviar una mica aquesta dimensió. Moltes persones acostumades a buscar consensos s’havien sentit fora de la taula a l’hora de generar-los. Des del juny passat estem intentant reconstruir ponts i estem trobant molt bona sintonia arreu, en col·lectius molt diferents.

-Com s’expressen aquestes ganes de trobar consensos?
-Penso que hi ha ganes de fer valdre Barcelona i sempre em trobo la mateixa actitud a l’altra banda de la taula, la idea que hem d’aconseguir que Barcelona se’n surti, que l’orgull de ser barceloní torni a estar molt més present. Estic segura que hi ha consens sobre la necessitat de polítiques que impactin sobre Barcelona en positiu; una altra cosa és com aconseguir-les perquè, sens dubte, hi ha mirades diferents, i per tant propostes polítiques també diferents. Crec que existeix certa sensació que durant uns anys s’ha estat més preocupat, diguem-ho així, perquè la imatge de Barcelona a fora fos positiva, més que no pas perquè ho fos la pròpia dinàmica de la ciutat en el seu dia a dia. En el “com fer” es on probablement hi ha divergències, però diria que un dels grans consensos rau en fer valdre Barcelona com un àmbit que és més que la ciutat. Hi ha acord en què Barcelona torni a ser, a lluir, en que la gent se’n senti orgullosa.

-Ja no es parla gaire de la marca Barcelona i se’n havia parlat molt…
-Crec que se’n parla menys i probablement està bé. Hi ha qui ha treballat més potser per parlar de “model Barcelona” enlloc de “marca Barcelona”, però tampoc sé ben bé què és el model Barcelona. Crec que el model Barcelona és el que està en l’ADN de la ciutat, i segurament té molt més a veure amb els intangibles que comentàvem d’avançar generant consensos i, per tant, buscar grans espais d’acord més que no pas polaritzant i imposant.

-Un àmbit sempre controvertit és el de la mobilitat…
-Com que en els darrers temps s’ha anat polaritzant el debat a nivell de país i de ciutat s’han vist afectades també polítiques que probablement no ho estaven tant vuit anys enrere com és el cas de la mobilitat. Si s’observa la realitat es veurà que en les discussions s’ha divergit, però s’ha avançat segurament d’una manera molt més consensuada del que es podria pensar fixant-se en la pròpia discussió.

-Funciona la mobilitat a Barcelona?
-S’ha incrementat força la mobilitat a peu i el transport públic i ha decrescut molt el cotxe, però acompanyant aquesta evolució de com ens movem han aparegut la bicicleta i els patinets elèctrics. Hem estat molt clars al dir que si no tenim endreçada la mobilitat de la ciutat no hi podem afegir els patinets compartits. Barcelona és una ciutat molt compacta, molt densa i no ens podem permetre el que hem vist a tantes altres llocs: patinets llençats al mig de la vorera. Necessitem repensar bé l’espai per fer més senzilla la convivència entre els usos de la mobilitat tradicional i els nous usos.

-En aquest entorn complex hi ha també les superilles…
-De fet són superilles transformades en eixos verds, perquè les superilles com a tal venen d’un projecte bastant més anterior. Crec que tothom està d’acord en pacificar la ciutat, en acomodar la manera de moure’ns-hi, i treballar per la qualitat de l’espai públic. Està clar que hem de millorar aquesta qualitat de l’espai públic amb més àmbits d’estada, més vegetació, més espais de joc, però això es pot fer de moltes maneres. Els eixos verds ofereixen un determinat disseny en un determinat espai que és la trama de l’Eixample, però la ciutat ha de poder evolucionar cap a més pacificacions de carrers i, en aquest sentit, s’han incrementat els carrers amb la velocitat limitada a 30, 20 i 10 km, distingint progressivament entre xarxa bàsica i secundària. La mobilitat barcelonina està acompanyant aquesta transformació perquè gairebé el 80% de moviments són a peu o en transport públic o bicicleta i només resta un 20% de mobilitat en cotxe. Bona part del trànsit que hi ha al centre ve de fora, i això ens assenyala que el repte el tenim en la mobilitat de l’àrea i de la regió metropolitana i no en polítiques que es puguin fer exclusivament a nivell de ciutat.

-Una espai públic a mida de les persones sembla en principi una opció indiscutible…
-Hem de continuar en aquesta línia, però hem de saber encertar amb un disseny que tingui en compte la multiplicitat d’usos de determinats carrers i per això no serveix la mateixa fórmula per a l’Eixample que per a un barri i menys encara valdria una formula que signifiqués una inversió de recursos que impedís que aquest projecte d’illes verdes no es pugues entomar més enllà d’una vintena de carrers. Quan parlem de la millora de l’espai públic, hem de pensar en el conjunt de Barcelona. Està clar que hem d’invertir en més verd, però no vol dir necessàriament més verd a la via pública sinó que pot ser en interiors d’illa, en espais entre blocs, o executar zones verdes que estan dibuixades en el planejament però que no s’han dut a terme mai i d’aquestes en tenim moltes.

-Aquesta no és bona època per a les zones verdes…
-Em refereixo a un verd diferent. Hem de tenir en compte que som una ciutat mediterrània i necessitem introduir un verd que sigui molt resilient. Malauradament es troba a faltar la manca d’inversió en la generació de recursos hídrics, durant els últims deu anys o més. Des de 2010 gairebé la única gran inversió en la xarxa de les conques internes ha estat la dessaladora del Prat tot i que hi havia molts projectes dibuixats que no s’han desenvolupat. Potser pel context de país que teníem i on en el debat ens dedicàvem a altres coses.

-Un sector que consumeix aigua és el turisme. Es viu un moment certament singular quan el propi sector s’interroga sobre una possible saturació.
-S’està començant a parlar molt més clarament i de forma molt més compartida de la necessitat de gestionar millor el turisme. Això és cert com ho és també que a Barcelona fa temps que es prenen decisions per gestionar-lo, però no podem caure en una crisi de dir que “no volem turistes”. Crec que, entre els diversos temes vinculats a com gestionem el turisme a Barcelona, n’hi ha un que és important i és l’impacte que té sobre l’habitatge i que hem d’intentar reduir. En els últims anys el nombre de visitants allotjats en pisos d’ús turístic ha crescut moltíssim i també veiem com després de l’aprovació de la Llei de l’Habitatge pel Congrés dels Diputats, establint un topall dels preus del lloguer, s’ha produït un viratge cap a una altra realitat que són els lloguers de temporada. Per una via o per l’altra, espais que estan pensats per a viure-hi acaben en un ús vacacional o de breu estada i, per tant, no serveixen com a habitatge permanent.

-Pensar en una solució per a la manca d’habitatge no sembla gens fàcil…
-Hi havia una realitat que hem començat a treballar per canviar-la i és que la Generalitat no actuava a Barcelona en matèria de promoció d’habitatge públic. Tot ho feia l’ajuntament. Ara s’està anant a màxims i això vol dir la perspectiva de construir 5.000 habitatges, que és molt, però el problema és tan enorme que cal continuar a aquest ritme, cal accelerar la producció del poc sòl que queda i hem de convidar tothom que faci habitatge, i per això parlem amb Generalitat, amb l’Estat i òbviament i estem parlant amb el sector privat que s’havia sentit assenyalat, diguem-ho així, com el culpable de la crisi de l’habitatge.

-Es podria resoldre la qüestió de l’habitatge sense una perspectiva metropolitana?
-No. Ens porta necessàriament a una mirada metropolitana. El mateix que es va fer en el seu moment en l’àmbit del transport públic és on ha d’estar la solució en matèria d’habitatge. L’AMB ja té una empresa mixta per a la construcció d’habitatge, és evident que necessitem estratègies a nivell metropolità. Continuen havent-hi moltes desigualtats perquè la realitat metropolitana és molt diversa, amb alguns ajuntaments, com és el cas de Barcelona, amb musculatura per tirar endavant una política pròpia, però n’hi ha molts d’altres que no tenen recursos per fer-ho. Necessitem indubtablement estratègies d’habitatge a nivell metropolità per no dir més enllà, a nivell regional metropolità. És un problema que tenen totes les grans ciutats i pel qual no hi ha solucions màgiques, necessitem un ventall molt ampli d’eines i d’actors que sumin i remin tots en el mateix sentit.
-L’alcalde de Barcelona Jaume Collboni va fer a l’inici de mandat un clar pronunciament a favor de la regió metropolitana però no sembla fàcil avançar.
-Crec que tenim moltes coses a fer abans no la veiem convertida en realitat però la veritat que és que hi hem de treballar si volem trobar solucions i respostes als reptes que tenim actualment, i els tenim a nivell de regió metropolitana. Hi ha una àrea metropolitana estructurada amb un conjunt de municipis, però la realitat metropolitana va més enllà i dins d’aquesta àrea hi ha serveis que tenen fins i tot una dimensió diferent a la de la seva pròpia extensió.

-Un àmbit d’una complexitat extraordinària on actuen quatre o cinc administracions diferents…
-Sí, i també la necessitat de tenir presents els municipis que no estan en aquesta àrea metropolitana, però reben les conseqüències de decisions que es prenen a nivell de ciutat o d’àrea metropolitana o més enllà i que sovint manifesten que volen seure a la taula quan s’hagin de prendre determinades resolucions que els acabaran impactant. És evident que tots els reptes que no resolem a nivell de ciutat de Barcelona reboten en la primera corona i en la segona i en la tercera o en la quarta i a la vegada reboten sobre el conjunt del territori. Per entendre’ns: els joves que se’n van de Barcelona cada vegada han de marxar més lluny perquè ho determina el preu de l’habitatge; abans potser es podien quedar a vint quilometres, després a quaranta i ara ja han de fer una hora de viatge. Això acaba fent també que tinguem una Barcelona i no una altra i crec que necessitem poder treballar tots plegats per donar una mica més de coherència i de mirada llarga a aquests reptes que al final son compartits.

-La desigualtat és també preocupant…
-Hi ha una realitat de desigualtat creixent, de noves desigualtats, amb perfils cada vegada més de classes mitjanes que mai haurien pogut pensar que havien de marxar de Barcelona perquè no es poden permetre pagar un sostre i alhora també cada vegada tenim més a la nostra ciutat la capa més dèbil de la societat perquè és aquí on tenim la major partida en programes socials per als més vulnerables començant pels que no tenen casa.

-Com es diu a cops, hi ha un sector de ciutadania que és massa ric per ser pobre i per això no té opcions a alguns ajuts socials…
-Tenim les dues realitats, és a dir acaben marxant persones que haurien de poder-se quedar i s’atén als més vulnerables amb un llistó molt baix que no troben el mateix nivell de cobertura a municipis del voltant i el problema s’acaba assumint i resolent des de Barcelona. Tots els municipis haurien de poder prestar el mateix nivell d’ajuts a les persones que els necessiten.

-El tramvia ja té consens definitiu?
-Hi ha un gruix important del consell plenari de Barcelona a favor de la connexió del tramvia per la Diagonal. Si que és cert que hi ha una posició diferent per part de Junts, tot i que es dona la paradoxa que qui va conduir aquest projecte a nivell de Generalitat va ser un conseller d’aquesta formació. Crec que té tot el sentit unir el tramvia per la Diagonal i hem de veure en quin moment es fa la connexió. Hem de donar coherència a una xarxa que no s’explicaria que quedés tallada per uns pocs centenars de metres i no es podés connectar des Besòs al Llobregat.

-Parlem del Besòs precisament, com a gran assignatura pendent de Barcelona?
-És un dels deutes més grans que té Barcelona amb el seu entorn, és el gran àmbit, de Badalona fins a Montcada, oblidat, cosa que té molt a veure amb una determinada dinàmica a nivell d’àrea metropolitana. En Jaume Collboni ha dit des del principi que vol ser un alcalde del Besòs i en això treballem, intentant donar molt més impuls a una de les eines que hi havia estat poc utilitzada com és el Consorci del Besòs que pot ajudar a transformar, a que hi hagi inversions i a que es generin oportunitats. En l’últim temps en el consorci, a més dels municipis, s’hi han integrat l’Àrea Metropolitana i la Generalitat, molt interessada a estar al damunt del projecte de les Tres Xemeneies.

-Què és el que més preocupa a la tinenta d’alcalde Bonet?
-Sense cap mena de dubte l’habitatge i també la manera de continuar desinflamant perquè puguem abordar amb naturalitat els debats de l’habitatge, la mobilitat, de l’urbanisme i la transformació de l’espai públic, el turisme…

-Barcelona tindrà govern més ampli que el propi grup socialista?
-Si, estem compromesos perquè sigui així i més d’hora millor que tard.

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